Si comienzas a sentir abrumado debido a las visitas inesperadas, podría ser hora de fijar algunos límites y confrontar a quienes lo hacen con regularidad. Este tipo de situaciones pueden hacerte sentir impotencia en tu propia casa, ya sea que se traten de tus amigos que llegan a conversar o visitantes que quieren un lugar para hospedarse mientras están de vacaciones. Averigua cuales son cosas que te molestan específicamente y abórdalas por medio de fijarles límites a tus amigos y hablar con ellos. Nunca es sencillo fijarles límites nuevos a tus amigos, pero podría salvar la amistad que tienen y hacerte sentir más feliz.

Método 1
Método 1 de 3:
Fijar límites

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    Recházalos. Una manera sencilla de fijar límites cuando un amigo se presenta sin avisar es rechazarlo y luego explicarle que no puede,s pasar tiempo con él a menos que lo sepas con anticipación porque tienes muchas cosas que hacer. La próxima vez que un amigo se presente sin avisar, di: “Lo lamento, pero me alisto para salir así que no puedo pasar tiempo contigo ahora. Te llamaré luego, ¿está bien?”.
    • Después, llámalo o envíale mensajes de texto y di “Las cosas han estado muy ajetreadas últimamente, por lo general no puedo pasar el tiempo con mis amigos a menos que lo programe con anticipación”.
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    Pídele que te avise. Si el hecho de que tu amigo se presente sin avisar te molesta más que su compañía, di algo. Puede ser un comentario tan simple como “Es agradable verte, pero apreciaría que me llamaras la próxima vez” o “Me alegra reunirme contigo, pero me gustaría saber temprano en el día que piensas venir”. Si es un problema permanente, déjale en claro que te gustaría que te avisara antes de que se presente.
    • Para que te dé una respuesta más directa, di: “Sé que disfrutas venir aquí y yo disfruto de verte, pero no me agrada que llegues sin avisar. En el futuro, me gustaría que llamarás con anticipación para ver si estoy disponible”.
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    Acepta los límites de tiempo. Si alguien se invita a quedarse contigo por un período de tiempo indefinido, ten cuidado. Pídele las fechas específicas. Si necesita algo de tiempo para recuperarse o si quiere quedarse hasta que encuentre su propia casa, fija unos límites firmes para el tiempo en el que puedes hospedarlo. No querrás que abuse de la hospitalidad, así que asegúrate de poder disfrutarlo mientras está en tu casa y no comiences a resentirlo.[1]
    • Si sabes que alguien piensa ir a tu casa a quedarse contigo, puedes decir: “Esto es lo que estaba pensando. Podrías venir el lunes, podemos hacer varias actividades y luego puedes retirarte el miércoles antes de tener que hacer [una actividad]. ¿Qué tal suena eso?”. El hecho de que fijes el tiempo que se quede evitará que tengas que decirle que no.
    • Algunas personas dicen que tres días es el tiempo límite perfecto para los invitados, mientras que otros extienden su estadía hasta una semana. Escoge un tiempo límite que te resulte bien y con el que sepas que puedes vivir.
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    Especifíca políticas. Si muchos amigos se invitan a sí mismos a tu casa o la utilizan como un lugar para quedarse a dormir, podrías hacer algunos cambios generales a lo que está permitido y lo que no.[2] Por ejemplo, si las personas quieren utilizar tu casa como un centro de fiesta, deja en claro que no estás de acuerdo con eso y que no lo tolerarás. Ten la política de que no tienes la disposición de hospedar a los amigos de tus amigos. Si las personas se quedan en tu casa, di que no estás disponible para llevarlas en tu auto o enseñarles la ciudad.
    • Sin importar qué políticas decidas tener, comunícaselas claramente a tus amigos. Di: “Ha habido muchas personas en mi casa recientemente, y me resulta muy extenuante. Tengo que fijar algunos límites para lo que puedo manejar en cuanto al hecho de que las personas vengan aquí, incluidos quiénes vienen y qué estoy dispuesto a hacer”.
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    Establece las consecuencias. Deja en claro las consecuencias a la persona que no vea la forma en que te afecta. Por ejemplo, si alguien llega a tu casa y le has pedido que se marche pero se rehúsa, ten en mente lo qué harás y lo que le dirás para imponerte. Puedes decir: “Te he pedido que te marches, pero sigues aquí. No te recibiré en mi casa si esto sigue sucediendo”.
    • Si la persona es una molestia, di: “Si no te marchas dentro de cinco minutos, llamaré a la policía”.
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Método 2
Método 2 de 3:
Confrontar a los reincidentes

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    Habla con la persona. Si alguien se invita a tu casa con frecuencia, no esperes que desaparezca mágicamente sin que le digas algo. Si te incomoda que alguien te visite frecuente o inesperadamente, depende de ti ponerle un fin. Tu amigo podría pensar que te alegra verlo cuando va a tu casa, en especial si no has dicho nada. Es hora de confrontar el comportamiento que tiene y hacer algunos cambios.
    • Decide cuándo hablar. Podrías escribir un correo electrónico, hacer una llamada telefónica o hablar con esa persona cara a cara. Depende de ti cómo quieras hablarlo.
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    Actúa de manera directa. La sutileza podría no ser el mejor método para lidiar con un amigo que va a tu casa constantemente. Si dices: “Tengo muchas cosas por hacer ahora” o “Tengo algo que hacer y debo apresurarme” y tu amigo no parece entender la indirecta, es probable que tengas que actuar de manera más clara y directa.[3] Si sientes que alguien te sofoca, díselo de una manera clara y directa.
    • Por ejemplo, di: “Necesito más tiempo para mí, así que no podré pasar tanto el tiempo contigo por un tiempo. Planifiquemos juntarnos una vez a la semana de ahora en adelante”. Asegúrate de hacer que la plática sea acerca de ti y tus necesidades, no acerca de esa persona y no quererla cerca.
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    Actúa de manera cortés. No hay necesidad de discutir o demostrar ira hacia alguien que no comprende que es una molestia. No esperes hasta que ya no puedas soportarlo y explotes sobre la persona desprevenida. Puedes actuar de manera cortés y atenta, pero todavía lograr comunicarte. Comienza con una manifestación positiva y luego expresa tus necesidades.[4]
    • Por ejemplo, puedes decir “Disfruto verte, pero tenerte en casa siempre me es un poco cansado físicamente. Quizás podamos encontrar un tiempo para reunirnos en otros lugares, aparte de mi casa”.
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    Fija límites. Fíjalos y deja tus deseos y expectativas en claro, ya sea que no quieras que tu amigo vaya a tu casa para nada o que te gustaría que sus visitas fueran más cortas o menos frecuentes. Si la persona se presenta una vez a la semana, pídele que vaya una vez al mes. Si va y se queda por horas, acorta sus visitas a una hora o menos. Habla acerca de tus expectativas.[5]
    • Por ejemplo, puedes decir: “Me agrada hablar contigo, pero necesito que nuestras reuniones sean más cortas. Hay cosas que me gustan y que tengo que hacer, pero que no puedo hacer mientras estás aquí”.
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    Evalúa la amistad. Si esa persona te ocasiona más dolores de cabeza que armonía, podría ser hora de evaluar tu amistad. Piensa en si quieres que sigan siendo amigos o si podría ser hora de despedirse. Algunas personas son tóxicas y pueden perjudicar tu vida. Si esa persona te ayuda y está a tu disposición, podrías continuar con la amistad que tienen. Sin embargo, si no es así y toma más de lo que da, podrías reconsiderar la amistad que tienen.[6]
    • ¿Por qué sigues teniendo una amistad con esta persona? ¿Responde a algunas de tus solicitudes?
    • Si ya has tenido suficiente de ella y quieres parar la amistad, di: “Te he pedido muchas veces que no vengas sin avisar y sin preguntar. Esta amistad no es buena para mí y es mejor que nos despidamos”.
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Método 3
Método 3 de 3:
Fijarte en tus propias reacciones

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    Fíjate en tu cuerpo. Si por lo general dices que sí a la mayoría de las solicitudes, podrías perder tacto con la forma en que en realidad sientes acerca de que alguien esté en tu casa. Si alguien llega a tu puerta y dice “¿Puedo entrar?” o “¿Puedo quedarme?”, tómate un momento y fíjate en tu cuerpo. Si te alegra genuinamente que esté allí, deja que entre. Sin embargo, si no quieres levantarte a abrir la puerta, tu primera reacción será gruñir, o si sientes nudos en el estómago después de que te pida ir a tu casa, quedará claro que esa persona no es bienvenida.[7]
    • Si tienes una respuesta negativa de tu cuerpo, dile a tu amigo: “Este no es un buen momento. Lo lamento”.
    • Algunas veces, puede ser útil hablar de lo que sientes con tu pareja o un amigo confiable para llegar al fondo de lo que realmente sientes.
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    Nota lo que te da energía y lo que te cansa. Quizás haya algunas situaciones que te emocionen y algunas que te agoten, aunque dependerá de si eres una persona introvertida o extrovertida. Los introvertidos prefieren pasar la mayoría de su tiempo a solas, mientras que los extrovertidos prefieren pasar la mayoría de su tiempo con otras personas. Si no tienes la seguridad de qué tipo de personalidad tienes, entonces puedes tomar la prueba de Myers-Briggs para averiguarlo.[8] Por ejemplo, podrías sentir emoción cuando un viejo amigo te llega a ver sin avisar, pero cansancio después de que se queda por más de algunas horas. ¿Hay situaciones que se sienten bien y otras, mal? ¿Hay ciertas personas que puedas tolerar y otras, no? Comienza por notar qué situaciones te dan energía y cuáles te cansan. Esto puede ayudarte a tener una perspectiva más clara en cuanto a los límites que puedes fijar y cómo podrías imponerlos.[9]
    • Por ejemplo, podría agradarte la persona que va a tu casa, pero odies que vaya a descargar toda su negatividad encima de ti.
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    Prioriza tus necesidades. Si varías tus necesidades constantemente para acoplarte a otras personas, perder tiempo de sueño, sentir enojo o aflicción, perder dinero o extralimitarte. Si sabes que la visita de alguien te agotará o te afectará de forma negativa, di algo al respecto.[10]
    • Podrías decir: “Realmente estoy estresado y necesito un tiempo a solas ahora” o “Trabajo en un proyecto y necesito concentrarme a solas”.
    • Si descuidas notoriamente tus necesidades, opta por una rutina en la que puedas tomar algo de tiempo para relajarte. Únete a una clase de yoga, sal a dar una caminata diaria o medita de manera regular. Esto puede ayudarte a lidiar con el estrés y no dejar que las cosas se compliquen con el tiempo.[11] Si tienes una personalidad introvertida, entonces es muy importante programar con regularidad un tiempo para aislarte y estar en silencio. Esto te ayudará a mantenerte con energías para interactuar socialmente.
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    Tolera las reacciones de las personas. Podrías decir que sí a todo para evitar molestar a las personas, pero esto puede hacer que te sientas infeliz o como si se aprovecharan de ti. Si temes a la decepción de alguien, recuerda que la falta de límites puede ocasionar un resentimiento a largo plazo o un rencor con el tiempo. Si algo te disgusta o si resientes algo, no es justo para ti. No hay ningún problema con decir que no, incluso si a la persona no le agrada.[12]
    • Si alguien se molesta, di “Comprendo que esto no es lo que esperabas, pero me temo que no puedo ayudarte en este momento. Lamento que estés decepcionado”.
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Acerca de este wikiHow

Stefanie Chu-Leong
Coescrito por:
Propietario y planificador de eventos senior, Stellify Events
Este artículo fue coescrito por Stefanie Chu-Leong. Stefanie Chu-Leong es la propietaria y planificadora de eventos senior de Stellify Events, una empresa de gestión de eventos con sede en el área de la Bahía de San Francisco y el Valle Central de California. Stefanie tiene más de 15 años de experiencia en planificación de eventos y se especializa en eventos a gran escala y ocasiones especiales. Tiene una licenciatura en Marketing de la Universidad Estatal de San Francisco. Este artículo ha sido visto 33 438 veces.
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