Cuando alguien te trata de "llorón", por lo general significa que no controlas tus emociones o que te molestas sin una razón válida.[1] No es agradable decirle eso a una persona, pero no te preocupes, puedes aprender a controlar tus emociones con mayor eficacia. Cuando te sientes agobiado, es fácil colapsar y tener ganas de llorar. Sin embargo, es posible aprender ciertas técnicas para lidiar con tus emociones a corto y a largo plazo. Si te pones muy sensible constantemente, también debes buscar la causa más profunda de tu problema.

Método 1
Método 1 de 3:
Controlar tus emociones a corto plazo

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    Tómate unos segundos para respirar. En vez de centrarte en lo que te molesta, dedica un momento a centrarte solo en tu respiración. Cierra los ojos y cuenta hasta 4 mientras inhalas. Vuelve a contar hasta 4 mientras exhalas. Pon toda tu atención en tu respiración en vez de tu problema.
    • Coloca tu mano sobre tu vientre. Siente cómo tu vientre se infla cuando inhalas. A esto se le llama respiración diafragmática y ayuda a calmarte.
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    Habla con alguien cercano. Dedicar unos minutos a hablar con un amigo o un familiar respecto a lo que te molesta, te ayudará a calmar la situación. También te permitirá descubrir lo que en realidad te molesta.[2]
    • Habla con una persona de confianza. No es fácil decir que estás pasando por un momento difícil si temes que te juzguen o se burlen de ti. Busca un amigo de confianza, un familiar, un profesor o un consejero con quien compartir tus pensamientos.
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    Aléjate de la situación. En ocasiones, lo único que necesitas para dejar de llorar es alejarte del problema. Si es posible, sal al exterior por unos minutos para alejarte de verdad. Además, el hecho de abandonar el lugar te ayudará a disminuir tu tensión.[3]
    • Si quieres, diles a los demás lo que vas a hacer. Puedes decirles "Necesito un descanso en este momento. Regreso en 5 minutos".
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    Haz una pausa en tu mente. Si no puedes alejarte de forma física, trata de concentrarte mentalmente. Piensa en algo que te ha hecho muy feliz. Puedes pensar en una persona y en los buenos recuerdos que han compartido juntos. Otra alternativa es pensar en tus vacaciones favoritas. Concéntrate por completo en dicho pensamiento durante varios minutos, tratando de encontrar la mayor cantidad posible de detalles de ese recuerdo.[4]
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    Identifica qué emociones te hacen llorar. Tómate un momento para pensar en lo que sientes. ¿Tienes cólera? ¿Estás triste? ¿En verdad sientes alegría? Muchas emociones pueden llevarte a derramar lágrimas, pero si empiezas a identificarlas y notas cuando surgen, te será más fácil evitar llorar.[5]
    • Observa lo que pasa en tu cuerpo. Por ejemplo, el enojo te hace fruncir el ceño, ponerte rojo o sentir calor o tensa los músculos. La tristeza te hace sentir "desanimado" o "lento".
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    No te critiques. Tienes derecho a experimentar emociones. Las lágrimas son una señal de ellas. Si tus ojos se llenan de lágrimas, no te culpes. Así solo te enojarás más y no ayudarás a calmar la situación.
    • En vez de eso, trata de aceptarte. Por ejemplo, si estás molesto, dite a ti mismo "Estoy molesto en este momento. Se trata de una emoción natural. Está bien sentirme de esa manera, pero puedo controlar mi respuesta a dicha emoción. No es necesario llorar".
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    Usa los pensamientos positivos. Las personas pueden ser muy hirientes cuando son desagradables contigo. Esto puede hacerte llorar. No olvides analizar lo que las personas te dicen, pero siendo amable contigo mismo.
    • Por ejemplo, si alguien se burla de ti por tu nuevo peinado, es normal sentirte molesto o lastimado. Trata de recordarte que las opiniones de los demás no importan; lo importante es cómo te sientes contigo mismo. Podrías decir "Me duele que mi amigo se haya burlado de mi peinado, pero a mí me gusta. No tengo por qué sentirme mal de que a los demás no les guste".
    • Párate delante del espejo cada mañana y dite cosas buenas a ti mismo. Esto te permitirá desarrollar la confianza en ti mismo, lo que a su vez te ayudará a mantener bajo controlar esas lágrimas. Recuerda que eres fuerte e inteligente y que puedes lograrlo.
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Método 2
Método 2 de 3:
Controlar el estrés y las emociones a largo plazo

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    Aprende a decir que no. En ocasiones, el estrés y las emociones excesivas pueden deberse a que tratas de hacer muchas cosas a la vez. Aprende a negarte a algunos de tus compromisos, de modo que puedas dedicarte a cumplir con los demás.[6]
    • La mejor forma de decir que no es hacerlo simple. Es decir, no des explicaciones, solo di "No, lo siento. No puedo". No es necesario justificar por qué no puedes hacer algo.[7]
    • Tampoco tienes que decir “no” todo el tiempo. Por ejemplo, si alguien te pide que hornees cupcakes para una venta de pasteles, podrías decirle que no tienes tiempo, pero que te gustaría comprarlas si no hay problema con eso.[8]
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    Aprende a administrar tu tiempo. No dejes que te abrume una lista de tareas. Elabora un plan para terminar las cosas. Empieza con lo más importante y programa el tiempo necesario para completarlo. Una vez que hayas terminado las tareas de tu lista, sentirás que el estrés empieza a desaparecer.[9]
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    Dedica tiempo a escribir todos los días. Escribir en un diario sobre tus sentimientos puede ser muy liberador. Con el tiempo, esto también te ayudará a saber lo que te hace enojar, lo que hará que la situación sea menos desagradable.
    • Si no sabes por dónde empezar, pregúntate qué momentos del día disfrutaste y cuáles no. Analiza qué emociones han contribuido a cada situación.
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    Prueba la meditación. La meditación puede tratarse de algo tan sencillo como aprender a escuchar tu respiración. Implica desconectarte del mundo, retirar tu atención del estrés y relajar el cuerpo.[10]
    • Por ejemplo, un tipo de meditación requiere repetir un mantra una y otra vez. El mantra es una palabra o frase corta que te ayuda a centrar tu mente, por ejemplo, "om". Sin embargo, el mantra puede ser cualquier cosa que desees. Concéntrate en dejar ir tus pensamientos, céntrate en repetir una y otra vez la frase que has elegido.[11]
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    Prueba un pasatiempo repetitivo. Los pasatiempos como tejer o incluso resolver rompecabezas te permiten alejarte de tus emociones. Son similares a la meditación porque te ayudan a despejar tu mente.[12]
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    Ejercítate regularmente. El ejercicio es excelente para controlar el estrés. Al hacer actividad física, te pierdes en tus movimientos y esto se vuelve una forma de meditación debido a que te permite olvidar lo que anda mal. Asimismo, aumenta la producción de endorfinas, lo que te hace sentir mejor respecto a la vida.[13] Trata de realizar 150 minutos de actividad aeróbica por semana, si te ejercitas de forma moderada.[14]
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    Confronta a tus amigos. A veces no eres tú, sino las personas que frecuentas. La próxima vez que estés en una situación en la que alguien lastima tus sentimientos, díselo. La situación no mejorará si no dices nada.[15]
    • Puede ser difícil hacer que fluyan las palabras, pero no es necesario que sean especiales. Lo único que debes decir es "Lo que dijiste (o hiciste) me lastimó y me encantaría que no lo vuelvas a hacer".[16]
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    Rodéate de personas mejores. Si sientes todo el tiempo que las personas de tu entorno te menosprecian, probablemente necesitas nuevos amigos. Por supuesto, dales una oportunidad para cambiar. Pero si te siguen lastimando, tal vez ya sea hora de buscar nuevos amigos.
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Método 3
Método 3 de 3:
Identificar la causa de tus lágrimas

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    Determina si eres víctima de intimidación. Los intimidadores, ya sea en la escuela, el trabajo o el parque infantil, pueden hacer que te den ganas de llorar.[17] Por suerte, existen personas a las que puedes recurrir para recibir ayuda en caso de ser víctima de intimidación. Los siguientes son señales de intimidación:[18]
    • Alguien se aprovecha de su poder para controlarte o lastimarte. Por ejemplo, un niño mucho más grande que tú te zarandea en la escuela o alguien te amenaza con información personal respecto a ti para obligarte a hacer lo que no quieres.
    • El intimidador también puede aislarte de tus amigos o impedir que trabajes en clase.
    • La intimidación puede ser física, verbal o social. La intimidación física implica actos como golpear, zarandear y poner zancadillas. La intimidación verbal abarca actos como burlarse e insultar o poner apodos. La intimidación social implica actos como dejarte fuera de sus actividades, decirles a los demás que no sean amigos tuyos y avergonzarte de forma intencional.[19]
    • Si estas cosas te ocurren de forma regular, es probable que seas víctima de intimidación.
    • Habla con un padre, profesor o consejero de confianza. No intentes confrontar al intimidador tú solo; podrías ponerte en peligro.
    • Incluso tus "amigos" podrían intimidarte. Los buenos amigos son amables y están dispuestos a brindarte su apoyo. Sus bromas son inofensivas, no con malicia y los amigos verdaderos dejan de molestarte cuando se los pides. En general, si te sientes mal cuando te reúnes con tus amigos, esto podría indicar que en verdad no son tus amigos.
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    Analiza el problema con más profundidad. En ocasiones, las emociones superficiales ocultan algo mucho más profundo. Busca en tu interior si hay alguna otra emoción detrás y cuál es la causa de ella. Tal vez te pones a llorar en la escuela cuando alguien te critica, pero lo que en realidad te molesta es algo relacionado con tu enamorada o enamorado. Si puedes descubrir lo que en verdad te molesta, podrás adoptar medidas para mejorar la situación, por ejemplo, entablar una conversación seria con la persona en cuestión.[20]
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    Observa si presentas signos de estrés. El estrés te pone más emotivo y te lleva a actuar impulsado por tus emociones. Por ejemplo, podrías sentirte más ansioso o irritable e incluso llorar con mayor frecuencia.[21]
    • También podrías sentir más ansiedad en general y enojarte con los demás con mayor facilidad.[22]
    • También es posible manifestar síntomas físicos como no dormir bien, sentir dolores de cabeza, sentir mucho cansancio y estar más propenso a enfermarse.[23]
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    Pon atención a tu periodo menstrual. Si eres una mujer, es posible que tus lágrimas se relacionen con tu periodo menstrual. Algunas mujeres sufren del síndrome premenstrual que empieza una o dos semanas antes del periodo. Esto sin duda se relaciona con las hormonas.[24] Este síndrome puede provocar un desequilibrio emocional durante su manifestación, por ejemplo, hacerte llorar con más frecuencia.[25]
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    Observa si hay causas más profundas. Tener emociones que no puedes controlar, sobre todo de forma constante, indica que existe algo más grave. Por ejemplo, es probable que sufras de depresión clínica o de un trastorno de ansiedad.[26]
    • Si crees que lloras mucho y presentas otros síntomas por periodos prolongados, consulta con tu doctor al respecto. Los síntomas más graves son ansiedad generalizada, temor o sensación constante de que algo malo va a ocurrir, sensación de alejamiento de la vida, tristeza continua o sentimiento permanente de malestar contigo mismo.[27]
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Acerca de este wikiHow

Trudi Griffin, LPC, MS
Coescrito por:
Consejera profesional
Este artículo fue coescrito por Trudi Griffin, LPC, MS. Trudi Griffin es un consejero profesional con licencia en Wisconsin especializado en adicciones y salud mental. Brinda terapia a las personas que luchan contra las adicciones, la salud mental y los traumas en entornos de salud comunitaria y práctica privada. Recibió su maestría en Consejería Clínica de Salud Mental en la Universidad Marquette en 2011. Este artículo ha sido visto 10 617 veces.
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