Con un poco de diligencia, puedes ayudar a tu cuerpo a sanar una herida infectada. Limpiarla puede ayudar a evitar que la infección se propague a otras partes de tu cuerpo y a otras personas. Lávate las manos antes y después de limpiarla. Remoja una herida cerrada o en proceso de cicatrización en una solución salina 3 veces al día. Aplica una pomada antibiótica y mantenla tapada. Para prevenir infecciones, enjuaga una herida fresca con agua tibia y lávala con jabón tan pronto como detengas el sangrado. Ve a un médico para que te suture una herida profunda o en caso de que te hayas lastimado con un objeto sucio u oxidado. Llama a un médico de inmediato si experimentas fiebre, dolor extremo o si el enrojecimiento y la hinchazón se extienden más allá del área herida.

Método 1
Método 1 de 3:
Limpiar una herida en proceso de cicatrización

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    Sigue las instrucciones del médico. La parte más importante del cuidado de una herida es seguir las instrucciones del médico. Si no has visto a uno todavía, entonces hazlo tan pronto como puedas. Es posible que él te aconseje:[1]
    • mantener la herida seca y limpia;
    • cubrir la herida cuando te bañes o duches para evitar que se moje;
    • limpiar la herida con agua y jabón o con un desinfectante de heridas especial;
    • reemplazar las vendas con regularidad y cuando se ensucien o se mojen.
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    Lávate las manos antes y después de limpiar la herida. Usa un jabón antimicrobiano para manos y agua tibia, y lávate las manos durante 15 a 30 segundos. Siempre lávate las manos antes y después de limpiarla.
    • Evita tocar la herida a menos que la limpies, y nunca la rasques si te pica.
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    Remoja la herida en una solución salida (si fue una indicación). Si el médico te aconsejó remojarla en una solución salina un cierto número de veces cada día, entonces asegúrate de hacerlo. Si no, no lo hagas. Retira la venda y remoja la herida cerrada o en proceso de cicatrización y cúbrela con un paño limpio remojado en una solución salina durante 20 minutos.[2]
    • Puedes crear tu propia solución salina al mezclar dos cucharaditas de sal con aproximadamente un litro (un cuarto de galón) de agua tibia.
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    Usa agua potable para limpiar la herida. Si no tomarías el agua que usarías para limpiarla, entonces no debes usarla. Puedes usar agua destilada o filtrada y calentarla con sal en la estufa.[3]
    • También puedes simplemente hervir el agua del grifo y dejarla enfriar hasta que sea segura de usar.
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    Aplícate un ungüento antibiótico. Aplica una crema antibacteriana en un hisopo de algodón, teniendo mucho cuidado de que la punta de la boquilla no toque el hisopo. Usa suficiente crema para aplicar una capa delgada sobre la herida. Usa un hisopo nuevo si necesitas aplicar más ungüento de la botella.[4]
    • Usa una crema de venta libre si el médico no te ha recetado ninguna. También puedes pedirle al farmacéutico que te recomiende un ungüento antibiótico de venta libre.
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    Evita usar alcohol o peróxido de hidrógeno. A la hora de tratar heridas e infecciones de la piel, frotar alcohol y peróxido de hidrógeno en realidad causa más daño que bien. Ambos interfieren con los procesos de cicatrización y lucha contra la infección. Luego, seca tu piel y mata las células blancas, las cuales tu cuerpo usa para matar los gérmenes que causan la infección.
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    Reemplaza las vendas para fomentar la cicatrización. Después de limpiar la herida y aplicar el ungüento, usa un paño limpio para secar el área alrededor de esta para que puedas colocar el vendaje. Cubrirla fomentará la cicatrización y evitará que la infección se extienda.[5]
    • Evita usar vendas que se adhieran a la herida. Opta por un vendaje esterilizado en lugar de gasa.[6]
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    Sigue las instrucciones del médico. Si tu herida está infectada, entonces tienes que estar bajo el cuidado de un médico. Si has visitado a tu médico de cabecera o a cualquier otro profesional médico cuando te lastimaste o para tratar una infección, asegúrate de seguir todas sus instrucciones. Aplícate la crema antibiótica tópica que te recetó o toma antibióticos orales como te lo haya indicado.[7]
    • Toma cualquier otro medicamento, como analgésicos o medicamentos antiinflamatorios, según las indicaciones.
    • Si recibiste puntos de sutura, trata de no mojarlos durante 24 horas a menos que el médico te lo haya indicado.
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Método 2
Método 2 de 3:
Limpiar una herida reciente

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    Detén el sangrado. Las heridas menores, como los rasguños superficiales o los cortes poco profundos, por lo general dejan de sangrar por su propia cuenta después de unos minutos. Si es necesario, cubre el área con un paño o una venda limpia y aplica una ligera presión. Eleva la herida si es posible, de modo que el área se mantenga a mayor altura del nivel del corazón.[8]
    • Por ejemplo, si tienes una lesión en el brazo o en la pierna, eleva la extremidad para mantener la herida a una altura mayor a la del corazón.
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    Enjuaga la herida reciente por hasta 10 minutos. Vierte agua tibia sobre un rasguño o un corte para eliminar la suciedad y los gérmenes. Limpia alrededor de la herida con un paño y un jabón suave o una solución salina. Empieza a limpiarla tan pronto como sea posible para evitar una infección.[9]
    • Remoja una herida por punción durante 15 minutos en una solución salina tibia para eliminar los residuos.
    • Si es necesario, sumerge un par de pinzas en alcohol para desinfectarlas y úsalas para eliminar las partículas de suciedad de un rasguño o un corte que no puedas enjuagar con agua. Consulta con un médico si no puedes eliminar cualquier residuo de una herida punzante o un corte profundo.
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    Aplícate un ungüento antibiótico y revisa la herida. Usa un hisopo de algodón para cubrirla con una capa delgada de ungüento antibiótico. Cúbrela con un vendaje estéril. Si es necesario, usa un paño limpio para secar el área alrededor de la herida para que el vendaje se adhiera.[10]
    • Asegúrate de cambiar las vendas al menos una vez al día o cuando estén húmedas o sucias.
    • Si la herida no se infecta, simplemente límpiala con una solución salina por lo menos una vez al día o cada vez que cambies las vendas.
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    Verifica si hay signos de infección. A medida que cuidas de la herida, asegúrate de revisarla frecuentemente para identificar signos de infección y llama al médico si notas algunos de ellos. Estos pueden incluir:
    • enrojecimiento
    • hinchazón
    • calor (aumento de temperatura en el área de la herida)
    • dolor
    • sensibilidad
    • pus
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Método 3
Método 3 de 3:
Consultar con el médico

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    Haz que te suturen las heridas más profundas. Si la herida perfora completamente la piel o mide más de 2 milímetros, debes consultar con un médico o visitar una clínica de emergencia. Si tienes problemas para cerrarla por tu cuenta o puedes ver cualquier músculo o grasa expuestos, lo más probable es que necesites puntos de sutura.[11]
    • Recibir puntos de sutura dentro de unas cuantas horas de la lesión reducirá el riesgo de dejar cicatrices e infecciones.
    • Ten en cuenta que las heridas con bordes dentados son más propensas a infectarse, así que asegúrate de ver a un médico si tienes este tipo de herida.
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    Programa una cita si la infección empeora. Llama a un médico de inmediato si el enrojecimiento y la hinchazón se extienden más allá de la herida o del sitio infectado. Si ya has visto a un médico, llámalo para que te haga una revisión si la fiebre persiste durante 2 días después de empezar a tomar un antibiótico o si la herida infectada no muestra signos de mejoría durante 3 días después de empezar a tomar un antibiótico. Los signos de una infección que empeora pueden incluir:
    • aumento de la hinchazón
    • rayas rojas que se alejan de la herida
    • un mal olor que proviene de la herida
    • aumento de la cantidad de pus y líquido provenientes de la herida
    • fiebre
    • resfriado
    • náuseas o vómitos
    • ganglios linfáticos inflamados
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    Conversa acerca de los antibióticos tópicos u orales con el médico. Cuando el médico examine la herida infectada, analiza si debes tomar antibióticos tópicos u orales. Un antibiótico tópico es un ungüento que aplicas directamente en el área infectada y es la forma más común de tratamiento.[12]
    • Los antibióticos orales (o antibióticos sistémicos) se toman por la boca y son mejores si el médico cree que la infección se está propagando o si tu sistema inmunológico está comprometido. Infórmale a tu médico acerca de la fiebre o cualquier otro síntoma y asegúrate de mencionar cualquier condición crónica de salud o medicamentos que puedan haber debilitado tu sistema inmunológico.[13]
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    Pregúntale al médico acerca de recibir una vacuna contra el tétanos. Siempre es mejor hablar con un médico acerca de recibir una vacuna contra el tétanos si la herida es profunda o está sucia. Las heridas punzantes causadas por superficies sucias u oxidadas pueden causar tétanos, pero la mayoría de los programas de vacunación estándar te protegen contra esta enfermedad. Si no te has vacunado contra el tétanos en los últimos 5 años, es posible que necesites una revacunación.[14]
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    Consulta con un médico acerca de las condiciones crónicas y otras preocupaciones. Debes ponerte en contacto con tu médico de inmediato si tienes cualquier preocupación acerca de la naturaleza de tu herida o acerca de tus condiciones médicas existentes.
    • Por ejemplo, asegúrate de consultarle al médico si tomas un anticoagulante recetado o si tu sistema inmunológico está comprometido.
    • Además de las heridas causadas por objetos oxidados o sucios, lo mejor es consultar a un médico por las heridas de mordidas de animales o humanos, o que tienen residuos difíciles de eliminar.[15]
    • Asimismo, ten en cuenta que algunas personas corren un mayor riesgo de infección, como las personas diabéticas, ancianas, obesas o inmunodeprimidas (las que tienen VIH y SIDA, están bajo un tratamiento de quimioterapia o las que toman esteroides).
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    Busca atención médica inmediata para síntomas severos. En algunas situaciones, es posible que debas buscar atención médica inmediata. Algunos síntomas que indican una necesidad de cuidado inmediato incluyen:[16]
    • sentir que te falta el aliento;
    • tener un ritmo cardiaco rápido;
    • sentirse confundido;
    • tener un sangrado excesivo que empapa las vendas;
    • sentir que tu herida se está rasgando o notar que en realidad se ha abierto;
    • tener dolor severo;
    • notar rayas rojas procedentes del área infectada.
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Acerca de este wikiHow

Luba Lee, FNP-BC, MS
Coescrito por:
Junta de revisión médica
Este artículo fue coescrito por Luba Lee, FNP-BC, MS. Luba Lee es una enfermera profesional certificada en Tennessee. Recibió su maestría en Ciencias de Enfermería en la Universidad de Tennesee en 2006. Este artículo ha sido visto 7670 veces.
Categorías: Lesiones y accidentes
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