Si la vida te da limones, haz limonada. Este refrán popular te aconseja básicamente que tomes lo mejor de las situaciones negativas de la vida. Si terminas con algo ácido, como un limón, haz todo lo posible para encontrar la dulzura más profunda. Puede ser mucho más fácil decir que practicar esta cita; sin embargo, puedes aprender a adoptar una actitud más optimista frente a la adversidad.

Método 1
Método 1 de 3:
Sacar lo mejor de las circunstancias negativas

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    Busca la lección. Puedes atravesar las malas experiencias de la vida con mayor facilidad cuando las utilizas como momentos de enseñanza para ti mismo. Siempre hay algo por aprender en prácticamente todas las circunstancias que te encuentres. Esto te permite hacer frente a las situaciones negativas de manera constructiva. Encuentra la lección y aplica lo que has aprendido en el futuro.
    • Cuando enfrentes un problema, piensa en él como un reto que te está fortaleciendo para las circunstancias que están por venir. Pregúntate "¿Qué puedo aprender de esta situación?". Puedes dejar esta situación con la seguridad de que tomarás una decisión más sabia y con más conocimientos en el futuro.[1]
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    Toma el control de las cosas sobre las cuales tienes el poder. La gente automáticamente se siente mejor acerca de las circunstancias negativas de su vida cuando las cosas están bajo su control. Lo cierto es que tenemos muy poco control sobre muchas cosas en nuestras vidas, como el clima y el precio del gas, para nombrar unos pocos ejemplos. Sin embargo, debemos concentrar nuestras energías en aquellas cosas que sí podemos controlar para así aumentar nuestra perspectiva de la vida.
    • Para demostrarlo, los investigadores encontraron que el optimismo es mucho mayor en sujetos que han tenido más control en ciertos acontecimientos, como ser el conductor en un accidente de auto o contraer cáncer de piel, en comparación con aquellos que han tenido muy poco control, como al ser el pasajero en un accidente de auto o al tener que usar un audífono.[2]
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    Busca apoyo social.[3] No importa qué situación estés enfrentando, puedes encontrar consuelo sabiendo que otro ser humano ha estado allí también. Ya sea que estés con problemas financieros, en una separación o recuperándote de un problema de salud, siempre hay alguien por ahí que entenderá tus problemas. Relacionarte con estas personas podría hacerte sentir menos solo.
    • Siempre puedes recurrir a tus amigos o familiares durante las situaciones difíciles de la vida. Sin embargo, no dudes en acercarte a líderes religiosos o consejeros. Incluso podrías comunicarte con gente que esté pasando por experiencias similares a la tuya, a través de reuniones virtuales o foros en línea.
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    Cambia tu lenguaje. La mayoría de nosotros no pensamos en el verdadero significado de las palabras que decimos. Sólo las decimos e invitamos así a que nubes grises se posen sobre nuestra cabeza. Las investigaciones nos muestran que una sola palabra negativa genera sustancias químicas que producen estrés en el cerebro.[4] [5] Estas son algunas de las palabras que puedes descartar de tu vocabulario para promover el optimismo:[6]
    • Cambia "tener que" con "querer". “Hoy quiero hacer ejercicio en el gimnasio".
    • Intercambia "problemas" por "situación". "Tenemos una situación que discutir".
    • Sustituye "errores" por "lecciones valiosas". “Todos hemos aprendido de tu valiosa lección”.
    • En vez de “malo”, di “imprudente”. “La elección que hice hoy fue imprudente”.
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Método 2
Método 2 de 3:
Aprender a afrontar

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    Desarrolla aptitudes de afrontamiento saludables. Probablemente has escuchado que la mayoría de las veces lo que cuenta no es la situación, sino tu reacción. Ser optimista implica tanto a tus reacciones como a tus patrones de pensamiento. Tener habilidades saludables que puedas aplicar en un momento angustioso o desconcertante es clave para mantener tu optimismo. Las aptitudes de afrontamiento saludables pueden incluir:[7]
    • cultivar amistades positivas
    • mantenerse físicamente activo
    • usar el humor para aligerar el estado de ánimo
    • inclinarse hacia la espiritualidad
    • practicar la meditación
    • escapar de la realidad a través de la lectura
    • buscar una gama de intereses y pasatiempos
    • pasar tiempo con una mascota
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    Involúcrate. No trates de ser feliz, ya que esto puede tener el efecto contrario. Más que intentar ser feliz, intenta involucrarte. Disfruta plenamente de los momentos felices positivos cuando estás en ellos. Luego, cuando te encuentres en un estado negativo, elige una habilidad de afrontamiento saludable en la cual participar plenamente y deja de pensar en lo que te está deprimiendo. Involucrarte en tu vida es como una cura para la actitud pesimista.[8]
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    Practica la gratitud. Una manera garantizada para sentirte más positivo sobre tu vida, y convertir los limones proverbiales en limonada, es desarrollar un espíritu de agradecimiento. La ciencia nos dice que, al estar constantemente agradecidos, se consigue una multitud de beneficios, incluyendo más felicidad y trabajo, menos soledad y aislamiento. Esto refuerza el sistema inmunitario y crea un generoso ciclo de efectos en un sentido de compasión hacia los demás.[9]
    • Incorpora la práctica de la gratitud en tu vida al observar las pequeñas cosas maravillosas que ocurren todos los días. Esto podría ser la risa de los niños, acurrucarte debajo de una manta con un buen libro, disfrutar de una comida gourmet o abrazar a un ser querido.[10]
    • Preocúpate no solo de advertir estas pequeñas maravillas, sino también de documentarlas. Inicia un diario de gratitud en el que destaques las pequeñas bondades que recibes a lo largo del día, así como puedes escribir con detalle los acontecimientos o situaciones específicos por los cuales estás agradecido.[11]
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    Lleva una vida sana. Cuando cuidas bien de tu bienestar físico y mental, se vuelve mucho más fácil ver el vaso medio lleno en lugar de medio vacío. Un estilo de vida saludable consiste en lo siguiente:[12]
    • hacer ejercicio con regularidad, aproximadamente cinco sesiones de 30 minutos cada semana;
    • consumir alimentos equilibrados, entre 3 y 5 comidas;
    • dormir bien, entre 7 a 9 horas;
    • manejar el estrés, utilizando tu caja de herramientas con aptitudes de afrontamiento;
    • divertirse haciendo cosas que te hagan reír o sonreír.
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    Establece un equilibrio. Nadie tiene una vida completamente buena o mala. Ser realista también es una parte importante del verdadero optimismo. El optimismo ciego tiene la creencia de que todo está bien siempre y ese enfoque puede conducir rápidamente a defraudar tus expectativas. Además, no evaluar tus objetivos regularmente para ver si estos son realistas puede hacerte tropezar en el mismo hueco, día tras día y semana tras semana.[13]
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    Abstente de hacer comparaciones. Atener los logros de tu vida sobre los logros de otros es un mal hábito que es necesario romper. Las comparaciones hacen que te sientas mal contigo mismo, porque siempre habrá alguien que es más atractivo, más rico o más exitoso. Intenta dejar de idealizar y comienza a humanizar.
    • Esto significa que en lugar de mirar desde afuera e idealizar la vida de otra persona, debes ser realista y asumir que esa persona también tiene errores y días malos. Ningún ser humano es perfecto.
    • Acepta que la gente es más compleja de lo que se ve a simple vista y así no te sentirás tan mal por tus propias deficiencias.[14]
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    Mantente cerca de personas positivas. Una forma segura de mantenerte en el camino hacia una mejor perspectiva es compartir las horas y los días de tu vida con personas que te hagan sentir valorado y digno.
    • El ambiente que nos rodea influye en gran medida en nuestros pensamientos, sentimientos y comportamientos.[15] Cuando te rodeas de amigos y familiares que te apoyan, te das la mejor posibilidad de prosperar.
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Método 3
Método 3 de 3:
Cambiar tu pensamiento

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    Encuentra las ventajas de ser un optimista. Las personas optimistas, quienes ven el lado bueno, tienden a mejorar en la vida, desde el trabajo o la escuela hasta en las relaciones sociales. No solo les va mejor en la vida que llevan, sino que también la pueden prolongar.[16] La buena noticia es que no tienes que ser un optimista natural para cosechar estos beneficios. El optimismo se puede aprender.
    • Los investigadores creen que el optimismo se puede enseñar a través de una serie de comportamientos, inclusive al recibir muestras de afecto, al tener la oportunidad de tomar riesgos y fallar, y al observar a otros que son optimistas.[17]
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    Anula los patrones de pensamiento negativos. El primer paso para convertir los limones en limonada es ser consciente de tu negatividad. Si eres ciego a tu tendencia de ver únicamente el lado negativo de las cosas, no serás capaz de transformar este hábito. Haz un seguimiento a tus pensamientos diariamente, para darte cuenta de las hipótesis negativas que formulas.[18]
    • Cuando observes un patrón de pensamiento negativo, anula ese pensamiento proponiendo algo más positivo que decir. Por ejemplo, podrías fallar en un examen de la escuela y concluir "¡No sé hacer nada!". Transforma esta idea en algo así como "Las matemáticas son muy difíciles, pero soy muy bueno en inglés e historia”.
    • Si toda la vida has sido pesimista, parecerá poco sincero anular tu pensamiento negativo natural. Lucha contra este falso sentimiento; será más fácil con el tiempo.
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    Anticipa el mejor resultado posible. Gente de diversos ámbitos empresariales practica la visualización para ayudarse a encontrar el éxito. Inclusive los atletas profesionales y los directores generales la practican.[19] Visualizar el éxito cumple cuatro tareas: genera ideas creativas para ayudarte a alcanzar el resultado deseado, programa tu cerebro para buscar y observar los recursos que necesitas para tener éxito, atrae hacia ti gente y situaciones positivas (es decir, activa la ley de la atracción), y te da la motivación necesaria para tomar medidas oportunas.[20]
    • La visualización es una técnica bastante fácil de dominar. Reserva cada día unos pocos minutos para estar en calma. Cierra los ojos e imagínate a ti mismo viviendo la vida como si ya hubieras alcanzado tus objetivos. Observa detalladamente lo que está sucediendo, activando tus sentidos para hacer que la visión parezca más real.
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    Prepárate para lo peor. Convertirte en un optimista puede ser liberador y reconfortante, pero si tu pesimismo interno lucha en contra, ten un plan de respaldo. Esta es una cita apropiada: "Soy optimista, pero siempre llevo un impermeable". Espera lo mejor, pero ten un plan en mente en caso de que suceda lo peor.[21]
    • Esta estrategia ayuda a equilibrar tu naciente ser optimista con tu otro demasiado pesimista. Dirige tus energías para que se produzca el mejor resultado. No obstante, también prepárate y piensa en un plan B para hacer frente al peor resultado, si ese fuera el caso.
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Acerca de este wikiHow

Adrian Klaphaak, CPCC
Coescrito por:
Coach laboral y de vida
Este artículo fue coescrito por Adrian Klaphaak, CPCC. Adrian Klaphaak es un coach laboral y fundador de A Path That Fits, una empresa boutique de coaching laboral y de vida basada en la concientización tipo mindfulness con sede en el Área de la Bahía de San Francisco. También es un coach profesional coactivo acreditado. Klaphaak ha utilizado su capacitación con Coaches Training Institute, Hakomi Somatic Psychology e Internal Family Systems Therapy (terapia de sistemas familiares internos) para ayudar a miles de personas a desarrollar carreras exitosas y vivir vidas más significativas. Este artículo ha sido visto 11 253 veces.
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