"¡Simplemente haz tu mejor esfuerzo!". ¿Cuántas veces has escuchado este consejo? Por más simple que suene, muchas personas no se esfuerzan constantemente en las cosas que hacen. Sin embargo, si bien es posible sobrevivir a la escuela y el trabajo haciendo lo mínimo, el éxito solo se logra al desafiarse para hacer lo mejor posible. Si quieres comenzar a esforzarte duro en la vida, comienza por establecer objetivos. Una vez que los definas, trabaja para ser disciplinado y superar los obstáculos.

Método 1
Método 1 de 3:
Establecer objetivos

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    Piensa qué quieres lograr y por qué. Escoge objetivos que sean importantes para ti. Imagina qué tan distinta sería tu vida al alcanzarlos.[1]
    • En ocasiones, es posible que tengas que establecer objetivos que no te agraden demasiado, como obtener una buena calificación en una clase que no quieres tomar. En estos casos, enfócate en cómo el resultado mejorará tu vida.
    • En este caso, las razones como "Tendré una mejor sensación de logro" o "Mantendré mi promedio general elevado" podrían ayudarte a incrementar tu motivación.
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    Escoge bien tus proyectos. Para aprovechar tu energía y motivación al máximo, escoge algunos proyectos que sean importantes para ti. No intentes hacer muchas cosas a la vez. Si abarcas demasiado, te resultará más difícil dar el 100 % de tu esfuerzo a cualquier cosa.[2]
    • Enfócate en no más de tres objetivos a la vez.
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    Ten en cuenta tus capacidades. Esforzarte al máximo tiene que ver con superar tus límites, no con compararte con los logros de otra persona. Sé honesto contigo mismo en cuanto a tu nivel de habilidades en este momento. Establece objetivos que tengan sentido de acuerdo a tu nivel actual de habilidades.[3]
    • Por ejemplo, si apenas comienzas a correr, no esperes poder correr 1,5 km (1 milla) en seis minutos de inmediato. Un mejor primer objetivo sería correr 1,5 km (1 milla) en menos de 10 minutos.
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    Adopta una mentalidad de crecimiento. Cree en tu capacidad de trabajar duro y construir tus habilidades, por más que esto implique cometer errores de vez en cuando. Comprométete a desafiarte mientras trabajas duro por tus objetivos.[4]
    • Lo opuesto a una mentalidad de crecimiento es una mentalidad fija. Una persona con una mentalidad fija ve sus habilidades y capacidades como rasgos innatos que no puede controlar o mejorar.
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    Divide tus objetivos. Convierte cada objetivo en una serie de metas pequeñas. Luego, haz una lista de pasos que tengas que dar para lograr cada objetivo pequeño. Para mantenerte motivado, crea hitos diarios o semanales por los que trabajar. [5]
    • Por ejemplo, si tu objetivo general es aprender un idioma nuevo, puedes dividirlo entre pasos como dominar los saludos básicos, comprender el idioma hablado y hablar con fluidez. Cada uno de estos objetivos pequeños tendrá pasos que tengas que completar.
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Método 2
Método 2 de 3:
Mantener la disciplina

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    Crea hábitos. Es más fácil esforzarte al máximo si haces algo de forma regular, preferentemente, todos los días. Haz que el trabajo hacia tus objetivos sea parte de tu rutina diaria. Piensa en hacer tu mejor esfuerzo como un nuevo estilo de vida, no algo que hagas separado de tu vida "normal".[6]
    • Por ejemplo, si te esfuerzas por obtener un título, reserva un tiempo para estudiar todos los días, no solo cuando se acerque un examen.
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    Evita hacer muchas tareas a la vez. Ocuparte de muchas cosas a la vez evita que te concentres en algo por completo. Trabaja con una cosa a la vez y dale toda tu atención.[7]
    • Esfuérzate por bloquear las distracciones. Trabaja en un lugar tranquilo o usa auriculares de cancelación de ruidos para que las personas no te hablen.
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    Evita la procrastinación. Usa listas de cosas por hacer y objetivos con plazos para mantener el rumbo. Si tienes dificultades para completar las cosas a tiempo, rinde cuentas a otra persona como motivación adicional.[8]
    • Por ejemplo, quizás puedas rendir cuentas al inscribirte en una clase o trabajar con un compañero de entrenamiento.
    • Un objetivo con un plazo tiene un límite de tiempo establecido. Por ejemplo, puedes establecer el objetivo de aprender a cocinar dos recetas saludables nuevas esta semana.
    • Quizás parezca que la procrastinación te impide fallar, pero, de hecho, solo evita que aprendas y mejores.
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    Celebra las pequeñas victorias. A medida que progreses hacia tu objetivo, no olvides felicitarte por las cosas que logres en el camino. Tómate un tiempo cada semana o mes para revisar cuán lejos has llegado y date una palmadita en la espalda por tu trabajo.[9]
    • Incluso puedes establecer un sistema de recompensas por varios hitos en la finalización de objetivos. Cuando pases el primer marcador, puedes recompensarte con una salida nocturna con tus amigos. El segundo marcador puede ser ropa o un dispositivo nuevos. El tercero puede ser una escapada breve. Simplemente usa las cosas que en verdad quieras obtener para mantenerte motivado.
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    Renuévate. Tómate pausas y cuida tu salud, sin importar cuán ocupado estés. Es difícil esforzarse al máximo al estar descuidado, estresado o en mal estado físico. Los buenos hábitos de cuidado personal pueden evitar que te agotes.[10]
    • Ocúpate de todos los aspectos de tu salud (física, mental, emocional y espiritual). Descuidar cualquiera de estos aspectos puede causar problemas.
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Método 3
Método 3 de 3:
Superar los obstáculos

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    Ten una actitud tenaz. Los fracasos y errores son inevitables, así que no permitas que te desmoralicen. Identifica qué es lo más importante en tu vida y sigue trabajando hacia ello sin importar cuántas veces tengas que levantarte en el camino.[11]
    • Si hacer algo mal hace que quieras rendirte, cambia tu pensamiento. El fracaso es solo un obstáculo temporal que todas las personas exitosas experimentan. No es un reflejo de tu personalidad o habilidad innata.
    • Por ejemplo, en vez de pensar "He vuelto a fallar", reformula este pensamiento y di "Estoy un paso más cerca del éxito".
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    Mantén una perspectiva positiva. Busca el lado bueno en cada situación negativa. Enfócate en lo que hayas aprendido y en hacerlo mejor la próxima vez. Evita quejarte o sentir lástima por ti mismo. Eso solo evitará que avances.[12]
    • Repite afirmaciones como "Esto también pasará" cuando enfrentes dificultades u obstáculos para mantener una actitud positiva y esperanzadora.
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    Evita el perfeccionismo. Es bueno tener estándares elevados para tu vida, pero no esperes que todo lo que hagas sea perfecto. El perfeccionismo puede hacer que tengas miedo de asumir riesgos saludables, lo que puede llevar a la procrastinación y un bajo rendimiento.[13]
    • Recuerda que cometer errores no solo está bien, sino que es una parte necesaria del aprendizaje y crecimiento. De hecho, desafiarte a hacer algo "mal" cada semana puede hacerte sentir cómodo con la idea de cometer errores.
    • Puedes derramar algo en tu ropa o llegar tarde a una cita a propósito. Cuando comprendas que las consecuencias no son tan graves como lo crees, aprenderás a relajarte y ver el beneficio de los errores.
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    Compite solo contigo mismo. Lleva un registro de tu progreso e intenta hacer las cosas hoy un poco mejor que ayer. Evita compararte con los demás, dado que las circunstancias podrían ser totalmente distintas a las tuyas.[14]
    • Lleva un registro constante de tu progreso. Compárate solo con la persona que eras una semana o un mes atrás. Si puedes notar mejoras, eso es lo que importa. Si no puedes, sigue esforzándote.
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Categorías: Desarrollo personal
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