Los padres con frecuencia no quieren comprar comida rápida. A ellos les puede preocupar que sea muy cara, poco saludable o que no valga la pena el tiempo ni el esfuerzo. Si bien tus padres pueden tener buenas intenciones, es posible que puedas persuadirlos de cambiar de opinión. Averigua por qué no te compran comida rápida y luego ofrece algunos puntos de debate.

Parte 1
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Hablar con tus padres

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    Pregunta a tus padres por qué no compran comida rápida. La comunicación es la clave en toda buena relación, en especial con tus padres. Pregunta directamente algo como “¿Por qué no me compran comida rápida?” y es probable que obtengas una respuesta directa.
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    Sé directo y respetuoso. Lo más probable es que tus padres no muestren una conducta conflictiva o irrespetuosa. Insultar, gritar o estar visiblemente frustrado solo hará que la conversación sea más difícil. Sin importar cuán frustrado te sientas, mantén la conversación en un tono civilizado.[1]
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    Ten en cuenta sus razones. Por cada una de las razones que tus padres te den respecto a por qué no compran comida rápida, haz una nota mental. Así podrás refutar estos puntos cuando investigues un poco. Recuerda sus razones y archívalas mentalmente para más adelante.
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Parte 2
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Investigar un poco

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    Recuerda sus puntos. Hay muchas razones por las que tus padres podrían no estar dispuestos a comprarte comida rápida: podría ser muy cara o podrían estar preocupados por tu salud. Es posible que desees conseguir comida rápida con tus amigos, pero tal vez tus padres no lo aprueben. Tendrás que investigar un poco sobre qué decir para conseguir que tus padres cambien de opinión. Refutar sus puntos de forma directa será la mejor forma de cambiar la perspectiva que tienen.[2]
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    Enfócate en tu salud. Si tus padres están preocupados por tu salud y utilizan este aspecto como una razón, hay muchas investigaciones que puedes utilizar para hacer que cambien de opinión. Aprender sobre nutrición y leer menús te puede ayudar. También puedes optar por lugares de comida rápida más saludable que ofrecen mejores opciones.
    • Revisa los menús. La mayoría de los lugares de comida rápida han empezado a ofrecer menús más saludables y así es posible que puedas convencer a tus padres de que te compren algunas de tales opciones, por ejemplo, el menú Fresca con calorías más bajas en Taco Bell o algunas guarniciones más saludables en McDonald’s.[3]
    • Aprende sobre nutrición. Cuanto más sepas sobre nutrición y las necesidades de tu cuerpo, mejor entenderás sobre cómo la comida rápida puede afectar tu dieta. Debes saber que siempre y cuando no comas más calorías de las que necesitas cada día, no ganarás peso, incluso si solo comes comida rápida.[4]
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    Investiga el precio de los menús. Si deseas comer comida rápida, pero el dinero es la principal razón por la que tus padres no quieren comprarla, investiga los precios en tus cadenas favoritas. Muchos lugares ofrecen menús de $1 u otros menús que tienen un precio razonable.
    • Mantente atento a las ofertas. Con frecuencia las cadenas de comida rápida ofrecen ofertas en las que bajan bastante los precios de las comidas. Los restaurantes a menudo anuncian en radio o televisión, por lo tanto, presta atención a las ofertas de dos por uno, cupones u ofertas de tiempo limitado que podrían hacer que una comida sea más asequible.[5]
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    Piensa en cuánto valoras el tiempo con tus amigos. Si el hecho de salir a restaurantes te ayuda a encajar con tus amigos, piensa en cómo explicárselo a tus padres. Pasar tiempo con tus amigos es importante y te ayuda a unirte, incluso si solo comen hamburguesas con queso. Piensa en algunas formas de explicar que pasar el rato juntos es importante para ti y para tu grupo de amigos y cómo eso te ayuda a mantenerte en contacto con los chicos de tu edad.
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Parte 3
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Hacer un trato

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    Habla con tus padres de nuevo. Lleva tu investigación contigo o memoriza lo que vas a decir. Recuerda los puntos específicos que te dijeron antes y prepara tus respuestas bien pensadas.
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    Refuta sus razones. Ya sea el precio, la nutrición o alguna otra razón para que tus padres no compren comida rápida, presenta tu evidencia correspondiente. Sin importar las razones que tengan, lleva un argumento sólido que presente un punto de vista positivo.
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    Indica con qué frecuencia te gustaría comer comida rápida. La moderación será la clave para ahorrar dinero y para mantenerte saludable cuando comas comida rápida. Dile a tus padres con qué frecuencia te gustaría ir a comer: una vez al mes, una vez a la semana o más veces. Sé específico. Cuanto más específico seas sobre tus expectativas, más podrás hablar con ellos sobre el presupuesto por semana.
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    Pide que te den comida rápida como regalo. Si resulta difícil que tus padres cambien de opinión, pregunta si la comida rápida puede ser tu recompensa por un logro. Será más difícil que te den una respuesta negativa si saben que estás dispuesto a esforzarte bastante por el trato.
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    Di que tú mismo pagarás la comida rápida. Si el dinero es la preocupación de tus padres, ofrécete a pagar por las comidas. Si tienes una mesada o un trabajo después de la escuela, esto no será un gran problema. Ofrecerte a comprar la comida rápida puede ayudar a persuadir a tus padres ya que no tendrán que preocuparse por el gasto. Si no tienes suficiente dinero para pagar toda la comida, ofrécete a aportar en los gastos de modo que pagues la mitad.[6]
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    Haz un plan de ejercicios y muéstraselo a tus padres. Haz un plan de ejercicio que compense la ingesta calórica de comida rápida. Programa actividades de trote o ciclismo o considera unirte a hacer un deporte en la escuela. Muestra el plan a tus padres e informa cómo tu actividad física compensará cualquier mal alimento que puedas comer.[7]
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    Disfruta de tu comida rápida. Si sigues hasta el final y presentas tu caso de forma razonable, estás destinado a persuadir a tus padres de comprarte algo de comida rápida. Disfruta y recuerda cuánto trabajo te tomó hacer que cambien de opinión. ¡Asegúrate de agradecerles por comprarte la comida rápida!
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Consejos

  • Sé honesto y abierto respecto a cuántas veces quieres comer comida rápida. Di exactamente cuántas veces te gustaría ir por mes y cómo vas a hacer que la decisión sea más fácil para ellos al decidirte a hacer ejercicios o aportar con dinero.
  • ¡Agradece siempre! Si tus padres terminan por invitarte comida rápida, agradéceles con sinceridad por cambiar de opinión y dejar que tengas un buen premio.
  • Recuerda que la mayoría de los padres tienen en mente lo que más te conviene. Ellos no se niegan a comprarte comida rápida porque no merezcas un premio o porque no te quieran. Solo tratan de proteger tu salud y evitar que sus propias finanzas se vayan al tacho.
  • Un “No” no siempre es que sea para toda la vida. Si estos pasos no funcionan un día, espera una semana más o menos y vuelve a intentarlo. Es posible que tu padre haya estado de mal humor o que no haya tenido mucho tiempo para pensarlo la primera vez que se lo preguntaste.
  • Si vas a hacer unos quehaceres, desempolvar la casa o hacer algo, entonces pide que te paguen por eso al punto de que seas especialmente amable. De esta forma es posible que te paguen la comida rápida y que hagan que sea tu desayuno en tu cama.
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Advertencias

  • Ten cuidado de no comer mucha comida rápida. Si bien tiene un muy buen sabor y es divertido comerla, mucha comida rápida de hecho puede ser perjudicial para tu salud y peso. Disfrútala con moderación.
  • ¡No pelees con tus padres! Si te dicen que no o si son lentos para cambiar de opinión, no te enojes con ellos. Solo tendrás más problemas y provocarás tensiones en casa.
  • Es posible que estos pasos no funcionen con todos los padres. Algunos padres podrían rechazar comprarte comida rápida sin excepciones. En ese caso, tendrás que encontrar una forma de conseguirla por ti mismo o esperar hasta que seas lo suficientemente mayor para conducir y conseguirla.
  • No pidas comida rápida con demasiada frecuencia. Cuanto más le pidas algo a un padre, más se irritará, en especial si te sigue diciendo que no. No presiones demasiado tu suerte al pedir comida rápida todos los días. Es posible que se molesten bastante de modo que se nieguen a comprártela solo porque no quieren que les preguntes más.
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