La Biblia dice que "si el Hijo os liberta, seréis verdaderamente libres", pero no puedes ser realmente libre hasta que aprendas a disciplinarte. Uno de los frutos más importantes del Espíritu Santo es el autocontrol. Si aprendes a disciplinarte y a tener autocontrol, entonces podrás tener el tipo de libertad que Jesús desea que tengas.

Parte 1
Parte 1 de 3:
Prepararte

"Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honorable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buena reputación; si hay alguna virtud, si hay algo digno de alabanza, en eso pensad" (Filipenses 4, 8). Debes saber cuál es tu situación actual. Esto te permitirá saber quién eres y quién quieres ser el día de mañana. Te ayudará a esforzarte más.

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    Piensa en la diferencia entre tu yo presente y tu yo del futuro. La disciplina según la Palabra de Disciplina no te hace superior a Jesús. Sin embargo, hace que seas una buena persona. Verás la vida desde un punto de vista positivo. "No durmamos, pues, como los demás, sino velemos y seamos sobrios" (1 de Tesalonicenses 5, 6).
    • Ganarás autocontrol.
    • No te sentirás inferior a una persona famosa o particularmente feliz que conozcas.
    • Mantendrás controladas las emociones.
    • A través de la disciplina, desarrollarás una relación fuerte con Jesús.
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    Entiende a dónde irás a parar sin disciplina. No podrás notar qué tan lejos estás de Dios. Si te dejas llevar sin tener reglas, no sabrás si haces lo correcto o te sentirás tranquilo a pesar de hacer lo que no debes como buen cristiano. "Todo aquel que lucha, ejercita dominio sobre todas las cosas; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, incorruptible" (1 de Corintios 9, 25).
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    Toma en cuenta tu nivel de sumisión. Los santos consagran su vida a Jesús viviendo, vistiendo y comportándose de una manera determinada. Los cristianos consagrados viven su fe según los límites y la comprensión que tienen. Hay distintos niveles de sumisión por los que puedes optar. ¿Hasta qué punto piensas disciplinarte? "No os ha sobrevenido ninguna prueba que no sea humana, pero fiel es Dios, quien no os dejará ser probados más de lo que podéis; antes bien, juntamente con la prueba proveerá también la salida, para que podáis soportar" (1 de Corintios 10, 13.
    • ¿Te disciplinas para evitar el pecado?
    • ¿Te disciplinas para controlarte en situaciones difíciles o sencillas?
    • ¿Te disciplinas para vivir con una buena consciencia?
    • ¿Te disciplinas para hacer todas las cosas buenas que Jesús les pidió a sus seguidores que hagan?
    • ¿Te disciplinas para ser lo suficientemente fuerte como para superar las adicciones que puedas tener?
    • ¿Te disciplinas para vivir en perfecta gracia y en absoluta santidad en la medida de lo posible?
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    Prepárate para hacer lo que sea necesario. Disciplinar la carne no es solo una cuestión carnal. Requiere un esfuerzo integral. "Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio" (2 de Timoteo 1, 7).
    • Será necesario que estés preparado para que Jesús trabaje en ti.
    • Deja las actividades que sean pecaminosas.
    • Cumple los diez mandamientos.
    • Debes estar dispuesto a actuar como un verdadero cristiano.
    • Sé persistente y sigue esforzándote.
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Parte 2
Parte 2 de 3:
Tomar las primeras medidas

Comienza y no te sientes a esperar el momento adecuado. "Como la lluvia y la nieve desciende de los cielos, y no vuelve allá, sino que riega la tierra, y la hace germinar y producir, y da semilla al que siembra, y pan al que come, así será mi Palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que Yo quiero, y cumplirá aquello para lo cual la envié" (Isaías 55, 10-11).

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    Cree. Debes tener fe en que Jesús sabe lo que haces. Establece una conexión con Jesús. Él se encargará de hacerte saber cómo vas y qué dirección debes tomar. Él es tu fuerza. Por lo tanto, experimentar la presencia de Jesús en los esfuerzos diarios es esencial. "¡Todo lo puedo en el que me fortalece!" (Filipenses 4, 13).
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    No te resientas. Disciplinar la carne requiere tanta fuerza como felicidad y gratitud. Recuerda que lo haces por ti mismo. Esto te bendecirá y te ayudará a tener una mejor perspectiva de la vida y de Dios. Es posible que los fracasos, las aventuras de los amigos y la diversión de los demás te parezcan algo demasiado injusto. Sin embargo, no te corresponde juzgar a los demás. Tienes el control de tu vida. Así que haz lo que estés decidido a hacer y sé feliz haciéndolo. "Más vale paciencia que valentía, y dominarse que conquistar una ciudad" (Proverbios 16, 32).
    • Alégrate de la felicidad de los demás.
    • No desprecies la satisfacción que te da Jesús cuando te esfuerzas y trabajas para conseguirla.
    • Toma en cuenta la alegría que pasa por tu mente de vez en cuando. Alaba a Jesús con frecuencia. El cambio espiritual constante hace necesario que te aferres a Jesús para que puedas sentirte estable y seguro. Sigue dándole gracias a Jesús y pídele ayuda cada vez que te sientas débil o atemorizado a causa de tu crecimiento.
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    Piensa en lo que haces y en lo que no haces. Haz una lista de las actividades que acaparen tu tiempo y en las que te hayas dedicado durante el día. Clasifica las actividades en función de las necesidades y los deseos. El hombre tiene menos necesidades que deseos. Quita todo lo que puedas de la sección de deseos. Elimina o reduce todo lo que te haga adicto. "…sino hospitalario, amante de lo bueno, prudente, justo, santo, dueño de sí mismo…" (Tito 1, 8).
    • Sé paciente.
    • Sé constante.
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    Niégate a ti mismo y sigue mejorando, como Jesús dijo "Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame" (Mateo 16, 24). Aprende a decirte a ti mismo que no. La esencia del autocontrol es ser capaz de decirte que no a ti mismo. Puedes tener un antojo o puedes estar tentado a hacer algo, pero el éxito en el área del autocontrol es cuando puedes decirte a ti mismo que no. El verdadero autocontrol es no ceder a los caprichos, los pensamientos o las tentaciones. "Muerte y vida están en poder de la lengua, y los que la aman comerán su fruto" (Proverbios 18, 21).
    • Para alcanzar este nivel de autocontrol, debes disciplinar la carne y renunciar a todo lo que puedas desear. Esta medida te permitirá comprobar el hecho de que la carne siempre quiere lo que es malo para ti. "Porque si vivís conforme a la carne, estáis a punto de morir…", dijo Pablo. Por lo tanto, debes saber que los malos hábitos y los deseos de la carne acabarán por dañarte o matarte, o al menos te conducirán a una vida más corta.
    • Comer en exceso puede provocar obesidad, problemas cardíacos y muchos otros problemas de salud. Ver demasiada televisión puede conducir a la falta de intereses inteligentes y puede causar la evasión de las relaciones y problemas de evasión de la realidad. Trabajar demasiado hará que te estreses en exceso y puede incluso causarte un ataque de nervios. Comprende que la carne está en contra de ti, porque Satanás tiene el control de la carne, pero recuerda que seguir a Dios y al Espíritu Santo te traerá "vida y paz".
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Parte 3
Parte 3 de 3:
Seguir en este camino

Trata de hacerlo con un espíritu adecuado. Es hermoso trabajar en la gracia y hacerlo con un espíritu perfecto. Todas las personas están invitadas a buscar la bendición de Dios para ser más espirituales y disciplinadas. Seguir en este viaje de vida satisfactorio es una experiencia inexplicable. Encontrarás la paz que otros buscan infructuosamente después de esforzarse durante años en adquirir todo lo que soñaron. Debes tener paciencia para encontrar la armonía perfecta en Jesús, entonces amarás la decisión de seguir este camino de disciplina. "Ciudad invadida y sin murallas, es el hombre que no domina su pasión" (Proverbios 25, 28).

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    Habla con Jesús. Yeshúa o Jesús siempre está cerca de ti, observándote. Todo lo que necesitas para hablar con Jesús es desearlo. Busca un lugar tranquilo en tu casa o en el lugar en el que estés la mayor parte del tiempo, no pienses en nadie o en nada más, y pídele a Jesús que hable contigo. Pídele que te guíe en el camino que has escogido. "No os adaptéis al mundo, sino sed transformados por la renovación de la mente, para que comprobéis cuál es la voluntad de Dios: lo bueno, lo aceptable y lo perfecto" (Romanos 12, 2).
    • Pide en oración que puedas oírlo cuando hable contigo.
    • Reza con tus propias palabras sometiéndote a la disciplina de Él.
    • Pídele que te ayude a enfocarte más.
    • Dale a Él la autoridad sobre tu vida, según los sentimientos que tengas.
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    No pierdas de vista el objetivo final. En Juan 12, 24, Jesús dijo "En verdad, en verdad os digo: A menos que el grano de trigo caiga en la tierra y muera, queda él solo, pero si muere, lleva mucho fruto". Una persona puede hacer dieta y morir a sí misma para lograr un mejor cuerpo; sin embargo, ¿qué pasa con su alma? ¿Qué pasa con la fructificación de su corazón?
    • Jesús dijo que a menos que tú, que eres el grano de trigo, mueras, es decir, mueras a ti mismo, no producirás ningún fruto. Tu vida no tendrá ningún sentido. No ayudarás a nadie. Pero, si aprendes a morir a ti mismo, a disciplinar la carne, entonces quizás puedas ayudar a Jesús a cambiar el mundo. Entonces quizás tu vida tenga sentido, propósito y significado. Vivir solo para ti mismo hará que te sientas miserable, pero vivir para los demás y amarlos, traerá más alegría a tu vida de lo que puedes imaginar.
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    Comprende la necesidad de la autodisciplina y el autocontrol. En Mateo 10, 38, Jesús dijo "El que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí". Llamarte a ti mismo cristiano significa que estás dispuesto a morir a ti mismo. Significa que la vida ya no consiste en ti y que ahora consiste en Jesús.
    • Jesús dijo que, si no estás dispuesto a morir a ti mismo, no eres digno de él. Pablo dice reiteradamente que "andéis como es digno del llamamiento con que fuiste llamado". No es tu propio mérito lo que te salva. La Biblia dice que "siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros". Sin embargo, si eres realmente salvo, vivirás de una manera digna. Tu vida mostrará la evidencia de que realmente has nacido de nuevo. Serás una criatura completamente nueva; las cosas viejas habrán pasado y serán hechas nuevas.
    • Los cristianos aún pecan ocasionalmente, pero no deben permitir que el pecado sea habitual o se convierta en un estilo de vida. El pecado no debe dominarte ni controlarte como lo hacía antes, porque Jesús te ha liberado. Jesús dijo que muchos le dirán en ese día que son verdaderos cristianos, pero Él les dirá "Nunca los conocí". Pensar que eres salvo no es suficiente, debes actuar como tal y seguir a Jesús. Debes amar a los demás. "Muéstrame tu fe sin (buenas) obras, y yo te mostraré la fe por mis obras".
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    Aumenta el tiempo que dedicas a las tareas espirituales. Aparte de cumplir con las responsabilidades diarias y el papel social de un estudiante, una ama de casa, un empleado profesional, etc., dedica un tiempo a ser más disciplinado. Dedica los días a las tareas espirituales según el nivel que desees. "Así que, hermanos, os exhorto por la gran misericordia de Dios que presentéis vuestros cuerpos como sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro servicio racional" (Romanos 12, 1). Pasa los días de esta manera.
    • Debes saber lo que le pasó a Jesús.
    • Aclara las dudas que tengas acerca de la vida leyendo las parábolas, los versículos, los proverbios, las cartas, etc.
    • Aprende a distinguir entre el bien y el mal leyendo la Biblia.
      • Lee acerca de los discípulos.
      • Aprende sobre el pueblo bendito.
      • Lee el Antiguo y el Nuevo Testamento.
      • Fíjate en cómo sus caminos y sus decisiones se aplican a tu vida.
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    Haz morir los deseos de la carne. La Biblia emplea el término "carne" para referirse a la tendencia a pecar. Se conoce como la carne a la naturaleza pecaminosa innata que has heredado de Adán y Eva. La carne siempre está en guerra con el Espíritu Santo en tu interior. La carne quiere hacer lo que es malo y el Espíritu Santo en ti desea hacer lo que es bueno.
    • Vive de acuerdo con tu llamado supremo. "Porque si vivís conforme a la carne, estáis a punto de morir; pero si por el espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis" (Romanos 8, 13). También Colosenses 3, 5 dice "Haced morir pues lo terrenal en vuestros miembros: fornicación, impureza, pasión desordenada, deseo malo, y la avaricia, que es idolatría". La autodisciplina tiene que ser activa y llevarse a la práctica de forma continua. Esto no ocurre automáticamente al poner la fe en Cristo.
    • La "justicia de Cristo" ahora te cubre, pues así es como Dios te ve ahora, pero no te vuelves justo en el momento en que recibes la salvación. Pablo dice "No que lo haya alcanzado ya, ni que ya esté perfeccionado; sino que prosigo hacia la meta". Recibes al Espíritu Santo cuando pones tu fe en Jesús, que luego te guía y te ayuda a hacer morir la carne, pero es un esfuerzo en conjunto. Haces un esfuerzo para hacer morir los deseos de la carne y el Espíritu Santo te ayuda.
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    Aprende a amar el autocontrol. Esta búsqueda tiende a volverse dulce a medida que progresa. Los numerosos frutos despiertan al espíritu sobre la marcha. Es como si todas las personas vivas tuvieran una adicción a algo. En algunos casos es comer en exceso, en otros es ver continuamente la televisión, en otros es la adicción al trabajo, etc. La clave está en saber cuándo has llegado a tu límite en cualquiera de estas cosas. Aprende a ejercer el autocontrol. "Lo que aprendisteis y recibisteis y oísteis y visteis en mí, esto haced, y el Dios de paz estará con vosotros" (Filipenses 4, 9).
    • Aprende a dejar de comer cuando te sientas lleno. Aprende a apagar la televisión cuando sientas que has perdido suficientes horas del día sin hacer nada. Aprende a descansar cuando te sientas cansado y no te esfuerces en exceso.
    • Si no te detienes cuando has llegado a lo que sabes que es un límite, el Espíritu Santo te convencerá. Puedes tratar de apagar al Espíritu Santo, es decir, ignorar sus consejos y advertencias, pero entonces te sentirás miserable. En 1 de Corintios 6, 12, Pablo dice "Todas las cosas me son lícitas, pero no todas convienen; todas las cosas me son lícitas, pero yo no me dejaré dominar por ninguna de ellas". No uses la gracia como excusa, de lo contrario, el pecado te esclavizará y dominará una vez más.
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    Mantén el enfoque en ti mismo en vez de en la conducta de los demás. "Esto sabéis, mis amados hermanos. Pero que cada uno sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para la ira" (Santiago 1, 19). Las personas suelen juzgar y criticar a los demás para olvidarse de sus propios problemas. Esta no es más que una manera de evadir el problema. No desean que la luz las ilumine a ellas mismas, por lo que hacen que ilumine a los demás. Además, atacan a los demás por cualquier cosa antes de que tengan la oportunidad de atacarlas. Sin embargo, es necesario que mires dentro de ti mismo, a tu propia vida interior.
    • La Biblia dice "No juzguéis, para que no seáis juzgados". Puedes pensar que haces que la otra persona no vea tu propio pecado, pero finalmente esta te juzgará y te iluminará de vuelta. Recogerás lo que siembras. Si eres amable con los demás, estos serán amables contigo. Pero si los juzgas, a la larga te juzgarán a ti también.
    • Además, debes enfocarte en que necesitas ser una mejor persona en vez de pensar en que los demás necesitan ser mejores personas. No puedes cambiar a los demás, solo puedes cambiarte a ti mismo.
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    Muéstrate feliz y siente gratitud hacia Jesús. Prepárate como se te ha explicado. "Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero más tarde da fruto apacible de justicia a los que por ella han sido ejercitados" (Hebreos 12, 11). Para ser feliz, debes saber por qué lo eres. Debes analizar bien este acto. No dejes de analizar quién eras emocionalmente y cómo te sientes después de un período de confusión. No es un camino apacible o sencillo. Renunciar a los lujos o a las comodidades que tenías antes, cuando pasabas por alto la disciplina, quizás no te permita estar muy bien enfocado. Sin embargo, fíjate en lo que has ganado. La fuerza, la estabilidad, el autocontrol y el amor por Jesús crecerán a medida que trabajes en esta dirección pura.
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Consejos

  • Si eres capaz de lograr un nivel relativamente alto de autocontrol, no te vuelvas arrogante. Reconoce que el autocontrol que puedas tener depende únicamente de la gracia y el poder de Dios. "Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay cambio ni sombra de variación" (Santiago 1, 17).
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Advertencias

  • Salmos 138, 3 dice "En el día en que invoqué, Tú me respondiste, me hiciste osado con fortaleza en mi alma". No luches con tus propias fuerzas para adquirir autocontrol. Siempre reza pidiendo la ayuda de Dios cuando trates de ganar control sobre ti mismo. No esperes que Dios haga todo por ti, pero tampoco trates de hacer todo por ti mismo. Trabaja junto con el Espíritu Santo de Dios que está en ti para lograr el objetivo de tener autocontrol.
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Categorías: Cristianismo
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