Las tortugas mascota pueden ser grandiosas compañeras. Al igual que todos los animales, las tortugas requieren un cuidado y una atención minuciosos para garantizar que se desarrollen y vivan de forma plena y saludable. Desde un hábitat y una nutrición adecuados, hasta el acceso al agua; conocer las necesidades de tu tortuga es una parte importante de tener una mascota.

Método 1
Método 1 de 2:
Mantener a una tortuga saludable

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    Bríndale una jaula con un espacio apropiado. La regla general es 38 L por cada 3 cm (1 pulgada) de tu tortuga. La capacidad mínima para una tortuga bebé (menor de 1 año) es 190 L (50 galones); y para una adulta, más de 450 L (120 galones). Debes tener una noción general del tamaño que tu tortuga alcanzará cuando se desarrolle por completo, así no te sorprenderás al tener una tortuga que no puedas mantener.[1]
    • Determina si quieres una tortuga acuática o de tierra. Las tortugas comunes como la de caja requerirán un paisaje similar al de un desierto. Si deseas tener una tortuga acuática, cerciórate de que haya tierra seca y un espacio adecuado para que nade, y de que su casa esté lo suficientemente sellada como para retener el agua.
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    Proporciónale una filtración adecuada a una tortuga acuática. Una tortuga necesitará un filtro de cartucho. Es muy recomendable conseguir un Filstar XP3 o XP4 de Rena (o un producto similar), así mantendrás saludable a tu tortuga. Si no brindas una buena filtración, tu tortuga puede enfermarse gravemente, ya que la comida y las heces pueden acumularse.[2]
    • Incluso con una filtración adecuada, tendrás que cambiar el agua de tu tortuga con frecuencia. Al cambiar el agua, cerciórate de que el filtro no esté obstruido. Si ves residuos o comida antigua que hayan permanecido en el filtro, esto podría generar una obstrucción que evitará que filtre el agua de forma apropiada. Puedes comprar un declorador o un acondicionador de agua en cualquier tienda de mascotas.
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    Limpia el acuario con frecuencia. Retira todo lo que esté en el acuario (como todas las áreas en las que repose) y vacía el agua. Lava todo con agua tibia y un jabón antibacteriano. Deja las rocas reposando en agua tibia con jabón. Enjuaga el jabón de forma minuciosa. Deja que el acuario repose hasta que esté seco. Vuelve a colocar todo en el acuario y llénalo con agua limpia declorada. Si tienes una tortuga de tierra, deberás colocar substrato nuevo (como arena, virutas o papel periódico) en el fondo del acuario cada vez que lo limpies.[3]
    • La frecuencia con la que tengas que limpiar dependerá de lo revoltosa que sea tu tortuga. En general, es una buena idea hacerlo al menos 2 veces al mes. Debes lavarte bien las manos luego de limpiar el acuario.
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    Bríndale una dieta equilibrada a tu tortuga. Una dieta adecuada para las tortugas de orejas rojas y especies similares debe contar con las siguientes proporciones: 50 % de vegetales y plantas acuáticas, 25 % de comidas de venta comercial y 25 % de proteínas vivas. Una tortuga de menos de 1 año de edad deberá comer todos los días. Una tortuga de más de 1 año deberá comer dejando un día, así evitarás que sufra de sobrepeso.[4]
    • Entre los vegetales que tu tortuga puede consumir tenemos a las plantas acuáticas como la lenteja de agua, el helecho mosquito y la lechuga de agua. Asimismo, les gusta comer frutas y vegetales como la papaya, las zanahorias, las manzanas y los vegetales de hoja como la lechuga romana.
    • Para obtener proteínas, tu tortuga puede comer pollo o pavo cocido, o carne de res cruda. Si deseas alimentar a tu animal con proteínas vivas, será grandioso que consuma gusanos de harina, caracoles, gusanos de cera, larvas de escarabajo o incluso peces dorados pequeños.
    • Asimismo, hay comidas de venta comercial (como los gránulos) que pueden brindarle una nutrición completa a las tortugas. Debes leer los ingredientes con cuidado y cerciorarte de que las proporciones de proteínas y materia vegetal sean adecuadas.
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    Cerciórate de que tu tortuga cuente con una iluminación adecuada. Si tu tortuga no cuenta con un acceso frecuente a la luz del sol, tendrás que colocar bombillas de luz UV para que se exponga a la luz. En la naturaleza, las tortugas se exponen a la luz del sol todos los días, y esta les brinda los nutrientes básicos para un crecimiento y desarrollo saludables. La cantidad de luz que requiera dependerá de la especie; no obstante, las tortugas de tierra suelen requerir más.[5]
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    Mantén las temperaturas adecuadas para el agua. Necesitarás un calentador de agua. Las tortugas son animales de sangre fría y, por ende, requieren calor externo para calentar su cuerpo. Si las temperaturas se elevan o descienden demasiado, esto puede ser mortal. El agua debe encontrarse entre los 26,5 y los 27,5 °C (80 y 82 °F) para una cría de tortuga o una tortuga enferma, y entre los 25,5 y los 26,5 °C (77 y 80 °F) para una tortuga saludable de más de un año de edad.[7]
    • El área de asoleamiento (tierra seca) debe estar 6 °C (10 °F) más caliente que el agua, para animar a la tortuga a calentarse asoleándose.
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    Identifica los signos de enfermedad en tu tortuga. Incluso si haces tu mejor esfuerzo por mantener a tu tortuga saludable, hay algunas enfermedades que normalmente pueden perjudicar la salud de tu mascota. No obstante, la mayor parte de ellas pueden tratarse si identificas algunos signos de su presencia, y podrás empezar a curar a tu tortuga con rapidez.[8] Entre estas condiciones tenemos a las siguientes:
    • Insuficiencia de vitamina A. Esta surge cuando tu tortuga no consume una dieta adecuada, y se manifiesta como una falta de apetito, hinchazón de los párpados y las orejas, y dificultades respiratorias persistentes. Esta también puede afectar a la flotabilidad de tu tortuga al nadar. Puedes corregir este problema garantizando que tu tortuga cuente con una dieta equilibrada.
    • Infecciones respiratorias. Los signos más comunes de este problema son las sibilancias, la dificultad para respirar, las burbujas y la mucosidad en su nariz, y la tos frecuente. Si notas estos síntomas, lleva tu tortuga al veterinario para que le tome una radiografía y defina el tratamiento adecuado con antibióticos. La causa más común de estos problemas son las temperaturas inadecuadas del agua o el área de asoleamiento, o una exposición a las corrientes de aire.
    • Caparazón podrido. Esta es una enfermedad micótica en el caparazón. Entre los síntomas tenemos a los siguientes: caparazón blanco; resbaloso; con mal olor; y en ocasiones, con pus. Asimismo, los síntomas podrían incluir a las abrasiones pequeñas en el caparazón de la tortuga. Si notas alguno de estos signos, lleva tu tortuga al veterinario para que le recete antibióticos.
    • Parásitos. Estos son la causa más común de las enfermedades. Los parásitos más comunes en las tortugas son las lombrices intestinales, las ascárides y los anquilostomas. Entre los signos de su presencia tenemos a la falta de apetito, los alimentos no digeridos en las heces, la pérdida de peso y a veces escupir la comida. El veterinario te pedirá una muestra de heces de tu tortuga para evaluar si presenta parásitos, y administrar un medicamento dirigido a eliminar el parásito específico de tu tortuga.
    • Busca a un buen veterinario que se especialice en herpetología. No todos los veterinarios atenderán a animales exóticos. Cerciórate de que el veterinario que escojas cuente con una especialización en herpetología y pueda ayudar a tu tortuga. Busca en Internet a un veterinario herpetólogo con revisiones favorables y una formación especializada que esté comprobada. Llama a las veterinarias locales para determinar si pueden atender a tortugas, o si conocen a un buen colega que pueda hacerlo.
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Método 2
Método 2 de 2:
Escoger una tortuga

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    Escoge el tipo de tortuga que desees. Existen diferentes tipos de tortugas que puedes comprar. Estas pueden presentar diferentes dificultades en su cuidado, así como diferencias en los costos y en lo domesticado o dócil que será el animal. Entre las diferentes especies tenemos a las siguientes:[9]
    • Tortugas pintadas. Estas son especies acuáticas grandiosas para los principiantes. Son una variedad colorida de tortugas fáciles de conseguir y cuidar, y son grandiosas para un dueño de tortugas principiante. Estas permanecen pequeñas, llegando a medir solo de 10 a 15 cm (4 o 5 pulgadas), y son animales activos. Normalmente, estas también se crían en cautiverio, y muchos años de crianza han dado como resultado a un animal dócil y domesticado. Estas se caracterizan por sus marcas coloridas que las hacen lucir “pintadas”, a lo que se debe su nombre.
    • Tortugas apestosas comunes. Estas son tortugas acuáticas pequeñas relativamente abundantes. Pueden reposar con comodidad en un acuario pequeño (de tan solo 113 L o 30 galones), pero por lo general no les gusta que las toquen.
    • Tortugas de Florida. Existen muchas variedades de estas tortugas, pero hay dos que son las más comunes: la tortuga de orejas rojas y la de vientre amarillo. Estas crecen como máximo hasta los 30 cm (11 pulgadas) y son fáciles de cuidar. Ellas también poseen una personalidad dócil.
    • Tortuga espalda de diamante. Este es otro tipo de tortuga que suele encontrarse en las tiendas de mascotas y en los criaderos. Estas tortugas se mantienen pequeñas (como máximo 25 cm o 9 pulgadas) y son amigables, pero requieren un poco más de pericia que las tortugas pintadas o las de Florida. Ellas prefieren el agua salobre (un agua un poco salada) y, por ende, requieren más trabajo.
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    Busca un criador o vendedor de buena reputación. Muchas tiendas de mascotas venderán una gran variedad de tortugas. No obstante, tendrás que conocer el origen de tu tortuga antes de llevarla a casa. Esto consiste en saber si ha sido criada en cautiverio o atrapada en la naturaleza. Además, tendrás que cerciorarte de que la mantengan en un hábitat adecuado y luzca alerta y saludable.[10]
    • Pide pruebas que demuestren que la tortuga ha sido criada en cautiverio. Si el criador no puede brindártelas, es probable que la tortuga haya nacido en la naturaleza. Esto puede tener efectos perjudiciales en la población de tortugas salvajes y también puede hacer que tu tortuga sea más propensa al estrés, lo cual puede perjudicar su salud.
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    Debes escoger una tortuga saludable. Muchas tortugas pueden ser criadas en malas condiciones o sufrir el estrés de que las capturen en la naturaleza; por ello, es importante que escojas a una tortuga con una apariencia saludable. La tortuga debe estar alerta, sin parásitos y relativamente activa. Tendrás que ver que la tortuga tenga apetito y luzca bien alimentada. Sus ojos deben ser claros, no debe tener burbujas en la nariz mientras respira ni debe emitir sibilancias. Las extremidades deben ser fuertes y debe moverlas cuando la cargues. Si luce desganada, este será un signo de enfermedad. Asimismo, no debe haber fisuras ni hoyos en su caparazón, ni signos de heridas. [11]
    • Revisa su acuario. El agua debe estar limpia, y debe contar con comida y una iluminación adecuada. Si no cuenta con alguno de estos elementos, esto puede aumentar la probabilidad de que lleves una tortuga enferma a casa.
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    Debes estar listo para recibir a la tortuga en casa. Además de todos los requisitos de compromiso, debes cerciorarte de que el hábitat de tu tortuga esté listo antes de llevarla a casa. Esto permitirá que pueda empezar a adaptarse a su nueva vida de inmediato.
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    Siempre manipúlala de forma segura. En el caso de que seas su cuidador principal o que un niño la toque con frecuencia, deberás estar consciente de las enfermedades que el animal podría portar. Las tortugas pueden portar la salmonela u otras enfermedades infecciosas. Asimismo, esta enfermedad puede contraerse al tocar su acuario. Debes manipularla de forma segura y lavarte bien las manos luego de tocar su acuario o a ella.[12]
    • Las personas de edad avanzada, los niños y los bebés son muy vulnerables a la salmonela. Incluso si no interactúan de forma directa con la tortuga o su entorno, deberás lavarte bien las manos antes de entrar en contacto con las personas que corren peligro.
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Consejos

  • Si alguna vez tu tortuga se queda boca arriba, deberás voltearla de inmediato. Con frecuencia, las tortugas no pueden voltearse por sí solas y se ahogarán si no pueden desplazarse para tomar aire.
  • Ten en cuenta que cuando una tortuga muestra síntomas, esto suele significar que es demasiado tarde. Las tortugas ocultan muy bien las enfermedades; por ello, si empiezan a mostrar los síntomas, ¡esto significa que la enfermedad ha avanzado y requieren atención médica lo más pronto posible!
  • Es una buena idea buscar a un veterinario herpetólogo en tu localidad que se especialice en tortugas. Si tu tortuga tiene una enfermedad, la única manera de que reciba tratamiento es llevarla a un veterinario. Si ya cuentas con uno antes de que surja una emergencia, será más fácil que tu tortuga reciba el tratamiento médico adecuado.
  • Cerciórate de que el filtro de tu tortuga esté apagado mientras coma; de lo contrario, tu mascota no podrá atrapar la comida.
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Advertencias

  • No alimentes a la tortuga con hormigas rojas, gusanos de harina o espinaca.
  • No coloques piedras ni otros adornos con bordes afilados o irregulares en el acuario de tu tortuga, ya que podrían lastimarla.
  • No coloques boca abajo a tu tortuga en el agua, ya que no podrá respirar.
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Acerca de este wikiHow

Audra Barrios
Coescrito por:
Bióloga marina y especialista en reptiles
Este artículo fue coescrito por Audra Barrios. Audra Barrios es bióloga marina y propietaria de Lick Your Eyeballs, una empresa que a cargo de la venta de reptiles, suministros y plantas. Con más de 15 años de experiencia, Audra se especializa en reptiles y animales exóticos, educación ambiental, biología marina, asuntos de conservación y crianza de animales. Obtuvo una licenciatura en biología marina de la Universidad de California, Santa Cruz, y estudió ciencias naturales en el College of Marin. Además, es la fundadora y presidenta ejecutiva de Things That Creep, una organización sin fines de lucro dedicada a la conservación de reptiles a través de la educación. Ha pasado los últimos seis años trabajado como bióloga en la Academia de Ciencias de California. Este artículo ha sido visto 8971 veces.
Categorías: Reptiles
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