Sembrar plantas de semillero o plantas jóvenes en la tierra requiere de la combinación apropiada de tierra, sol y agua. Las plantas varían bastante con respecto a lo que necesitan en cuanto a temperatura, sombra y agua, así que lee la etiqueta de la planta minuciosamente para asegurarte de que le estás proporcionando las condiciones adecuadas. Estas mejores prácticas ayudarán a tus plantas a desarrollarse saludablemente en su nueva ubicación.

Método 1
Método 1 de 3:
Sembrar empieza con el terreno

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    Haz una prueba con tus plantas para que puedas decidir el mejor lugar antes de empezar a sembrar. No querrás perturbar el cepellón una vez que esté en la tierra.
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    Cava un agujero que sea 100% más grande que el cepellón de la planta. Usa una pala de jardinería para plantas más grandes y tu mano con un guante para plantas más pequeñas.
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    Esparce un poco de abono en el agujero para fertilizar a las raíces. Esparce un poco de tierra encima del abono.
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    Sostén la planta boca abajo. Golpea la parte de abajo de la planta con la palma de la mano. Las raíces deberían soltarse.
    • Si la planta no se suelta, es porque está restringida por la raíz. Raspa los lados de la maceta con un instrumento sin filo y aflójala con tus dedos.
    • Voltea la planta y trata golpeándola de nuevo. Esparce las raíces de plantas con raíces anudadas cuando las siembres en el terreno.
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    Llena el área alrededor de la planta. Es mejor sembrar demasiado arriba que demasiado abajo, así que asegúrate de que haya suficiente tierra para mantener a la planta bien drenada.
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    Deja una pequeña hendidura alrededor de la planta. Riégala con una regadera y deja que se drene. Repite esto dos o tres veces para conseguir que la tierra se asiente.
    • Pon más tierra si es necesario. Deberá estar al mismo nivel que estaba en la maceta.
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    Cubre el área alrededor de la planta con un mantillo de hojas o paja. Deja el tallo de la planta libre del mantillo para que el aire pueda circular. Riega y echa fertilizante según se indica en las instrucciones de la planta.[1]
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Método 2
Método 2 de 3:
Sembrar en macetas

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    Ten en cuenta el peso y el material de la maceta. Si necesitas mover la maceta de un lado a otro, debería ser de un metal o material compuesto ligero, en vez de una cerámica gruesa. Si las macetas permanecerán en un solo lugar, elije unas de cerámica vidriada, dado que estas mantendrán la humedad de la tierra.
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    Elije una maceta con agujeros de drenaje para que las raíces de la planta no se pudran. Si no puedes encontrar una maceta con agujeros, puedes perforarlos por ti mismo, siempre y cuando la maceta no sea demasiado frágil.
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    Cubre el fondo del interior de la maceta con grava o con una malla. Esta barrera ayudará a evitar que tierra caiga por los agujeros del fondo. Compra un platillo de un color complementario para evitar que el exceso de agua caiga en tu mueble o piso.
    • Además, siempre puedes comprar pies para macetas o un estante si deseas que el agua se escurra directamente hacia una superficie exterior.
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    Compra tus plantas. Si esta es la primera vez que pones una planta en una maceta, intenta sembrar plantas pequeñas o de semillero. Consulta con tu centro local de jardinería acerca de las plantas que se adaptan mejor al clima de tu área.
    • Pregunta si alguna de las especies que estás comprando son invasoras. Las plantas como la menta deben plantarse en su pequeña maceta original para evitar que se esparzan y maten a otras plantas en el futuro.
    • Las plantas anuales no invasoras pueden plantarse en grupos de tres a cinco por maceta.
    • Las plantas anuales invasoras deben tener su propia maceta o estar en una maceta más pequeña.
    • Escoge plantas que no tengan un sistema radicular muy denso. Ellas necesitarán agua frecuentemente y será más probable que mueran.
    • Escoge plantas que necesiten el mismo tipo de tierra y sol.
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    Coloca las macetas, la tierra orgánica, las plantas y herramientas en o cerca del lugar final. Si debes moverlas, pon la maceta y el equipo en una banca o mesa para que no tengas que agacharte mientras estás sembrando.
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    Usa mezcla para macetas en vez de tierra para jardín. Escoge una mezcla con una liberación lenta de gránulos de fertilizante o compra tus propios gránulos para mezclarlos. Si deseas hacer una combinación de tierra orgánica, combina cinco porciones de abono, una porción de vermiculita, una porción de arena de construcción y un cuarto de porción de fertilizante orgánico seco.
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    Llena de un cuarto a la mitad de la maceta con trozos de grava o terracota. Las plantas de raíces profundas necesitan menos grava. Las plantas de raíces cortas necesitan más.
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    Esparce varios centímetros de mezcla para macetas. Entonces, haz una prueba. Pon las plantas dentro del contenedor y determina su ubicación para mantener la tierra al mismo nivel que en sus contenedores originales.
    • Esparce más mezcla para macetas si es necesario.
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    Siembra la planta del centro primero. Luego, ocúpate de las plantas de alrededor. Esparce más tierra alrededor de las plantas hasta que estén cubiertas hasta el mismo nivel en el que estaban en sus contenedores originales.
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    Riega las plantas con una regadera que no bote mucha agua o con una boca de manguera. Riégalas más frecuentemente al principio, siempre que la tierra esté seca de 5 a 7 cm (2 a 3 pulgadas) de profundidad.
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    Agrega más tierra si esta se comprime en unos cuantos meses. Cuida tus plantas según se indica en el paquete.[2]
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Método 3
Método 3 de 3:
Sembrar un árbol

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    Labra un poco la tierra con un pico o una pala. El área debe estar lo suficientemente suelta para que las raíces del árbol puedan penetrar la tierra.
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    Cava un agujero en el área que sea el doble del ancho del cepellón. La profundidad deberá ser un poco menor al alto del cepellón. Formarás un montículo con la tierra.
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    Acuesta la planta de semillero o árbol pequeño sobre un lado. Golpea la parte de abajo y los lados del contenedor con la palma de la mano. Haz esto con golpes suaves pero firmes hasta que las raíces se hayan soltado.
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    Jala el contenedor del cepellón hasta que este quede completamente libre.
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    Mantente al tanto de raíces que se estén formando círculos. Este es un signo de que el árbol ha sobrepasado al contenedor. Suelta las raíces que estén formando círculos y extiéndelas de manera que se alejen del tronco.
    • Los árboles con raíces duras en círculo tal vez necesiten que estas sean cortadas. Sin embargo, esto solo debe hacerse cuando las raíces en círculo sean pocas y el cepellón sea bastante grande.
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    Coloca el cepellón del árbol en tu agujero. El cepellón debe estar de 1,5 a 2,5 cm (de media a una pulgada) por encima del nivel del terreno para evitar que se pudra. Si no es así, levántala de la parte de abajo para agregar más tierra.
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    Acomoda la posición del árbol en el agujero levantándolo de la parte de abajo del cepellón. Nunca lo levantes usando el tronco. Consigue a alguien que te ayude para que te diga si está derecho.
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    Mezcla una porción de abono con tres porciones de tierra antes de que llenes el agujero alrededor del árbol. Esto potenciará el contenido de nutrientes de la tierra.
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    Llena el área alrededor del cepellón. Acumula un poco de tierra por encima del nivel del terreno, pero no cubras nada del tronco. Comprime la tierra hacia el cepellón con la base de tu mano.
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    Crea una berma circular alrededor del montículo. Riega el área con 56 l (15 galones) de agua. Repite esto cada semana durante el primer mes.
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    Cubre el área con una capa de mantillo. Deja un espacio de 5 cm (2 pulgadas) entre el mantillo y la base del tronco.
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    Usa estacas para dar soporte al árbol si parece que no está fijo. Asegúrate de moverlas alrededor del perímetro para que no se crucen con el cepellón.[3]
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Cosas que necesitarás

  • Guantes de jardinería
  • Pala de jardinería
  • Abono
  • Tierra orgánica
  • Mantillo
  • Gránulos de fertilizantes orgánicos
  • Macetas
  • Grava
  • Círculo de malla fina
  • Estacas de apoyo
  • Regadera
  • Agua

Acerca de este wikiHow

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Categorías: Siembra y cultivos
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