Superar el fracaso se trata de encontrarlo en ti para empezar de nuevo. Primero, debes superar la sensación de fracaso. El fracaso de un proyecto, relación u otra meta podría abrumarte al inicio, pero si reconoces tu decepción y aceptas tus errores, podrás seguir adelante. El optimismo realista te ayudará a formar un nuevo plan sin prepararte para el fracaso. Recuerda que tu meta a largo plazo es la resiliencia, es decir, la capacidad de adaptarte y desarrollarte.[1] Cada fracaso es una oportunidad de hacerte más fuerte y sabio.

Parte 1
Parte 1 de 3:
Ir tanteando por medio de la decepción

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    Siente tus emociones. Cuando sientas que has fracasado, es posible que te recrimines, decepciones de ti mismo y pierdas las esperanzas. Contener tu dolor puede influenciar de manera negativa en tu salud, relaciones y éxito futuro. Presta atención a cada emoción que sientas. Tómate el tiempo de identificar cada emoción, ya sea ira, tristeza, miedo o vergüenza .[2] Esto te permitirá hacerte cargo de ella sin volverte contra ti ni contra los demás.
    • Tómate el tiempo de procesar tus sentimientos. Si intentas arreglar o dejar de lado tu decepción antes de saber cómo te sientes, podrías estar actuando con imprudencia.
    • Contener sentimientos dolorosos puede causarte problemas de salud, como un dolor crónico, problemas para dormir e incluso una enfermedad cardiaca.[3]
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    Acepta lo que haya sucedido. Después de que el primer impacto de decepción desaparezca, esfuérzate por aceptar lo que haya sucedido. Será más difícil seguir adelante si te culpas a ti o a otras personas, o si finges que lo que sucedió no importa o que realmente no sucedió. Anota y reflexiona acerca de todo lo que haya sucedido, las causas y las consecuencias. Menciona solo los hechos, sin culparte, juzgarte ni justificarte. Escríbelo en un diario en caso de que tengas uno o escríbete una carta. [4]
    • Si escribir no te parece una forma de expresión, encuentra a alguien con quien conversar. Un amigo de confianza, un familiar o un tutor puede ayudarte a pasar el estado de negación y seguir adelante.[5]
    • Pide la perspectiva de cualquier persona involucrada que no haya puesto muchas emociones en la situación. Por ejemplo, un amigo podría haber visto las primeras señales de fisuras en una relación fracasada.
    • Si ves que no puedes pasar el estado de negación (por ejemplo, te niegas a conversar o a reconocer lo que sucedió, piensas en cómo podrías haber contribuido en el fracaso o ignoras las repercusiones de lo que sucedió), examina lo que te contiene. ¿Qué te atemoriza que suceda si reconoces que fracasaste?[6] Tal vez te sientas un fracaso porque tu hijo tiene un problema de drogadicción y, en vez de lidiar con él, permaneces en un estado de negación y le das dinero para que “compre ropa” cuando sabes que en realidad gasta ese dinero en las drogas.[7]
    • Identifica los miedos irracionales o excesivos.[8] ¿Te preocupa que tu fracaso ponga en duda tu inteligencia y capacidad? ¿Crees que eres la única persona que ha experimentado este contratiempo y que te están juzgando? ¿Te preocupa decepcionar a todos o que pierdan interés en ti si no logras el éxito?
    • Reflexiona acerca de las consecuencias de la acción e inacción. ¿Qué puedes lograr con la acción? ¿Qué podría empeorar la inacción?[9] Tal vez sientes que tu relación fracasó y para evitar pasar por el dolor de otra separación te niegas a salir con alguien o examinas lo que fue mal en la relación. La inacción podría protegerte del rechazo o del dolor emocional de una separación. También quiere decir que te estás perdiendo de la diversión y la compañía que podrías tener al salir con alguien y eso puede alejarte de una relación que podría ser excelente.
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Parte 2
Parte 2 de 3:
Cambiar tu actitud con respecto al fracaso

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    Replantea el fracaso de una manera positiva. Esto se trata de descubrir el lado positivo de una situación, aunque sea un fracaso. Mira la situación en la que fracasaste y contempla las diferentes formas de describirla. El fracaso es un término subjetivo. En vez de decir “Fracasé en encontrar trabajo”, di “Todavía no he encontrado trabajo” o “He estado buscando un puesto en el cual trabajar más de lo que esperaba”. No intentes encubrir tus errores, sino que más bien debes mencionarlos sin juzgarte y encontrar el lado positivo.[10]
    • Otra forma de replantear la situación es comprendiendo por qué tu intento no fue exitoso y después usar esa información para volver a intentarlo. La única manera de descubrir lo que funciona es descubriendo lo que no funciona.
    • El fracaso te brinda la oportunidad de aprender hasta que lo hagas bien.
    • Considera a todos los atletas, científicos y otras personas exitosas que han intentado y fracasado, solo para perseverar hasta que consiguieron su objetivo. A Michael Jordan lo expulsaron del equipo de baloncesto de la escuela secundaria, pero se esforzó mucho y se convirtió en uno de los mejores jugadores de baloncesto de todos los tiempos.
    • Usa el buen sentido del humor para animarte cuando estés deprimido: “Bueno, todavía no he encontrado un trabajo, pero he mejorado mis habilidades en escribir una carta de presentación”.[11] Tomar tu situación con buen sentido del humor te ayudará a dar un paso atrás y a ver las cosas en perspectiva.
    • El buen humor es un componente clave de la resiliencia, ya que reírte de ti con amabilidad te ayudará a superar las peores pruebas.[12]
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    Identifica los patrones de un pensamiento negativo. Por lo general, con el fracaso viene la tendencia a culparte, incluso insultarte. Aprende a identificar algunos patrones de pensamiento negativo para que puedas eliminarlos. Entre ellos están el pensamiento del todo o nada (“Tengo que hacerlo perfecto la primera vez o me rendiré”), la exageración (“Es terrible; no hay forma de que pueda revertir esto”) o etiquetarte de una manera negativa (“Soy un fracasado y farsante”).[13]
    • Cuando te des cuenta de que aparecen este tipo de pensamientos, cuestiónalos. Vienen de un lugar que tiende a ser negativo y crítico. En vez de eso, pregúntate “¿Es realmente cierto?”. Busca evidencias a favor y en contra de tus afirmaciones.[14]
    • Anota una afirmación que vaya contra el pensamiento negativo. Si sigues considerándote un fracaso, escribe algo como “Soy alguien capaz” en una nota adhesiva y colócala en tu espejo. Dila en voz alta y podrás empezar a cambiar tu pensamiento negativo.[15]
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    Deja de pensar en el fracaso. ¿Crees que no puedes dejar de pensar en lo que sucedió porque aparece una y otra vez en tu cabeza? Esto se denomina rumiación y en vez de brindarte una idea sobre lo que podrías haber hecho de una manera diferente o sobre lo que podrías mejorar, solo amplía tus pensamientos negativos.[16]
    • Anota tus pensamientos obsesivos para dejarlos de lado. Sacarlos de tu cabeza y anotarlos en un papel puede aliviarte un poco de la rumiación y ayudarte a revelar cualquier temor subyacente.[17]
    • En vez de querer oírlo todo con lujo de detalles, debes detenerte y decirte “Está bien, ¿qué lección obtengo de esta situación?”. A lo mejor aprendiste que debes salir 30 minutos antes para que no llegues tarde a tu próxima entrevista laboral.[18]
    • Usa la meditación consciente para traerte al presente. La meditación consciente te ayuda a dejar de preocuparte por lo que sucedió en el pasado y concentrarte en el aquí y ahora, para que puedas empezar a preguntarte “¿Qué puedo hacer diferente hoy?”.
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Parte 3
Parte 3 de 3:
Recuperarte

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    Aborda la causa del fracaso. ¿Qué sucedió para desviarte de tu meta? ¿Podrías haberlo evitado? Piensa en las posibles soluciones que podrías haber puesto en práctica y cuáles podrían haber sido las consecuencias. ¿Tus primeras expectativas eran poco realistas? Conversa acerca de tus expectativas con tus seres queridos y compañeros para evaluar su realismo.
    • Si fracasaste en recibir el ascenso que esperabas en el trabajo, pídele una reunión a tu supervisor para saber en qué fallaste. Espera hasta que hayas pasado las primeras etapas de decepción, que son más emocionales. Piensa en qué podrías haber fallado y hazte preguntas para mejorar más adelante.
    • Si fracasaste en encontrar el tipo de trabajo que esperabas encontrar, lee perfiles en línea de las personas que tienen ese trabajo. ¿Tienen una formación diferente a la tuya? ¿Tienen más años de experiencia? ¿Entraron a la fuerza laboral en un momento diferente?
    • Si te decepcionaron mucho en el amor, pregúntate si presionabas o esperabas demasiado de tu pareja. ¿Comprendías cómo se sentía con la relación? ¿Apoyabas sus proyectos y amistades?
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    Establece metas realistas. Una vez que hayas averiguado las causas de tu decepción pasada, esfuérzate por establecer una meta más realista en el futuro. ¿Qué te gustaría ver que pasa después? ¿Qué tendrías que hacer para que tengas más probabilidades de alcanzar el éxito? Conversa con personas de confianza para ver qué tan realista es tu nueva meta.[19]
    • Por ejemplo, si acabas de correr tu primera maratón y esperabas correr una milla en 7 minutos, a lo mejor tus ambiciones eran demasiado altas. Establece una meta un poco más realista para la siguiente carrera. Si corriste una milla en 10 minutos, establece tu meta en una milla por 9,7 minutos. Entrena para llegar a ese tiempo.
    • Si tu meta anterior había sido publicar una novela al final del año, haz que tu nueva meta sea más moderada. Tu nueva meta podría ser recibir comentarios acerca de tu borrador. Regístrate en algunos talleres de edición de novelas, o contrata a un editor independiente o a alguien que te prepare en redacción.
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    Haz un contraste mental. Encuentra un equilibrio entre el pensamiento optimista y el planeamiento realista al practicar el contraste mental. Primero, imagina que logras la meta que deseas. Imagina por unos minutos que logras el éxito total. Después, cambia tu chip e imagina todos los obstáculos que podrían aparecer.[20] Imaginar los obstáculos que aparezcan en tu camino hacia metas razonables en realidad puede hacer que te sientas con más energía y más capaz de abordar esos problemas. Sin embargo, si la meta es irracional, lo más probable es que este ejercicio te permita librarte de ese deseo y, en vez de eso, concentrarte en algo que puedas alcanzar.
    • Reconocer los obsáculos entre tú y tus metas no debe ser considerado un pensamiento negativo o poco saludable. El ejercicio del contraste mental te ayudará a aprender a no ceñirte a metas que no puedas alcanzar o a insistir en lo que no puedes lograr.[21]
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    Cambiar tu estrategia. Haz una lluvia de ideas y escoge la que parezca más sólida. Usa el contraste mental para poner a prueba la solución en tu cabeza. Pregúntate si tienes los recursos para poner en práctica tu nuevo plan. ¿Qué problemas podrían ocurrir? ¿Cómo los resolverás? ¿Qué debes hacer antes de empezar?[22]
    • No cometas los mismos errores. Tu nueva estrategia no debe incluir ninguno de los elementos que podrían haber causado que tu última estrategia fracase.
    • Crea un plan B. Incluso las estrategias bien realizadas pueden fallar debido a complicaciones imprevistas. Asegúrate de volver a saltar a la palestra con un plan B sólido.
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    Inténtalo de nuevo. Con tu nueva meta y tu nuevo plan más sólido, prepárate para alcanzar tu meta. Tómate el tiempo de reflexionar acerca de tu progreso a medida que tus pasos surtan efecto. Siéntete libre de cambiar tu estrategia. Vas a aprender a medida que avances y una parte natural de este proceso es adaptar y modificar tu estrategia. Ya sea que logres tu meta o que tengas que intentarlo de nuevo, habrás logrado un nivel más alto de resiliencia.
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Acerca de este wikiHow

Catherine Boswell, PhD
Coescrito por:
Psicólogo titulado
Este artículo fue coescrito por Catherine Boswell, PhD. La Dra. Catherine Boswell es una psicóloga licenciada y cofundadora de Psynergy Psychological Associates, un consultorio de terapia privado con sede en Houston, Texas. Con más de 15 años de experiencia, la Dra. Boswell se especializa en tratar a personas, grupos, parejas y familias que tienen problemas con traumas, relaciones, duelo y dolor crónico. Tiene un doctorado en psicología de consejería de la Universidad de Houston. Además, ha impartido cursos a estudiantes de nivel de maestría en la Universidad de Houston. También es autora, oradora y coach. Este artículo ha sido visto 102 507 veces.
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