La fiebre consiste en un aumento de la temperatura corporal. Por lo general, las fiebres leves son beneficiosas porque representan la capacidad natural del cuerpo de defenderse contra infecciones, ya que muchos patógenos solo pueden reproducirse en un rango de temperaturas reducido.[1] No obstante, las fiebres elevadas (como las de 39,5 °C o 103 °F, o más elevadas en un adulto) son peligrosas, deben supervisarse de manera minuciosa y podrían tener que tratarse con medicamentos. El uso de un termómetro de oído digital (también llamado termómetro timpánico) es una manera rápida y sencilla de supervisar la temperatura corporal, ya sea la tuya o la de tu hijo. Los termómetros de oído miden la radiación infrarroja (calor) que emana del tímpano (membrana timpánica) y se consideran muy exactos en la mayoría de las circunstancias.

Parte 1
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Seguir las pautas para las edades

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    Usa un termómetro rectal en los bebés recién nacidos. La edad es el factor principal que determina el tipo de termómetro más eficaz o adecuado para medir la temperatura corporal. Para medir la temperatura de un bebé desde el nacimiento hasta los 6 meses de edad, se recomienda emplear un termómetro digital común para tomar la temperatura rectal (anal), ya que se considera el medio más exacto.[2] La cerilla, las infecciones de oído y los canales auditivos pequeños y curvos perturbarán la exactitud de los termómetros de oído, por lo que no son el tipo más adecuado para los recién nacidos.
    • Algunas investigaciones médicas indican que los termómetros de arteria temporal también son opciones adecuadas para los recién nacidos, lo que se debe a su exactitud y reproducibilidad.
    • Los bebés recién nacidos tienen temperaturas corporales inferiores a las comunes. Por lo general, estas son inferiores a los 36 °C (97 °F); mientras que en los adultos, la temperatura normal es de 37 °C (alrededor de 99 °F).[3] Es probable que los bebés no regulen su temperatura corporal con mucha eficacia cuando estén enfermos, y podrían enfriarse en lugar de calentarse y afiebrarse.
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    Emplea un termómetro de oído con cuidado en los niños pequeños. Un termómetro rectal seguirá brindando las lecturas más exactas de temperatura corporal central hasta una edad aproximada de 3 años.[4] Puedes emplear un termómetro de oído en niños de menos edad para obtener una lectura general (lo cual es mejor que ninguna en lo absoluto); sin embargo, se considera que las lecturas del recto, la axila y la arteria temporal (en la región de la sien) son más exactas hasta los 3 años aproximadamente. Las fiebres leves o moderadas en los niños pequeños pueden ser más peligrosas que en los adultos; por ello, es de mucha importancia contar con lecturas exactas en sus primeros años de edad.
    • Las infecciones de oído son muy comunes y surgen con una frecuencia moderada en los bebés y los niños pequeños. Estas influyen en las lecturas de los termómetros de oído, lo cual se debe a la inflamación que ocurre en el interior del mismo. Por esta razón, los termómetros de oído suelen brindar lecturas demasiado altas cuando el niño tiene infección de oído, por lo que tendrás que revisar ambos oídos para determinar si alguno está infectado.
    • Los termómetros digitales comunes pueden medir la temperatura en la boca (debajo de la lengua), la axila o el recto; y son adecuados para los bebés recién nacidos, los niños pequeños y los mayores, y los adultos.
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    Escoge cualquier termómetro para los niños de 3 años de edad en adelante. Cuando los niños pasan los 3 años de edad, estos suelen tener menos infecciones de oído y es mucho más sencillo limpiarles los oídos y eliminar la acumulación de cerilla. Si hay cerilla en el canal auditivo, esto evitará que los termómetros de oído midan con exactitud la radiación infrarroja que emana del tímpano.[5] Además, a esta edad el canal auditivo del niño habrá crecido y será menos curvo. Por esta razón, luego de superar los 3 años de edad, todos los tipos de termómetros empleados en todas las partes del cuerpo brindarán una exactitud bastante similar.
    • Si mides la temperatura de un niño con un termómetro de oído y desconfías de los resultados, mide la temperatura rectal con un termómetro común y compara los resultados.
    • Los termómetros de oído se han vuelvo mucho más asequibles en la última década y pueden encontrarse con facilidad en las farmacias y las tiendas de suministros médicos.

Parte 2
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Medir la temperatura

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    Primero limpia el oído. La acumulación de cerilla y otros residuos en el canal auditivo pueden disminuir la exactitud de los termómetros de oído; por ello, debes limpiar bien el oído en el que vayas a tomar la temperatura. No emplees un hisopo ni un método similar, ya que la cerilla o los otros residuos pueden llegar al tímpano con facilidad. La manera más segura y eficaz de limpiar los oídos es ablandar la cerilla con algunas gotas de aceite de oliva, aceite de almendra o aceite mineral tibios, o gotas especiales para oído. Luego enjuaga (irriga) con algunos chorros de agua usando un dispositivo de goma pequeño diseñado para limpiar oídos.[6] Deja que el canal auditivo seque antes de tomar la temperatura.
    • Si hay cerilla o residuos en el canal auditivo, los termómetros de oído brindarán una lectura demasiado baja.
    • No emplees un termómetro de oído en un oído adolorido, infectado, lesionado o que esté recuperándose de una cirugía.
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    Coloca una cubierta esterilizada en la punta del termómetro. Luego de sacar el termómetro de oído de su caja y leer las instrucciones, coloca una cubierta esterilizada sobre la punta. Tendrás que introducir la punta en el canal auditivo; por ello, debes cerciorarte de que esté limpia. De esta manera, correrás un riesgo mucho menor de provocar una infección de oído, algo que los niños pequeños son propensos a desarrollar. Si por algún motivo, tu termómetro de oído no cuenta con una cubierta esterilizada o te has quedado sin ella, limpia la punta con una solución antiséptica, como alcohol isopropílico, vinagre blanco o peróxido de hidrógeno.[7]
    • La plata coloidal es un excelente antiséptico y algo que puedes aprender a preparar en casa, lo que la convierte en una opción mucho más económica.
    • Puedes volver a utilizar las cubiertas para termómetros solo si las limpias de manera minuciosa. Debes limpiarlas antes y después de cada uso.
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    Jala la oreja hacia atrás e introduce el termómetro. Luego de encender el termómetro de oído portátil, trata de no mover tu cabeza (o mantén quieta la cabeza de tu hijo) y jala la parte superior de la oreja, así mantendrás el canal auditivo un poco recto y podrás introducir la punta con más facilidad. Para ser más específicos, si se trata del oído de un adulto, jálalo con cuidado hacia arriba y luego hacia atrás; si es el oído de un niño, jálalo recto hacia atrás.[8] Si haces que el canal auditivo esté recto, esto evitará que lo lesiones o lo irrites con la punta del termómetro, y obtendrás las lecturas más exactas.
    • Sigue las indicaciones, así te cerciorarás de introducir el termómetro a la distancia correcta en el canal auditivo. No es necesario que toques el tímpano (la membrana timpánica), ya que el termómetro está diseñado para tomar una lectura lejana.
    • El termómetro de oído emite una señal infrarroja hacia el tímpano para medir la temperatura; por ello, también es importante crear un sello en el termómetro al colocarlo lo suficientemente lejos en el interior del canal.
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    Toma una lectura. Luego de introducir el termómetro con cuidado en el canal auditivo, sostenlo con firmeza hasta que indique que ya ha tomado una lectura (por lo general emitirá un sonido como un bip). Luego retira el termómetro de oído de forma lenta y cuidadosa del canal auditivo, y lee el número que muestre en la pantalla. Anota la temperatura y no solo la memorices, ya que un cuidador o profesional de la salud podría querer o requerir esa información.
    • Asimismo, esto hace que sea más sencillo comparar las lecturas en un periodo determinado si vas a supervisar la fiebre.
    • Una ventaja del uso de un termómetro de oído es que si se coloca de manera adecuada, este toma la temperatura de forma rápida y muy exacta.[9]

Parte 3
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Interpretar los resultados

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    Conoce las diferencias en la temperatura corporal normal. No todas las áreas del cuerpo deben tener la misma temperatura en todo momento. Por ejemplo, la temperatura oral (debajo de la lengua) normal promedio en un adulto es 37 °C (99 °F); no obstante, la temperatura en el oído (timpánica) suele ser un poco mayor y puede estar cerca de los 38 °C (100 °F) y aun así considerarse normal. Además, la temperatura corporal normal varía según el sexo, los niveles de actividad, el consumo de comida y bebidas, la hora del día y la etapa de la menstruación.[10] Por ello, ten en cuenta estos factores si intentas determinar si tú u otra persona tienen fiebre.
    • En el caso de un adulto, la temperatura corporal normal varía de 37 °C (98 °F) a un poco menos de 38 °C (100 °F).
    • Las investigaciones indican que pueden surgir diferencias mínimas en la temperatura en cualquier margen al comparar las lecturas de los termómetros de oído con las de los termómetros rectales; estas últimas son las más exactas.[11]
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    Determina si hay fiebre. Es necesario que tomes varias lecturas debido a todos los factores indicados y el hecho de que podrían ocurrir algunos errores con el termómetro o que se podría emplear una mala técnica de medición. Lo ideal es hacerlo con diferentes tipos de termómetros en diferentes partes del cuerpo. Compara todas las lecturas y saca un promedio con ellas. Asimismo, debes conocer los otros elementos comunes que indiquen la presencia de una fiebre leve o moderada, como sudar al estar inactivo, dolores de cabeza, dolor muscular, debilitamiento, pérdida del apetito y una mayor sed.[12]
    • Una sola lectura en el oído con un termómetro no bastará para determinar el plan de acción o tratamiento a seguir.
    • Los niños pueden estar muy enfermos sin tener fiebre, o pueden lucir normales con una temperatura un poco mayor a los 38 °C (100 °F). No llegues a conclusiones tan solo basándote en los números; identifica otros síntomas.
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    Determina el momento en el cual acudir a un doctor. La fiebre es un síntoma común de las enfermedades; sin embargo, eso no suele ser malo, ya que la fiebre tiene un papel importante en la lucha contra las infecciones.[13] Una lectura del oído de 38 °C (100 °F) o más se considera fiebre. Si tu hijo tiene más de 1 año de edad, bebe mucho líquido y juega y duerme con normalidad, no suele haber motivo ni necesidad de tratarlo. No obstante, es casi seguro que tu hijo tendrá que acudir al doctor si presenta temperaturas de aproximadamente 39 °C (102 °F) o más junto con síntomas como la irritabilidad inusual, el malestar, el letargo y la tos o la diarrea moderadas o graves.[14]
    • Entre los síntomas de las fiebres altas (de 39 a 41 °C o de 103 a 106 °F) suelen estar los siguientes: alucinaciones, confusión, irritabilidad grave y convulsiones. Estas suelen considerarse emergencias médicas.[15]
    • Es probable que el doctor te recomiende paracetamol (Tylenol, etc.) o ibuprofeno (Advil, Children's Motrin, etc.) para bajar la fiebre. No obstante, no se le puede dar ibuprofeno a un niño con menos de 6 meses de edad. Asimismo, la aspirina no debe administrarse a ningún joven menor de 18 años, ya que posa el riesgo de sufrir del síndrome de Reye.

Consejos

  • Las cintas para medir la temperatura se colocan en la frente y emplean cristales líquidos que responden al calor. Estas también son rápidas y fáciles de usar, pero no registran la temperatura corporal con la misma precisión que los termómetros de oído.[16]

Advertencias

  • La información brindada no debe reemplazar a la orientación médica. Si crees que tienes fiebre, conversa con un doctor, una enfermera o un farmaceuta.
  • Acude al doctor si tu hijo con fiebre vomita reiteradas veces o tiene un dolor de cabeza o de estómago fuertes.
  • Si tu hijo padece de fiebre luego de permanecer en un auto caliente, solicita atención médica de inmediato.
  • Comunícate con el doctor si tu hijo tiene fiebre por más de 3 días.

Acerca de este wikiHow

Luba Lee, FNP-BC, MS
Coescrito por:
Junta de revisión médica
Este artículo fue coescrito por Luba Lee, FNP-BC, MS. Luba Lee es una enfermera profesional certificada en Tennessee. Recibió su maestría en Ciencias de Enfermería en la Universidad de Tennesee en 2006. Este artículo ha sido visto 10 963 veces.
Categorías: Instrumentos médicos