La relación entre una madre y su hijo puede ser difícil. Como tal, está acostumbrada a decirle qué vestir, comer y cómo actuar, pero la dinámica entre ambos cambia a medida que el niño crece. Él querrá ser más independiente, y esto suele causar que haya tensión y discusiones. Si bien es cierto que es perfectamente natural sentir molestia y pena algunas veces, es importante saber cómo actuar con estos sentimientos sin lastimarte a ti o a tu mamá.

Parte 1
Parte 1 de 3:
Confrontar a tu mamá

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    Retarda la reacción que tengas ante la situación. Algunas veces, lo peor que puedes hacer es decir abruptamente lo primero que se te venga a la mente cuando estás molesto. Es muy probable que resulte ser irreflexivo o hiriente para ti y tu mamá a la larga. En lugar de ello, tómate un minuto (¡o todo el tiempo que necesites!) para comprender tu ira. Di lo siguiente:
    • “Mamá, siento mucha frustración y necesito pensar un poco en todo esto”.
    • “Siento cierta molestia ahora, pero me gustaría seguir discutiendo al respecto luego”.
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    Cálmate. Cuando sientes molestia, es muy importante tratar de calmarte un poco antes de confrontar a tu mamá. Cuando sientas que comienzas a molestarte realmente, prueba con alguna de las siguientes maneras para tranquilizarte:[1]
    • Cálmate al repetirte frases tranquilizantes como “Estás bien, solo cálmate” o “Guarda la calma, todo estará bien”.
    • Sal de la situación y ve a dar una caminata o sal a correr. Ejercitarte ayudará a aliviar algo de la intensidad de tu ira, y el tiempo lejos de ella te permitirá pensar.
    • Trata de contar lentamente hasta diez antes de hablar (¡o un número mayor si necesitas más tiempo!).
    • Concéntrate en calmar tu respiración. Respira hondo y lentamente por la nariz y luego exhala lentamente por la boca. Repítelo hasta que sientas que tu corazón se calma y tu ira disminuya.
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    Identifica algunas soluciones posibles antes de responder. Cuando la ira inmediata y encendida haya disminuido un poco, determina el resultado que quieras lograr (conseguir las llaves del auto, tener el permiso para ir a una fiesta, recibir una asignación mayor, etc.) y considera algunas maneras para discutirlo con tu mamá de manera calmada.[2] ¡Ten en cuenta que llegar a un acuerdo sirve bastante! Por ejemplo, si tu mamá no te permite tomar prestado el auto, dile “Comprendo que no quieras que tome el auto, pero ¿qué tal si le pongo combustible antes de devolverlo?” y fíjate qué dice.
    • Trata de encontrar un punto medio y prepárate para sacrificarte a fin de llegar a un acuerdo.
    • Trata de ofrecerte a hacer más quehaceres en la casa, como lavar los platos o limpiar tu habitación.
    • Demuéstrale a tu mamá que realmente te esfuerzas al hacer las cosas sin que te las pida, como ayudar a arreglar la mesa para la cena o practicar tu instrumento.
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    Di tus comentarios tan calmada y respetuosamente como sea posible. Cuando hables con tu mamá (o cualquier persona para tal caso), no hay ningún problema con discrepar con tal de que evites actuar de manera irrespetuosa o atacante. Para tener una conversación constructiva, asegúrate de hacer lo siguiente:
    • Utilizar manifestaciones que se refieran a ti para discutir tus sentimientos y pensamientos desde tu perspectiva, lo que es menos argumentativo y puede ayudar a dirigir positivamente la conversación con tu mamá.[3] Por ejemplo, trata de decir “Siento mucha presión para hacer todos estos quehaceres cuando aún tengo tanta tarea por hacer”, en vez “¡Me obligas a hacer tantas tareas domésticas que no tengo tiempo para mí!”.
    • Evitar menospreciar sus creencias o ideas. No tienen que concordar en todo, pero decirle “¡Esa es una idea estúpida!” es contraproducente.
    • Enfocarte en el presente y no desenterrar quejas pasadas. Esto confundirá tu punto de vista y empeorará rápidamente la conversación al convertirla en una discusión.[4]
    • Actuar de manera respetuosa y evitar el sarcasmo a toda costa. Es la forma más rápida de sabotear una conversación positiva.[5] En lugar de decir “Sí, ya lo hago, mamá”, trata de decir “Sé que quieres que lo haga ahora, pero ¿estaría bien si lo hiciera después de terminar este deber?”.
    • No pongas en rivalidad a tus padres. Esto solo causará que la situación empeore, e incluso podrían salir lastimados más sentimientos.
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    Escucha lo que tu mamá tenga que decir. A pesar de que es difícil creer que tu mamá podría tener la razón, aún es importante escuchar su punto de vista. ¡Podría tener razones que no hayas considerado! A pesar de ello, debes respetarla al escucharla, así como quieres que te respete y te escuche.[6]
    • Trata de volver a expresar y resumir lo que dijo después de escucharla.[7] Por ejemplo, podrías decir “Mamá, déjame ver si te entiendo correctamente. Me parece que dices que no puedo utilizar el auto por las noches de la semana debido a la escuela, pero no te molesta que lo utilice el sábado por la noche si lo dejo con combustible. ¿Correcto?”.
    • Esto tiene dos beneficios: demuestra que la escuchaste y le permite esclarecer lo que no hayas comprendido bien.
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    Ten en cuenta que podrías no “ganar” la discusión. Podrías no lograr lo que quieres esta vez, pero eso no significa que no hayas lidiado correctamente con estar molesto con tu mamá. A fin de cuentas, es una figura de autoridad, y debe importarte lo que diga. Sin embargo, ten en cuenta que la discusión calmada y racional que tengas con ella hará que te respete más, lo que te resultará indudablemente beneficioso en los desacuerdos futuros.[8]
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    Sigue adelante después de compartir las opiniones. Después de que tu mamá y tú hayan tenido la oportunidad de decir su punto de vista y hayan expresado su opinión efectiva y apropiadamente, deben progresar con alguna de las maneras siguientes:
    • Si no logran llegar a un acuerdo, entonces concuerden en discrepar. Debido a que se necesita a dos personas para discutir, si notas que la conversación entre tu mamá y tú no llegará a ningún lado, termina la discusión y pasa a hacer otra cosa. Trata de decir “Mamá, siento que hablamos sin llegar a un acuerdo y creo que debemos posponer esta conversación por ahora”.[9]
    • Si no llegan a un acuerdo, ¡reconoce el logro! Asegúrate de disculparte si tienes que hacerlo y sé humilde cuando le digas “Te perdono” ante sus disculpas. Sin embargo, después puedes decirle “Realmente me gusta cómo lo solucionamos. Gracias, mamá” a fin de seguir adelante.[10]
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Parte 2
Parte 2 de 3:
Comprender tu ira

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    Reconoce que sentir fastidio no es malo. La ira es una emoción normal y una reacción común ante lo que nos molesta. Es importante comprender que expresarla puede ser bueno y que evitarla por completo puede conducir a que en realidad estalles con tu mamá de una manera más nociva.[11]
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    Explora los sentimientos subyacentes que causan la ira. Estar molesto con tu madre suele ser una forma de cubrir tus sentimientos verdaderos o de expresar que no satisface tus necesidades.[12] A medida que sientas que la ira crece dentro de ti, tómate un minuto para preguntarte “¿De qué se trata realmente este sentimiento?”. Algunos sentimientos subyacentes comunes son:
    • vulnerabilidad
    • vergüenza
    • miedo
    • inseguridad
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    Considera lo que provoca que pierdas la paciencia. Cuando lidias con tu mamá, es importante saber qué provoca que te molestes a fin de no solo de evitar este tipo de situaciones con ella, sino también de estar preparado para lidiar con la ira de una manera saludable si es inevitable que este tipo de situación suceda.[13] Algunos motivos comunes que provoquen perder la paciencia son:
    • invasión del espacio o la privacidad
    • discusión acerca de las calificaciones o las responsabilidades escolares
    • revocación de los privilegios
    • cuestionamiento de las relaciones con amigos o parejas
    • discusiones acerca de los quehaceres
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    Identifica si tu ira es crónica o situacional. Si sueles molestarte con tu mamá debido a ciertas palabras o circunstancias, es muy probable que tu ira sea situacional. Trata de evitar este tipo de situaciones y habla con ella acerca de cómo ciertas palabras te provocan molestia. Sin embargo, tu ira podría ser crónica si es extrema en naturaleza y ocurre con frecuencia o con poca provocación. Considera acudir a un tercero externo al asunto, como un terapeuta, para obtener ayuda con respecto a estos sentimientos más complejos.[14]
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Parte 3
Parte 3 de 3:
Lidiar con la ira y seguir adelante

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    Forja la seguridad en la relación que tienes con tu mamá. Cuanta mayor sea la frecuencia con la que tratas los problemas que surjan con ella de manera clara y razonable, mayor probabilidad habrá de que reconozca que estás creciendo. De tal forma, podrá confiar más en ti, además de en tus decisiones y opiniones. Establece las reglas fundamentales y forja confianza y seguridad con tu mamá, y te molestarás con ella (¡y viceversa!) con mucha menor frecuencia y seguirán hacia adelante.[15]
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    Encuentra medios saludables para deshacerte de tu ira. Además de las discusiones saludables que tengas con tu mamá cuando surjan las situaciones, también es importante prevenir que la ira se acumule dentro de ti. Algunos medios comunes para deshacerte de la ira son:[16]
    • escuchar música
    • ejercitarte
    • escribir tus sentimientos y pensamientos
    • respirar hondo
    • hablar con un amigo confiable
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    Acepta tus sentimientos y comportamientos. Es fácil sentir que tu mamá no te entiende o culparla a ella y a otras personas por todos tus problemas, pero todas estas son reacciones muy contraproducentes. En lugar de preguntar por qué te sucede, asume la responsabilidad de tus sentimientos y tu participación en la situación. De lo contrario, seguirás tomando las mismas decisiones y tendrás las mismas peleas con tu mamá.
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Consejos

  • Si sientes que tu mamá o tú necesitan un asesoramiento con la ira, acudan a un terapeuta o busquen uno en línea para encontrar al especialista apropiado.
  • Expresar tu ira nunca debe ser de manera violenta. Si tu mamá o tú experimentan reacciones violentas, comuníquense con (800) 799-SAFE (7233) para obtener una ayuda anónima y confidencial si se encuentran en Estados Unidos.
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Acerca de este wikiHow

Jin S. Kim, MA
Coescrito por:
Terapeuta licenciado en matrimonio y familia
Este artículo fue coescrito por Jin S. Kim, MA. Jin Kim es un terapeuta licenciado en matrimonio y familia que reside en Los Ángeles, California. Jin se especializa en trabajar con personas que forman parte de la comunidad LGBTQ, personas de color y aquellos que pueden tener desafíos relacionados con la reconciliación de identidades múltiples e interseccionales. Jin recibiço su maestría en Psicología Clínica en la Universidad de Antioch con sede en Los Ángeles, con una especialización en Psicología Afirmativa de LGBT en 2015. Este artículo ha sido visto 27 017 veces.
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