La palabra exfoliación, que deriva del término latino "exfoliatus" ("deshojar"), se refiere a cualquier proceso destinado a eliminar las células muertas de la piel.[1] Este proceso tan sencillo se puede realizar sin problema en casa y, en la mayoría de los casos, el resultado es una piel más radiante y suave. En términos generales, hay dos opciones que explorar: la exfoliación mecánica y la exfoliación química. Aunque el proceso específico de la exfoliación variará según los materiales utilizados y la zona a tratar, descubrirás que hay características propias de cada técnica. Si inicias una rutina adecuada de exfoliación y te mantienes constante, conseguirás que tu piel luzca más suave y bonita que nunca.

Método 1
Método 1 de 2:
Exfoliarte de forma mecánica

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    Date una ducha o un baño. Aunque este paso en sí no forme parte del proceso de exfoliación, al sumergir el cuerpo en agua caliente, tus poros se abrirán, lo cual permitirá una limpieza más profunda. Además, también es aconsejable realizar la exfoliación en el cuarto de baño, ya que necesitarás tener acceso al agua caliente y un lugar en el que enjuagarte para retirar las células muertas de la piel tras el proceso. Utiliza un jabón que no dañe la piel ni tenga fragancia para bañarte y déjalo sobre tu piel por lo menos durante 15 minutos para suavizarla. Es bueno cuando la superficie de la piel luce un poco “deformada”. Elimina la “piel muerta” al frotarla con las manos. Funcionará bien, sobre todo en las zonas de tus pies, dedos y talones.
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    Consigue una esponja con textura para lavarte la piel. Al frotarte con ella, eliminarás el exceso de escamas y células muertas, dejando la piel más suave y limpia. Se recomienda tener la esponja a la mano para utilizarla una vez que hayas terminado de ducharte. Es posible que te resulte un poco áspera al contacto con la piel, pero si te resulta tan abrasiva que te causa dolor, las toallas de microfibra exfoliante son una buena alternativa más suave.[2]
    • También puedes exfoliarte con un paño áspero.
    • También puedes utilizar un cepillo de cerdas naturales, especialmente adecuado para la parte trasera de los brazos y las piernas.
    • Si te gusta fabricar tus propias cosas, probablemente te interese hacer una lufa en casa.
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    Frótate suavemente todo el cuerpo con la esponja, empezando por los tobillos y avanzando hacia arriba. Utiliza la esponja para frotarte con pequeños movimientos circulares. Asegúrate de aplicar suficiente presión para sentir la textura áspera de la esponja sobre la piel. De esta forma, arrastrarás las células muertas de la piel. Se recomienda empezar por los tobillos para activar la circulación sanguínea durante el proceso de exfoliación.[3]
    • Si te exfolias todo el cuerpo, asegúrate de prestar especial atención a los talones, los codos y las rodillas. Estas zonas suelen ser las más secas de la piel, por los que hay que cuidarlas más.
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    Incluye arena mojada en el proceso de exfoliación de todo el cuerpo. Si alguna vez has caminado descalzo por la playa, probablemente hayas notado cómo se suavizan los callos de los pies. La arena es un exfoliante natural, y su textura granulada es muy eficaz para eliminar el exceso de células muertas y escamas de piel seca. Consigue una taza de arena, suavízala añadiéndole agua y frótate el cuerpo con ella. Aunque no debes añadirle ninguna loción exfoliante a la arena como puedes hacer con una lufa o una toalla de microfibra, la maleabilidad propia de la arena hace de ella un método de exfoliación mecánica más relajante y agradable.[4]
    • Ten en cuenta que utilizar arena en la bañera puede ser mucho más engorroso que emplear cualquier otro método. Aunque se recomienda probarla al menos una vez, es posible que no sea el procedimiento más práctico si no dispones de tiempo suficiente en tu rutina diaria para limpiar un poco después. Si lo haces a menudo, la arena que pasa por el drenaje podría arruinar por completo el sistema de tuberías.
    • Si vas a utilizar arena, esta debe estar limpia e incluso desinfectada, pues una del exterior podría contener bacterias, lo que terminaría perjudicándote más en lugar de ayudarte. Opta por una arena con gránulos pequeños en lugar de grandes, porque son más suaves con la piel. Enfócate en la piel más dura de los brazos y las piernas, pues la arena puede ser más intensa que los exfoliantes.
    CONSEJO DE ESPECIALISTA
    Melissa Jannes

    Melissa Jannes

    Esteticista licenciada y educadora de cera brasileña
    Melissa Jannes es una esteticista con licencia, propietaria de Maebee’s Beauty Studio en Filadelfia, un espacio en donde la atención es con cita previa y operado solamente por un profesional de servicios de calidad con atención individualizada. También es educadora nacional para Universal Companies, un proveedor líder único para más de 30 000 profesionales de spa en 47 países. Recibió su título de estética en la Escuela de Belleza de Middletown en 2008 y obtuvo la licencia tanto en Nueva York como en Pensilvania. En 2012, su depilado con cera del área de bikini ganó el premio “Best of Beauty” de la revista Allure.
    Melissa Jannes
    Melissa Jannes
    Esteticista licenciada y educadora de cera brasileña

    Usa azúcar o sal como alternativa a la arena. No es necesario que uses muchos ingredientes caros para hacer tu propio exfoliante. Me gusta mezclar sal de Epsom o sal rosada del Himalaya con aceite de oliva para un exfoliante corporal, o azúcar y aceite para un exfoliante facial. Incluso puedes incorporar tus propios aceites esenciales como lavanda o menta si quieres que el exfoliante tenga aroma.

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    Enjuágate con agua caliente. Cerrar el proceso enjuagándote bien es una forma relajante y efectiva de completar la exfoliación. Aunque se recomienda repetir el proceso tres veces a la semana como mínimo, deberías notar tu piel más suave desde la primera exfoliación.
    • Es aconsejable usar crema hidratante o manteca de karité después de enjuagarte o de completar una exfoliación puramente mecánica para que la piel retenga mejor la humedad y no se reseque.
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Método 2
Método 2 de 2:
Exfoliarte de forma química

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    Busca exfoliantes químicos en la tienda. Aunque el adjetivo "químico" a veces se considere sinónimo de poco saludable o poco natural para la piel, la mayoría de los exfoliantes químicos están compuestos a base de ingredientes naturales, como frutas, leche o azúcar.[5]
    • Muchos exfoliantes químicos tienen un precio asequible y están disponibles en la mayoría de los supermercados.
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    Date un baño o una ducha.[6] Al igual que en el apartado de la exfoliación mecánica, se aconseja darse un baño o una ducha caliente para abrir los poros, preparando la piel para una limpieza y una exfoliación más profunda. Al incluir la exfoliación en algún proceso de tu rutina diaria de higiene, te resultará más fácil mantenerte constante. Ten en cuenta que la exfoliación es más eficaz si se realiza con regularidad. Es posible que notes tu piel más suave inmediatamente después de la exfoliación, pero solo conseguirás resultados a largo plazo si repites el proceso regularmente.
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    Limpia tu piel con un exfoliante comercial. Échate un poco de exfoliante en las manos y frótate la piel con el producto. Es importante que te asegures de tener las manos limpias antes de aplicarte el exfoliante, ya que, de lo contrario, correrás el riesgo de extender las bacterias sobre la piel del cuerpo y de la cara. Extiende el exfoliante sobre la piel con movimientos suaves y circulares para arrastrar la suciedad y las células muertas. Pon especial atención al proceso cuando te exfolies la cara, ya que, además de ser la parte más visible, suele acumular más grasa que otras zonas del cuerpo. Solo tres minutos deben ser suficientes para la cara, mientras que para el resto del cuerpo el proceso de exfoliación deberá ser menos intensivo pero no menos cuidadoso.
    • Cuando te exfolies la cara, presta especial atención a la zona central, incluyendo la frente, la nariz y la barbilla. Al conjunto de estas partes de la cara se le suele llamar "zona T" y es conocido por su elevada producción de grasa.
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    Enjuágate una vez que hayas terminado con la exfoliación. Échate agua en las manos y retira cualquier resto de producto. Deberás asegurarte de eliminar todo el exfoliante para evitar que la piel se irrite más tarde. Aunque el proceso de exfoliación química requiera menos elementos "físicos" que el método mecánico, si lo realizas correctamente, deberá ofrecer como resultado una piel tan suave y lisa como una exfoliación con lufa.
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    Si te aplicas hidratante en la cara después de la exfoliación, reducirás al mínimo la sequedad y la irritación posterior, y mejorarás la hidratación de tu piel.
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Consejos

  • Puedes aplicarte el producto exfoliante con una lufa o una toalla de microfibra para combinarlo con algún método de exfoliación mecánica.[7] Si no dispones de mucho tiempo para la exfoliación, es aconsejable combinar la lufa con el limpiador químico. Asegúrate de dedicar el tiempo y el cuidado suficiente, desplazando la lufa sobre todo el cuerpo de forma más lenta que de costumbre. De lo contrario, el producto químico no tendrá tiempo de surtir efecto sobre la piel.[8]
  • Evita exponerte al sol después de la exfoliación.
  • Después de exfoliarte, debes humectar tu piel. Para ello, puedes usar crema, loció o humectante natural como el aceite de oliva, la manteca de karité o el aloe vera.
  • Aunque cada categoría se describe y se trata por separado, es aconsejable combinar ambos métodos en tu rutina de exfoliación en casa. La exfoliación mecánica es más eficaz para eliminar las células muertas de la superficie de la piel, pero los exfoliantes químicos adquiridos en farmacias o tiendas de cosméticos actúan a una profundidad mayor. La mayoría de la gente se decanta por uno u otro método, pero la opción más completa consiste en combinar ambos.
  • La exfoliación ofrece muchos beneficios. Si sufres de acné, te interesará saber que la exfoliación ayuda a evitar futuros brotes al eliminar las bacterias de los poros antes de que estos se obstruyan y aparezcan granos.[9]
  • Además, aunque mucha gente no lo sepa, la exfoliación permite conseguir un afeitado mucho más apurado.[10]
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Advertencias

  • Algunos exfoliantes baratos y muy aceitosos pueden ser muy resbaladizos en la bañera. Además, podrían producir un gran desastre de modo que, en duchas posteriores, la suciedad eliminada pueda acumularse en la bañera.
  • No es aconsejable usar lufas u otros productos exfoliantes para limpiar la cara, ya que son demasiado abrasivos para las zonas sensibles.
  • Hay quienes se exfolian con demasiada fuerza. No exfolies tu piel hasta el punto de sentir dolor. Si en algún momento del proceso sientes dolor, es señal de que tu cuerpo intenta advertirte de algo. Para y espera hasta que la irritación desaparezca antes de volver a empezar de forma más suave.[11]
  • Muchos exfoliantes físicos contienen microgránulos. Estos microgránulos suelen estar compuestos de materiales no biodegradables, y su uso extendido tiene efectos negativos sobre el medio ambiente. Por este motivo, estos productos se han prohibido en ciertos estados y países.[12]
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Categorías: Cuidado de la piel
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