Es importante limpiar los arándanos antes de comerlos para quitar el moho y las bacterias, así como los residuos de los pesticidas. La manera más fácil de hacerlo es lavarlos bajo un chorro de agua fría, aunque también puedes usar un poco de vinagre para limpiarlos bien. Deshazte de los arándanos podridos y seca bien el resto. De esta manera, evitarás encontrar frutas arrugadas o cubiertas de pelusa blanca cuando los saques del refrigerador.

Método 1
Método 1 de 3:
Lavarlos con agua

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    Revisa bien para ver si hay frutas dañadas o residuos. Deshazte de los arándanos que no quieras comer, así como de los tallos y otros posibles residuos. Retira los que tengan manchas verdes, ya que el moho puede esparcirse a las frutas que están alrededor. Considera que si están rojos, quiere decir que aún no están maduros. Tendrás que separarlos del grupo, junto con los que se vean arrugados o aplastados.[1]
    • Los arándanos listos para comer son ligeramente blandos y de color azul oscuro.
    • Conforme lavas los arándanos, tal vez encuentres algunos que están demasiado blandos. Si es así, sácalos del grupo.
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    Coloca los arándanos en un colador. Puedes usar cualquier tipo de colador o tazón con agujeros. Llénalo con tantos arándanos como sea posible. Solo asegúrate de que no sean tantos que vayan a caerse por los bordes y terminen en el piso.
    • Deshazte de los tallos sueltos que encuentres en el colador.
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    Enjuaga los arándanos con agua fría. Abre el grifo del lavadero de la cocina y procura que la presión del chorro no sea muy fuerte. De lo contrario, podría aplastar algunas de las frutas. Luego, toma los arándanos en el colador y colócalos bajo el agua hasta que todos estén mojados.[2]
    • Para evitar aplastarlos, también puedes sumergir el colador con los arándanos en un tazón con agua fría.
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    Sacude el colador para escurrir el agua. Mueve los arándanos un poco para que no atrapen el agua y la dejen caer. Si los lavaste en un tazón, puedes recogerlos con un colador y botar el agua.[3]
    • Es importante que no dejes los arándanos en el agua por mucho tiempo, ya que de lo contrario podrían quedar muy blandos y su sabor dejará de ser agradable.
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Método 2
Método 2 de 3:
Limpiarlos con vinagre

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    Retira los arándanos que tienen moho o que están demasiado blandos. Revisa cada uno para ver si está dañado. Es fácil identificar los que están enmohecidos o que aún no maduran, ya que se verán verdes y rojos, respectivamente. Asimismo, tendrás que separar los que estén aplastados o arrugados.[4]
    • Retira los arándanos suaves o blandos. No te preocupes por sacarlos todos la primera vez, ya que podrás revisarlos nuevamente mientras los lavas.
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    Llena la mitad de un tazón con agua fría. Puedes emplear un tazón grande para o una centrífuga para verduras. Si tienes una gran cantidad de arándanos para lavar, puedes llenar el lavadero. Vierte por lo menos 3 tazas o 750 ml (24 onzas líquidas) de agua fría en el tazón.[5]
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    Añade 1 parte de vinagre al agua fría para conservar los arándanos. Para asegurarte de que la solución sea lo suficientemente fuerte como para eliminar el moho y las bacterias, tendrás que mezclar 1 parte de vinagre con 3 partes de agua. Puedes usar un frasco de vinagre blanco básico de los que venden en tiendas de abarrotes o supermercados. Si lavas los arándanos de esta manera, se mantendrán en buen estado por más tiempo mientras estén en el refrigerador.[6]
    • Por ejemplo, si viertes 3 tazas (750 ml) de agua en el tazón, tendrás que añadir 1 taza (250 ml) de vinagre.
    • En lugar de vinagre, también puedes conseguir un producto especial para lavar frutas en el supermercado.
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    Echa los arándanos en el tazón con la solución de vinagre. Añade tantos como quepan en el recipiente. Si es muy pequeño, deja un grupo a un lado. Luego podrás lavarlos en el mismo líquido.[7]
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    Revuelve los arándanos en el tazón por 1 minuto. Puedes usar tu mano para ir moviendo las frutas. Procura que se bañen en el vinagre de forma pareja.[8]
    • Puedes dejar los arándanos remojando por hasta 10 minutos para asegurarte de que queden bien limpios. Sin embargo, considera que un periodo prolongado de remojo podría hacer que algunos se ablanden.
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    Escurre el agua del tazón. La manera más sencilla de hacerlo es retirar los arándanos con un colador. También puedes vaciar todo el contenido del tazón al colador para asegurarte de botar toda el agua.[9]
    • Evita dejar los arándanos con agua por mucho tiempo. Empieza a secarlos inmediatamente.
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    Enjuaga los arándanos bajo un chorro de agua fría. En este punto, tendrán un fuerte olor a vinagre. Para eliminar el mal olor, usa el agua del grifo. Enjuágalos hasta que dejen de oler así.
    • Asegúrate de que la presión del chorro de agua sea baja para no aplastar los arándanos.
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Método 3
Método 3 de 3:
Secar los arándanos

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    Coloca papel absorbente en el fondo de una bandeja para hornear. Ordena los pedazos de papel en la superficie plana. El exceso de agua quedará en el fondo de la bandeja, mientras que el papel absorberá la humedad de los arándanos.[10]
    • Si no tienes una bandeja para hornear, puedes dejar los arándanos en un tazón o un colador. Simplemente sécalos dándoles toques con un pedazo de papel toalla.
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    Esparce los arándanos en una sola capa sobre la bandeja para hornear. Coloca los arándanos sobre el papel toalla. La idea es que formen una sola capa uniforme, sin quedar uno sobre otro. Si tienes muchos arándanos que secar, hazlo en varias tandas.[11]
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    Dale toques suaves a los arándanos con el papel toalla. Toma un nuevo pedazo del papel y colócalo sobre las frutas. Dales toques suaves y trata de hacer que rueden para alcanzar todos los lados. Conforme se va mojando, toma un nuevo pedazo de papel absorbente.[12]
    • Si todavía quedan algunos arándanos en el tazón o en el colador, podrías simplemente darles vueltas en el papel.
    • Asegúrate de quitar toda la humedad para que los arándanos no se ablanden.
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Consejos

  • Lava los arándanos cuando vayas a comerlos. Lava solo los que vas a necesitar en ese momento.
  • Los mejores arándanos son ligeramente blandos, de un color azul oscuro, casi morado.
  • Coloca los arándanos en un contenedor con tapa con papel absorbente en el interior y guárdalos en el refrigerador o en el congelador.
  • Los arándanos sin madurar se ven rojizos y suelen tener un sabor ácido.
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Advertencias

  • No dejes los arándanos en el agua o se ablandarán.
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Cosas que necesitarás

Lavarlos con agua

  • colador
  • lavadero
  • agua fría

Limpiarlos con vinagre

  • tazón o lavadero
  • colador
  • taza medidora
  • vinagre blanco
  • agua

Secarlos

  • bandeja para hornear
  • papel absorbente

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Categorías: Consejos en la cocina | Frutas
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