Quizás, a lo largo de tu vida has crecido con Dios y con una fe espiritual, o quizás seas nuevo con este tipo de experiencias. Independientemente de cuál sea tu camino hacia la fe, existen diversas maneras para que puedas servir a Dios cada día. Desde dejarlo todo para servirle entregadamente, o simplemente tener amor en tu corazón para ser una buena persona, servir a Dios puede ser algo que puedes integrar en todos los aspectos de tu vida.

Método 1
Método 1 de 3:
Servir a Dios a través de la fe

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    Desarrollar una relación con Dios. Para comenzar a servirle a Dios debes descubrir quién es Él para ti. ¿Es tu relación con Dios algo a lo que te aferras solo cuando lo necesitas, o es Él alguien con quien te comunicas todos los días?
    • Tu relación con Dios puede ayudarte a servirle a través de tus pensamientos y acciones.
    • Piensa en tu propia vida y todo lo que Dios te ha concedido.
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    Ora a Dios. No necesitas estar en una iglesia o de rodillas para orar; puedes simplemente hablar con Dios como una forma de oración. Puedes encontrar oraciones específicas para casi todas las situaciones de tu vida, o simplemente puedes pedirle a Dios que te ayude con un problema, que te sirva de guía, encontrar la paz o lo que sea que tengas en mente. [1]
    • La oración es una manera de servirle a Dios que puede beneficiarte mucho, ya que es una manera de dejar que tu fe te guíe mientras aprendes a enfocarte en lo que sucede en tu vida y manejar cualquier problema.
    • La oración no es una manera de ignorar lo que sucede en tu vida, ni debe usarse para pedirle cosas a Dios, ya que Él no es un genio que concede deseos.
    • La oración es una manera de dar el primer paso en tu camino de servicio a Dios, a través de tu vida entera y tu fe en Él.
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    Estudia la Biblia. Leer la Biblia o cualquier texto considerado sagrado en tu religión es otra forma de orar y servir a Dios. Leer el texto puede ofrecerte orientación cuando te sientes perdido, puede inspirarte, e incluso darte algunos consejos sobre cómo servir a Dios.
    • Encuentra un grupo de estudios donde puedas aprender a interpretar los textos junto a otras personas interesadas. Cuando hayas aprendido a interpretar la Biblia podrás ayudar a otros a hacer lo mismo.
    • Mientras lees la Biblia, piensa en cómo se refleja en tu propia vida.
    • No tienes que leer la Biblia de principio a fin, sino que puedes buscar libros o pasajes que te hagan conectar con Dios.
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    Da gracias a Dios. Recuerda tomarte algún momento y dar gracias por lo que Dios te ha dado, o por haberte ayudado cuando parecía que estabas solo.
    • Si eres cristiano puedes hacerlo en la iglesia, antes de comer, a la hora de acostarte, o en cualquier momento que sientas que quieres hacerlo. Solo tómate unos minutos y agradece a Dios por todo lo que te ha dado, ya sea la comida que hay sobre tu mesa, o la ropa que vistes.
    • Si practicas otra religión como el hinduismo, los principios básicos indican que hay que agradecer a Dios 3 veces al día.[2] Las tres veces son: después de levantarte por la mañana, antes de la comida del mediodía y antes de irte a la cama a dormir.
    • Ya sea antes de una comida, antes de dormir, o cuando tengas un momento para hacerlo, tómate un minuto para agradecerle a Dios por proporcionarte todo lo que necesitas en tu camino al éxito.
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    Hazte fuerte a través de Dios. Existe un proverbio sobre un par de huellas en la arena durante los momentos más difíciles de la vida.[3] El mensaje del proverbio es que mientras tu pensabas que estabas solo durante los momentos más duros, Dios te llevaba en brazos. Servir a Dios puede darse al permitirle transmitirte fuerza cuando más la necesitas, solo con poner toda tu fe en Él.
    • Ser fuerte a través de Dios, tampoco es una cosa muy sencilla. ¿Después de todo, acaso va a Dios a hacerte físicamente más fuerte? No lo hará, pero puedes usar tu fe en el para encontrar fortaleza en tu día a día.
    • Quizás te enojas con facilidad. Cuando sientas que tu sangre comienza a hervir, tómate un minuto y ora a Dios pidiéndole paz. Pídele fortaleza para mantener la calma y dejar que las cosas pasen. Tomarte un momento solo para respirar y orar, puede ayudar a calmarte.
    • Tal vez estás teniendo dificultades para enfrentar alguna situación en tu vida. Si oras pidiendo fuerzas podrás desarrollar la capacidad de enfrentarla.
    • Obtener fortaleza de Dios se reduce básicamente a tu fe y a entender que nunca caminarás solo, y que Él siempre estará ahí para levantarte cuando caigas.
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    Ora en compañía. Tal vez tienes un amigo que necesita ayuda o está pasando por un mal momento, o es alguien a quien no conoces muy bien. Orar con ellos o para ellos, si lo permiten, podría tomar bastante tiempo.
    • No debes obligar a nadie a orar contigo o condenarlos por no servir a Dios de la misma manera en que tú lo haces.
    • Si alguien no se encuentra cómodo orando o no cree en Dios, entonces puedes servirle a Dios orando para que esta persona encuentre la paz, fuerza y fe que necesita en su vida.
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    Ora con tu familia. Una familia que ora unida, permanence unida. Servir a Dios no siempre debe ser una cuestión individual. Cuando tú y tu familia dan las gracias y tienen fe, sirven a Dios todos juntos.
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Método 2
Método 2 de 3:
Servir a Dios en tu comunidad

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    Conviértete en un mentor. Puedes servirle a Dios siendo un mentor o un modelo positivo para alguien menor que tú, o incluso de tu misma edad.
    • Quizás algún miembro joven de la familia necesita orientación, o también podrías unirte a un programa de Hermano Mayor/ Hermana Mayor.
    • Poner las necesidades de alguien por encima de las tuyas y ayudar a otros es una excelente manera de servir.
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    Hazte voluntario en tu comunidad. Ser voluntario es otra excelente manera de servir a Dios y puede hacerse de muchas maneras.
    • Puedes hacerte voluntario en el comedor social o refugio de beneficencia en tu localidad.
    • También puedes servir a Dios limpiando tu vecindario o formando parte de los vigilantes de tu zona, protegiendo a las personas que te importan en tu comunidad.
    • Recuerda que servir a Dios puede ser tan simple como ayudar a un vecino con alguna pequeña tarea o favor y no tienen que ser grandes gestos.
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    Dona lo que no necesites. Si has estudiado la Biblia, sabrás que existen muchos pasajes que indican que debemos tomar lo que necesitamos y ayudar a otros dando lo que no necesitamos.[4]
    • Esta es una grandiosa manera de servir a Dios, ya que puedes dar in vistazo en tu casa y encontrar las cosas que ya no utilizas para donarlas.
    • En vez de tirar la ropa vieja o los muebles que no necesitas, puedes donarlos a lugares como Goodwill.
    • También puedes donar comida enlatada extra que tengas en tu casa al comedor social más cercano.
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    Sal de tu camino para ayudar a otros que lo necesiten. Puedes servir a Dios siendo un buen samaritano. Si ves a alguien que necesite ayuda, socórrelo.
    • No tienes que hacer cosas extraordinarias, ya que ayudar a otros puede ser algo tan simple como abrir una puerta o recoger algo que se le haya caído a una persona.
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    Devuelve la ayuda. ¿Recuerdas cuando alguien te ayudó con algo? Bien, ahora es tu turno. Haz lo mismo por alguien que pueda necesitar tu ayuda.
    • Tal vez alguien te haya cedido el paso en una fila o en una cola de tráfico. Ahora es tu turno de hacer lo mismo por otra persona.
    • Devolver la ayuda es una excelente manera de servir a Dios y hacer algo bueno por alguien te hará sentir bien. Es una relación donde todos ganan.
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Método 3
Método 3 de 3:
Servir a Dios con el ejemplo

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    Comienza a ir a la iglesia. ¿Qué mejor manera de servir a Dios? Incluso si no puedes ir puedes buscar unos cuantos momentos a la semana para reflexionar, orar y leer la Biblia.
    • Asistir a la iglesia es una de las maneras más comunes en la que las personas sirven a Dios, y aunque no sea tu actividad favorita, intenta utilizar ese tiempo para olvidarte de los problemas que tienes en tu vida durante una hora y enfocarte en tu relación con Dios.
    • Ir a la iglesia puede convertirse en una experiencia muy espiritual y purificadora, no como el ejercicio o la meditación. En este caso, estás ejercitando tu fe.
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    Difunde la palabra de Dios. Cuéntale a otras personas sobre Él o invítalas a la iglesia. No te avergüences de Dios, Él es tu creador.
    • Sin embargo, así como no debes sentir vergüenza de Dios, no significa que tengas que empujar a alguien a seguirlo. Servir a Dios no significa metérselo por la fuerza a los demás.
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    Se humilde con tus logros. Servir a Dios no significa estar mostrando tus logros y buena fortuna. Significa agradecerle por todas sus bendiciones y permanecer humildes para con ello.
    • Reflexiona profundamente en cómo tu fe se ha transformado en fortuna y bendiciones y recuerda que es tu trabajo utilizarla para ayudar a otros.
    • Tal vez te ascendieron en el trabajo. No vayas por ahí presumiendo de ello, en vez de eso, utiliza tu nueva posición para mejorar tu espacio de trabajo y ayudar a los compañeros que necesiten orientación.
    • Si has ganado un premio o un reconocimiento por un logro, recuerda que fue Dios quien te proporcionó las herramientas que necesitabas para alcanzarlo, y que probablemente no lo habrías logrado tu solo. Sirve a Dios siendo un ejemplo de humildad que otros puedan seguir.
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    Enséñale a tus hijos sobre Dios. Si eres padre, sabes cuánto te admiran tus hijos y aprenden de ti. Servir de ejemplo nunca ha sido tan importante como cuando se trata de tus propios hijos. Una buena manera de servir a Dios es introducirlo cada día en la vida de tus hijos.
    • Léele libros a tus hijos que enseñen sobre espiritualidad. .[5]
    • Muéstrales como Dios está presente en la vida diaria y enséñales a caminar con Dios en sus corazones, usando ejemplos de la Biblia o de la vida real.[6]
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    Deja que Dios dirija tus acciones. Cuando te sientes frustrado o tienes prisas por estar en algún lugar o terminar un asunto, es muy fácil perder de vista el servir a Dios. Pero debes mantener la calma y pensar en cómo le gustaría a Él que actuaras.
    • Esta puede ser una manera de orar a Dios. Es bueno tomar a veces una pausa y tomar un momento para preguntarte a ti mismo: ¿cómo quieres Dios que yo actúe?
    • Deja que Dios y tu fe en Él te ayuden a decidir cómo actuar, no es solo una hermosa manera de encontrar paz interior, sino de mostrar a los demás la mejor versión de ti mismo. De esta manera seguirán tu ejemplo.
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    Perdona a aquellos que te han hecho daño. Dios es el mayor dador de perdón. Perdona nuestros pecados y transgresiones. Y aunque perdonar no es siempre es sencillo cuando nos han hecho daño, esta es una de las mejores maneras de servir a Dios, a la vez que a ti mismo.
    • Si te es difícil perdonar a alguien, utiliza otras maneras de servir a Dios para ayudarte. Ora, habla con Dios, asiste a la iglesia y haz cosas buenas por los demás.
    • Puedes escribir sobre lo bien parado que has salido de una situación difícil y pedirle a Dios que te de la fuerza que necesitas para perdonar y enfocarte en esos buenos aspectos.
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Consejos

  • Cuando oras, háblale a Dios como si fueras un amigo. Puedes ser tan formal o informal como quieras.
  • Servirle a Dios no siempre es fácil. De hecho, algunas veces es bastante difícil. Si lo necesitas, habla con alguien en quien confíes y que comparta una fe similar a la tuya, como tu cónyuge, amigo o miembro de tu iglesia. No tienes que seguir el camino en soledad.
  • Servirle a Dios no tiene que ser una experiencia explícitamente religiosa, solo recuerda la regla de oro: “haz a los demás lo que quieres que te hagan a ti”. De esta manera, ya estás sirviendo a Dios.
  • No fuerces tu fe a quien no quiere aceptarla. No sirve para nada. Servir a Dios a veces significa ayudar a otros de formas que no tienen nada que ver con la religión.
  • Si mantienes a Dios primero en tu corazón, le servirás cada día sin ni siquiera darte cuenta.
  • Participa en tu iglesia. Entra en el coro, enseña a los niños, hazte voluntario en eventos y encuentros de seguidores de la iglesia.

O simplemente sé una buena persona. Tal como Dios lo desea.

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Categorías: Cristianismo
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