Agregarles sal a las nueces crudas es una manera grandiosa de darles sabor. Si lo haces por tu cuenta, podrás controlar la cantidad de sal que usarás y evitarás los aditivos o aceites que normalmente no comerías. Puedes usar métodos diferentes para obtener el sabor que quieres. Puedes remojar las nueces y secarlas en el horno, tostarlas o incluso hervir maníes con su cáscara. Luego de agregarles sal a las nueces con el método que elijas, tendrás que guardarlas en un recipiente hermético. Estas se conservarán por aproximadamente 3 días a temperatura ambiente, o más si las mantienes en la refrigeradora o en una alacena oscura y fresca.

Método 1
Método 1 de 4:
Remojar y secar las nueces

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    Coloca aproximadamente 4 tazas (910 g) de nueces secas en un tazón de vidrio. Vierte agua filtrada, agrega 1 cucharada de sal marina y bate hasta que se disuelva casi por completo. Deberás remojar las nueces en el agua. El tiempo durante el cual las remojes dependerá de los tipos de nueces que uses.[1]
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    Remoja cada tipo de nuez por un tiempo diferente. Las pecanas, las nueces de nogal y los maníes deberán quedarse remojando por 12 horas. Remoja las almendras y las nueces de macadamia por 7 horas; y los anacardos o las nueces de Brasil por 4 a 6 horas. No combines los tipos de nueces al remojarlas, en especial si requieren tiempos diferentes. Si lo haces, podrías enmohecerlas.
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    Alístalas para el horno. Calienta el horno previamente a 66 ℃ (150 ℉). Drena el agua de las nueces y extiéndelas en una sola capa sobre una bandeja para hornear. Coloca la bandeja en el horno para secarlas.
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    Revísalas cada 15 minutos para determinar si están listas. Revísalas para verificar si están secas. Corta una a la mitad cuando creas que estén listas. Si el interior está seco al tacto, tendrás que retirarlas del horno. Deja que se enfríen antes de comerlas o guardarlas.
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    Emplea un método de remojo más breve. Mezcla 1 taza (240 ml) de agua y 4 cucharadas de sal en una olla. Hierve el agua y bate para disolver la sal. Apaga el fuego y agrega 1 taza (230 g) de nueces comunes o de nogal, anacardos, almendras o pecanas. Deja que se remojen por 20 minutos, drena el agua y extiéndelas sobre una bandeja para hornear cubierta con papel de pergamino o silicona. Rocíales un poco más de sal al gusto y hornéalas por 20 minutos con el horno a 150 ℃ (300 ℉).[2]
    • Retira las nueces del horno y enfríalas en la bandeja para hornear.

Método 2
Método 2 de 4:
Tostarlas con aceite

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    Reúne los ingredientes. Vierte cuatro tazas y media (1,2 kg) de almendras enteras y crudas en un tazón grande de metal o cristal. Echa 1 cucharada y media (22 ml) de agua caliente en un tazón pequeño. También necesitarás 2 cucharadas (30 ml) de aceite de oliva y una cucharadita y media de sal marina (o un poco más, al gusto).[3]
    • También deberás calentar previamente el horno a 190 ℃ (380 ℉).
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    Disuelve la sal en el agua caliente. No te preocupes si no se disuelve por completo. Vierte el agua caliente con sal sobre las nueces en el tazón grande, y bate hasta cubrirlas por completo con la mezcla.
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    Cubre una bandeja para hornear grande con papel de pergamino. También podrás cubrirla con silicona o rociarle aceite. Extiende las nueces en la bandeja (en una sola capa) y hornéalas por aproximadamente 8 minutos. Retira la bandeja, mueve las nueces, reorganízalas en una sola capa y hornéalas por otros 6 o 7 minutos. Estas deberán estar doradas por dentro.
    • Abre una para verificar que se haya dorado por dentro.
    • Obsérvalas con cuidado para verificar que no se quemen.
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    Regresa las nueces tostadas al tazón grande. Vierte el aceite de oliva sobre ellas y bátelas para cubrirlas con él. Agrégales sal adicional conforme las mezcles con el aceite. Ten en cuenta que ya estarán un poco saladas gracias al agua con sal.
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    Déjalas en el tazón para que se enfríen. Podrás acelerar el proceso de enfriado si las extiendes sobre una bandeja para hornear. No te preocupes por el aceite de oliva, ya que este penetrará las nueces mientras se enfrían. Una vez que se sequen, podrás guardarlas en un recipiente hermético a temperatura ambiente.
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    Tuesta las nueces de otra forma. Con este método, mezclarás las nueces con el aceite y la sal antes de tostarlas. Mezcla 2 tazas (450 g) de maní, nueces de nogal, anacardos, almendras o pecanas con 1 o 2 cucharadas (de 15 a 30 ml) de aceite de oliva u otro aceite que te guste. Agrégales sal al gusto y hornéalas por 15 minutos en una sola capa sobre una bandeja cubierta a 180 ℃ (350 ℉).[4]
    • Muévelas cada 5 minutos y extiéndelas en una sola capa luego de hacerlo.
    • Revísalas después de 15 minutos para determinar si están listas. No las hornees por más de 20 minutos.
    • Deja que se enfríen en la bandeja y luego guárdalas en un recipiente hermético a temperatura ambiente.

Método 3
Método 3 de 4:
Tostarlas con mantequilla

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    Calienta previamente el horno a 180 ℃ (350 ℉). Cubre la bandeja para hornear con papel de pergamino o silicona. Rocíala con aceite si no tienes con qué cubrirla. Toma una taza (230 g) de nueces y viértelas en la bandeja formando una sola capa. Deberás hornearlas por 15 minutos.
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    Mide los otros ingredientes mientras las nueces se tuesten. Toma un tazón metálico o de cristal que sea lo suficientemente grande como para mantener las nueces en su interior. Mezcla 1 o 2 cucharadas de mantequilla y una cucharadita de sal marina en el tazón. También podrás agregarle al tazón 1 cucharadita de pimentón ahumado, ajo en polvo u otras especias.
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    Retira las nueces calientes del horno. Colócalas en el tazón con los demás ingredientes. Bate bien para cubrirlas con sal y mantequilla. Vuelve a colocarlas en la bandeja para hornear, extiéndelas en una sola capa y hornéalas por otros 2 minutos para así secar la sal con la que estén cubiertas.[5]

Método 4
Método 4 de 4:
Hervir maní

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    Lava los maníes crudos con agua fresca. Usa 450 g (1 lb) de maní sin pelar. Drénalos y luego colócalos en una cacerola grande. Agrégale 4 tazas (1 L) de agua fresca y 4 cucharadas de sal kosher.[6]
    • También podrás agregarle al agua con sal 2 cucharadas de pimentón ahumado, una mezcla de hierbas y especias, una mezcla de especias para platos con camarones, o anís estrellado.
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    Hierve el agua con sal y maní. Desciende la intensidad del fuego a una muy lenta y tapa la cacerola. Hierve los maníes hasta que estén suaves. Mientras más los hiervas, más salados y suaves quedarán. Hiérvelos solo por 2 horas para que queden más firmes y menos salados; o hasta por 12 horas para que queden muy suaves y salados.
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    Retira la cacerola del fuego. Drena los maníes, pero no los enjuagues. Guárdalos en un recipiente hermético y cómelos o sírvelos todos en los 2 o 3 días posteriores a su preparación. Luego de este tiempo, se resecarán y ya no serán comestibles.

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Categorías: Nueces y semillas