Si sientes que estás a punto de tener una pelea, no entres en pánico. Puedes apaciguar una mala situación para evitar una confrontación tanto verbal como física. Trata de calmarte, de modo que puedas lidiar con la situación de una forma racional. También puedes ayudar a la otra persona a relajarse reduciendo la tensión. Incluso podrían conversar para evitar una confrontación; para lo cual, deberás usar técnicas de comunicación activas y empáticas.

Método 1
Método 1 de 3:
Calmarte

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    Respira profundo. Si te sientes agitado, en lugar de iniciar una discusión, toma una pausa. Respira profundo y deja que tu respiración llegue a tus pulmones antes de exhalar. Si un respiro no te da resultados, cuenta 5 respiraciones antes de continuar. Esto te ayudará a relajarte antes de tratar de solucionar el conflicto.[1]
    • Cuenta tu respiración en tu mente para concentrarte en ello. Por ejemplo, podrías pensar “Inhala y exhala. Uno, dos, tres, cuatro, cinco”.
    • No dudes en tomarte una pausa y respirar antes de hablar con alguien. Por ejemplo, si alguien te está gritando, cierra los ojos y concéntrate en tu respiración. Esto te ayudará a relajarte y afrontar la situación.
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    Sal de la habitación. Si es posible, abandona la habitación por unos minutos para poder pensar mejor. Podrías decir que tienes que ir al baño o que quieres tomar agua. Luego de salir de la habitación, dedica unos minutos a calmarte. Podrías notar que puedes organizar tus pensamientos con más claridad cuando estás solo. Cuando estés listo, regresa a la otra habitación.
    • Por ejemplo, si te están interrogando en una conferencia del trabajo, puedes decir “Tienes un buen punto. Tomemos un descanso de 5 minutos para que pueda pensar en ello”.
    • Si estás teniendo una discusión con familiares, indícales que vas a ir al baño. Puedes decirles “No discutamos sobre ello. Voy al baño y, cuando regrese, podremos hablar más de ello si quieren”.
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    Repítete frases tranquilizantes. Las frases cortas o los mantras pueden ayudarte a mantener tus emociones bajo control. Puedes decir o pensar algo como “Todo estará bien” o “Lo tengo bajo control”.[2] Si sientes que eres el objetivo de otra persona o que esta te insulta, recuerda que es probable que no esté tratando de lastimarte. Puedes pensar “Eso no es lo que en verdad siente. Está furiosa y alterada. Es probable que todo esto sea un malentendido”.
    • Si estás tratando con un desconocido en un lugar público, piensa en silencio. Puedes pensar algo como “No te preocupes. Solo respira profundo. Ella también está alterada”.
    • Si te preocupa confrontar a tu jefe o un profesor, puedes repetirte de antemano algo como “Solo relájate. Es una reunión, nada más. Estarás bien”.
    • También podrás reconfortarte mientras aceptas los sentimientos incómodos que tengas, diciendo algo como “Esto es incómodo ahora, pero en una hora todo habrá terminado”. También puedes repetirte “No me gusta sentirme así, pero sé que todo esto terminará por la mañana”.
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    Ten en cuenta el valor de tener una conversación. Una conversación consiste en escuchar y entender, por lo que es preferible a abordar la situación listo para discutir. En lugar de ello, procura abordar la confrontación como una oportunidad para compartir tu punto de vista y comprender mejor el de la otra persona. Esto también podría ayudarte a reflexionar sobre lo que obtendrás de la conversación. Entender el posible resultado de la conversación podría ayudarte a solucionar el problema de una forma racional, en lugar de una cargada de emociones.[3] Puedes preguntarte lo siguiente:
    • “Si tenemos esta conversación, ¿cuál podría ser el resultado? ¿Hay alguna desventaja de tener esta conversación?”.
    • “¿Correré el riesgo de arruinar mi relación con esta persona si tenemos esta conversación?”.
    • “¿Esta conversación podría intensificarse?”.
    • “¿Cómo puedo garantizar que la conversación se mantenga civilizada? ¿Cómo puedo reforzar los límites como no gritar ni levantar la voz, evitar los apodos y no repetir las mismas cosas?”.

Método 2
Método 2 de 3:
Reducir la tensión

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    Identifica la causa del problema. Quizás hayas dicho algo inapropiado u ofensivo. Tal vez haya ocurrido un error de comunicación. Si puedes descubrir qué ha ido mal, podrías identificar una solución.
    • Por ejemplo, si estás discutiendo con un desconocido por un accidente de auto leve, pregúntale con calma cuál ha sido su versión de los hechos. Explica luego lo que creas que ha ocurrido.
    • Si tienes una discusión en el trabajo, determina si ha ocurrido un error de comunicación que ha causado la tensión. Por ejemplo, verifica que un correo electrónico esencial en verdad se haya enviado y recibido. Pídele a tu jefe u otro compañero de trabajo que actúe como mediador en la situación.
    • En el caso de los familiares, pregúntales qué puedes hacer para que se sientan mejor. Si están discutiendo por un lavabo roto, pregunta “Bueno, ¿qué podemos hacer ahora para solucionar el problema? ¿Quieren que llame a alguien o que lo solucione por mi cuenta?”.
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    Asume una postura amigable. Mantén los brazos abiertos. Relaja los hombros, de modo que estén descendidos. En lugar de inclinarte hacia adelante en dirección a la otra persona, retrocede y endereza tu postura. Estos cambios en el lenguaje corporal te ayudarán a lucir menos amenazante ante los ojos de la otra persona.[4] [5]
    • Si crees que podrías tener una pelea con un desconocido en un bar, retrocede. Establece un poco de espacio entre la otra persona y tú. Al relajar el cuerpo, darás una señal de que no la estás amenazando.
    • Si cruzas los brazos, aprietas los puños o llenas tu pecho de aire, esto puede hacerte lucir más agresivo.[6]
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    Siente empatía por la otra persona. Si la otra persona se está alterando o poniéndose a la defensiva, quizás esté sintiendo que la atacas. Incluso si estás en desacuerdo con su punto de vista o sus acciones, puedes decirle algo empático para calmarla.[7]
    • Puedes decir “Entiendo cómo te sientes ahora. Yo también estaría frustrado si pensara que alguien ha tomado mi asiento. Sin embargo, creo que ambos tenemos que considerar los hechos de la situación”.
    • También puedes usar la empatía para cambiar de tema. Puedes decir “Sé que estás estresado por el trabajo en este momento. ¿Por qué no miramos algo en la televisión por un rato hasta que te sientas mejor?”.
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    Busca una solución. La manera más eficaz de solucionar un conflicto es buscar una solución con la que ambos estén de acuerdo.[8] Incluso si no puedes encontrar una solución, el simple hecho de sugerir que trabajen juntos podría calmar a la otra persona. Ella podría notar que no intentas atacarla, sino que estás abierto a llegar a un acuerdo.
    • Puedes preguntarle “¿Qué podemos hacer para solucionar este problema?”.
    • También puedes preguntar “¿Hay alguna manera en la que podamos superar este desacuerdo?”.
    • Si has ofendido o lastimado a alguien de alguna manera, puedes preguntarle “¿Cómo puedo compensártelo?”.
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    Aléjate. Hay ocasiones en las que no podrás convencer a la otra persona para solucionar el problema de forma pacífica. En este caso, quizás solo tengas que alejarte. Indícale que no vas a pelear por el problema y aléjate con calma. Podrás regresar cuando se sienta más tranquilo para solucionar el problema.
    • Puedes decirle “No creo que hablar nos lleve a una solución. No quiero discutir por ello, así que me alejaré”.
    • Si crees que la otra persona podría actuar de forma violenta, quizás no debas darle la espalda. En lugar de ello, primero intenta alejarte un poco. Di algo como “No quiero pelear ni armar un escándalo. Lamento que esto haya ocurrido, pero siento que debería irme”. Si retrocede, puedes irte. Si trata de iniciar una pelea o te amenaza, llama a la policía.

Método 3
Método 3 de 3:
Abandonar la situación

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    Usa un tono de voz calmado. Los conflictos pueden intensificarse cuando ambas partes se gritan. Si hablas con un tono de voz tranquilo y lento, podrás ayudar a la otra persona a sentirse tranquila. Incluso si levanta la voz, mantén la tuya baja y calmada.[9]
    • No le digas que se “calme”. Esto pude hacer que sienta más furia y esté más a la defensiva.[10] En lugar de ello, pregúntale qué puedes hacer para mejorar la situación. Por ejemplo, puedes decirle “Entiendo que estés alterado por tu ventana rota. ¿Por qué no conversamos sobre lo que podemos hacer y que sea justo para ambos?”.
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    Pide disculpas. Una disculpa puede ser de mucha utilidad para solucionar la tensión. Quizás no sientas que has hecho algo malo, pero deberás tener en cuenta la forma en la que podrías haber ofendido a la persona. Una buena disculpa incluirá lo que has hecho mal y lo que harás para compensarlo.
    • Puedes decir “Lamento mucho haberte insultado. No me di cuenta de que lo que dije era hiriente, y ahora entiendo que en realidad fue algo tonto. Espero que puedas perdonarme”.
    • Si alguien te acusa de algo que no has hecho, no aceptes la culpa. Puedes desviar la acusación expresando empatía por la otra persona. Por ejemplo, puedes decir “Lamento que tu almuerzo siga desapareciendo de la refrigeradora de la oficina, pero no soy quien se lo lleva”.
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    Practica escuchar de forma activa. Escuchar de forma activa es un tipo de comunicación en la que repites o parafraseas lo que la otra persona te dice. Pregúntale sobre sus sentimientos o su versión de los hechos. Escucha sin interrumpir. Luego parafrasea lo que haya dicho.[11]
    • Por ejemplo, puedes decir “Entiendo que estés alterado. Tienes razón, derrame una bebida en ti y ahora estás preocupada de que tu vestido esté arruinado”.
    • Si la otra persona parece estar a la defensiva, puedes hacer preguntas que evoque un “sí” como respuesta. Esto podría ayudarla a sentirse menos a la defensiva. Puedes preguntarle “Me dices que crees que esta situación es injusta, ¿no es así?”.[12]
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    Acepta estar en desacuerdo. En ocasiones, no encontrarán una solución. En este caso, quizás solo tengas que olvidar el problema. Si esto no afectará tu vida cotidiana, olvida el problema. Quizás la otra persona y tú tengan que aceptar el hecho de que nadie ganará la discusión.[13]
    • Puedes decir “Entiendo tu punto de vista, pero estoy en desacuerdo. Creo que simplemente tendremos que seguir adelante. Aún te respeto como persona y espero que esto no interfiera en nuestra relación”.

Consejos

  • En ocasiones, la confrontación será inevitable. Aun así, podrás aliviar la tensión y evitar la violencia.
  • Quizás tengas una parte de la culpa por el problema. Si reconoces en qué te has equivocado, la otra persona también podría disculparse.
  • No le digas a la otra persona qué es lo que siente. Esto la alterará más.

Advertencias

  • Si sientes que la otra persona podría actuar con violencia, busca una forma de abandonar la situación. Llama a la policía si sientes que podrías estar en peligro.
  • Si te preocupa que un desconocido se ponga violento, no vayan a un lugar privado para solucionar la discusión. Procura hacerlo en público.
  • No acuses a la otra persona ni le pongas apodos.

Acerca de este wikiHow

Allison Broennimann, PhD
Coescrito por:
Psicóloga clínica
Este artículo fue coescrito por Allison Broennimann, PhD. La Dra. Allison Broennimann es una psicóloga clínica licenciada con un consultorio privado en el Área de la Bahía de San Francisco donde brinda servicios de psicoterapia y neuropsicología. Con más de una década de experiencia, la Dra. Broennimann se especializa en psicoterapia profunda a fin de brindar tratamientos enfocados en soluciones para la ansiedad, depresión, problemas de relaciones, duelo, problemas de adaptación, estrés traumático y transiciones de fase de la vida. Además, como parte de su práctica en neuropsicología, integra la psicoterapia profunda y rehabilitación cognitiva para aquellas personas que se recuperan de una lesión cerebral traumática. Tiene una licenciatura en psicología de la Universidad de California, Santa Cruz, así como una maestría y un doctorado en psicología clínica de la Universidad de Palo Alto. Está certificada por la Junta de Psicología de California y es miembro de la Asociación Americana de Psicología. Este artículo ha sido visto 6182 veces.