El mal aliento puede ser vergonzoso. Es fácil andar por la vida sin saber que tienes halitosis hasta que un amigo valiente (o, peor, alguien que te gusta o tu pareja) te dice que tienes mal aliento. Afortunadamente, hay varias "pruebas de aliento" que puedes hacerte a ti mismo para saber cómo huele tu aliento. Estos métodos quizás no te muestren con precisión lo que otros perciben, pero te darán una buena indicación.

Método 1
Método 1 de 4:
Oler tu saliva

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    Lame la parte interna de la muñeca. Espera de 5 a 10 segundos para que la saliva se seque. Trata de hacerlo de manera discreta (cuando estés solo) y no en lugares públicos o puedes obtener expresiones extrañas de las personas a tu alrededor. Evita hacer esta prueba después de haberte lavado los dientes, usado enjuague bucal o comido alguna menta, pues una boca limpia y fresca puede darte resultados imprecisos.
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    Huele la parte interna de tu muñeca en donde se secó la saliva. Más o menos, así es como huele tu aliento. Si tiene un olor desagradable, entonces tal vez necesites mejorar tu higiene dental y salud en general. Si no huele a nada, entonces tu aliento probablemente no sea tan malo (no obstante, quizás necesites hacer otra prueba para estar seguro).
    • Ten en cuenta que este método extrae principalmente saliva de la punta (la porción anterior) de la lengua, la cual pasa por un proceso de autolimpieza. Por tanto, oler tu muñeca lamida solo te mostrará cómo huele la mejor parte de tu lengua. La mayor parte del mal aliento tiende a originarse en la parte posterior de la boca, en donde se encuentra con la garganta.[1]
    • Puedes enjuagar la saliva de tu muñeca, pero no te preocupes si no tienes acceso a agua o a un desinfectante, pues el olor se disipará rápidamente a medida que la piel se seque.
    • Si tus problemas de aliento son relativamente menores, es probable que no puedas oler mucho. Si aún estás preocupado, considera probar otro método de autoevaluación para tener una "segunda opinión".
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    Pasa un hisopo por la parte posterior de la lengua. Usa un dedo o un palillo con algodón para llegar a una parte profunda de la boca (pero no tan lejos como para provocar un reflejo nauseoso) y limpia la superficie de la lengua en la parte posterior de tu boca. Cualquier bacteria del mal aliento que aceche por ahí saldrá con el palillo. Huele el hisopo (tu dedo o el algodón) para tener una noción precisa de cómo huele la parte posterior de tu boca.
    • Este método puede revelar el mal aliento con más precisión que lamer tu muñeca. Las bacterias que se reproducen en tu lengua y entre tus dientes causan la halitosis crónica. La mayoría de estas bacterias se reúnen cerca de la parte posterior de tu boca. La punta de la lengua pasa por un proceso de autolimpieza y, además, puedes limpiar la parte frontal de la boca con más frecuencia que la parte posterior.[2]
    • Haz gárgaras con un enjuague bucal antibacteriano (en la parte frontal y posterior de la boca) para impedir que las bacterias se oculten en la parte posterior de la lengua. Si puedes, haz gárgaras con el enjuague bucal para impedir que la bacteria del mal aliento se reúna en la apertura de la garganta. Cuando te cepilles los dientes, asegúrate de cepillar los que están más atrás y asegúrate también de cepillarte la lengua y las encías.

Método 2
Método 2 de 4:
Oler tu aliento directamente

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    Cúbrete la boca y la nariz con ambas manos. Forma una copa para que el aire que exhalas vaya directamente a tu nariz. Exhala por la boca lentamente e inhala rápidamente el aliento caliente por la nariz. Si tu aliento huele especialmente mal, lo sabrás; sin embargo, el aire puede escapar muy rápido a través de los espacios entre tus dedos y es difícil obtener un diagnóstico preciso usando este método. No obstante, es una de las maneras más discretas de revisar si tienes mal aliento en público.
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    Respira en un vaso o en un recipiente de plástico limpio. Inhala profundamente y luego sostén el vaso de manera que cubra tu nariz y tu boca con una ventilación mínima, de modo que puedas obtener un resultado más preciso. Exhala por la boca lentamente, llenando el vaso con aliento caliente. Inhala de manera rápida y profunda por la nariz. De esta manera, deberás ser capaz de oler tu aliento.
    • Este paso puede ser ligeramente más preciso que cubrir tu nariz y tu boca con las manos, pero su precisión depende mucho de cuán estrechamente esté sellado el vaso en tu boca.
    • Puedes probar esto con cualquier recipiente que pueda atrapar tu aliento en el circuito de tu nariz y tu boca: una bolsa de plástico o de papel, una mascarilla quirúrgica firmemente ajustada o cualquier tipo de mascarilla que retenga el aire.
    • Asegúrate de enjuagar el vaso antes de respirar en él de nuevo. Lávalo con jabón y agua antes de guardarlo o usarlo para alguna otra cosa.
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    Obtén una lectura precisa. Evita probar estos métodos inmediatamente después de que te hayas cepillado los dientes, hayas hecho gárgaras con un enjuague bucal o hayas comido una menta. Estas cosas pueden hacer que tu aliento huela mejor, pero la manera en que tu aliento huele después de lavarte los dientes no es necesariamente la manera en que huele la mayor parte del tiempo. Trata de oler tu aliento en varios momentos (inmediatamente después de cepillarte los dientes, pero también a la mitad del día, cuando es más probable que te encuentres con personas) para entender mejor la diferencia. Ten en cuenta que tu aliento puede oler mal después de comer comida condimentada.

Método 3
Método 3 de 4:
Consultar con alguien

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    Considera preguntar a un amigo de confianza o a un familiar si tienes mal aliento. Puedes tratar de oler tu propio aliento, pero solo te aproximarás a lo que otra persona huele. La mejor manera de saber con seguridad es tragarte el orgullo y preguntar: "Sé honesto, ¿tengo mal aliento?".[3]
    • Elige una persona en quien confíes, alguien que no irá y le contará a todo el mundo y que será honesto contigo con respecto a tu aliento. Pregúntale a un amigo cercano que sepas que no te juzgará. Evita hacerle la pregunta a alguien que te guste o a una pareja, ya que el mal aliento grave puede decepcionar a esa persona. Evita preguntarles a extraños, a menos que te sientas particularmente intrépido.
    • Al principio, puede parecer vergonzoso, pero obtener una opinión confiable puede ser un gran alivio. Es mejor escucharla de un amigo cercano que de alguien a quien quisieras besar.
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    Sé considerado. No vayas y exhales en la cara de alguien y digas, "¿Cómo huele mi aliento?". Toca el tema de forma delicada y siempre pregunta antes de hacer una demostración. Si pasas mucho tiempo en contacto cercano con las personas, quizás ya hayan notado que tienes mal aliento. Tal vez solo sean muy amables para decírtelo.
    • Puedes decir "Estoy preocupado de que pueda tener mal aliento, pero no puedo notarlo. Esto es vergonzoso, pero, ¿has notado algo?".
    • Puedes decir "Esto puede sonar extraño, pero, ¿tengo mal aliento? Llevaré a Jenny a ver una película esta noche y prefiero hacer algo ahora que esperar a que ella lo note".

Método 4
Método 4 de 4:
Combatir el mal aliento

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    Determina si tienes mal aliento matinal o halitosis crónica. Revisa tu aliento por la mañana, por la tarde y por la noche, antes y después de que te hayas lavado los dientes y averigua cuán persistente es el problema. Si sabes por qué tienes mal aliento, puedes tomar medidas para solucionarlo.
    • El mal aliento matinal es normal. Puedes solucionarlo cepillándote, usando el hilo dental y lavándote con enjuague bucal inmediatamente después de levantarte.
    • La halitosis es una infestación bacteriana más seria, pero no deja de ser común y tratable. Para combatir la halitosis, tendrás que mantener la boca limpia y manejar la bacteria que hace que tengas mal aliento.
    • Las causas más comunes del mal aliento son las caries dentales, la enfermedad de las encías, la falta de higiene oral y la lengua saburrosa (un recubrimiento blanquecino o amarillento en la lengua, que usualmente se debe a una inflamación). Si no puedes deducirlo al inspeccionar tu boca, tu dentista podrá decirte qué es lo que causa tu mal aliento.
    • Si alguien te dice que no tienes muy buen aliento, no te avergüences. Piensa en ello como una crítica constructiva.
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    Mantén una buena higiene dental. Cepíllate los dientes con más cuidado, haz gárgaras con un enjuague bucal antibacteriano y usa hilo dental entre los dientes para impedir que la placa y la bacteria se acumulen.
    • Es muy importante que te cepilles los dientes antes de ir a la cama. Puedes probar un cepillado adicional con bicarbonato de sodio para reducir la acidez en la boca y dificultar el crecimiento de las bacterias que causan el mal aliento.
    • Usa un raspador de lengua (disponible en muchas farmacias) para eliminar cualquier residuo que pueda acumularse entre las papilas gustativas y los pliegues de la lengua. Si no tienes un raspador de lengua, puedes usar tu cepillo de dientes para cepillarte la lengua.[4]
    • Reemplaza tu cepillo de dientes cada dos o tres meses. Las cerdas serán menos efectivas con el tiempo y tu cepillo puede acumular bacterias. Reemplaza tu cepillo de dientes si has estado enfermo para no darle a las bacterias un lugar para ocultarse.[5]
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    Come alimentos que promuevan el buen aliento y evita aquellos que tengan el efecto contrario. Las manzanas, el jengibre, las semillas de hinojo, las bayas, los arándanos, las verduras, el melón, la canela y el té verde fomentan el buen aliento, por lo que procura incluirlos en tu dieta. Al mismo tiempo, evita o limita tu consumo de alimentos que causen un aliento desagradable, tales como la cebolla, el ajo, el café, la cerveza, el azúcar y el queso.[6]
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    Habla con tu médico acerca de tu salud gastrointestinal. La mala salud gastrointestinal puede ser la culpable de tu mal aliento. Podrías tener una enfermedad como la úlcera péptica, una infección por H. pylori o reflujo. El doctor podrá ayudarte a tratar cualquier enfermedad existente y te proporcionará estrategias para mantener un sistema digestivo saludable.
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    Mantén saludables a tus fosas nasales. Las alergias, la sinusitis y el goteo posnasal pueden provocar mal aliento, así que debes hacer tu mejor esfuerzo para prevenir y tratar estas condiciones. Mantén tus fosas nasales limpias y despejadas, y trata las alergias antes de que empeoren.
    • Una olla neti puede ayudarte a enjuagar la acumulación de mucosidad en la nariz.
    • Beber agua caliente con limón, utilizar gotas nasales de solución salina y tomar vitamina C son métodos que pueden ayudarte a aliviar la obstrucción nasal.
    • Si vas a tomar vitamina C, sigue las recomendaciones de dosificación que vienen en el envase. Los adultos no deben exceder los 2000 mg de vitamina C al día.[7]
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    Ten una dieta saludable. Además de consumir alimentos que fomenten el buen aliento, llevar una dieta saludable puede cortar de raíz los problemas de halitosis. Evita consumir alimentos procesados, carnes rojas y quesos, y enfócate más en alimentos ricos en fibras tales como la avena, las semillas de lino y la col rizada.
    • También debes incluir alimentos probióticos en tu dieta, tales como el kéfir sin edulcorante, el kimchi y el yogur natural.
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    Neutraliza el mal aliento. Mastica goma de mascar, come mentas o usa tiras de Listerine antes de situaciones sociales delicadas. Finalmente, es probable que quieras tratar la raíz del problema y desaparecer tu mal aliento, pero nunca está de más hacer que tu aliento huela mejor mientras tanto. Ten a la mano gomas de mascar para que puedas comer una en caso de emergencia.
    • Mastica un puñado de clavos de olor, semillas de hinojo o anís. Sus cualidades antisépticas ayudan a combatir la halitosis causada por las bacterias.
    • Mastica un trozo de corteza de limón o de naranja para una explosión de sabor que refrescará tu boca (antes lava cuidadosamente la corteza). El ácido cítrico estimulará las glándulas salivales y combatirá el mal aliento.
    • Mastica una ramita fresca de perejil, albahaca, menta o cilantro. La clorofila de estas plantas verdes neutraliza los olores.
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    Evita consumir productos de tabaco. Si necesitas otra razón para dejar de fumar, aquí hay una razón sencilla: fumar contribuye al mal aliento. El tabaco tiende a secar la boca y puede dejarte un desagradable olor que persistirá incluso después de que te laves los dientes.
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    Habla con tu dentista o médico acerca del problema. Visita a tu dentista regularmente para mantener una buena higiene oral. Si tienes mal aliento crónico, tu dentista puede descartar cualquier problema dental como las caries, la enfermedad de las encías y la lengua saburrosa.
    • Si tu dentista cree que el problema se debe a una fuente sistémica (interna) como una infección, puede derivarte a tu médico de cabecera o a un especialista.

Consejos

  • Ten a la mano mentas, goma de mascar o tiras de Listerine para emergencias. Estas cosas disimularán el mal aliento, pero realmente no combatirán las bacterias que lo causan. Úsalos como un tratamiento, pero no como la cura.
  • Cepíllate los dientes cuidadosamente, usa hilo dental y usa enjuague bucal para mantener un aliento agradable. Después de cepillarte los dientes, usa el cepillo dental para restregar ligeramente la superficie superior de la lengua y el paladar. Asegúrate de cepillarte la lengua.
  • Si quieres prevenir el mal aliento en las mañanas, bebe un vaso de agua antes de acostarte y cepíllate los dientes. Asegúrate de estar bien hidratado, pues el mal aliento en la mañana es producto de la resequedad de la boca.
  • Una cuchara de miel y canela al día te puede ayudar a deshacerte del mal aliento. Comer perejil te puede ayudar a impedir que tu estomago emita malos olores.
  • Cepíllate bien después de cada comida para impedir que las partículas de comida se queden atascadas entre tus dientes.
  • Bebe agua con limón durante el día para combatir el mal aliento.

Advertencias

  • Evita provocarte náuseas. No te acerques mucho a la garganta para que no se sienta incómodo.
  • Ten cuidado de llevar bacterias extrañas a tu boca. Asegúrate de que tus dedos, la gasa, los vasos y otros objetos estén limpios antes de que entren en contacto directo con tu boca. Las bacterias insalubres pueden empeorar el problema.

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