El flujo vaginal es un síntoma común en las mujeres y por lo general es completamente normal y es una señal de que la vagina está funcionando bien. Tu vagina tiene un pH ácido natural con el fin de protegerte contra una infección. Una vagina saludable por lo general segrega un flujo que a su vez se lleva las células muertas y las bacterias de tu cuerpo. Sin embargo, es importante que sepas que el flujo vaginal en ciertos casos puede ser un síntoma de una infección o una enfermedad. Poder discernir un flujo vaginal normal de uno anormal es la clave para mantener una buena salud vaginal.

Parte 1
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Diagnosticar tú misma un flujo vaginal normal

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    Debes comprender la función del flujo vaginal. La vagina tiene un revestimiento especial, que contiene glándulas que excretan pequeñas cantidades de fluidos todos los días. El propósito del flujo vaginal regular y diario es recoger las células viejas y desechadas y los posibles patógenos de organismos extraños, y expulsarlos de la vagina. Además, este flujo estimula un equilibrio saludable de las bacterias y los hongos que te protegen contra las infecciones.
    • En otras palabras, la mayoría de los flujos vaginales son buenos para ti. El flujo es una manera natural en que tu cuerpo se protege.
    • Las mujeres tiene un flujo normal cada 80 minutos mientras duermen. Esta es una función fisiológica normal (los hombres también tienen una erección cada 80 minutos mientras duermen).
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    Debes saber cómo luce el flujo vaginal normal. Por lo general, el flujo vaginal normal es transparente o blanco lechoso y podría tener un olor suave (si es que tiene alguno). Puede ser aguado o espeso y con una consistencia mucosa, pero la mayoría de las veces debe ser relativamente suave y sin grumos.[1]
    • En las mujeres premenopáusicas, es normal tener más o menos una cucharadita de flujo vaginal blanco o transparente todos los días.[2] Sin embargo, la cantidad y las características del flujo vaginal pueden variar de una mujer a otra.
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    Debes saber las razones normales por las que tu flujo vaginal podría cambiar. Hay muchas razones por las que tu flujo vaginal podría verse, oler o parecer ligeramente diferente. Si te preocupa tu flujo vaginal, lee rápidamente esta lista para ver si experimentas o has experimentado alguno de los siguientes problemas. Estas son las razones más comunes (pero completamente normales) por las que tu flujo podría cambiar:
    • La ovulación. Durante la ovulación, por lo general hay un aumento en el volumen del flujo. Este flujo es más transparente, elástico y escurridizo. El propósito de este cambio es permitir un paso de los espermas con más facilidad durante el momento en el que un óvulo esté listo para la fecundación.[3]
    • La menstruación. El flujo espeso y blanco por lo general aparece justo antes y después de tu ciclo menstrual.[4]
    • El embarazo y el posparto. Las mujeres embazadas a menudo notan un aumento en la cantidad de flujo y un cambio en su consistencia. Esto se nota mucho más en las últimas semanas antes del parto, cuando el flujo se puede volver más espeso y voluminoso. Después del parto, las mujeres tendrán un flujo denominado “loquios”. Este flujo especial está conformado por sangre, coágulos pequeños y tejido desechado del revestimiento uterino que se desarrolló durante el embarazo. Con el paso del tiempo, se convertirá en un flujo aguado y de color rosa, y al final disminuirá.[5]
    • La menopausia. La cantidad normal de flujo vaginal generalmente disminuye durante la menopausia, ya que los niveles de estrógeno se reducen.[6]
    • La excitación sexual. El flujo aguado transparente o ligeramente blanco es una señal de la excitación sexual. El propósito de este flujo es lubricar tu vagina para protegerla durante el sexo.[7]
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    No te preocupes por limpiar tu flujo normal. Tu flujo vaginal es la manera natural en que se protege tu cuerpo. Las duchas vaginales son recomendables solo en raras ocasiones.
    • Si no te gusta la sensación de humedad en tu ropa interior, considera usar un protector diario en tu ropa interior. Puedes comprarlos en los supermercados, farmacias y tiendas. También puedes preparar tu propio protector con telas que tengas en casa o que compres en tiendas artesanales, si quieres una solución más barata y natural.
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Parte 2
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Diagnosticar tú misma el flujo vaginal anormal

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    Examina el color y la textura de tu flujo vaginal. Si se ve diferente al flujo vaginal que normalmente segregas, entonces es probable que sea anormal y que sea un síntoma de una infección o cambio en el ambiente vaginal. Una muy buena regla indica que si el flujo no es transparente o blanco, entonces es posible que tengas un problema. Los síntomas más comunes de una patología son:[8]
    • Un flujo blanco, espeso, lleno de grumos y que te pica
    • Un flujo verde y espumoso
    • Un flujo grisáceo, amarillento, amarronado o verdoso
    • Un flujo que huele mal
    • Un flujo acompañado de dolor, escozor u ardor, sangrado, etc.
    • Un flujo que es más denso o espeso de lo normal
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    Evalúa el flujo vaginal. Después de haber examinado el flujo vaginal, evalúa qué condiciones causantes de un flujo anormal pueden aplicarse en tu caso. Si tu flujo no está dentro de la gama de colores y texturas normales, es posible que sea el resultado de alguno de los siguientes:
    • La vaginosis bacteriana. Esta es la causa más común del flujo anormal en las mujeres en edad fértil.[9] La vaginosis bacteriana es una infección vaginal leve causada por bacterias malas. Básicamente, hay buenos y malos tipos de bacterias, y los buenos ayudan a controlar el crecimiento de los malos. En los casos de vaginosis bacteriana, este equilibrio se ve trastornado y hay demasiadas bacterias malas.[10] Los síntomas son un flujo de color grisáceo y amarillo, escurridizo y con olor a pescado, así como un escozor o ardor en la vagina. La mayoría de los flujos con mal olor son causados por la vaginosis bacteriana.[11]
    • La candidiasis vaginal (infección por hongos levaduriformes). Si tu flujo es blanco, pero espeso y lleno de grumos, podría ser una señal de una infección por hongos levaduriformes. Además del cambio en la textura y el color, es posible que también notes sensaciones de escozor y ardor. Las infecciones por hongos levadurifomes por lo general no producen un olor fuerte. Estas infecciones son el segundo tipo más común de infección vaginal entre las mujeres. Es probable que aparezcan después de un régimen de antibióticos, en pacientes con diabetes o en pacientes con el sistema inmunológico débil.[12]
    • La tricomoniasis. El flujo de un tono ligeramente verde y de una textura espumosa normalmente es un síntoma de la tricomoniasis. Es una infección con tricomonas, un parásito de una sola célula que se transmite por la pareja sexual. Esta infección, que es la tercera infección más común que puede afectar tu flujo vaginal, también puede causar un escozor o dolor vaginal.[13]
    • Las ITS (infecciones de transmisión sexual). Las ITS comunes, como la clamidia y la gonorrea, a veces pueden presentar un único síntoma de aumento en el flujo vaginal. Las características de este flujo pueden variar, pero por lo general es descolorido (es decir, es de color gris, amarillo o verde), espeso y huele mal. Las mujeres también notan un dolor durante la actividad sexual, así como manchas o flujo de color marrón posteriormente.[14] La vaginosis bacteriana, candidiasis y tricomoniasis también se pueden transmitir sexualmente.
    • El cáncer vaginal o cervical. Recuerda que el cáncer vaginal o cervical es una causa poco común del flujo anormal.[15]
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    Considera otras causas de flujo anormal. Hay muchos elementos que pueden afectar el ambiente vaginal.
    • Exponer la vagina a un nuevo tipo de agente limpiador o producto higiénico puede tener efectos sobre ella. Los químicos encontrados en los detergentes y suavizantes de telas, rociadores femeninos, cremas, duchas vaginales y jabones o cremas anticonceptivas pueden irritar la vagina o la piel alrededor de ella. Los medicamentos, como los antibióticos, también pueden aumentar la posibilidad de adquirir una infección. Cualquiera de ellos podría ser el causante de tus síntomas y cambios en tu flujo vaginal. Piensa en lo que más has usado recientemente y cuándo tu flujo empezó a ser diferente. Una vez que puedas reducir las causas potenciales, elimínalo y fíjate si tus síntomas desaparecen. Por ejemplo, si recientemente has comenzado a usar un nuevo detergente, no lo uses por un tiempo y vuelve a usar la marca anterior. Si los síntomas desaparecen, es posible que hayas encontrado al culpable. Sin embargo, si los síntomas persisten incluso después de haber considerado cualquier nuevo químico que podrías haber estado usando recientemente, debes ir al doctor.[16]
    • Las enfermedades sistémicas también pueden alterar el equilibrio del ambiente vaginal. Por ejemplo, las mujeres con diabetes poseen mayor riesgo de adquirir infecciones fúngicas (como las infecciones por hongos levaduriformes).[17]
    • Una causa del flujo vaginal con mal olor y que no es poco común es un tampón que se haya dejado y olvidado. Si sospechas que podrías haber dejado un tampón dentro de ti, puedes averiguarlo tú misma. Primero lava tus manos y después ponte de cuclillas o coloca un pie al borde de la bañera o inodoro. Coloca tu mano dentro de tu vagina lo más que puedas y palpa alrededor para ver si encuentras algo. Si encuentras un tampón, pero no puedes encontrar el hilo para jalarlo, entonces usa tus dedos para tomarlo y sacarlo. Asegúrate de que en general esté intacto; si ha empezado a desmoronarse y no estás segura de que puedas sacar todas las piezas, comunícate con tu doctor, ya que no debe quedar nada adentro. Debes saber que si palpas todo hasta tu cérvix y no encuentras nada, es probable que no haya nada ahí. Si todavía sospechas que hay algo ahí, pero no puedes encontrar nada, comunícate con tu doctor, quien puede hacerte una revisión más completa.[18]
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    Consulta con un doctor. Si después de examinarte crees que tu flujo es anormal, ve al doctor. Aunque es útil prestar atención a tu cuerpo y a sus diversos cambios, no dependas de tu diagnóstico como una confirmación de un problema en particular. Deja que un profesional de la salud te examine, te haga las pruebas necesarias y determine qué acción tomar o qué tratamiento seguir.[19]
    • Podría haber una excepción si has tenido una infección por hongos levaduriformes (candidiasis vaginal) anteriormente y sientes confianza en tu habilidad de diagnosticar esta infección en base a tu experiencia previa. Los tratamientos para la infección por hongos levaduriformes se venden sin receta médica en las farmacias y supermercados, y puedes usarlos en casa. Sin embargo, si la infección persiste después de seguir un tratamiento estándar para la candidiasis, es altamente recomendable que vayas al doctor.
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Parte 3
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Examinarte y realizarte una prueba

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    Saca una cita con tu doctor. Debes ver a tu doctor en cuanto notes o sospeches que tu flujo vaginal es anormal. Debes estar lista para describir el color, la consistencia y la frecuencia del flujo.
    • Si actualmente estás menstruando, es mejor que esperes hasta que tu ciclo menstrual termine para ver a tu doctor, si es posible. Pero si los síntomas son importantes, entonces ve al doctor lo más pronto posible, aunque estés menstruando.
    • Si vas a ir a una clínica ambulatoria y no a tu doctor de cabecerea, debes estar lista para brindarle todo tu historial médico.
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    Hazle saber al doctor cualquier condición o acción que podría ser relevante. Por ejemplo, si crees que podrías estar embarazada o si recientemente has tenido relaciones sexuales sin protección (es decir, sin usar condón), debes hacérselo saber a tu doctor.
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    Hazte un examen médico, incluso un examen pélvico.[20] Dependiendo de tus síntomas, el doctor podría elegir entre hacerte un examen pélvico parcial o completo. Un examen completo incluye una examinación externa e interna en los órganos pélvicos de la mujer:
    • El examen externo. Un profesional de la salud examinará la abertura de tu vagina y los pliegues de tu vulva. En particular, el doctor buscará un flujo anormal, quistes, verrugas genitales, irritación u otros problemas.
    • El examen interno (a). El examen interno consta de dos partes: el examen con el espéculo y el examen bimanual. Durante el examen con el espéculo, el doctor insertará suavemente un metal lubricado o un espéculo de plástico en tu vagina. El espéculo separa las paredes de la vagina cuando se abre. No debes sentir ningún dolor, pero es posible que te sientas ligeramente incómoda. Hazle saber al profesional de la salud si sientes algún dolor. Es posible que pueda ajustar el tamaño o la posición del espéculo. Si presentas una infección vaginal significativa, es probable que tenga que aplazar la prueba de Papanicolaou que por lo general se realiza en esta etapa, ya que los resultados de esta prueba podrían verse comprometidos. Si fuera así, debes regresar para realizarte una prueba de Papanicolaou una vez que la infección haya desaparecido. En la prueba de Papanicolaou, se introduce una pequeña espátula o cepillo pequeño para tomar una muestra de las células del cuello uterino. Esta muestra se examinará para ver si hay células cancerosas o precancerosas en el cuello uterino. También se puede tomar una muestra de secreción del cuello uterino de la vagina para detectar enfermedades de transmisión sexual. Además, el doctor medirá tu pH vaginal y tomará muestras de secreción vaginal para la examinarlas.[21]
    • El examen interno (b). En el segundo examen, el examen bimanual, tu doctor insertará uno o dos dedos con guantes y lubricados en tu vagina mientras presiona tu abdomen inferior con la otra mano. Esta es una manera de revisar el tamaño, la forma y la posición del útero, los ovarios y las trompas de Falopio, que podrían afectar tu fertilidad y salud. Por ejemplo, un útero agrandado podría indicar que estás embarazada o que tienes fibromas, mientras que el dolor y la sensibilidad en las zonas anexas (ovarios o trompa) que experimentes durante el examen podrían indicar una infección, un quiste o una posible masa.[22]
    • A veces, como parte del examen pélvico, tu doctor podría realizarte un examen rectal. En este caso, el doctor insertará su dedo dentro de tu recto para revisar cualquier tumor u otras anormalidades.[23]
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    Haz que envíen las muestras a un laboratorio para su análisis. Después del examen, el doctor enviará todos los cultivos y muestras al laboratorio para su análisis. La prueba más importante para las muestras de flujo vaginal es un examen microscópico o una prueba de preparación en fresco. En una prueba de preparación en fresco, un técnico mezclará la prueba del flujo vaginal con salino, tomará una gota de esta mezcla y la colocará en una lámina para examinarla. Por lo general, esto se realiza en el consultorio del doctor, así que los resultados estarán disponibles de inmediato.[24]
    • El técnico examinará con cuidado la lámina a potencia media y alta para ver si hay tricomonas, células indicadoras y hongos. Los tricomonas son organismos líquidos y flagelados que pueden ser identificados por su movimiento giratorio característico. Las células indicadoras son células poco comunes, cuya existencia en la muestra significa que podrías tener una vaginosis bacteriana. Por último, los hongos podrían identificarse en la lámina como formas incipientes o de ramas e indican una infección por hongos levaduriformes. La presencia de hongos también se puede determinar por la prueba de Papanicolaou.[25]
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    Espera los resultados de la prueba. Asegúrate de averiguar cuándo debes esperar los resultados de esta prueba para que puedas reunirte de nuevo con tu doctor para desarrollar un plan de tratamiento si es necesario.[26]
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Consejos

  • Un baño caliente con agua limpia y sin jabón a veces puede ayudarte con los síntomas problemáticos del flujo, en caso de que no sea causado por una infección o enfermedad.
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Acerca de este wikiHow

Lacy Windham, MD
Coescrito por:
Obstetra y ginecóloga certificada por el colegio oficial
Este artículo fue coescrito por Lacy Windham, MD. La Dra. Windham es ginecóloga y obstetra certificada por el colegio oficial en Tennessee. Asistió a la escuela de medicina en el Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad de Tennessee en Memphis y completó su residencia en la Escuela de Medicina Eastern Virginia en 2010, donde fue galardonada con el premio "Residente más destacado en medicina fetal materna", y el premio "Residente más destacado en oncología" y el premio "Residente más destacado en general". Este artículo ha sido visto 108 192 veces.
Categorías: Salud vaginal
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