Tomar una taza de café por la mañana es la manera en la que las personas alrededor del mundo comienzan su día. La forma de hacer que el café sea lo más fresco posible es moler los granos todos los días, y la manera más fácil de hacerlo es con un molinillo de café adecuado. Sin embargo, si tu molinillo de café se avería o te encuentras en un lugar en el que no haya uno, existen varias formas de moler tus propios granos para prepararte una taza fresca de café.

Método 1
Método 1 de 3:
Moler granos de café mecánicamente

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    Licúa los granos de café. Mide aproximadamente ¼ de los granos de café que vayas a utilizar y colócalos dentro de la jarra de la licuadora. Configura la licuadora en la opción de moler o la opción más baja. Luego, tápala y licúa los granos de café en pulsaciones de dos segundos durante aproximadamente 10 segundos. Añade el siguiente ¼ de granos y repite el procedimiento. Continúa hasta que obtengas la cantidad y la consistencia adecuada de café, aproximadamente durante un minuto.[1]
    • Cuando hayas terminado de moler los granos de café, lava bien la licuadora para quitarle el aroma del café.
    • La licuadora es ideal para moler café si tienes prisa, aunque no obtendrás un molido consistente o fino. Este aparato es excelente para obtener un molido grueso.
    • Licúa los granos de café en períodos cortos para evitar que las cuchillas de la licuadora se calienten y los cocinen.
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    Usa un procesador de alimentos. Mide los granos de café y transfiérelos al procesador de alimentos. Muele los granos usando pulsaciones de cinco segundos durante 10 a 20 segundos. Verifica la consistencia del molido y continúa procesando los granos de café en períodos cortos hasta que tengan la consistencia que desees.[2]
    • Cuando hayas terminado, desarma y lava el procesador de alimentos. De lo contrario, el olor del café permanecerá en él.
    • Al igual que sucede con la licuadora, el procesador de alimentos solo producirá un molido grueso y poco uniforme, aunque el café todavía será adecuado para beber.
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    Prueba con una licuadora de mano. Coloca los granos de café dentro de un recipiente alto y estrecho. Luego, introduce la licuadora dentro del recipiente y cubre la parte superior con tu mano para evitar que los granos salgan disparados.[3] Licúa los granos durante 20 a 30 segundos. Luego, verifica el molido y continúa procesándolo en incrementos de 10 segundos hasta que tenga la consistencia adecuada.
    • Enjuaga y lava la licuadora de mano y el recipiente inmediatamente para quitar los aceites y el aroma del café.
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Método 2
Método 2 de 3:
Moler granos de café manualmente

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    Usa un mortero con mano. Mide de 1 a 2 cucharadas de granos de café en el mortero. Luego, cubre la parte superior del mortero con una mano para evitar que los granos de café salgan del recipiente. Con la otra mano, gira la mano alrededor para machacar los granos. Después de cinco segundos, retira la mano, colócala en forma vertical y golpea los granos.[4]
    • Continúa girando y golpeando los granos hasta que consigas la consistencia deseada.
    • Solo muele cantidades pequeñas de granos de café al mismo tiempo en el mortero con mano. De ese modo, te asegurarás de que el molido sea el más consistente.
    • El mortero con mano producirá desde un molido grueso a un molido superfino.
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    Quiebra los granos de café. Coloca los granos sobre una tabla de cortar grande de madera. Toma un cuchillo de carnicero grande y coloca la cuchilla lisa contra los granos. Luego, coloca tu palma abierta contra la parte superior plana de la cuchilla y aplica presión para quebrar los granos. Una vez que hayas quebrado los granos, desliza cuidadosamente el cuchillo hacia ti. Continúa aplicando presión para moler los granos a una textura más fina.[5]
    • Si usas este método, podrás obtener un molido mediano y de mediano a fino.
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    Muele los granos con un rodillo de cocina. Mide los granos de café y transfiérelos a una bolsa de plástico gruesa para congelador. Luego, sella la bolsa y colócala sobre una superficie plana. Agita los granos alrededor para formar una sola capa. Después, golpea ligeramente los granos para quebrarlos usando el rodillo de cocina como si fuera un martillo. Una vez que estén quebrados, aplícales presión y pasa el rodillo nuevamente sobre ellos de un lado a otro hasta que obtengas el molido adecuado.[6]
    • Si no tienes una bolsa para congelador a tu disposición, también puedes colocar los granos de café entre láminas de papel de pergamino.
    • Si usas un rodillo de cocina, obtendrás un molido de medio a fino.
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    Tritúralos con un martillo. Coloca los granos entre dos pedazos de papel de pergamino o dentro de una bolsa sellada para congelador. Luego, coloca la bolsa sobre una toalla, encima de una superficie plana, y esparce los granos de manera que formen una capa uniforme. Quiebra los granos golpeándolos con el martillo de manera moderada y constante. Luego, continúa golpeándolos hasta que tengan una consistencia de gruesa a mediana.
    • Puedes moler los granos usando un martillo, un ablandador de carne o un mazo.[7]
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    Usa una moledora manual. Una moledora manual es un aparato que puedes usar manualmente para picar carne, hacer pasta o moler casi todo, incluyendo café. Mide los granos y viértelos dentro de la moledora. Luego, gira la manivela con la mano en dirección horaria para procesar los granos. Para obtener un molido más fino, junta los granos molidos y pásalos por la moledora nuevamente.[8]
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Método 3
Método 3 de 3:
Escoger el molido adecuado

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    Usa un molido grueso para una cafetera de émbolo. Existen diferentes métodos para preparar café que requieren diferentes consistencias de molido. El café molido grueso tiene aproximadamente el tamaño de las migas de pan. Puedes obtener un molido grueso con una licuadora o un procesador de alimentos. Este molido es ideal para preparar café en los siguientes aparatos:[9]
    • cafetera de émbolo
    • cafetera en frío
    • cafetera al vacío
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    Escoge un molido medio para varios métodos de preparación de café. Un molido medio tiene aproximadamente la consistencia del azúcar granulado. Este tipo de molido es el mejor para el café filtrado por goteo, el método de filtrado a mano y las cafeteras de la marca Chemex. En realidad, puedes utilizar el molido medio para varios métodos de preparación de café, aunque no debes usarlo para hacer café expreso o turco.[10]
    • Puedes obtener un molido medio quebrando los granos de café con un cuchillo o un martillo. También puedes conseguir un molido medio a fino triturando los granos con un rodillo de cocina.
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    Muele el café finamente para preparar café expreso. Las máquinas de expreso profesionales, o para el hogar, y las cafeteras italianas requieren un café molido finamente para obtener mejores resultados.[11] La consistencia del café molido finamente es similar al de la sal de mesa.
    • Si no tienes un molinillo, puedes obtener un molido fino moliendo los granos de café con un mortero con mano o un rodillo de cocina.
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    Usa un molido superfino para preparar café turco. El café superfino es un molido que tiene la consistencia del polvo, similar al azúcar en polvo. Este tipo de molido es necesario para preparar café turco y café griego.[12] Puedes obtener este molido usando un mortero con mano.
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Consejos

  • Guarda el café molido dentro de un recipiente hermético en un lugar fresco y oscuro. Mantenlo lejos del calor, el aire, el frío extremo y la humedad.
  • Cuando llegue el tiempo de comprar un molinillo nuevo, es recomendable que escojas un molinillo de muelas, ya que son excelentes para preparar café.
  • Los supermercados y las cafeterías que venden café generalmente tienen molinillos de muelas que los clientes pueden usar. Además, siempre puedes utilizarlos en caso de que no tengas un molinillo en casa.
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Categorías: Consejos en la cocina
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