La jalea de uva es una receta sencilla y deliciosa que requiere uvas, azúcar y pectina de frutas. Sin embargo, también vas a necesitar mucho tiempo, ya que el proceso de convertir las uvas enteras en jalea suave puede tomar un poco de tiempo si no tienes experiencia. Primero debes hervir las uvas para preparar jugo. Luego, debes convertir el jugo en jalea y almacenarla de forma adecuada para que logres conservarla durante casi un año.

Ingredientes

  • 2 kg (4 libras) de uvas frescas
  • ½ taza (120 ml) de agua
  • 8 cucharadas (1 paquete) de pectina de frutas
  • 7 tazas (1,5 kg) de azúcar blanca

Parte 1
Parte 1 de 3:
Cocinar las uvas

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    Comienza con alrededor de 2 kg (4 libras) de uvas. Mientras de mejor calidad sea la uva que escojas, de mejor calidad será la jalea una vez que termines de cocinarla. Aunque las uvas rojas o Concord son las más comunes para preparar jalea, no existe una uva adecuada para este proceso. Debes escoger una uva que te guste y que puedas conseguir.[1]
    • Puedes utilizar uvas con o sin semillas, además de uvas verdes, blancas o rojas. Este detalle afectará el aspecto y el sabor de la jalea terminada, pero de todos modos te quedará deliciosa.
    • Si no tienes fácil acceso a uvas frescas o no deseas preparar el jugo por tu cuenta, puedes conseguir jugo de uva preparado y pasar a la Parte 2. Asegúrate de que el jugo de uva que escojas esté recién preparado y no tenga azúcar agregada.[2]
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    Saca los tallos de las uvas y lávalas. Revisa y retira metódicamente los tallos de las uvas antes de colocarlas en un recipiente o un colador grande. Una vez que hayas retirado todos los tallos de las uvas, debes utilizar agua fría para lavarlas bien y enjuagar la suciedad o cualquier otra cosa que no desees en la jalea.[3]
    • Si te preocupa especialmente que las uvas queden limpias, o notas algún defecto en ellas al sacarles los tallos, debes apretarlas ligeramente sobre el recipiente para separar la fruta de su cáscara. De esta manera, lograrás detectar si existe algún problema con el interior de la uva y eliminarás la cáscara con facilidad.
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    Transfiere las uvas a una olla grande y agrega ½ taza (120 ml) de agua. Coloca una olla grande de fondo amplio sobre la estufa y vierte las uvas. Agrega alrededor de ½ taza (120 ml) de agua a la olla. Esto debería ser suficiente para evitar que las uvas se quemen sin diluir demasiado el jugo.[4]
    • Dependiendo del tamaño de la olla, es probable que tengas que agregar más agua para evitar que las uvas se quemen. Esto es absolutamente aceptable. Es mucho mejor preparar una jalea de uva un poco más tenue que una con sabor a quemado.
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    Comprime ligeramente las uvas. Este procedimiento ayudará a liberar parte del jugo de uva y acelerará el proceso de cocción en general. Puedes utilizar un prensador de papas o una cuchara grande de madera para presionar las uvas hacia el fondo de la olla, aplastándolas ligeramente. Repite este procedimiento hasta que todas las uvas queden ligeramente trituradas.[5]
    • Si no deseas triturar las uvas y cocinarlas para extraerles el jugo, puedes pasarlas por un exprimidor. Este procedimiento puede tardar un poco más, pero te dará un jugo de uva perfectamente puro para convertirlo en jalea.
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    Deja que las uvas hiervan y luego cocínalas a fuego lento. Enciende la estufa a fuego de medio a alto y hierve las uvas, revolviéndolas de forma ocasional para evitar que se peguen o se quemen. Una vez que hayan hervido, debes reducir el fuego para que las uvas comiencen a hervir a fuego lento.[6]
    • Puedes tardar un poco en hacer que las uvas hiervan por primera vez. Debes tener paciencia y dejar que se cocinen para sacar la mayor cantidad de jugo.
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    Cocina las uvas a fuego lento durante unos 10 minutos. Una vez que hayas bajado las uvas a fuego lento, tapa la olla y deja que se cocinen durante aproximadamente 10 minutos. Cada pocos minutos, debes retirar la tapa de la olla y revolver las uvas con una cuchara grande de madera para moverlas y agitarlas un poco.[7]
    • La cocción a fuego lento de las uvas es lo que extraerá todo el jugo y te dará algo con qué trabajar al preparar la jalea. Mantén la temperatura baja y deja que se cocinen.
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    Cuela las uvas para reunir al menos 4 tazas de jugo. Después de que las uvas hayan tenido tiempo de hervir a fuego lento y se asienten en una gran cantidad de líquido, debes colarlas. Coloca una estopilla en un colador sobre un recipiente grande, o utiliza una bolsa de jalea o un colador para separar el jugo de la pulpa. Vierte el jugo a través del colador lentamente y con cuidado para evitar que se derrame.[8]
    • Si no deseas colar el jugo, también puedes procesarlo junto con la pulpa en una licuadora o un procesador de alimentos hasta que consigas un puré suave. Este procedimiento cambiará ligeramente la textura de la jalea, pero también será mucho más sencillo que utilizar un colador.
    • Puedes tardar un poco en filtrar el jugo a través del colador de tela. Puedes utilizar algo para exprimir las uvas y acelerar el proceso, o simplemente dejarlas toda la noche para que se cuelen solas.[9]
    • Este es un buen punto para comenzar a preparar los frascos que vas a utilizar para almacenar la jalea.

Parte 2
Parte 2 de 3:
Convertir el jugo de uva en jalea

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    Vierte 4 tazas (1 litro) de jugo de uva en una olla grande. Una vez que tengas el jugo de uva casero o fresco del supermercado, debes medir 4 tazas para verterlas en una olla grande de fondo amplio. Asegúrate de que haya espacio suficiente en la olla para que puedas agregar el azúcar y la pectina y remover fácilmente el jugo una vez que lo hayas preparado.[10]
    • Si lo deseas, puedes limpiar la olla que utilizaste para exprimir las uvas y reutilizarla para preparar la jalea.
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    Agrega 8 cucharadas (1 paquete) de pectina de frutas y deja que hiervan. La pectina de frutas es un ingrediente natural que ayuda a que la jalea se solidifique a medida que se enfría, y que puedes conseguir en un supermercado local. Coloca la olla de jugo a fuego de medio a alto y vierte la pectina. Debes revolver con fuerza para se combine y dejar que el jugo hierva.[11]
    • Para evitar que la pectina se agrupe y facilitar la mezcla, trata de combinarla con ½ taza (100 g) de azúcar antes de agregarla. De esta manera, vas a separar la pectina y harás que se incorpore al jugo con mayor facilidad.
    • Si deseas reducir el azúcar, puedes utilizar pectina baja en azúcar. De esta manera, reducirás la cantidad de azúcar necesaria de 7 a 4 tazas (de 1,2 kg a 800 g).
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    Mezcla 7 tazas (1,2 kg) de azúcar blanca granulada. Mide el azúcar con exactitud y viértela en el jugo justo cuando comience a hervir. Es probable que te parezca demasiada azúcar, pero es necesaria para convertir el jugo en jalea. Utiliza una cuchara de madera para remover el azúcar hasta que se disuelva.[12]
    • Al agregar azúcar y hervir el jugo, es probable que comience a aparecer espuma sobre la parte superior del líquido. Puedes eliminarla en cuanto aparezca con una cuchara ranurada, o agregar ½ cucharada de mantequilla al jugo para evitar que se forme.[13]
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    Deja que la mezcla hierva con fuerza durante 1 minuto. Al agitar el azúcar, la temperatura del jugo disminuirá ligeramente, por lo que tendrá que volver a hervir. Revuelve el jugo de forma ocasional hasta que hierva. Luego, configura un cronómetro durante exactamente 1 minuto y comienza a revolver de manera constante. Después de 1 minuto, debes configurar el fuego lo más bajo posible para evitar que el jugo se cocine demasiado.[14]
    • Ten mucho cuidado al trabajar con el jugo después de este punto, ya que estará compuesto principalmente de azúcar derretida (que estará muy caliente). Asegúrate de no salpicar el jugo mientras lo revuelves. De lo contrario, podrías quemarte.
    • Para asegurarte de que la jalea haya tenido tiempo suficiente para cocinarse y asentarse correctamente, debes sumergir una cuchara metálica fría en ella una vez que hayas terminado de hervirla. Deja que la jalea sobre la cuchara se enfríe y verifica que se asiente en tu consistencia preferida. Si no está lo suficientemente espesa, deja que el jugo hierva por un minuto más para que se espese.

Parte 3
Parte 3 de 3:
Almacenar la jalea

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    Esteriliza de 8 a 12 frascos de conserva de vidrio. Para preservar la jalea el mayor tiempo posible, debes utilizar frascos de vidrio diseñados para conservas que hayan sido esterilizados. Haz hervir una olla grande con agua y coloca cada frasco durante 10 minutos. Puedes utilizar pinzas de cocina para levantar los frascos y dejarlos boca abajo sobre un paño de cocina hasta que estén listos para que los utilices.[15]
    • Si tienes una olla lo suficientemente grande como para hervir todos los frascos a la vez, puedes dejarlos en el agua hasta que estés listo para utilizarlos.
    • Al hervir los frascos, los esterilizarás y eliminarás todo el material interior que pueda pudrirse y arruinar la jalea. Si no esterilizas los frascos, la jalea solo durará alrededor de una semana.
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    Sumerge los anillos y las tapas de los frascos en agua caliente. Coloca todas las tapas y los anillos de los frascos de conserva en un recipiente grande y resistente al calor y vierte agua caliente sobre ellos. Asegúrate de que queden cubiertos de agua caliente y deja que se asienten hasta que estés listo para utilizarlos.[16]
    • Al igual que con los propios frascos, debes esterilizar las tapas y los anillos para preservar mejor la jalea.
    • No es necesario que utilices agua hirviendo para esterilizar los anillos y las tapas de los recipientes. El agua hirviendo puede descomponer el compuesto de sellado de las tapas y evitar que los frascos se sellen correctamente.
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    Vierte la jalea en los frascos, dejando ½ cm (¼ de pulgada) de espacio en la parte superior. Utiliza una jarra pequeña o un cucharón de vidrio para medir la jalea caliente, teniendo cuidado de no tocarla con las manos. Coloca un embudo sobre la boca del frasco y vierte la jalea, dejando entre ½ y 1 cm (¼ y ½ pulgada) de espacio en la parte superior.[17]
    • Si derramas un poco de jalea sobre el costado o el borde del frasco, debes utilizar un paño limpio y húmedo para limpiarlo de inmediato. La jalea derramada puede evitar que los frascos se sellen correctamente y arruinar su conservación.
    • Asegúrate de que los frascos estén calientes o al menos tibios cuando viertas la jalea. Si viertes jalea caliente dentro de un frasco frío, podrías hacer que se altere y se agriete.
    • El espacio de ½ cm (¼ de pulgada) que queda en la parte superior del frasco se conoce como “espacio de cabeza”, que es importante para garantizar que los frascos se sellen correctamente.
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    Cubre los frascos con tapas. Con cuidado, saca una tapa del agua, sacude el exceso de líquido y colócala sobre un frasco. Repite el proceso con un anillo, enroscándolo firmemente para mantener la tapa en su lugar mientras la sellas.[18]
    • Si los frascos están demasiado calientes como para que los manipules, utiliza un paño de cocina para sostener las tapas y los anillos (mientras trabajas con ellos) o mantener el frasco inmóvil (mientras enroscas la tapa).
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    Vuelve a colocar los frascos sellados en agua hirviendo durante 10 minutos. Una vez que todos los frascos se hayan llenado y tapado, vuelve a hervir la olla de agua que utilizaste para esterilizarlos. Coloca los frascos en el agua hirviendo y deja que se cocinen durante 10 minutos. Este procedimiento expulsará el exceso de aire, extenderá la vida útil de la jalea y dará como resultado un mejor sellado.[19]
    • Cada frasco debe pasar el tiempo suficiente en el agua hirviendo. Además, el agua debe cubrir al menos todo el frasco.
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    Deja que los frascos se enfríen durante toda la noche. Utiliza pinzas de cocina para retirar los frascos del agua hirviendo y dejar que se enfríen. Los frascos tardarán alrededor de 12 horas en enfriarse por completo, por lo que es mejor que los dejes durante toda la noche.[20]
    • A medida que los frascos se enfrían, es probable que detectes ruidos provenientes de ellos. No te preocupes. Esta es una señal excelente, ya que indica que los frascos se están sellando al vacío y durarán mucho más tiempo.
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    Retira el anillo y verifica que los frascos se hayan sellado. Una vez que los frascos hayan tenido suficiente tiempo para enfriarse, debes retirar el anillo y asegurarte de que cada uno se haya sellado correctamente. Presiona hacia abajo en el centro de la tapa y detecta un chasquido. Si la tapa se mueve o hace ruido, entonces no se ha sellado correctamente. Si la tapa permanece en su lugar, entonces el frasco está sellado y la jalea durará mucho más tiempo.[21]
    • También puedes verificar si los frascos se han sellado bien al intentar levantarlos por la tapa. Un frasco debidamente sellado debe quedar hermético y ser fácil de levantar.
    • Si la jalea no se ha sellado, puedes sacarla del frasco e tratar de volver a sellarla. Esteriliza el frasco una vez más, coloca un anillo y una tapa nueva en agua caliente, y hierve la jalea. Sigue el mismo proceso anterior para tratar de sellar el frasco una vez más.
    • Si deseas dejar los anillos en los frascos de jalea para mayor seguridad, asegúrate de aflojarlos un poco antes de almacenarlos. De lo contrario, pueden oxidarse hasta la tapa y resultar difíciles de quitar cuando tengas un antojo de jalea.
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    Guarda la jalea por hasta 12 meses. Si los frascos de jalea de uva se han sellado correctamente, puedes almacenarlos hasta por 12 meses mientras estén sellados. Puedes guardarlos en la alacena u obsequiárselos a tus amigos.[22]
    • Si no sellas los frascos, la jalea solo se conservará durante aproximadamente 1 semana en el refrigerador antes de que comience a estropearse.
    • Después de 6 a 8 meses, el color de la jalea puede comenzar a oscurecerse y volverse ligeramente más líquida. Todavía es seguro consumirla, pero puede volverse menos apetecible. Para conseguir los mejores resultados, debes consumir la jalea dentro de los 6 meses después de haberla preparado.

Consejos

  • Asegúrate de revisar los frascos en busca de grietas o fracturas antes de utilizarlos.
  • Puedes reutilizar anillos y frascos, pero debes utilizar una tapa nueva cada vez. El compuesto de sellado suave que mantiene la tapa en su lugar se deteriorará cuando lo utilices por primera vez, lo que también impedirá que funcione si intentas reutilizarlo.
  • Si tienes un lavaplatos con una función de esterilización, también puedes utilizarla para esterilizar los frascos.

Cosas que necesitarás

  • un colador
  • una olla grande de fondo amplio
  • una cuchara de madera o un prensador de papas
  • una estopilla o un colador de jalea
  • un colador
  • una jarra medidora
  • una cuchara de madera
  • frascos de conservas
  • tapas y anillos para frascos
  • una olla para conservas o algo similar
  • pinzas de cocina
  • un embudo
  • paños de cocina

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Categorías: Mermelada | Recetas