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“Es difícil ser humilde”, dice una vieja canción, “cuando eres perfecto en todo”. Por supuesto, muy pocas personas creen que son perfectas en todo, pero aun así puede ser difícil ser humilde, especialmente cuando vives en una sociedad que fomenta la competencia y la individualidad. A pesar de esto, en esta cultura, la humildad es una virtud importante también. Aprender a ser humilde es de primordial importancia en la mayoría de las religiones y tradiciones espirituales, y la humildad también puede ayudarte a tu desarrollo personal y a disfrutar mejores relaciones con los demás.
Pasos
Método 1
Método 1 de 3:Reconoce tus limitaciones
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1Reconoce que no eres el mejor en todo, ni siquiera en una cosa. No importa cuán talentoso seas, siempre habrá alguien que pueda hacer algo mejor que tú. Identifica a quienes sean mejores que tú y las áreas en las que puedas mejorar. Nunca nadie es el mejor en algo.
- Así seas el mejor del mundo haciendo algo, siempre habrá otras cosas que no puedas hacer y tal vez nunca lo logres.
- Reconocer tus limitaciones no significa abandonar tus sueños, ni tampoco dejar de aprender nuevas cosas o de perfeccionar tus habilidades. Simplemente significa admitir que, como seres humanos, ninguno de nosotros es perfecto y puede hacer todo por sí mismo.
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2Reconoce tus faltas. Juzgamos a los demás porque es mucho más fácil que mirarnos a nosotros mismos. Desafortunadamente, es algo completamente innecesario y en muchos casos contraproducente. Juzgar a los demás causa conflictos en las relaciones y dificulta el desarrollo de nuevas relaciones. Incluso aún peor, hace que dejemos de intentar mejorar nosotros mismos.
- Juzgamos a los demás todo el tiempo, generalmente sin darnos cuenta. Como ejercicio práctico, puedes jugar a descubrir los momentos en que juzgues a otra persona o grupo sin proponértelo. Entonces júzgate a ti mismo y reflexiona sobre cómo puedes mejorar. Después de todo, tú no puedes controlar las decisiones y el comportamiento de otras personas, pero puedes controlar los tuyos.
- Esfuérzate para hacer frente a tus defectos. Recuerda que el crecimiento y el perfeccionamiento es un proceso que dura toda la vida, incluso si eres experto en algo.
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3Sé agradecido por lo que tienes. Supongamos que te graduaste de una universidad prestigiosa con el primer puesto de tu clase. Realmente mereces reconocimiento por las horas de estudio y empeño que hayas puesto en tu desarrollo académico. Imagina ahora a una persona tan inteligente y dedicada como tú, pero con una familia que no la apoya, que haya nacido en un lugar diferente o simplemente que haya tomado una mala decisión en el pasado. Podrías estar en sus zapatos en este momento.
- Debes tener en cuenta que con una mala decisión en el pasado, tu vida actual sería completamente diferente y asimismo, las buenas decisiones que tomes hoy, podrían cambiar tu vida positivamente.
- A pesar de que sin duda alguna hayas trabajado duro para tener lo que tienes, no podrías haberlo hecho todo sin el apoyo de otras personas. Todo lo que hacemos es el resultado de lo que muchas otras personas han hecho por nosotros. Es debido a las personas que nos rodean que mejoramos y nos convertimos en mejores personas en algún momento, para que podamos lograr nuestras metas.
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4No temas cometer errores. Gran parte de ser humilde consiste en aceptar que cometerás errores. Asimila esto, así como el hecho de que todos cometemos errores y te quitarás un gran peso de encima. Sin embargo, esto no significa que debas ser descuidado. Trata de evitar errores obvios, pero no tengas miedo de probar métodos o maneras nuevas de alcanzar tus metas.
- Cada persona puede conocer sólo una pequeña parte del inmenso conocimiento acumulado en el pasado. Siempre habrá personas más mayores y más sabias que tú. Podría valer la pena escuchar las opiniones de las personas mayores, aunque tú debes ser quien tome la decisión en base al conocimiento que obtengas de ellas.
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5Reconoce tus errores. A pesar de que puedas temer que las personas se molesten y se frustren contigo, siempre es mejor admitirlo que ocultarlo. Ya sea si has hecho algo equivocado en tu papel de jefe, padre o madre de familia o amigo, las demás personas valorarán tu disposición de reconocer que no eres perfecto y que te estás esforzando para ser mejor persona y mejorar la situación. Reconocer tus faltas demuestra que no eres obstinado, egoísta ni que estás indispuesto a ser imperfecto.
- Reconocer tus errores hará que los demás te tengan mayor respeto, ya sean tus hijos o tus colegas del trabajo.
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6No alardees. Está bien tener una autoestima saludable y sentirse orgulloso de tus logros, pero a nadie le gusta cuando alguien trata constantemente de llamar la atención y mostrar sus propios logros. Si sientes que realmente has hecho algo increíble, lo más probable es que las personas ya habrán empezado a notarlo, y llegarán a respetarte incluso más por tu humildad.
- Esto no implica que debas mentir acerca de tus logros. Si alguien te pregunta si corriste una maratón, entonces es perfectamente aceptable decir "sí". Pero no hables constantemente de lo maravilloso que estuviste al correr la maratón, o al alcanzar otras metas.
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7Sé considerado en las conversaciones. La gente humilde no tiene que ser sumisa, porque ser humilde no significa no tener ninguna autoestima. Sin embargo, una persona humilde debe ser consciente de todos en la conversación y no debe hablar mal o interrumpir a nadie. Como persona humilde, debes reconocer que todos, incluyéndote a ti, tienen sus propios objetivos y sueños, y es posible que quieran hablar sobre sus logros y sus opiniones sobre las cosas.
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8No te lleves todo el crédito. Es cierto, asaste un filete suculento o terminaste un proyecto complicado en el trabajo, pero ¿realmente lo lograste todo tú solo? De ser así, felicidades, pero lo más probable es que alguien más haya contribuido a tu éxito. Así que, cuando alguien te felicite, responde: “No podría haberlo logrado sin…” o “…ayudó muchísimo, también”. No hables sin parar acerca de lo mucho que “tú” trabajaste solo para terminar determinada tarea.
- Comparte el amor. No existe nada menos humilde que una persona que se lleva todo el crédito por haber hecho algo que en realidad no hizo.
Método 2
Método 2 de 3:Valora a los demás
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1Valora los talentos y las cualidades de los demás. Ponte la tarea de observar a los demás y aprecia qué pueden hacer y, a un nivel más general, aprende a valorarlos por su forma de ser. Acepta que cada uno es diferente y aprovecha cada oportunidad que tengas de conocer personas diferentes. Seguirás teniendo los mismos gustos personales, pero puedes entrenarte para separar tus opiniones de tus miedos. Así apreciarás a los demás más y serás más humilde.
- Ser capaz de valorar los talentos y las cualidades de los demás podrá asimismo lograr que reconozcas las cualidades que quieres mejorar o alcanzar para tu persona.
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2Deja de comparar. Es prácticamente imposible ser humilde si se está buscando ser el “mejor” o más hábil que otros, más bien puedes intentar describir las cosas de manera objetiva. En lugar de decir que alguien es el mejor guitarrista de la historia, expresa directamente lo que valoras de sus habilidades o puedes simplemente decir que te gusta su estilo interpretativo. Deja de hacer comparaciones inútiles o simplistas y entonces podrás disfrutar el hacer las cosas, sin la presión de ser mejor o peor que otros.
- Toda persona es única y es difícil determinar verdaderamente quién es “el mejor” en alguna actividad.
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3No temas ceder ante el juicio de otros. Aunque al final depende de ti decidir si tuviste razón o estuviste equivocado, es completamente diferente admitir que cometes errores y que no siempre tienes razón. Lo realmente complicado es aceptar que, en muchos casos, las demás personas, incluso quienes están en tu contra, puedan tener razón. Ceder ante las exigencias de tu pareja, una ley que no apruebes o incluso, dado el caso, la opinión de tu hijo, llevará el reconocimiento de tus limitaciones a un nivel superior.
- En lugar de simplemente decir que eres humilde y que como persona cometerás errores, también debes concentrarte en vivir con esa mentalidad. Ser humilde es un estilo de vida, no una acción de una sola vez.
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4Busca una guía en textos escritos. Esta es otra manera de valorar a los demás. Consulta textos morales y proverbios sobre la humildad. Reza por ella, medita sobre ella, lo necesario para dejar de centrar tu atención en ti mismo. Podrías leer, por ejemplo, biografías, memorias motivadoras, la Biblia, escritos de no ficción, cuyo tema sea cómo mejorar la vida o cualquier texto que te haga más humilde y te haga valorar las ideas de los demás.
- Si no estás muy inclinado a la espiritualidad, puedes valerte del método científico. El conocimiento científico requiere de humildad. Es necesario que te deshagas de conceptos y juicios preconcebidos, así como reconocer que no sabes todo lo que quisieras.
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5Mantente dispuesto a aprender. Nadie es perfecto o el mejor en algo. Siempre habrá personas que son mejores que tú en algo, y en ello yace la oportunidad de aprender de ellos. Encuentra alguna persona que quieras imitar en alguna área y pídele que sea tu mentor. Para ser aprendiz, es necesario desarrollar la capacidad de manejar nuestros límites de comportamiento frente a una autoridad; también la confianza y el discernimiento son necesarios. Tan pronto sientas que lo sabes todo, vuelve a poner los pies sobre la tierra. Estar dispuesto a aprender implica que reconoces que siempre tendrás que aprender más de la vida.
- Por ejemplo, podrías ser más humilde al inscribirte en un curso de algo que no conozcas en lo absoluto, tal como alfarería o redacción de guiones, y al saber que permitirás que otros te enseñen. Esto puede ayudarte a darte cuenta de que todos son buenos en diferentes cosas y que todos necesitamos ayudarnos para llegar a ser mejores personas.
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6Ayuda a los demás. Gran parte de la humildad proviene del respeto a los demás y éste se puede manifestar al ayudarles. Trata a los otros como tus iguales y ayúdales, porque es lo correcto. Se dice que cuando ayudes a quien no pueda retribuir tu ayuda, habrás aprendido lo que es la humildad. Ayudar a los necesitados también hará que valores tus pertenencias mucho más y te hará menos orgulloso.
- Queda demás decirlo: no alardees de todo tu trabajo de voluntariado. Es genial si estás orgulloso de tu trabajo, pero recuerda: el voluntariado no se trata de ti, se trata de las personas a las que has ayudado.
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7Ponte al último. Si siempre estás corriendo para terminar las cosas primero y pasarte al frente de la fila, proponte como reto dejar que otros vayan antes que tú, por ejemplo los ancianos, personas con discapacidad, niños o personas que tienen un apuro.
- Hazte la siguiente pregunta: “¿Necesito realmente ir primero?”. La respuesta siempre será negativa.
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8Halaga a los demás. Hazle un cumplido sin motivo alguno a alguien que quieras mucho o que apenas conozcas. Dile a tu novia lo linda que se ve hoy; halaga a tu colega por su nuevo peinado o dile a la cajera del supermercado que te gustan sus aros. Incluso, puedes profundizar un poco más y halagar los aspectos importantes de la personalidad de la gente. Por lo menos, haz un cumplido al día y verás las muchas cualidades que tienen los demás.
- Céntrate en los atributos positivos de los demás en lugar de buscar siempre sus defectos.
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9Pide disculpas. Si has cometido un error, entonces reconócelo y admite que estás equivocado. Aunque hacerlo siempre es doloroso, tendrás que ignorar tu orgullo y pedir disculpas por el daño que cometiste. Con el tiempo el dolor disminuirá, y será reemplazado por un sentimiento de alivio porque sabes que has hecho las paces. Esto le hará entender al otro que lo tienes en gran estima y que reconoces que has cometido una falta.
- Cuando pidas disculpas, haz contacto visual para indicar que estás preocupado.
- No cometas el mismo error varias veces. Pedir disculpas por algo no te da el derecho a hacerlo de nuevo. Al hacerlo, harás que las personas desconfíen de ti y de lo que digas.
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10Escucha más de lo que hablas. Esta es otra gran manera de valorar a los demás y de ser más humilde. La próxima vez que estés en una conversación, deja que el otro sea el que hable, no lo interrumpas y hazle preguntas para mantenerlo conversando y compartiendo. Aunque debes aportar a la conversación, fórmate la costumbre de dejar que los demás hablen más que tú para que no parezcas que sólo te interesan las cosas que pasan en tu vida.
- Haz preguntas para demostrar que estás escuchando lo que el otro dice. No te quedes esperando a que termine de hablar para recién tú aportar a la conversación. Recuerda, si estás ocupado pensando sobre lo que quieres decir, entonces se te hará más difícil concentrarte en lo que está diciendo.
Método 3
Método 3 de 3:Redescubre tu capacidad de maravillarte
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1Renueva tu capacidad de maravillarte. Como individuos, no conocemos prácticamente nada en relación al conocimiento general. Esta falta de conocimiento debería mantenernos en un estado de sorpresa constante al enfrentarnos a nuestra vida cotidiana. Los niños cuentan con esta capacidad de maravillarse, la cual inspira la curiosidad que los hace tan buenos observadores y aprendices. ¿Sabes realmente cómo funciona tu horno microondas?¿Podrías construir uno tú mismo? ¿Y tu auto? ¿tu cerebro? ¿una rosa?
- La actitud desentendida de “ya lo he visto todo” nos hace sentir mucho más importantes de lo que realmente somos. Sorpréndete como un niño y no sólo ganarás humildad, sino capacidad de aprendizaje.
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2Ejercita la mansedumbre. Ser manso de espíritu es el camino seguro hacia la humildad. Practica aikido en la medida de lo posible al enfrentarte a un conflicto. Por ejemplo, puedes absorber el veneno de quienes te ataquen y reaccionar con mansedumbre y respeto. Practicar la mansedumbre te ayudará a redescubrir tu capacidad de sorprenderte, pues estarás centrándote en los aspectos positivos de la vida.
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3Pasa más tiempo en la naturaleza. Camina en el parque, párate cerca de una cascada de agua, contempla el mundo desde la cima de una montaña, haz una caminata larga, nada en el océano. Busca tu propia manera de estar en la naturaleza y tómate el tiempo para valorar verdaderamente todo lo que ello supone. Cierra tus ojos y siente la briza en tu rostro. La naturaleza te volverá completamente humilde, a medida que desarrolles tu capacidad de maravillarte y crezca tu respeto por todo aquello que existe desde mucho antes de que tú llegues a este mundo y que estará mucho después de que no estés.
- Pasar más tiempo en la naturaleza te hará ver cuán grande y complejo es nuestro mundo; y que no eres el centro de él.
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4Haz yoga. El yoga es la práctica del amor y la gratitud, además te ayudará a desarrollar tu capacidad de sorprenderte de tu respiración, de tu cuerpo, del amor y la amabilidad en tu entorno. El yoga te hará ver lo breve que es tu paso por la Tierra y te hará valorarlo mucho más. Créate el hábito de practicar yoga por lo menos dos veces a la semana y goza de todos los beneficios emocionales, así como de los físicos.
- El yoga consiste en ser humilde. No existe tal cosa como alardear de tu nueva posición. Se trata simplemente de ir a tu propio ritmo.
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5Pasa más tiempo con niños. Los niños poseen esa capacidad de maravillarse del mundo, la cual, para un adulto, es difícil volver a sentir. Pasa más tiempo con niños y observa su capacidad de valorar el mundo, de siempre hacer preguntas, de disfrutar y gozarse de las cosas más triviales y pequeñas. Para un niño, una flor o un rollo de papel higiénico podría ser lo más sorprendente de la Tierra; claro que la emoción sólo durará una tarde.
- Pasar más tiempo con los niños te recordará lo mágico que es nuestro planeta.
Consejos
- Aprende a reconocer cuando cometas un error y no permitas que tu orgullo te haga sentir que todas tus acciones están justificadas.
- Nunca alardees de lo que tienes: da para recibir.
- Sé amoroso y de buenos sentimientos todo el tiempo, nunca se sabe cuándo puedan llegar a necesitarte.
- Ten en cuenta que la humildad proporciona muchos beneficios. Puede ayudarte a estar más a gusto con tu vida y también a enfrentar épocas adversas, así como mejorar tu relación con los demás. También es crucial para ser un buen alumno. Si piensas que lo sabes todo, no estarás con la disposición mental de buscar nuevo conocimiento. La humildad, contrariamente a lo que supondríamos, es una herramienta excelente para lograr una evolución y desarrollo personal en general. Después de todo, si te sientes superior, no tendrás ningún estímulo para mejorar. Es más, la humildad te permite ser honesto contigo mismo.
- Vivir una vida desinteresada es más gratificante que vivir una vida egoísta.
- Está bien hablar sobre ti un poco, pero ponte también el objetivo de preguntar y conocer a los demás. Puedes proponerte escuchar más y hablar menos al conversar con otros.
- Sé gentil y considerado. Ayuda a los demás y hazles saber que pueden contar contigo.
- Valora tus talentos. Ser humilde no significa que no puedas sentirte bien contigo mismo. La autoestima no es lo mismo que el orgullo. Ambos provienen del reconocimiento de tus propios talentos y habilidades, pero el orgullo, el tipo de orgullo que raya en la arrogancia, está alimentado por tus inseguridades. Contempla tus habilidades y sé agradecido por ellas.
- Si identificas que la falta de humildad es un problema en tu vida, busca asesoría calificada y compañeros leales,. El orgullo puede llevar a fracasos y prevenir es mejor que lamentar.
- Asóciate con otros y ayuda a los más necesitados.
Advertencias
- Asimismo, no debes confundir el ser humilde con ser servil (adular en extremo a otra persona buscando algún beneficio a cambio). Esta es una confusión muy común, las dos actitudes son completamente diferentes.
- Actuar humildemente no es lo mismo que ser humilde y usualmente las personas que pretenden ser humildes, lo hacen buscando aprobación. Los demás identificarán esto y aunque puedas engañar a unos pocos, no lograrás los beneficios de interiorizar una actitud de humildad.
- Así como es bueno contar con algo de humildad, no debes llevarla al extremo de convertirte en una persona débil frente a los demás. Maneja todo con moderación.