En la vida, tus padres tienen una influencia duradera sobre quién eres y las decisiones que tomas. Te brindan su apoyo cuando lo necesitas y su amor severo cuando no vives a la altura de tus potenciales. No es fácil y toda persona le debe gratitud y respeto a un buen padre. Ser la hija perfecta es una manera de conseguirlo, pero significa ser una hija que es perfecta para las personas que la criaron, respetando sus valores y contribuyendo significativamente a la felicidad de sus padres.

Parte 1
Parte 1 de 3:
Ser la hija “perfecta”

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    Debes ser realista. Ninguna persona es perfecta, pero el escritor estadounidense John Steinbeck una vez dijo “Ahora que no es necesario que seas perfecto, puedes ser bueno”. Hazte recordar que los medallistas de oro en las Olimpiadas reciben puntos en contra en su puntuación, pero aun así ganan. Albert Einstein cometió errores y realizó soluciones imperfectas, pero aprendió de ellas. Nunca dejes que lo perfecto mine tu autoestima y se convierta en el enemigo de todas las cosas excelentes y valiosas (pero imperfectas por desgracia) que puedes hacer.
    • Esforzarte por la perfección absoluta puede ser contraproducente, porque puede disminuir un logro o la conclusión de una tarea porque no ha sido completamente perfecta. [1]
    • El perfeccionismo también se relaciona estrechamente con la depresión, relaciones problemáticas y a una menor satisfacción con la vida.[2]
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    Siempre debes preguntar primero. Si no estás segura de que algo que deseas moleste a tus padres, pregunta primero. Si tienes dudas en preguntar, es probable que sea una buena señal de que los molestará.
    • Cuando les preguntes, siempre debes asegurarte de haber pensado en los posibles resultados de lo que vayas a preguntar para anticipar las preocupaciones que tus padres puedan tener.
    • No te molestes. Aunque tus padres pueden oponerse a tu sugerencia, recuerda permanecer calmada y presentar los hechos y ejemplos para ilustrar por qué debes hacer algo y por qué eres capaz de lidiar con cualquier resultado.
    • En especial si todavía vives con tus padres, si te dicen que no, siempre debes seguir sus deseos, aunque no sea lo que prefieras.
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    Cumple con tus responsabilidades. Cuando les prometes a tus padres que harás algo, pero esperas hasta que te lo digan de nuevo (una y otra vez), eso puede crear tensiones.
    • Fija las expectativas con anticipación. Di “Mamá, tengo que terminar esto ahora que tengo tiempo, pero en cuanto esté libre me ocuparé de lo que me pides” y después completas todas las tareas antes de que te lo pida una y otra vez.
    • Anticipa sus necesidades y satisfácelas. ¿Sabes qué día recogen la basura? ¿Se espera que alguien venga de visita a tu casa el fin de semana? Saca la basura, limpia tu dormitorio y otros dormitorios en la casa, todo sin que te lo pidan.
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    Debes ser respetuosa. Es posible que al inicio no estés de acuerdo con lo que tus padres te digan, pero hazte recordar que en el fondo quieren lo mejor para ti.
    • Han tenido más experiencias en la vida que tú y es posible que tengan percepciones para las que todavía eres muy joven para acceder.
    • Debes confiar en que ellos te cuidan y no les contestes. Contestarles crea discusiones y pueden ser contraproducentes para establecerte como una persona respetuosa y de confianza.
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    Cuídate. Demuestra que te respetas al cuidar las necesidades de tu cuerpo y al mantener una apariencia saludable. Tus padres te aman y eso hace que te vean como una persona sana y que se cuida bien.
    • Mantente limpia. Báñate o dúchate a diario. Por lo menos, límpiate el sudor y la mugre con una toallita jabonosa. Lava tu cabello cada 1 o 3 días.[3]
    • Usa ropa limpia y péinate. Debes planchar tu ropa. Usa una correa con los pantalones, en especial los que te queden sueltos. Peina tu cabello para mantenerlo fuera de tu rostro.
    • Come sano con frecuencia. Comer tres comidas al día es lo que se recomienda tradicionalmente; sin embargo, los nutricionistas han indicado que comer 5 o 6 comidas más pequeñas distribuidas a lo largo del día en realidad puede ser más sano para que mantengas un nivel de azúcar en la sangre más uniforme. Independientemente del plan de comidas que escojas, asegúrate de comer lo suficiente para mantenerte sano.[4]
    • Ve a dormir a una hora razonable. Los adolescentes entre 12 y 18 años necesitan dormir 9 ½ horas todas las noches. Cualquier persona mayor de 18 años necesita dormir entre 6 y 8 horas.
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    Recibe ayuda. Aunque a menudo quieras demostrarles a tus padres lo exitosa y capaz que eres, hay momentos en los que puedes necesitar su ayuda para alcanzar tus metas deseadas.
    • No seas demasiado orgullosa ni egoísta como para recibir la ayuda de tus padres, aunque sea en la forma de un consejo.
    • Cuando recibas su ayuda, sé humilde y agradéceles las contribuciones que te hagan.
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    Debes ser paciente con tus padres. Cuando eres joven, sientes que el mundo es tuyo y que puedes dejar que tus ambiciones guíen tu camino. Sin embargo, debes pensar en cuán difícil puede ser para tus padres adaptarse a los cambios rápidos que das por hecho.
    • Cuando te cases, consigas un trabajo, te mudes, puede hacerles recordar su propia mortalidad o hacer que se sientan solos los días en los que estabas en la sala.
    • Ayúdales a adaptarse a tu desarrollo. Tómate el tiempo de hablar con ellos y deja que te hagan preguntas. Ayúdales a comprenderte, pero no te molestes si no siempre pueden hacerlo. Hazles recordar que la aceptación y la confianza son igual de importantes que la comprensión.
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    Debes mantenerte fiel a ti misma. Permanecer fiel a ti misma significa que eres segura, feliz, que aprendes y que te estás desarrollando. Nada pone más feliz a un padre que ver a su hija crecer y ser exitosa. Cuando te mantienes fiel a ti misma, conviertes en realidad a la persona que tus padres han criado. Sin embargo, a veces mantenerte fiel a ti misma al inicio creará tensión con tus padres.
    • Por ejemplo, si tus padres quieren que vayas a la iglesia con ellos, pero no eres una persona religiosa, hazles saber que no te gustaría ir. Si aun así tienes que ir a su iglesia, considera cómo puedes mantenerte fiel a tus valores en esta experiencia. Existen algunas buenas fuentes para que los principiantes consigan que las personas piensen en las contradicciones e inconsistencias de los textos religiosos.[5]
    • ¿Te preocupa salir del clóset? Aunque tu sexualidad sea una parte importante de quién eres y debes celebrarlo, si vives en la casa de tus padres, es posible que no quieras compartir esta parte de tu vida en este momento. Si vives lejos de casa y te preocupa conversar con tus padres acerca de tu orientación sexual, considera hablar con un terapeuta sobre las mejores formas de salir del clóset teniendo en cuenta tus circunstancias.[6]
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    Lleva una vida feliz. Lo que los padres más quieren en la vida es que su hija crezca y lleve una vida sana y feliz. Sin embargo, parte de la vida es que tus padres también quieren ser parte de ella y brindarte la ayuda que te asegurará esa felicidad. También quieren compartir tus relaciones, ayudarte a criar a sus nietos y disfrutar ver a su familia crecer.[7]
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    Paga por adelantado. Aprovecha su amabilidad, apoyo y generosidad, y ofréceles lo mismo. También puedes hacerlo con tus hijos, cónyuge, amigos y otros familiares.
    • Haz un trabajo voluntario para apoyar y guiar la vida de mujeres jóvenes en peligro.[8]
    • Cuando usas lo que te han dado para ayudar a los demás, muestras respeto y agradecimiento por la crianza que tus padres te han dado.
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Parte 2
Parte 2 de 3:
Ser la nuera “perfecta”

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    Equilibra el individualismo y la cercanía. Cuando las familias crecen y aparecen nuevos miembros, es posible que sea necesario que se realicen algunas modificaciones, en especial para el nuevo miembro. Recuerda que tu pareja te ama como eres y que no debes tratar de ser otra persona. Al mismo tiempo, debes buscar oportunidades para establecer conexiones con su familia.[9]
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    Debes ser abierta con las nuevas relaciones familiares. Aunque cada familia hace las cosas de una manera diferente, muchas familias aceptan nuevos miembros al tratarlos de inmediato como un nuevo hermano o hijo.
    • Si eres hija única y nunca has tenido hermanos, considera las relaciones de hermanos como vivir con tu mejor amigo la mayor parte del tiempo. Todos se llevan bien, se divierten y se cuidan los unos a los otros, con muchos compromisos.
    • Debes aceptar el hecho de que junto con el nuevo hermano vendrán abrazos y bromas, pero que vienen de un lugar de amor y acogida. A su vez, debes corresponder todo esto siempre que sea posible.
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    Debes darte tiempo para mimarte. En especial si te acabas de casar y te convierte en parte de una nueva familia, asegúrate de planear al menos una hora para ti durante las visitas.
    • Puedes darte ese tiempo cuando dices “Voy a tomar rápido una siesta” y después descansa un momento, pensando en los acontecimientos del día y liberando cualquier posible estrés que podrías haber acumulado.
    • Puedes incluso pedirle a tu pareja que se te una, en especial si hay algo por lo que te sientes confundida o si quieres hacerle alguna pregunta.
    • Con el paso del tiempo, a medida de que tú y la familia de tu pareja se lleguen a conocer, es posible que ni siquiera sean necesarios esos momentos callados.
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    Debes ser honesta. La relación entre un padre y un hijo biológico puede permitir un nivel de honestidad incomparable a cualquier otro tipo de relación. Aunque es posible que tu pareja le cuente todo a sus padres, recuerda que te están llegando a conocer y que el tacto puede ser importante para mantener la paz.
    • Recuerda que nunca debes mentirle a la familia de tu pareja, pero también debes recordar contar las verdades difíciles con respeto y amabilidad.
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    Establece los límites. Cuando uno empieza una relación con la familia de su pareja, por lo general quiere agradarle lo más posible. Sin embargo, aunque el compromiso es importante, es igual de importante no sacrificar toda tu comodidad personal por otra persona.
    • Por ejemplo, ¿los padres de tu pareja te piden que vayas a visitarlos los días feriados cuando ambos realmente quieren quedarse en casa? Si tú y tu pareja están de acuerdo, sé amable, pero firme, al hacerles saber al resto de la familia que te encantaría ir en otro momento, pero que no puedes hacerlo para la fecha indicada.
    • Esto puede decepcionarlos al inicio pero, a la larga, establece expectativas razonables y respeto mutuo.
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    Acepta las diferencias. Hay puntos en los que nunca llegarás a un acuerdo con la familia de tu pareja. Esta no es una señal de fracaso o incompatibilidad. En vez de eso, tómalo como un reto, para amar y ser tolerante a pesar de las diferencias.
    • Por ejemplo, ¿ya sabes que los padres de tu pareja tienen un punto de vista diferente en la política que tú? Si alguien te pregunta, dile “Nunca me he sentido muy cómoda al hablar de política. ¿Puedo mantenerme al margen y escuchar?”.
    • Si te obligan, hazles recordar con amabilidad que respetas sus creencias y sentimientos, que los amas mucho y que esperas que ellos también puedan respetar tus sentimientos.
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    Debes ser abierta al cambio. El compromiso es clave para mantener buenas relaciones familiares. Esto puede significar aceptar que la familia de tu pareja tenga tradiciones completamente diferentes para los días festivos o que la tía Margaret siempre prepare macarrón con queso para las ocasiones especiales (aunque eso era lo que tú siempre prepares).
    • Aunque nunca debes renunciar a todos los hábitos y rituales que le dan alegría y significado a tu vida, es posible que descubras que debes adecuar tus propias tradiciones. Por ejemplo, si la tía Margaret siempre prepara macarrón con queso, pídele a tu pareja qué plato puedes preparar y que se pueda convertir en el plato básico de la familia.
    • Otro compromiso es tener tu propio árbol navideño y galletas para Papá Noel en casa, pero aun así disfrutar encendiendo la menorá y comiendo kugel con la familia de tu pareja.
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    Empatiza con su familia. Darle la bienvenida a una nueva persona en la familia puede ser una ocasión alegre, pero también estresante.
    • Puedes hacerles recordar que están envejeciendo o que su hijo, hermano o hermana vive lejos de casa, o que existen limitaciones en el tiempo que la familia puede pasar junta, lo cual puede causarles sentimientos encontrados.
    • Aunque no debes ser su esclavo ni aceptar que te falten el respeto, debes aceptar por lo que las familias pasan cuando hay un nuevo miembro en ellas y darles a tus suegros el beneficio de la duda antes de que se molesten o enojen.
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Parte 3
Parte 3 de 3:
Crear buenas interacciones con tus padres

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    Debes ser consciente. Piensa en tu vida personal, así como en las relaciones que compartes con tu familia, incluso tus padres. ¿Qué aspectos podrían ser más cómodos, productivos o agradables? Abajo hay ejercicios sobre la plenitud mental que pueden ayudarte a ser una mejor hija:
    • Esfuérzate por lograr la excelencia en todas las tareas que asumas. Cuando completas una tarea sin comprometerte a lograr el éxito o a mejorar, demuestras una falta de preocupación frente a las personas en las que influye este resultado. En vez de esto, demuéstrales amor, atención y respeto al completar todas las tareas con éxito, superando un resultado promedio. Haz que tus padres se sientan orgullosos de lo que has logrado.
    • Busca nuevas maneras de hacer cambios positivos. Puede ser algo tan simple como plantar flores en el jardín de tus padres o determinar pedirle a tu supervisor un ascenso en el trabajo. Cuando haces un esfuerzo personal para darte felicidad a ti o a las personas que se preocupan por ti, demuestras un compromiso por ser una mejor persona para ti y para los demás.[10]
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    Comunícate. Cuando pasas largos periodos de tiempo sin hablar con tus padres, puede ser difícil llamarlos cuando necesites su ayuda o apoyo. Por eso, comunícate con ellos con la frecuencia que sea conveniente y cómoda para ambos.
    • Si eres un adulta más joven, puedes hacerlo al enviarle un mensaje de texto a diario para conversar después de la hora de la cena. Si eres un hija adulta, envíales un mensaje de texto o llámalos varias veces por semana. No es necesario que sea un mensaje importante. Puede ser algo tan simple como ver la flor favorita de tu mamá y decirle “Hola” o para compartir un acontecimiento divertido del trabajo.[11]
    • Comunícate primero. No siempre debes ser la que espere una llamada telefónica o un mensaje de texto. Separa tiempo para hablar con tus padres y llamarlos. Si vives lejos de casa, invítalos a la tuya. Al hacerles recordar que son importantes para ti, fortaleces tus lazos con ellos y les brindas seguridad.
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    Escúchalos atentamente. Cuando tus padres te digan que los escuches, tienes que hacer algo más que asentir con la cabeza cuando hablen. Demuéstrales que no solo estás involucrada, sino que también aprendes al escucharlos de manera activa. Esto no solo es un acto de respeto. También te asegura recordar lo que te han dicho y puedes actuar de manera adecuada. Abajo hay algunas tácticas que puedes usar para que los escuches de manera activa:[12]
    • Replantea la información. Al hacer esto demuestras que estás atenta y también te da la posibilidad de aclarar las cosas sobre las que no estés muy segura.
    • Anímalos de manera sutil. Asiente con la cabeza. Diles “Ajá” o “Ya veo” para que tus padres sigan hablando y elaboren sus ideas.
    • Resume. Antes de terminar la conversación o de hacer preguntas, resume la información en tus propias palabras. Esto te ayudará a recordar lo que han dicho, pero también les permitirá a tus padres decirte “Esa parte no está muy bien, te lo explico de nuevo” para que te brinden una corrección.
    • Comenta lo que te han dicho. Si algo te parece una buena idea, diles “Me parece que esto es excelente, porque…”. Si no estás segura de algo, diles “No comprendo bien esta parte. ¿Me la pueden volver a explicar?”. Esto te permite colaborar e incluso matizar la información. Dependiendo de la situación, tus padres podrían incluso aceptar tus sugerencias o ideas alternativas.
    • Averigua más información. Cuando tengas dudas, formula preguntas para seguir lo que te digan, hacer distinciones o aclarar la información. Asegúrate de comprender por completo lo que te hayan dicho y la forma en que influenciará en tu comportamiento.
    • Dales reconocimiento. Hazles recordar que valoras que se tomen el tiempo de brindarte su guía e instrucción. Abrázalos y dales una tarjeta que diga “Gracias”. Siempre debes demostrarles tu agradecimiento y aprecio.
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    Permanece en el presente. Aunque puede ser tentador hacerles recordar los errores que han cometido, a menos que sea fundamental para tu protección o salud, resístete a las ganas de hacer hincapié en el pasado.[13]
    • Perdona. El perdón no es un pase libre. Eso no quiere decir que estén bien los errores que cometieron en el pasado. Sin embargo, significa que estás dispuesta a seguir adelante y a amarlos a pesar de sus errores. Acepta que tus padres son seres humanos y que, al igual que tú, no esperas que sean perfectos.
    • Soluciona los desacuerdos rápidamente. Mientras más tiempo permanezca un desacuerdo sin resolver, más tiempo permanecerá el resentimiento y más difícil será reparar el daño. Además, cuando no resuelves los problemas prolongados con las personas que son más cercanas a ti, desarrollas un patrón de comportamiento que también permanecerá en tus relaciones futuras, incluso con tus hijos. Por ello, es mejor reparar las relaciones dañadas rápidamente y desarrollar habilidades para la resolución de problemas para que seas una mejor persona, hija y madre.
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