Si eres ateo, te encontrarás con personas religiosas que tengan mucha curiosidad y respeto por tu punto de vista, incluso si están en un rotundo desacuerdo. También encontrarás a otras personas religiosas que no sepan absolutamente nada sobre el ateísmo, estén ansiosas por que creas en su verdad o que sean hostiles hacia tu sola presencia. Es posible evitar muchos desacuerdos y discusiones mediante el tacto, la paciencia y el sentido común. Por otro lado, en caso de que no puedas (o no debas) evitarlos, un método cortés y respetuoso puede ayudarte a prevenir una situación conflictiva.

Método 1
Método 1 de 3:
Evitar el tema

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    No traigas el tema a colación de manera innecesaria. Nunca debes sentir la necesidad de mentir o fingir lo que crees (o no). Si te preguntan tus creencias religiosas, sé honesto. No obstante, tampoco necesitas ser un anuncio andante para el ateísmo en todo momento.
    • Si estás en un lugar lleno de creyentes, piensa detenidamente antes de dirigir la conversación hacia tu escepticismo. No tiene nada de malo quedarte callado en ocasiones y nunca hace daño escuchar a los demás hablar de sus creencias.
    • En ocasiones, todos debemos a escuchar a las personas mientras hablan de temas que no nos importan o no comprendemos (p.ej. el fútbol, la poesía, los autos, etc.). Simplemente quédate callado y espera a que el tema cambie.
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    Mantén la atención en otros temas. En lugar de no hacer nada y anhelar que la conversación no se desvíe hacia la religión o, en caso de que ya se esté hablando de religión, esperar a que cambie de tema, puedes tratar de dirigir la charla hacia asuntos que puedan ser más agradables para todos.
    • Ten en cuenta a los demás y saca a colación temas que podrían ser de interés general. Puede parecer trivial hablar de deportes o el clima durante la cena de Acción de Gracias, pero probablemente sea mejor que tener una pelea larga sobre un tema profundamente religioso. Incluso la política podría .
    • Por ejemplo, si tus amigos religiosos comienzan a hablar sobre sus actividades en la iglesia, puedes decir “Qué genial que estén tan involucrados en su iglesia, ¿qué otras actividades realizan aparte de eso? He estado buscando algunas actividades nuevas que pueda hacer”. .
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    Evita de manera respetuosa participar en rituales religiosos o de oración. Como ateo, habrá momentos en que sentirás la necesidad de defender tus creencias (p.ej. la enseñanza del creacionismo en las escuelas públicas o las oraciones antes de las reuniones del ayuntamiento). No obstante, es normal decidir que cada pequeño detalle no amerita una pelea, como el simple hecho de permanecer en silencio durante una oración en una comida de grupo. Es necesario decidir el momento adecuado para “dejar que las cosas fluyan”.[1]
    • SI alguien se queja porque no inclinas la cabeza durante la oración o no muestras la reverencia adecuada en algún otro entorno, discute el tema más adelante de manera calmada y en privado.
    • Por ejemplo, si estás en una cena de Acción de Gracias y te piden que des algún tipo de bendición o digas por qué estás agradecido, puedes hacerlo sin invocar a ningún dios o religión. Di algo como “Estoy agradecido por las personas que cultivaron esa comida, con los que la sirvieron y con aquellos que la prepararon. Estoy agradecido por que todos podamos estar juntos para disfrutar la comida y la compañía mutua”.
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    Pasa tiempo con otras personas ateas. Si bien es saludable, educativo y, por lo general, necesario pasar un buen momento rodeado de religiosos, también es bueno buscar la comodidad de estar rodeado de otras personas cuyos puntos de vista coincidan más con los tuyos. Al hacer una búsqueda, probablemente encontrarás una comunidad acogedora de compañeros ateos.
    • Los ateos conforman aproximadamente el 3 % de la población estadounidense. No obstante, en tu comunidad, puede parecer que estás solo, en especial si vives en una ciudad pequeña. Procura encontrar apoyo a través de Internet.[2]
    • Revisa los sitios web de las diversas organizaciones de ateos o grupos similares en tu localidad o país. Es posible que organicen reuniones o eventos.[3] [4]

Método 2
Método 2 de 3:
Evitar los conflictos

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    Mantén la calma y no te pongas a la defensiva. En lugar de reaccionar a la defensiva cada vez que alguien ataque tu punto de vista, tómate un momento para ordenar tus pensamientos. Piensa en lo que quieres decir antes de hacerlo.[5]
    • Recuerda que no es necesario que defiendas tu punto de vista con cualquier persona. Tu punto de vista es igual de correcto e importante.
    • Utiliza afirmaciones en primera persona. Esto te ayudará a suavizar una situación potencialmente mala. Por ejemplo, puedes decir “Me siento atacado en este momento. Apreciaría si pudiera tener un momento para ordenar mis pensamientos”.[6]
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    No intentes imponer por la fuerza tu punto de vista en los demás. Incluso si estás resentido porque sientes que los demás intentan imponerte su religión, no te rebajes al mismo nivel. Si las estrategias de “bullying” no logran convencerte para asimilar la religión, no esperes que lo opuesto funcione con los demás.
    • Si guardas resentimiento hacia la religión, ten en cuenta que gran parte de él probablemente surja de las personas que intentan imponerte sus creencias.
    • Piensa en cómo te gustaría que te traten en caso de que la situación fuera a la inversa.
    • Deja que los demás hablen. De lo contrario, parecerás agresivo, lo que podría dar lugar a los conflictos.
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    Acuerda discrepar. No intentes determinar qué punto de vista es el correcto, sobre todo cuando hablas con algo tan personal como una creencia religiosa. Tratar de determinar quién tiene la razón y quién está equivocado será completamente inútil. Solo intenta explicar en qué crees y por qué lo haces de una manera tranquila y razonada.[7]
    • Si van a estar contradiciendo ideas, es mejor ponerle un fin a la conversación, por lo menos de momento. Podrías decir lo siguiente: “Parece que no estamos yendo a ningún lado con este tema. Respeto tu opinión y espero que respetes la mía, pero creo que debes acordar discrepar”. No vuelvas a sacar el tema a colación a menos que tengas nueva información que mencionar.
    • Recuerda que todos, independientemente de las creencias, asumen que están en lo correcto. No podrás convencer a alguien de lo contrario en una sola conversación.[8]
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    No discutas con alguien que intenta convencerte de sus creencias religiosas. Tener una discusión animada con alguien que espera imponerte sus creencias puede ayudarte a aclarar tus pensamientos y aprender más sobre lo que creen los demás. No obstante, involucrarte en un debate acalorado o discusión franca con alguien que nunca cambiará de opinión no dará lugar a nada positivo.
    • Dale la oportunidad de hablar. Una vez que la persona haya terminado de expresar sus pensamientos, agradécele por su tiempo. Dale una respuesta medida y calmada o ninguna en lo absoluto si así lo prefieres.
    • Si se trata de un amigo, dile que valoras su amistad, pero que no te gusta que intente convencerte. Si sigue intentándolo, quizás necesites reconsiderar la amistad.
    • Si la persona toca tu puerta, no se la cierres en la cara. Permite que te diga lo que vino a decir, recibe los materiales que te ofrezca y agradécele por su tiempo.
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    Si no es posible tener una discusión tranquila, evítala. Si las cosas se ponen demasiado intensas, simplemente aléjate. No te avergüences en dejar una conversación que no va a ningún lado. Siempre puedes reanudarla en otro momento si así lo deseas, pero no es necesario si no tiene sentido intentarlo nuevamente.
    • Dile a esta persona que le pondrás fin a la conversación. Puedes decir lo siguiente: “Siento que me estás faltando el respeto y voy a evitar esta situación”.
    • Aléjate y tómate un momento para calmarte.
    • Si se te ocurre otro punto del que te gustaría hablar con esta persona, no vuelvas a involucrarte en una mala situación. Envíale un correo electrónico o pregúntale si pueden hablar del tema en otro momento.

Método 3
Método 3 de 3:
Tener una conversación constructiva

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    Investiga. Es muy difícil entablar un diálogo constructivo si las dos partes no poseen un entendimiento en común. Antes de tener una conversación con una persona religiosa, infórmate sobre los aspectos básicos de sus creencias.
    • En especial si no estás muy familiarizado con la religión a la que pertenece esta persona, investiga en Internet, lee artículos, consulta libros y considera la posibilidad de echarle un vistazo a los textos sagrados propios de su religión. Esto te ayudará a tener una mejor comprensión del origen de sus creencias y te permitirá generar preguntas sobre su fe.[9]
    • Es completamente justo para ti que esperes lo mismo de la otra persona. Ofrécete a recomendarle algunas obras clave propias del ateísmo que expresen tu punto de vista y pídele que las consulte para facilitar la discusión. Siempre puedes retrasar y reanudar la conversación en otro momento.[10]
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    Define lo que el ateísmo significa para ti. Antes de que puedas explicarles a los demás lo que significa ser ateo, necesitas ser capaz de explicártelo a ti mismo. No es necesario que utilices una definición sacada de un libro de texto, pues no existe un punto de vista único sobre el ateísmo, así como no existe un solo punto de vista cristiano o hindú. Elabora una definición que funcione para ti.[11]
    • Antes de comenzar la conversación, pregúntale a la persona si comprende lo que significa ser ateo. Podrías decirle lo siguiente: “Tengo un gran deseo de hablar contigo sobre el ateísmo. Antes de empezar, ¿por qué no me dices lo que sabes al respecto?”.
    • Si no sabe absolutamente nada sobre ateísmo o asume que eso significa que no crees en nada o que eres satánico de alguna manera, no la critiques por eso. Por el contrario, proporciónale rápidamente un poco de información básica sobre el ateísmo. Por ejemplo, puedes empezar la conversación diciendo lo siguiente: “¿Por qué no te cuento un poco más sobre el ateísmo para que sepas mi punto de vista?”.
    • Si es necesario, recomiéndale algunas fuentes para que pueda consultar y pídele reanudar la conversación en otro momento.
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    Hazle preguntas y escucha sus respuestas con curiosidad y respeto. Haz un esfuerzo por comprender su punto de vista al escuchar y hacer preguntas. Esto le demostrará que estás inmerso en la discusión. Si no tienes preguntas específicas, haz preguntas abiertas como “Cuéntame más sobre tus creencias” o “¿Cómo llegaste a asimilar tus creencias?”.
    • Escucha sus respuestas. Haz contacto visual y enfócate en lo que te dice la persona. Ahora es el momento de planificar tu siguiente pregunta o tratar de buscar algo en tu teléfono.[12]
    • No hagas preguntas que sean intencionalmente tendenciosas y antagónicas. Por ejemplo, evita decir algo como “¿Qué te hace pensar que tu religión es mucho mejor que las demás?”. Por el contrario, haz la pregunta “¿Qué aspectos de tu religión la diferencian de las otras?”. Esta es una forma más amable de hacer la misma pregunta.
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    Evita dar golpes bajos. Podrías pensar que el sistema de creencias de la otra persona es ridículo, pero burlarte no dará lugar a nada positivo. Solo porque puedas haber leído en alguna parte que existe una correlación negativa entre el CI y la religión (es decir, una menor cantidad de personas religiosas tienden a ser más religiosas) no significa que debas hacer suposiciones generalizadas o comentarios críticos sobre lo “tontas” o “ilusas” que puedan parecer las creencias de la otra persona. Demuestra respeto si quieres que te respeten.[13]
    • Evita las preguntas abiertas u hostiles que no permitan que la conversación fluya. Por ejemplo, abstente de preguntar “¿Por qué los cristianos son tan locos?”. No solo generalizarás, son que también arrinconarás a la persona, ya que quizás no sea capaz de responder a tu pregunta.
    • No culpes a la persona por todos los males que crees que se han hecho en nombre de esa religión. No te gustaría que te culpen por todos los malos realizados por las personas que rechazan a las religiones, ¿no es así? No obstante, puedes preguntar de qué manera su religión asimila los actos malvados producidos disfrazados de actos de fe.
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    Mantén tu disposición a aprender algo nuevo. No te limites a decir que estás dispuesto a aprender algo nuevo, sino que sé fiel a esas palabras. Al aprender más sobre otras religiones, ampliarás tu propia visión del mundo. Si tus creencias se verán amenazadas por el conocimiento, quizás sea necesario reconsiderarlas de cualquier forma.
    • Un ateo debe ser alguien que esté dispuesto a hacer preguntas y buscar respuestas. Al igual que un buen científico, un ateo nunca debe tener miedo de que demuestren que está equivocado. La verdad siempre debe ser tu meta final.[14]
    • Si la persona te invita a un servicio religioso, acepta ir como un observador respetuoso. No es necesario que comiences a seguir su religión o compartir sus creencias, pero definitivamente aprenderás algo nuevo. Del mismo modo puedes invitarla a reunirse con otras personas como tú.

Consejos

  • Si hablas con alguien que te insiste en hablar de religión, dile algo como “Entiendo que consideras tus creencias como verdaderas, pero también siento lo mismo sobre las mías”.
  • No es necesario que todos tus amigos sean ateos. Tener amigos religiosos no necesariamente debería ser un problema si todos son respetuosos mientras tocan temas de religión.
  • Ten en cuenta que la religión de una persona cumple con importantes funciones sociales y culturales, además de ser solo un sistema de creencias.
  • Considera que si logras convencer a alguien mayor o a un sacerdote, le estarás diciendo que ha perdido su vida creyendo en un mito absurdo, lo que puede ser muy cruel. Tal vez lo más recomendable es mantener ese tipo de conversaciones con niños o jóvenes pues están más propensos a nuevas ideas y tu argumentación le puede abrir las rejas que lo encierran.

Advertencias

  • Muchos ateos consideran que el hecho de creer en una deidad sobrenatural es irracional. No obstante, decir esto sin delicadeza probablemente cause dolor y desacuerdo. Además, casi nunca genera un cambio de opinión. Lo mejor es ser cortés y respetuoso.

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Categorías: Filosofía y religión