La moringa es un árbol tropical o subtropical que se desarrolla en climas cálidos y proviene de la India, África y otras regiones subtropicales. Es conocida por sus frutos y hojas de alto valor nutritivo.[1] Gracias a su rápido crecimiento y sus fines medicinales, se ha convertido en una adición popular para los jardines del mundo entero. Puedes cultivarla al exterior en las zonas de rusticidad 9 a 11 de la USDA (por sus siglas en inglés) o en macetas si vives en regiones más frías. Planta semillas o cultívala a partir de un esqueje y tendrás este “superalimento” en tu propia casa.

Parte 1
Parte 1 de 3:
Plantar un árbol de moringa

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    Compra semillas de moringa en Internet. Dado que no es una planta común, es posible que no encuentres semillas de moringa en las tiendas de jardinería locales. Muchos minoristas de Internet venden las semillas en grandes cantidades. Compra una cantidad apropiada para ti.
    • Si te sobran semillas de moringa, puedes comerlas una vez que retires la cáscara exterior. Mastica bien la semilla.[2]
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    Planta un esqueje en vez de semillas si tienes acceso a un árbol maduro. La moringa puede crecer desde un corte de una rama saludable de un árbol maduro. Corta una rama de 90 cm (3 pies) de largo y 2,5 cm (1 pulgada) de diámetro. Elige una rama del árbol que se vea saludable para retirarla. Haz un corte diagonal en la rama en ambos extremos utilizando tijeras de podar. Mantenla con un largo de al menos 90 cm (3 pies).[3]
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    Llena una maceta de 40 litros (10 galones) con 85 % tierra, 10 % arena y 5 % composta. La moringa necesita una mezcla para macetas con buen drenaje o de lo contrario, las semillas quedarán empapadas. Si mezclas tierra para macetas con arena y composta, obtendrás un sustrato nutritivo y de buen drenaje para las nuevas semillas de moringa.[4]
    • Utiliza más o menos arena y composta en función de la tierra que utilices.
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    Planta la moringa en la maceta. La moringa no sobrevivirá al invierno si está a menos de 0 °C (32 °F), por eso mantenla en una maceta para transportarla al interior o al exterior con facilidad. Si tu clima no desciende bajo cero, puedes plantar la moringa directo en el exterior en una mezcla de tierra similar.[5]
    • Si plantas semillas, quítales la cáscara y plántalas a 2,5 cm (1 pulgada) de profundidad y 5 cm (2 pulgadas) de distancia. Haz agujeros en la mezcla para macetas con tu dedo.[6]
    • Si plantas un esqueje, expón sus nudos e inserta 1/3 de este en una maceta de 60 litros (15 galones).[7] Compacta la tierra con las manos de modo que el esqueje pueda sostenerse por sí solo y la mezcla para macetas esté firme alrededor de él.[8]
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    Riega la tierra con una regadera hasta humedecerla. La tierra debe estar saturada, pero no demasiado. Si hay agua estancada en la superficie de la tierra, significa que has regado en exceso y que la tierra tiene un mal drenaje. Verifica la humedad metiendo tu dedo en la tierra hasta el primer nudillo.[9]
    • Riega al menos una vez por semana según tu clima, para mantener la tierra húmeda.
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    Trasplanta las moringas cultivadas a partir de semillas cuando hayan alcanzado 15 a 20 cm (6 a 8 pulgadas). Cuando las moringas tengan este tamaño, empezarán a competir por recursos en la tierra y será necesario trasladarlas a macetas individuales. Utiliza con cuidado una regla o una herramienta para trasplantar plantas para soltar la tierra alrededor de uno de los plantones. Levanta el sistema radicular y colócalo en la maceta.[10]

Parte 2
Parte 2 de 3:
Cuidar del árbol de moringa

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    Mantén la moringa en una ubicación soleada, al exterior o en el interior de tu casa. Para que crezca saludable y fuerte, el árbol de moringa requerirá cerca de 6 horas de luz directa del sol. Dado que proviene de un clima tropical, necesita la mayor cantidad de luz solar que puedas darle. Mantenlo en una zona que reciba luz solar intensa a lo largo del día.[11]
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    Riega el árbol una vez por semana. Si bien la moringa es tolerante a la sequía, aún necesita un riego semanal mientras se establece. Inserta tu dedo en la tierra hasta el segundo nudillo. Si la sientes seca, riégala. Ten cuidado de no regar en exceso la tierra o las raíces quedarán empapadas y correrán el riesgo de pudrirse.[12]
    • Si ha llovido durante la semana, la moringa ya tiene suficiente agua para la semana.
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    Corta el árbol de moringa con tijeras de podar. Cuando la moringa empiece a crecer, crecerá con rapidez durante un año. Una vez que alcance de 2,4 a 3 m (8 a 10 pies) de altura, córtala de modo que quede al nivel deseado. Puedes secar y propagar cualquier rama que retires para plantar otro árbol.[13]
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    Lleva la moringa al interior de tu casa cuando las temperaturas desciendan bajo cero. Si vives en un clima templado, debes almacenar el árbol en el interior de tu casa o en un invernadero durante el invierno. Es vulnerable a la helada y no sobrevivirá a dicha estación.[14]
    • La moringa puede alcanzar hasta 1,8 m (6 pies) de altura en un año, así que planifica según la cantidad de espacio que tengas disponible.
    • Puedes volver a cultivarla cada año a partir de esquejes obtenidos de la temporada anterior. Los esquejes de moringa tendrán la misma edad del árbol del que fueron sacados.[15]

Parte 3
Parte 3 de 3:
Cosechar y utilizar la moringa

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    Cosecha las vainas de semillas cuando tengan entre 9,5 y 12,7 mm (3/8 y 1/2 pulgada) de diámetro. Puedes sacar las vainas de moringa y utilizarlas en recetas y tés. Si esperas a que se maduren, su interior podría tener una consistencia fibrosa y menos deseable.[16]
    • Hierve las vainas de semillas hasta que estén blandas y aprieta la pulpa interior para sacarla y comerla. La parte exterior de la vaina es fibrosa e incomible.[17]
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    Arranca las hojas una vez que el árbol tenga 90 cm (3 pies) de altura. Las hojas de moringa se consideran un “superalimento” y puedes sacarlas en cualquier momento cuando el árbol haya alcanzado más de 90 cm (3 pies) de altura. De este modo, al sacar las hojas con la mano, las ramas no se romperán porque serán lo bastante fuertes.[18]
    • Pon las hojas de moringa en infusión para preparar un té herbal o añádelas a tus batidos o ensaladas para obtener nutrientes adicionales.[19]
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    Muele las hojas hasta convertirlas en polvo. Seca las hojas en un deshidratador o colgándolas. Una vez que sientas las hojas crujientes y arrugadas, sácalas del tallo con la mano. Muélelas con un procesador de alimentos o un molinillo hasta obtener un polvo fino.[20]
    • Puedes añadir el polvo a cualquier comida, 1 cucharadita a la vez.
    • También puedes secar o comer las hojas frescas.
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    Utiliza la moringa para fines medicinales y nutricionales. La moringa es rica en antioxidantes, además de contener muchas vitaminas y minerales necesarios. Las personas la consumen para combatir la inflamación, la artritis, los dolores estomacales y el asma.[21] Las semillas, los frutos y las hojas son comestibles.[22]
    • Las raíces de moringa poseen el olor del rábano picante y no debes comerlas, debido a que contienen toxinas.[23]

Consejos

  • Si las temperaturas de tu zona no descienden por debajo de los 10 °C (50 °F), puedes plantar las moringas directo en la tierra en vez de hacerlo en macetas.[24]

Advertencias

  • No debes comer las raíces de moringa, puesto que contienen toxinas causantes de parálisis.[25]
  • Las mujeres embarazadas o que dan de lactar no deben consumir la moringa.[26]

Cosas que necesitarás

  • semillas de moringa
  • una maceta de 40 litros (10 galones)
  • mezcla para macetas de tierra, arena y composta
  • una regadera
  • tijeras de podar
  • una maceta de 60 litros (15 galones)

Acerca de este wikiHow

Lauren Kurtz
Coescrito por:
Horticultora profesional
Este artículo fue coescrito por Lauren Kurtz. Lauren Kurtz es especialista en naturalismo y horticultura. Lauren ha trabajado para Aurora, Colorado administrando el jardín Water-Wise en el Centro Municipal de Aurora para el Departamento de Conservación del Agua. Recibió una licenciatura en estudios ambientales y de sostenibilidad en la universidad Western Michigan en 2014. Este artículo ha sido visto 202 911 veces.