Para mantener tu salud espiritual, realiza prácticas devocionales regulares, tales como la oración y la meditación. Haz tus actividades diarias de manera consciente y mantente en contacto con tu cuerpo, tus emociones y tu conexión con todos los seres. Vence tus miedos y ambiciones haciendo buenas obras y sintiendo empatía por los problemas de los demás.

Método 1
Método 1 de 3:
Mantener una práctica espiritual

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    Medita y ora. La oración y la meditación son actividades que pueden hacerse a diario o varias veces al día. Si las incorporas a tu rutina diaria, podrás mantener tu salud espiritual de la misma manera que mantienes tu salud física. Ora o medita solo o en grupo.
    • Únete a un grupo de oración en tu lugar de culto.
    • Reúnete con un grupo de yoga y meditación en parques y otros lugares naturales.
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    Haz excursiones mensuales o anuales para volver a conectarte con tu espiritualidad. Es importante tener una rutina diaria, pero no debes dejarte llevar por ella. Para romper con la rutina y tener una nueva perspectiva, ve a un lugar distinto y pasa más tiempo realizando tus prácticas espirituales.
    • Ve a un retiro de meditación silenciosa.
    • Haz un viaje con un grupo de la iglesia.
    • Haz una peregrinación a un lugar santo.
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    Estudia textos sagrados y sus interpretaciones contemporáneas. Lee los textos más antiguos de tu religión, como la Torá, el Tripitaka o el Corán. Trata de leer un poco todos los días. Únete a un grupo de lectura o consigue un compañero de estudio para mantenerte al día.
    • Si estás interesado en la espiritualidad de diferentes religiones, lee sus textos sagrados.
    • Lee poesía y letras de canciones inspiradas en los textos sagrados de tu religión.
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    Reflexiona en tus creencias. En vez de ser un creyente pasivo, mantén tu salud espiritual haciendo preguntas, declarando y repasando los principios de tu religión.
    • Escribe las cosas que consideras como verdad y elabóralas un poco.
    • Si algo te preocupa, no lo escondas. Compártelo con alguien de tu confianza y hablen de lo que te preocupa.

Método 2
Método 2 de 3:
Conectarte con la creación

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    Pasa un tiempo silencioso en la naturaleza. Conéctate con el mundo natural haciendo caminatas y senderismo. Busca lugares tranquilos para sentarte y poder observar las plantas, los animales y las nubes. Apaga tu teléfono para que puedas tranquilizar tu mente. No revises tus mensajes de texto ni tomes fotos.
    • Da gracias por la belleza de todo lo que observas.
    • Lleva un diario contigo y escribe algunas cosas si te sientes conmovido.
    • Haz campamentos para que puedas despertarte lejos de la civilización.
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    Cultiva la empatía por los demás. Para desarrollar empatía por los demás, presta mucha atención a la gente a tu alrededor. Escucha atentamente durante las conversaciones y pregúntate cómo se siente esa persona y qué quiere. Expande la empatía que sientes por la gente que conoces a la que todavía no conoces, es decir, a la gente de la calle o la que menciona los periódicos.[1]
    • Cuando sientas desdén, repugnancia u odio hacia alguien, respira profundo y trata de ver las cosas desde su perspectiva. Ponte a pensar en lo que haya podido sufrir, sus miedos y en las cosas que le traen alegría y seguridad.
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    Exprésate de manera creativa. La exploración creativa fortalecerá tu entendimiento espiritual. Cuando se hacen cosas, se usan partes de la mente que no se usan solo con la reflexión. Puedes cantar, bailar, hacer postres, decorar, pintar, escribir y hasta hacer jardinería.[2]
    • Si quieres inspirarte, ve a mezquitas, iglesias, templos y otros lugares de culto que tengan hermosas obras de arte, arquitectura o música.

Método 3
Método 3 de 3:
Hacer buenas obras

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    Trabaja como voluntario. Centrarte en los demás ayudará a tu desarrollo personal. Busca una causa que consideres importante y dona tu tiempo libre a ella. Busca organizaciones locales que requieran voluntarios, organiza una recaudación de fondos o crea tu propio grupo de voluntarios.[3]
    • Ofrécete como voluntario en un albergue para gente sin hogar.
    • Da clases gratuitas de tu lengua materna a inmigrantes.
    • Participa en un sindicato local y ayuda a otros trabajadores en tu campo.
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    Sé cortés con los demás. Sé cortés con todos los que conozcas, pero en especial con los que son más allegados a ti. Controla tus sentimientos para no desquitarte con los demás. Evita la violencia, salvo que sea absolutamente necesaria para defenderte a ti o a otra persona. Ayuda a las personas que necesitan ayuda.
    • Pregunta si no sabes muy bien cómo ayudar de la mejor manera a la gente que quieres o también puedes darle ideas. Por ejemplo, puedes decir “Estoy libre el domingo si quieres que pode los setos, pero si prefieres que haga algunos mandados, no hay problema”.
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    Desarrolla una mayor gratitud. Tómate un poco de tiempo todos los días para reflexionar en todo el trabajo que los demás hacen por ti. Expresa internamente tu gratitud por sus vidas. También diles a ellos lo agradecido que estás por sus vidas.[4]
    • Cuando alguien haga algo por ti, agradécele. Cuéntale cómo te ha ayudado para que sienta la sinceridad de tu gratitud.
    • Escribe algo por lo cual te sientas agradecido en tu diario todos los días o dilo durante una oración o declaración diaria.
    • Siéntete agradecido por las buenas cosas que sientes al ser cortés con los demás. Agradece la posibilidad de participar en sus vidas y ellos en la tuya.

Consejos

  • No tienes que identificarte con cierta fe o religión para poder ser espiritual. Busca y usa tus propias creencias y principios morales.

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Categorías: Filosofía y religión