Los problemas financieros pueden presentarse repentinamente y pueden surgir de distintas fuentes. Quizá te quedes sin trabajo, de pronto tienes una deuda en tu tarjeta de crédito o lo pierdes todo en una inversión que ha salido mal. En cualquier caso, lo más importante que puedes hacer es detenerte a pensar para identificar el problema, así como planificar una forma de salir de él. Al hacerlo, inmediatamente puedes iniciar el camino hacia la recuperación de tu seguridad financiera.

Parte 1
Parte 1 de 3:
Planificar una salida

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    Determina la fuente de tus problemas. Esto podrá ser obvio si te has quedado sin trabajo o has perdido dinero a causa de un error en particular, pero para algunas personas, el hecho de que hayan estado viviendo más allá de sus medios y que hayan estado gastando en exceso es más difícil de ver. Si de pronto te encuentras en la posición de no poder pagar tus deudas, considera las fuentes de tus deudas y tus gastos, e identifica cómo has llegado a este lío.
    • Haz una lista de tus mayores problemas financieros. Recuerda que no tienes que arreglarlo todo de una sola vez. En cambio, trata de priorizar los artículos de tu lista, como amortizar una fuente importante de deuda o encontrar empleo. El resto de tus problemas financieros será más fácil de resolver una vez que te hayas encargado de los más importantes.
    • Luego de que hayas identificado y priorizado tus problemas financieros, trata de establecer una fecha objetivo para resolver cada uno de ellos.[1] Por ejemplo, podrías fijar el fin de mes como fecha límite para encontrar trabajo, o fijar como objetivo el amortizar tu mayor fuente de deuda en cuestión de dos años.
    • Si estás casado o te encuentras en una relación a largo plazo, asegúrate de también involucrar a tu cónyuge o pareja en el proceso.
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    Desarrolla una lista de soluciones. Ahora que has establecido prioridades en cuanto a tus problemas financieros y que has fijado fechas objetivo para cada uno, también debes trazar un mapa para resolver estos problemas. Identifica los pasos concretos que puedes dar para acercarte más a tus objetivos y anótalos.
    • Por ejemplo, si tu objetivo es amortizar una deuda grande de tarjeta de crédito en cuestión de dos años, tendrás que calcular cuánto necesitas pagar cada mes y ser constante con esos pagos. También tendrás que evitar usar la tarjeta de crédito si la cuenta sigue abierta.
    • Si tu objetivo es encontrar trabajo, podrías crear una lista de soluciones, como buscar los anuncios de empleos todos los días, enviar 10 solicitudes por semana o llamar después de una semana si no has obtenido respuesta.
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    Revisa tus deudas. Una de las primeras cosas que puedes hacer para tratar de salir de deudas es contactar a tus deudores y asegurarte de que realmente debes el monto exigido. Si crees que debes menos, puedes contactar a tus acreedores primero y tratar de resolver el problema. Si esto no funciona, quizá tengas que tomar acciones legales para salir de la deuda.
    • Sin embargo, si el problema sencillamente es que no puedes pagar tu deuda, puedes tratar de establecer un nuevo programa de pagos con tus acreedores. Es probable que ellos prefieran darte más tiempo para que pagues tu deuda frente a la posibilidad de no recibir nada cuando te declares en bancarrota. Entonces, llámalos, explica tu situación y negocia un nuevo programa de compensación.[2]
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    Haz un presupuesto. Un presupuesto te ayudará a llevar registro de tus gastos e ingresos, lo que te permitirá ver exactamente de dónde viene y a dónde va tu dinero. Al identificar tus flujos mensuales de efectivo de manera tan precisa, puedes identificar más fácilmente las áreas donde puedes reducir los gastos, al igual que las oportunidades para pagar tus deudas con más rapidez. Luego de examinar tus gastos actuales, crea un nuevo plan presupuestario para que dirija tus gastos del mes, asignando una cantidad para ciertas categorías de gastos, como entretenimiento, y ciñéndote a ello.[3]
    • Examina tus gastos. Es probable que estés gastando de más en algunas áreas. Considera detenidamente tus gastos (alimentos, gastos de vivienda, auto, entretenimiento, etc.) y trata de encontrar áreas en las que estés gastando más dinero de lo necesario. Quizá compras almuerzo todos los días cuando podrías llevar almuerzo de tu casa, o quizá compras libros en lugar de tomarlos gratis en la biblioteca. Haz un plan para reducir tus gastos tanto como sea posible a fin de disminuir tu carga financiera.
    • Si quieres ver instrucciones sobre cómo crear un presupuesto en una hoja de cálculo, puedes consultar el artículo “Cómo hacer un presupuesto personal en Excel”.
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    Involucra a tu familia. Si tú y tu cónyuge, u otras personas en tu casa no están de acuerdo en cuanto a las mejores soluciones para los problemas financieros de tu familia, hacer un cambio será más difícil. Pelear constantemente respecto a dónde hacer ajustes en los gastos tan solo será una pérdida de tiempo y puede dar lugar a un desperdicio de esfuerzos para salir de los problemas financieros. Habla con tu familia antes de emprender cualquier tipo de plan financiero y asegúrate de que todos estén de acuerdo.[4]

Parte 2
Parte 2 de 3:
Llevar a cabo tu plan

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    Cíñete a tu presupuesto. Una vez que hayas creado un presupuesto mensual para tus gastos, asegúrate de ceñirte a él lo más que puedas. Esto es mucho más fácil si le das seguimiento a tus gastos detenidamente, en especial al revisar tu cuenta bancaria de forma minuciosa a través del sitio web de tu banco. Haz cambios según sea necesario si encuentras que una categoría del presupuesto es demasiado alta o demasiado baja.[5]
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    Sigue reduciendo tus gastos donde sea posible. Luego de unas cuantas semanas o meses de haber realizado un presupuesto cuidadosamente, vuelve a revisar tus gastos. Busca áreas en las que puedas reducir tus gastos aún más. Por ejemplo, piensa en cómo puedes obtener entretenimiento gratuito o a un precio muy bajo, como ir al parque, y elimina las opciones más costosas, como ir al cine. Además, piensa en las medidas que puedes tomar para pagar menos por cosas como el cable y tu celular al eliminar funciones y servicios que no utilizas.[6]
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    Permite que alguien más te ayude a rendir cuentas. Lograr que otra persona te ayude a rendir cuentas de tus objetivos de ahorro y gastos puede facilitar el hecho de que te mantengas enfocado cuando las cosas se compliquen. Esto hace uso de una parte de la psicología humana que te hace más responsable ante una persona además de ti mismo.
    • Empieza por encontrar a una persona, como un familiar o amigo cercano.
    • Cuéntale a esta persona sobre tus objetivos financieros, sobre las medidas que estás tomando para salir de los problemas financieros y dile cuál es tu marco de tiempo para lograrlo.
    • Llama a esta persona regularmente (una vez a la semana o al mes) para hablar de cómo van tus planes.[7]
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    Ahorra el día que te paguen. Esto se reduce a una idea sencilla: primero debes pagar tus deudas. Lo primero que debes hacer cuando te paguen es apartar la mayor cantidad posible para pagar tus deudas. Si es posible, habla con tu banco para que esto se realice de forma automática, por medio de débitos en línea el mismo día de tu pago. Solo asegúrate de que el dinero llegue a tu cuenta antes de pagar tus facturas; no querrás verte afectado por cargos por sobregiro.[8]
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    Retoma el camino si las cosas se te complican. Todos se saldrán de su presupuesto en algún momento. Incluso si te pasas demasiado cierto mes, date cuenta de que este es solo un obstáculo temporal. Si te sales de tu presupuesto por un evento especial o por otras razones, comprométete a ahorrar más el mes siguiente para compensar lo que hayas perdido.[9]
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    Considera opciones más extremas de ser necesario. Si has implementado buenos hábitos de gastos y ahorro, pero aún te encuentras en un agujero profundo y no ves la salida, posiblemente tengas que considerar tomar otras acciones. Para obtener ayuda profesional, puedes acudir a un consejero de deudas e iniciar un programa de manejo de deuda.
    • Si realmente no ves una salida, puedes declararte en bancarrota. Solo ten en mente que esto destruirá tu calificación crediticia y requerirá de meses de procedimientos legales.

Parte 3
Parte 3 de 3:
Mantenerte al margen de los problemas financieros

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    Continúa con tus hábitos de ahorro cuando ya hayas pagado tus deudas. Luego de que hayas salido del problema y cuando te sientas más seguro en términos financieros, evita tener problemas en el futuro al ceñirte a tu presupuesto anterior. Después de todo, has logrado vivir con este presupuesto durante meses o incluso años, así que ¿por qué habrías de cambiarlo? El dinero que te sobre por vivir austeramente puede ser invertido en tu jubilación o en un fondo universitario para tus hijos.
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    Piensa de manera lógica acerca de cada compra que hagas. Antes de hacer cualquier compra, especialmente una compra grande como un auto o bote, investiga el producto y trata de encontrar el mejor precio. Debes considerar cuánto necesitas el producto en realidad y si lo puedes pagar en ese momento (en lugar de financiarlo). Esto te ayudará a evitar las compras impulsivas y los pagos innecesarios de intereses. También debes evitar comprar algo solo porque parece ser una buena compra o está en oferta.[10]
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    Mantén una buena puntuación crediticia. La base de la salud financiera es una buena puntación crediticia. Una puntuación crediticia particularmente alta puede ayudarte a hacer cualquier cosa, desde conseguir mejores tasas de interés para tu casa o auto hasta conseguir una mejor tarjeta de crédito con límites más altos o mayores beneficios. Además, una puntuación crediticia alta te permitirá sacar un préstamo personal a una tasa más baja si te ves envuelto en problemas financieros de nuevo y necesitas dinero con más rapidez.[11]
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    Crea un fondo de emergencia. Empieza un fondo de emergencia en una cuenta de ahorros o cuenta similar para que puedas tener acceso rápido a una cantidad de dinero si te encuentras de nuevo en dificultades financieras. Muchos profesionales financieros te aconsejan que ahorres el equivalente a seis meses de tus ingresos netos en esta cuenta. Sin embargo, una cantidad de $3,000, o en algunos casos tan solo $500, puede resultar sumamente útil para abordar los gastos inesperados y evitar el desastre financiero.[12]

Acerca de este wikiHow

Michael R. Lewis
Coescrito por:
Asesor financiero
Este artículo fue coescrito por Michael R. Lewis. Michael R. Lewis es un ejecutivo corporativo jubilado, empresario y asesor de inversiones en Texas. Tiene más de 40 años de experiencia en negocios y finanzas, incluso como vicepresidente de Blue Cross Blue Shield de Texas. Tiene una licenciatura en Administración de Empresas en Gestión Industrial de la Universidad de Texas en Austin. Este artículo ha sido visto 16 005 veces.