Tu ego es la parte de tu mente responsable de los juicios que haces sobre ti mismo y sobre los demás. A veces puede resultar frágil, sobre todo cuando tu sentido de la autoestima se ve cuestionado por un fracaso o por los comentarios o el comportamiento de otra persona hacia ti. Afortunadamente, hay medidas que puedes tomar para mantener tu ego bajo control y recuperarlo después de recibir un golpe. También hay formas específicas de manejar los reveses emocionales en un entorno profesional.

Método 1
Método 1 de 3:
Controlar tu ego

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    Controla la ira tan pronto como aparezca. Es sano y natural alterarse cuando tu ego recibe un golpe. De hecho, las emociones como la ira son a menudo el resultado de la respuesta de tu ego a una amenaza percibida, y envían un mensaje a tu cuerpo de que tu mente está en peligro. En estos contextos, es importante evitar que tus emociones, especialmente la ira, saquen lo mejor de ti. Cuando actúas o hablas desde la ira, la indignación o la actitud defensiva, es probable que acabes intensificando la situación que ha agravado tu ego.[1]
    • Si es posible, tómate un momento para recuperar el aliento antes de responder o reaccionar a lo que haya herido tu ego.
    • Inhala profundo por la nariz y exhala por la boca. Repite esta secuencia varias veces.
    • Levántate y muévete si puedes. El ejercicio vigoroso puede ayudar inmediatamente a reducir la intensidad de las emociones de dolor.
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    Disipa la frustración con el cambio de perspectiva. Por ejemplo, cuando te enfades, intenta imaginar a tu ego como la voz en tu cabeza que grita "¡Esto es una barbaridad!", "¡No es justo!" y "¡Tengo que hacer algo!". Hasta que no hayas controlado tus emociones, no actúes según esta voz.[2]
    • Si prefieres la razón al humor, puedes pensar "Mi ego ha sido herido, pero depende totalmente de mí cómo responda".
    • Reconocer y validar tu propia autonomía de esta manera te hará sentir menos víctima y más capaz de responder a una situación sin que tu ego complique más las cosas.
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    Evita quejarte. En términos sencillos, quejarse no ayuda. Las quejas harán que tu mente siga repasando los aspectos negativos de lo que te ha llevado a tener el ego herido. Por lo tanto, no solo debes evitar quejarte con los demás, sino que también debes evitar quejarte contigo mismo.[3]
    • Cuando sientas que empiezas a decir o pensar una queja, recuerda que hay mejores maneras de manejar la situación.
    • En lugar de permitirte seguir pensando cosas como "¡No puedo creer que me hagan esto!", piensa más objetivamente en la situación real y en lo que se haya dicho.
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    Felicítate por reconocer que tu ego está afectando a tus sentimientos. Si te has dado cuenta de que tu ego ha sido herido, ¡eso es bueno! Significa que eres consciente de ti mismo, y que reconoces que no eres tu ego, y que el sentimiento pasará. Esto puede ser algo empoderador a recordar.[4]
    • Ser más consciente de tus emociones mejorará tu capacidad para manejarlas. Notar tu ego al reconocer cuando trata de influir en tus pensamientos y sentimientos también ayudará.
    • Piensa en tus emociones como el dolor creciente del crecimiento mental. A medida que seas más consciente de tu ego, puede que te encuentres pensando "Oh, mi ego está siendo tonto" en vez de sentirte herido o molesto en ciertas situaciones.
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    Toma el golpe como una oportunidad. Lo creas o no, esta es una de las mejores maneras de convertir las emociones negativas en positivas. Cuando piensas y dices cosas que reflejan agradecimiento, puedes lograr sentirte mejor. Pruébalo.[5]
    • Piensa "Es un fastidio que me sienta así en este momento, pero estoy agradecido de que ser testigo de que mi jefe nos trata de esta manera nos sirva de recordatorio para no tratar así a otras personas".

Método 2
Método 2 de 3:
Recuperarte de un golpe a tu ego

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    Enfócate en algo que quieras mejorar. Tal vez un amigo haya dicho cosas desagradables sobre tu serie de selfis de moda. Quizás un crítico de arte haya expresado confusión sobre tu enfoque de la pintura. Tal vez no hayas entrado en el equipo de baloncesto, a pesar de esforzarte al máximo. En estos casos, la mejor respuesta es ponerse manos a la obra, hacer unas cuantas flexiones (en sentido figurado o literal) y volver a trabajar para perfeccionar tu arte.[6]
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    Habla con alguien del tema. Cuando algo golpea tu ego, admitirlo ante otra persona no solo puede hacerte sentir bien, sino que puede conducir a una motivación renovada para volver a poner tu mente en marcha. No importa si hablas con un mentor del lugar de trabajo, un amigo cercano o un profesional de la salud mental.[7]
    • Si dudas en hablar con alguien, pero no dejas de pensar en algo que ha pasado, recuerda que es un signo de madurez emocional si eres capaz de admitirlo cuando estás desanimado.
    • Simplemente aparta a alguien de confianza en algún momento y dile algo así como "Vaya, Juan dijo algo antes que me afectó mucho. Todavía pienso en ello y me gustaría desahogarme. ¿Podemos hablar un minuto?".
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    Pregúntate qué puedes aprender de la experiencia. Puede ser útil y motivador reflexionar sobre lo propio. De hecho, muchas personas se sienten motivadas por las experiencias de derrota o humillación para examinar su comportamiento anterior o su nivel de esfuerzo y ajustarse para evitar que vuelva a ocurrir una experiencia similar.[8]
    • Para ayudar a la reflexión, hazte preguntas como "¿Qué podría haber hecho de manera diferente para haber evitado esto?".
    • De esta manera, puedes retarte a ti mismo para abordar el asunto de una manera sana y productiva pensando en ello sin otra persona.
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    Reconoce que insistir en algo prolonga su efecto en ti. Por muy importantes que sean la conversación y la reflexión sinceras, también es importante seguir adelante poco después de recibir un golpe al ego. Afronta y gestiona tus emociones, y luego céntrate en otros aspectos de tu vida.[9]
    • Pensar demasiado en lo que podría haber sido o en cómo algo podría haber sido diferente prolongará tu malestar y te impedirá dedicar tiempo a pensar y hacer cosas más productivas.
    • Cuando surja una idea en la que no quieras pensar, simplemente apártalo. No te frustres si sigue surgiendo; simplemente respira hondo y céntrate en otra cosa.

Método 3
Método 3 de 3:
Recuperarte de un golpe profesional

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    Prepárate para la siguiente oportunidad de demostrar tu valía. Sobre todo en un entorno profesional, es importante que tras un golpe a tu ego te centres inmediatamente en el futuro. Tus superiores no piensan en retrospectiva, y tú tampoco deberías hacerlo.[10]
    • Enfócate en lo que sea necesario que ocurra en tu carrera para volver a encarrilar las cosas o dar el siguiente paso para lograr tus objetivos profesionales.
    • Aunque los detalles variarán, lo importante es centrarse en prepararse para seguir adelante con un proyecto o carrera en lugar de sentirse avergonzado o amargado.
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    Recuerda que no eres tu trabajo. ¿Te han despedido? ¿Tu compañero de trabajo ha conseguido ese ascenso que esperabas? Un revés profesional puede golpear fuertemente tu ego, en parte porque puede afectar mucho tu día a día, o puede que te recuerde todo el tiempo algo que te molesta. No obstante, el trabajo no es toda tu vida, y tampoco debería serlo.[11]
    • Interpreta una pérdida de trabajo, por ejemplo, como una circunstancia desafortunada en lugar de una insuficiencia personal. Incluso si la pérdida de trabajo ha sido por tu culpa, depende de ti abordar lo que haya llevado a la pérdida y ponerte a trabajar para encontrar un nuevo empleo.
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    Sé amigable con tus compañeros de trabajo. Si uno de tus compañeros ha conseguido el contrato que tú esperabas, por ejemplo, haz todo lo posible por no echárselo en cara. Dependiendo del contexto, puede ser totalmente justo que te sientas resentido durante un tiempo, pero esto no debe influir en tu forma de interactuar con los demás en un entorno profesional.[12]
    • Establece el objetivo de felicitar a los que te rodean por su éxito, aunque a veces sea a costa tuya.
    • Ten en cuenta que tratar a los demás con respeto en todo momento habla bien de tu carácter, y que tus colegas notarán y admirarán el comportamiento amistoso.
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    Mantén tus aspiraciones profesionales. Después de un fracaso profesional embarazoso, puede que te encuentres cuestionando tus capacidades para alcanzar los objetivos que te propones. Cuando empieces a sentirte así, corrige inmediatamente tu pensamiento al recordar que un revés y un ego herido no son suficientes para apartarte de tu plan a largo plazo.[13]
    • Dicho de otro modo, no dejes que un golpe temporal al ego cambie tu visión de tu potencial.
    • Incluso si tienes que hacer algunos ajustes a corto plazo, ten en cuenta que muchas personas exitosas lidiaron con serios reveses antes de "lograrlo".
    • Por ejemplo, Michael Jordan fue apartado una vez de un equipo de baloncesto. Imagina si no hubiera vuelto a jugar con ellos porque su ego sufrió un golpe.

Acerca de este wikiHow

Klare Heston, LCSW
Coescrito por:
Trabajadora social clínica
Este artículo fue coescrito por Klare Heston, LCSW. Klare Heston es una trabajadora social clínica independiente licenciada que reside en Cleveland, Ohio. Con experiencia en asesoría académica y supervisión clínica, Klare obtuvo su maestría en trabajo social en la Universidad de la Mancomunidad de Virginia en 1983. También tiene un certificado de posgrado de 2 años del Instituto Gestalt de Cleveland, además de una certificación en terapia familiar, mediación, y recuperación y tratamiento de traumas (EMDR).