La limpieza profunda, también conocida como raspado y alisado radicular, le permite al dentista quitar el sarro que se acumula debajo de la línea de las encías de los dientes. Este procedimientos ayuda a tratar las bolsas que se forman en las encías por la enfermedad periodontal. Un dentista debe realizar este procedimiento. Habla con el dentista antes acerca de tus opciones y los riesgos. Durante este procedimiento, el dentista quitará todo el sarro raspando y alisando las raíces de los dientes.[1] Posteriormente, cuida de tus encías para prevenir cualquier infección.

Parte 1
Parte 1 de 3:
Prepararte para la cita

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    Programa una cita con el dentista. Por lo general, se recomienda una limpieza profunda después de que haya sido diagnosticada la periodontitis. Programa una cita con el dentista para la limpieza profunda. Es probable que debas hacerlo inmediatamente después del diagnóstico para impedir que se desarrollen bolsas más profundas en las encías.
    • Si se te diagnostica una periodontitis grave, el dentista puede derivarte a un periodoncista para la limpieza profunda. Este es un dentista que se especializa en las enfermedades de las encías.[2]
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    Habla con un dentista acerca del tratamiento láser. En algunos casos, el dentista puede quitar el sarro usando técnicas nuevas con láser. Estas son menos dolorosas y causan menos sangrado e inflamación después del procedimiento. Si el dentista tiene acceso a esta tecnología, pregúntale si el tratamiento láser puede ser una buena opción para ti.[3]
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    Dale al dentista tu historial médico. Algunos trastornos pueden aumentar el riesgo de una infección después de la limpieza profunda. Informa al dentista de tu historial médico, incluyendo cualquier historial familiar de enfermedades de la encía. Si el dentista sabe que estás en mayor riesgo, puede prescribir un antibiótico para prevenir la infección. Asegúrate de decirle si tienes cualquiera de los siguientes trastornos:
    • cualquier problema cardíaco que te ponga en riesgo de endocarditis (como VIH, válvulas cardíacas dañadas o defecto cardíaco congénito)
    • cualquier enfermedad o problema que afecte al sistema inmunitario
    • cirugía reciente
    • implantes (como cadera o válvula cardíaca artificial)[4]
    • historial de tabaquismo
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Parte 2
Parte 2 de 3:
Someterte al procedimiento

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    Determina si es necesaria la limpieza profunda. Antes de empezar, el dentista debe verificar qué partes de tu boca realmente necesitan la limpieza profunda. Para algunas personas, únicamente una parte de la boca puede estar afectada y quizás no necesiten el procedimiento en otras áreas. Otras personas pueden tener toda la boca afectada. Estas últimas necesitarán un raspado y un alisado radicular completos.[5]
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    Pregunta sobre los anestésicos. En la mayoría de los casos, se aplicará un anestésico local a tus encías para adormecerlas durante el procedimiento. El tipo más común de anestésico se inyectará en tus encías. Este adormecerá tus encías, tu lengua y tus labios. De manera alternativa, el dentista puede usar un gel. Este solo adormecerá tus encías.[6]
    • Si tienes adormecida la boca, no debes comer hasta que pase el adormecimiento, pues puedes morderte accidentalmente.
    • Aunque generalmente se recomienda un anestésico, no lo necesitas en realidad. Si te sientes incómodo con el uso de anestésicos, puedes preguntar al dentista si puedes prescindir de estos.
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    Deja que el dentista haga el raspado. La primera parte de la limpieza profunda es el raspado. El dentista te pedirá que abras la boca tanto como puedas. Usando una herramienta en forma de gancho, el dentista raspará el sarro que está debajo de la línea de las encías. Algunos dentistas pueden usar un dispositivo ultrasónico que quitará el sarro de una manera similar. Ambas herramientas trabajan alrededor del diente en la línea de las encías.[7]
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    Sométete a un alisado radicular. El alisado radicular es la segunda parte de la limpieza profunda. Durante el alisado, las encías que están alrededor de los dientes se alisan con una herramienta que reduce las bolsas que se puedan formar entre las encías y los dientes.[8]
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Parte 3
Parte 3 de 3:
Cuidar de tus encías

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    Controla el sangrado. Si tus encías están sensibles o experimentan sangrado, puedes tratarlas enjuagándote la boca con agua salada tibia. Presionar un pedazo de gasa o una bolsa de té húmeda en el lugar del sangrado puede reducirlo o detenerlo.[9]
    • El sangrado generalmente se detendrá después de uno o dos días, aunque un poco de la sensibilidad y del dolor pueden durar hasta por una semana. Llama al dentista si notas sangrado después de dos días.
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    Toma el medicamento. El dentista puede prescribir una pastilla para ayudar a prevenir la infección y reducir el dolor, o puede darte un enjuague prescrito especial. Sin importar qué tratamiento proporcione, sigue sus instrucciones cuidadosamente para usarlo.[10]
    • Algunas veces, en vez de prescribirte una pastilla, el dentista insertará el medicamento directamente en las encías. Si lo hace, evita comer por doce horas después del procedimiento y no uses hilo dental por una semana. Es probable que también necesites evitar los alimentos duros, masticables o pegajosos.[11]
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    Vuelve para un chequeo. En la cita, el dentista te pedirá que programes otra cita para que pueda hacer seguimiento a tu cuidado de las encías. También medirá qué tan profundas son las bolsas de las encías para seguir con la limpieza profunda. Si las bolsas se han agrandado, es probable que deba tomar una decisión más drástica, como la cirugía periodontal.[12]
    • Esta segunda visita puede llevarse a cabo algunas semanas o meses después del procedimiento.
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    Practica una buena higiene oral. La buena higiene de la boca pueden impedir que la enfermedad de las encías empeore y reducirá los problemas que tengas en el futuro. Cepíllate los dientes dos veces al día y usa hilo dental al menos una vez al día.[13]
    • Dejar de fumar también puede ayudar a reducir los problemas de las encías.
    • Debes visitar al dentista al menos una o dos veces al año para limpiezas y chequeos. El dentista puede continuar chequeando la profundidad de las bolsas de las encías para asegurarse de que la enfermedad no progrese.
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Consejos

  • Puedes realizar con total seguridad cualquier forma del cuidado de la salud oral durante el embarazo.[14]
  • Siempre sigue la recomendación del dentista para los cuidados posteriores apropiados.
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Advertencias

  • Si no sigues las instrucciones para cuidados posteriores del dentista, la periodontitis puede empeorar.
  • Durante la limpieza profunda, las bacterias del diente pueden entrar a tu torrente sanguíneo. En el caso de las personas más saludables, esto no representa un riesgo; sin embargo, para las personas con otros trastornos de salud, esto puede ocasionar una infección.[15]
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Acerca de este wikiHow

Alina Lane, DDS
Coescrito por:
Dentista
Este artículo fue coescrito por Alina Lane, DDS. La Dra. Alina Lane es una dentista que dirige All Smiles Dentistry, un consultorio dental de práctica general con sede en la ciudad de Nueva York. Después de completar un doctorado en Ciencias Odontológicas en la Universidad de Maryland, la Dra. Lane completó una pasantía de un año en Implantología en la Universidad de Maryland, donde se centró en la restauración avanzada de implantes dentales. Continuó su educación avanzada al completar una residencia de práctica general en Woodhull Medical Center, una filial de la Facultad de medicina de la NYU. Fue galardonada como residente del Centro Médico Woodhull entre el periodo 2012 y 2013. Este artículo ha sido visto 2512 veces.
Categorías: Salud
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