Ya sea que estés en cama con tu manta o acampando después de hacer una caminata, ¡los pies fríos serán una molestia! Por suerte, existen métodos sencillos para calentarlos y mantenerlos calientes. Entre ellos, puedes usar unos calcetines gruesos y otras prendas, calentar tu cuerpo al mantenerlo en movimiento, o ajustar tu entorno. De esa manera, ¡podrás calentar tus pies fríos en muy poco tiempo!

Método 1
Método 1 de 4:
Usar prendas y accesorios que te calienten

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    Ponte unos calcetines de lana cálidos y gruesos. Usa unos calcetines hechos con 70 % de lana, pues son los más adecuados para mantener el calor en tus pies. Después de ponértelos, frótate los pies entre sí para generar un poco de calor.[1]
    • También puedes comprar unos calcetines de piel, alpaca, o de lana de oveja para obtener un aislamiento adicional.
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    Usa pantuflas aisladas. Usar unas pantuflas sobre los calcetines ayudará a mantener tus pies calientes, sobre todo si son de lana o de piel. ¡Estos dos accesorios serán cálidos y cómodos![2]
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    No te quites los zapatos cuando estés en casa. A menos que tengas una regla sobre no usar zapatos cuando estés en casa, quédate con los zapatos puestos hasta antes de irte a dormir. De esta manera, podrás aislar tus pies y tobillos, además de conservar el calor.[3]
    • También puedes usar unas botas aislantes mientras duermes en una tienda de campaña.
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    Cámbiate los calcetines si se te mojan. Si has estado usando calcetines durante todo el día y tus pies sudan, el sudor podría mojarlos y enfriarlos. Por consiguiente, ponte un par seco y cálido para calentar tus pies instantáneamente.
    • Esto es importante si estás en casa o si caminas por la naturaleza. Siempre lleva contigo un par adicional cuando viajes o vayas de excursión para que así puedas cambiarte.
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    Calienta tu tronco. Te será muy difícil calentar tus pies si el resto de tu cuerpo está frío. Envuélvete en una manta, ponte un suéter adicional o toma un baño caliente. Si logras mantener caliente la parte central de tu cuerpo, te será más fácil calentar tus pies.[4]
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    Ponte un sombrero. Quizás no parezca tener sentido usar un sombrero para calentar los pies, ¡pero puede ser de utilidad! Ten en cuenta que pierdes una gran cantidad de calor por la cabeza y, mientras más frío esté tu cuerpo, más fríos tendrás los pies. Por ello, ponte un sombrero acogedor para así mantener el calor corporal y fomentar el calentamiento de tus pies.[5]
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Método 2
Método 2 de 4:
Aplicar calor

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    Calienta los calcetines en la secadora. Coloca los calcetines en la secadora durante unos 10 minutos y luego póntelos. ¡Verás que estarán calientes!
    • Evita ponerlos en el microondas o en el horno, pues podrían incendiarse. Si no tienes una secadora, plánchalos para calentarlos.
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    Pon los pies en agua caliente. Si es posible, toma una ducha caliente o sumérgete en un baño caliente para calentar todo tu cuerpo, incluidos los pies. Si no puedes hacerlo, calienta los pies con agua caliente en un recipiente grande o en un baño para pies manteniéndolos remojados durante todo el tiempo que desees. Solo asegúrate de seguir añadiendo agua caliente para que no se enfríe.
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    Consigue una manta eléctrica para tu cama. Puedes adquirirla en muchos establecimientos minoristas a gran escala y en algunas farmacias. Compra una para que puedas usarla en tu cama o sofá y envuelve tus pies con ella. No obstante, asegúrate de desenchufarla cuando no la utilices.
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    Calienta una bolsa de arroz y envuélvela alrededor de tus pies. Puedes comprar una o crear la tuya propia.[6] Cuando tengas frío, coloca la bolsa de arroz en el microondas durante 1,5 a 2,5 minutos y luego envuélvela alrededor de los pies.
    • El tiempo en que debas calentarla dependerá de tu microondas, así que siempre prueba la temperatura con cuidado.
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    Utiliza una botella de agua caliente. Coloca una botella de agua caliente sobre o debajo de tus pies para calentarlos rápidamente y sácala cuando el líquido comience a enfriarse. Asegúrate de que la botella tenga un recubrimiento y de que no esté demasiado caliente. En caso de que no soportes el calor, déjala enfriar durante unos cuantos minutos y vuelve a intentarlo.[7]
    • Ponte calcetines en lugar colocar la botella de agua directamente sobre tu piel.
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    Coloca plantillas térmicas en tus zapatos. Compra un par de plantillas térmicas o almohadillas de calefacción (o calentadores de manos) en la farmacia de tu localidad, y lee las instrucciones con detenimiento para saber cómo usarlas. Cada vez que tengas los pies fríos, activa una e introdúcela en tu calcetín.[8]
    • Si las instrucciones indican que no deben entrar en contacto directo con tu piel, colócalas entre tu calcetín y el zapato o entre dos calcetines.
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    Crea tu propio calentador de pies. Dobla una almohada a la mitad y fija las esquinas con imperdibles para crear un bolsillo. Coloca varias botellas de plástico resistente (unas con capacidad de 230 ml u 8 oz) llenas de agua caliente para crear una fuente de calor. Prueba el agua con la mano para asegurarte de que no esté demasiado caliente y luego coloca las botellas en el bolsillo casero. Por último, desliza los pies hacia el interior y siente el calor.
    • Cierra bien las tapas de las botellas para que no haya derrames.
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Método 3
Método 3 de 4:
Modificar tu entorno

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    Envuelve tus pies mientras duermes. Cuando estés en la cama, envuélvete los pies con una manta y asegúrate de que estén completamente cubiertos para así mantenerlos calientes. Esto les proporcionará un mejor aislamiento que solo cubrirlos con una manta.[9]
    • Cierra completamente tu bolsa de dormir para que tus pies queden envueltos en la parte inferior.
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    Mantén tus pies alejados del suelo. Una gran parte del calor se pierde a través de las plantas cada vez que los pies se encuentran sobre una superficie fría. Por ello, siempre que sea posible, mantén los pies sobre un cojín o sobre un taburete.
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    Siempre ten un calzado adicional a tu disposición. Aun cuando tu casa y lugar de trabajo sean secos y cálidos, tus pies podrían enfriarse y mojarse en el trayecto de un punto al otro. Por lo tanto, siempre ten un par extra de calcetines y zapatos en el trabajo para que puedas cambiarte en caso de que tus pies se mojen en el camino.
    • Considera la posibilidad de tener unos zapatos “profesionales” en la oficina y usar botas aislantes durante tu trayecto del trabajo a casa y viceversa.
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    Calienta la habitación donde te encuentres. Si tus pies siguen fríos pese a tener el cuerpo cubierto, quizás la habitación donde estás se encuentre demasiado fría. En ese caso, asegúrate de cerrar todas las ventanas, de encender la calefacción central o una fogata, o de comprar un burlete en caso de que pienses que el frío entra por debajo de las puertas.
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Método 4
Método 4 de 4:
Mantenerte activo

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    Mueve y ejercita los pies. Si has estado sentado por mucho tiempo, mueve o ejercita los pies para calentarlos. Párate de puntas y luego apóyalos completamente o estíralos. También puedes encoger los pies y flexionar los dedos. Repite estos ejercicios hasta que tus pies comiencen a hormiguear y a calentarse.
    • Ponte de pie y camina. El movimiento hará que la sangre circule por tu cuerpo y lo caliente. Incluso puedes hacer saltos de tijera para bombearla mejor.
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    Balancea las piernas de 30 a 50 veces. Siéntate en una silla o en el borde de la cama con las piernas colgando y comienza a moverlas hacia atrás y adelante de 30 a 50 vece. Esto aumentará el flujo de sangre hacia tus pies. Asegúrate de mover toda la pierna, incluyendo el muslo.
    • ¡Haz movimientos enérgicos! Balancea las piernas con el mayor impulso posible.
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    Masajéate los pies. Frótate un poco de loción o crema para pies y masajéatelos. Asegúrate de frotar los dedos, los talones y las plantas para fomentar la circulación y calentar tus pies. Luego, ponte unos calcetines gruesos o unas pantuflas para conservar el calor.
    • Utiliza una crema que fomente el calor para tener un efecto mayor.[10]
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Advertencias

  • Si tienes diabetes, no pongas los pies en un recipiente con agua tibia, sobre una botella de agua caliente o alrededor de una bolsa de arroz. Lo más recomendable es que uses calcetines de algodón gruesos y te frotes los pies con las manos.
  • Si utilizas una manta eléctrica, no olvides desenchufarla.
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Resumen del artículoX

La forma más fácil de calentarte los pies es ponerte unos calcetines gruesos y cálidos. También puedes usar unas pantuflas isotérmicas sobre los calcetines para mantener aún más el calor. Si te sudan los pies o los calcetines se mojan, quítatelos y ponte un par seco. El ejercicio o un masaje en los pies también pueden ayudarte a mejorar la circulación en los pies, lo cual puede hacer que los sientas más calientes. Si aun así siguen fríos, puedes sumergirlos en un baño caliente o enrollarlos en una almohadilla térmica de arroz. Sin embargo, no debes probar estos métodos si sufres de diabetes, ya que podrías quemarte los pies sin darte cuenta.

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