Cuando Dios es una parte importante de tu vida, es natural que quieras compartir Su amor con todos a quienes conozcas. Sin embargo, en ocasiones puede parecer muy difícil hablar con los demás sobre tus creencias, aunque Dios nos pide que difundamos Su Palabra por todo el mundo. Por fortuna, puedes ser un testigo de tu fe de muchas formas. Y no olvides que Dios nos llama a cada uno de una forma distinta, así que no hay problema con buscar el enfoque que te funcione mejor.

Método 1
Método 1 de 11:
Sé abierto respecto a tu fe.

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    Menciona tus creencias cuando encaje en una conversación. Compartir tus creencias les da la oportunidad a los demás de preguntarte más al respecto si tienen curiosidad. Sin embargo, no necesariamente debes convencerlos de que se conviertan a tu fe cada vez que la traigas a colación. Tan solo busca formas de transmitirles a las personas que te rodean que Dios constituye una parte importante de tu vida.[1]
    • Por ejemplo, si alguien habla sobre los fantasmas, podrías decir de forma casual algo como "Yo no creo que nos quedemos aquí después de morir. Creo que nuestra alma se va con Dios".
    • Asimismo, puede ser algo aún más sutil (por ejemplo, inclinar la cabeza para orar antes de comer).
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Método 2
Método 2 de 11:
Intenta ser un ejemplo del amor de Dios.

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    En ocasiones, la mejor forma de demostrar el amor de Dios es mediante las acciones. Haz tu mejor esfuerzo por ser humilde, amable y compasivo hacia los demás. Si eres abierto sobre tu fe y vives tu vida de una forma que honre a Dios, las personas lo notarán, lo cual puede ser un testigo más eficaz que solo las palabras.[2]
    • Por ejemplo, si uno de tus amigos tiene hambre, comparte tu comida con él. Si alguien está triste, siéntate con él y escucha aquello por lo que esté pasando.[3]
    • Haz el intento de mantener una actitud positiva a lo largo del día para mostrarles a los demás que tu fe te brinda paz, consuelo y alegría.[4]

Método 3
Método 3 de 11:
Lleva contigo tu Biblia a todas partes.

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    Nunca se sabe cuándo se va a querer compartir la Palabra de Dios con alguien. Si tienes a la mano tu Biblia, puedes consultar con facilidad un determinado versículo de forma que puedas mostrarle a la otra persona con exactitud lo que Dios dice sobre aquello por lo que esté pasando. Asimismo, puedes ser un testigo con solo estudiar la Biblia en tu hora de almuerzo y otros momentos tranquilos.[5]
    • Si quieres ahorrar espacio, lleva una versión de bolsillo del Nuevo Testamento o descarga una aplicación de la Biblia a tu teléfono.
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Método 4
Método 4 de 11:
Usa ropa o joyas que publiciten tu fe.

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    Muestra con orgullo versículos de la Biblia y frases o símbolos religiosos. Por ejemplo, podrías usar una camiseta que diga "Jesús salva" en la parte delantera y "Juan 3:16" en la parte trasera. Asimismo, podrías usar un collar de una cruz o una pulsera con un ichtus si prefieres algo más sutil.[6]
    • También puedes decorar con las Sagradas Escrituras. Por ejemplo, prueba con colgar calcomanías de vinilo o impresos enmarcados en tu casa u oficina, o haz bosquejos de ellas en tus cuadernos de la escuela.

Método 5
Método 5 de 11:
Comparte tu historia con otras personas.

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    Sé específico en cuanto a la forma como Dios haya trabajado en tu vida. Al establecer conexiones con los demás, busca oportunidades para hablar sobre la forma como Dios haya trabajado en tu vida. Esto puede ser de particular ayuda si puedes establecer una relación con algo que la persona esté experimentando. Explícale que no siempre has sido la persona que ahora está frente a ella y habla sobre la forma como hayas encontrado a Dios y el impacto que haya tenido en ti.[7]
    • Por ejemplo, si conoces a alguien que tenga dificultades para alcanzar la sobriedad, podría resultarle muy poderoso que compartas tu historia sobre la forma como Dios te ayudó a superar tu adicción.
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Método 6
Método 6 de 11:
Publica versículos en las redes sociales.

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    Incluye cierto contexto de forma que realmente sobresalga. Las redes sociales nos brindan a todos la capacidad para llegar a más personas que nunca. Sin embargo, también es muy fácil simplemente pasar por encima de las publicaciones sin prestarles mucha atención. Haz el intento de publicar un versículo que sea muy especial para ti e incluir una leyenda que explique la forma como aplique para tu vida. Esto hará que el mensaje sea más personal de forma que sea más probable que tenga un impacto en alguien que lo vea.[8]
    • Prueba con publicar siguiendo un cronograma regular (por ejemplo, una vez al día o todos los viernes).
    • Si vas a compartir la Palabra de Dios a través de las redes sociales, debes ser considerado en cuanto al otro tipo de contenido que compartas. Por ejemplo, tu mensaje no será tan significativo si también compartes memes vulgares o fotografías inapropiadas.

Método 7
Método 7 de 11:
Inicia un grupo de estudio de la Biblia o de oración.

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    Organiza reuniones regulares en las que hablen sobre Dios. Compartir la Palabra de Dios no siempre implica evangelizar a quienes no crean en Él. En ocasiones, quiere decir reunirte con otros creyentes y hablar sobre la Biblia y lo que significa en el mundo de hoy en día. Invita a unas cuantas personas a unirse al grupo y luego reúnanse para compartir Sagradas Escrituras, orar y disfrutar mutuamente de su compañía.[9]
    • Si deseas, puedes designar a una persona determinada para que lidere el estudio todas las semanas o podrían turnarse para hacerlo. Asimismo, pueden desplazarse en un círculo cada semana y compartir un versículo que les haya resultado significativo.
    • Si tienes dificultades para reunir a un grupo en persona, prueba con organizar una charla por Zoom en donde puedan compartir solicitudes de oraciones y versículos bíblicos.
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Método 8
Método 8 de 11:
Reparte Biblias a los demás.

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    Únete a un grupo en tu localidad que recolecte y distribuya Biblias. Si tu iglesia no cuenta con un ministerio que reparta Biblias, fíjate si lo hace alguna otra organización en tu localidad. Luego, ofrécete como voluntario para repartir Biblias en eventos locales o realizar viajes de misión para darles Biblias a quienes quizás no puedan acceder a ellas.[10]
    • Si no hay ministerios que hagan esto en tu localidad, organiza uno tú mismo. Lleva a cabo recaudaciones de fondos o pide donaciones de Biblias usadas. Luego, busca formas de hacérselas llegar al público. Por ejemplo, podrías pedirles permiso a los organizadores de un evento para disponer una mesa y repartir las Biblias a quienes tengan interés.

Método 9
Método 9 de 11:
Usa los talentos que Dios te haya dado.

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    Determina la forma en la que puedas llamar la atención de un público. ¿Eres muy bueno en algo? Quizás cantes, bailes o escribas muy bien. O tu talento podría ser aún más singular: quizás seas un ventrílocuo habilidoso, un levantador de pesas impresionante o un comediante divertidísimo. Independientemente de los talentos que Dios te haya otorgado, haz el intento de buscar una forma de usarlos para atraer la atención de las personas a la Palabra de Dios.[11]
    • Por ejemplo, si eres muy bueno para dibujar historietas, podrías elaborar una novela gráfica sobre un villano que descubre el amor de Dios, lo cual demuestra que nadie es demasiado pecador como para salvarse.
    • Ni siquiera tienes necesariamente que tener un talento especial para llamar la atención de los demás. Podrías planificar un paseo en bicicleta por todo el estado para crear consciencia de tu fe y compartir la Palabra de Dios con las personas a quienes conozcas en el camino.
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Método 10
Método 10 de 11:
Comparte películas, música y libros religiosos con tus amigos.

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    Hazles recomendaciones según lo que les guste. Si te gusta mucho una banda cristiana, no te la guardes. Compártela con un amigo a quien le guste el mismo tipo de música que a ti. Haz lo mismo si ves una película muy buena que represente a una persona religiosa o una historia de las Sagradas Escrituras. Si la otra persona no es creyente, transmítele que puede hablar contigo si tiene alguna pregunta más adelante.[12]
    • Algunas películas populares cristianas son La pasión de Cristo, Milagros del Cielo, A prueba de fuego y Cartas al Cielo.[13]
    • Si buscas un libro religioso apasionante, prueba con la serie Guardianes Costeros de Dani Pettrey, The Gentleman Spy ("El caballero espía") de Erica Vetsch, la serie Dejados Atrás de Tim LaHaye y Jerry B. Jenkins, y Stories that Bind us ("Historias que nos unen") de Susie Finkbeiner.[14]

Método 11
Método 11 de 11:
Escucha la orientación de Dios.

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    Deja que el Espíritu guíe la forma como les hables a los demás sobre Dios. Al estar en contacto cercano con Dios, es posible que a veces sientas que te lleva a establecer contacto con una determinada persona. Si confías en esa sensación, quizás puedas darle a alguien un mensaje del amor de Dios justo cuando más lo necesite.[15]
    • Pídele al Espíritu que te conduzca a estar allí para la persona de una forma que le llegue. En ocasiones, una persona podría necesitar que te sientes y escuches aquello por lo que esté pasando, en tanto que, en otras, podría ser de ayuda que compartas con ella tu propia historia. Quizás incluso tan solo sea necesario que la animes con una sonrisa y un abrazo.
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Categorías: Cristianismo
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