Este artículo fue coescrito por Karen Litzy, PT, DPT. La Dra. Karen Litzy, PT, DPT es fisioterapeuta con licencia, oradora internacional, propietaria de Karen Litzy Physical Therapy, Sociedad Limitada Profesional y presentadora del podcast Healthy Wealthy & Smart. Con más de 20 años de experiencia, se especializa en un enfoque integral para practicar fisioterapia utilizando ejercicios terapéuticos, terapia manual, educación sobre el dolor y programas de ejercicios en casa. Karen tiene una maestría en Ciencias en Terapia Física y un doctorado en Terapia Física de la Universidad de Misericordia. Karen es miembro de la Asociación Estadounidense de Terapia Física (APTA por sus siglas en inglés) y es portavoz oficial de la APTA como miembro de su unidad de medios de comunicación. Vive y trabaja en la ciudad de Nueva York.
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La protusión discal se produce como resultado de una lesión, un esfuerzo excesivo o el proceso natural de envejecimiento. Los discos de la columna vertebral proporcionan un colchón natural entre las vértebras. Con el tiempo, es natural que se aplanen y pierdan su flexibilidad. Si bien los discos abultados pueden ser extremadamente dolorosos, a menudo se producen sin ningún síntoma. La mayoría de las veces, la protusión discal se cura por sí sola con el paso del tiempo. Cuando tienes dolor, esperar a que la zona se sane puede ser extremadamente difícil.
Pasos
Parte 1
Parte 1 de 4:Trata tu protusión discal con ayuda médica
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1Mantente en contacto con tu médico. Si sabes que tienes una protusión discal, entonces probablemente hayas tenido pruebas de diagnóstico, como una resonancia magnética. Tu médico es un recurso valioso y la clave para ti en este momento difícil.
- Él te ayudará a coordinar tu atención médica con otras disciplinas (como la fisioterapia o quiropráctica), recetarte medicamentos si son necesarios y estar al tanto de tu estado para asegurarse de que no haga falta un procedimiento médico.
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2Participa de la fisioterapia. Es probable que tu médico te recomiende sesiones de fisioterapia para ayudar a aliviar la presión en la protusión discal, ayudar a los nervios en el área a recuperar y reducir el dolor.[1]
- La fisioterapia puede hacer una gran diferencia en el alivio de los síntomas, mejorar la fuerza de tus músculos centrales, incrementar la flexibilidad y evitar más lesiones y dolor. El terapeuta te enseñará ejercicios importantes que podrás realizar en casa.[2]
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3Toma los medicamentos recetados para el dolor, la inflamación y la relajación muscular. En algunos casos, el dolor experimentado con una protusión discal puede ser grave. Tu médico te puede recitar medicamentos para el dolor (de uso a corto plazo) que pueden ayudar a proporcionarte algo de alivio.[3]
- Algunos ejemplos de medicamentos que te pueden recetar incluyen analgésicos opiáceos como la hidrocodona u oxicodona, parches para el dolor como la lidocaína o el fentalino, agentes antiinflamatorios fuertes como una alta dosis de ibuprofeno y relajantes musculares como la ciclobenzaprina o metaxalone.
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4Considera las inyecciones. Si los síntomas responden con lentitud y el dolor es severo, es posible que desees considerar las inyecciones. El tipo más común de inyección para el tratamiento de una protusión discal es una inyección espinal, también conocida como una inyección de bloqueo nervioso o epidural. Este tipo de inyección utiliza medicamentos esteroideos que se inyectan directamente en la zona para reducir la inflamación y aliviar el dolor.[4]
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5Considera la posibilidad de procedimientos quirúrgicos mínimamente invasivos. En algunos casos, los procedimientos quirúrgicos pueden ser la única opción para el tratar la enfermedad y aliviar el dolor. Los procedimientos mínimamente invasivos resultan bastante exitosos para hacerle frente a los problemas asociados con protusiones discales al mismo tiempo que reducen los riesgos que implican las cirugías de espalda.[5]
- Los procedimientos realizados comúnmente se llaman laminectomía, laminotomía y microdisectomía. Cada procedimiento implica métodos ligeramente diferentes para corregir los problemas de disco, dependiendo de la localización y la extensión de los daños.[6]
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6Pregúntale a tu médico acerca de la cirugía de reemplazo de disco. En algunos casos, los procedimientos quirúrgicos pueden eliminar eficazmente el disco dañado mediante la realización de un procedimiento llamado discectomía, y luego insertar un disco sintético en su lugar. Este tipo de cirugía restaura la altura del espacio entre las vértebras y permite movimientos normales.[7]
Parte 2
Parte 2 de 4:Trata tu protusión discal en casa
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1Toma medicamentos de venta libre. Habla con tu médico antes de agregar cualquier medicamento nuevo a tu régimen existente. Los medicamentos de venta libre comúnmente recomendados incluyen antiinflamatorios como el ibuprofeno, el naproxeno y la aspirina. El paracetamol es útil para el alivio adicional del dolor. Toma los medicamentos exactamente como te los recetaron y habla con tu médico si experimentas cualquier efecto secundario.[8]
- No continúes tomando medicamentos de venta libre con medicamentos recetados fuertes, a menos que tu médico te diga específicamente que lo hagas. Combinar medicamentos de venta libre con medicamentos recetados para el dolor, agentes antiinflamatorios y relajantes musculares puede ser peligroso.
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2Descansa. Dale a tu cuerpo el tiempo que necesita para sanar al descansar lo suficiente mientras sigues un cuidado adecuado. El cuidado adecuado probablemente incluya descansar por segmentos cortos, como 30 minutos a la vez, y luego caminar o hacer algunos movimientos ligeros según lo recomendado por tu médico y tu fisioterapeuta.[9]
- Evita las actividades que pueden agravar tu condición, especialmente agacharte y levantar objetos. Muévete lentamente y detén cualquier actividad si sientes dolor. Busca una fisioterapia que incluya tipos específicos de ejercicio para mejorar tu condición.[10]
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3Aplica hielo. Inicialmente la zona de dolor probablemente esté hinchada e inflamada. Aplicar hielo, en lugar de calor, puede ayudarte a reducir la hinchazón y la inflamación, además de aliviar el dolor.[11]
- Aplica hielo en la zona durante 5 minutos cada hora. Para la tercera o cuarta hora, debes sentir algo de alivio. Continúa usando el hielo en la zona de la protusión discal primero y luego aplica hielo en otras zonas afectadas, como los nervios que te causan dolor en la pierna. Sigue los consejos de tu médico o terapeuta con respecto al tiempo y la frecuencia con que debes aplicar el hielo.[12]
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4Aplica calor. Usar aplicaciones de calor puede ser un alivio para los músculos tensos y doloridos, y además mejora el flujo de sangre en la zona. Una mejora en el flujo de la sangre significa más oxígeno para los músculos y nutrientes para el disco dañado. Habla con tu médico o fisioterapeuta para determinar la rotación adecuada de frío y calor que mejor se adapte a tu condición.[13]
Parte 3
Parte 3 de 4:Prevén futuros problemas
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1Mantén un peso saludable. El exceso de peso aplica naturalmente más estrés en cada disco. Si bien puede ser difícil perder peso, sobre todo en este momento en que sientes dolor, tomar medidas de control de peso puede marcar la diferencia en el manejo de tu dolor y prevenir más problemas.[14]
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2Toma suplementos de calcio y vitamina D. Tu columna vertebral necesita suficiente calcio y vitamina D todos los días para mantenerse fuerte y evitar el desarrollo de la osteoporosis. La mayoría de los adultos no recibe suficiente en su dieta. Pregúntale a tu médico acerca de la cantidad de calcio y vitamina D que debes consumir cada día, además de tu dieta regular.[15]
- Las fuentes naturales de calcio y vitamina D incluyen productos lácteos, vegetales de hojas verdes y jugo de naranja fortificado. Tu cuerpo también absorbe vitamina D al estar expuesto a la luz solar natural.[16]
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3Duerme en un colchón firme. Evita dormir boca arriba, ya que esto aplica una presión adicional en los discos de la espalda. Trata de dormir en un colchón firme y de lado, con almohadas entre tus piernas para un mayor soporte en caso sea de ayuda.[17]
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4Usa técnicas apropiadas para levantar peso. Evita levantar objetos pesados si es posible. Si tienes que levantar algo, dobla las rodillas y ponte en cuclillas. Luego, utiliza las piernas para levantar el peso.[18] También es importante evitar levantar cosas o hacer movimientos de torsión repetitivos temprano en la mañana.
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5Presta atención a tu postura. La posición adecuada para estar de pie y sentado incluye una posición vertical y recta con tus hombros hacia atrás. Involucra los músculos abdominales para proporcionarle apoyo a tu espalda y mantener tu espalda baja en una posición plana o ligeramente arqueada.[19]
- Para mejorar tu equilibrio, párate en una puerta, levanta una pierna y dobla la rodilla levantada de tal manera que el muslo quede paralelo al suelo. Mantente en esa posición durante 20 segundos y luego repite el procedimiento con la otra pierna. Apóyate en una pared si es necesario, pero con el tiempo serás capaz de mantener la posición sin apoyo adicional.[20]
- Mejora tu alineación general al pararte a 30 centímetros (1 pie) de una pared y luego inclinarte hacia atrás hasta que tus nalgas y espalda estén contra la pared. Manteniendo el nivel de tu cabeza, empuja hacia atrás hasta que la parte posterior de tu cabeza toque la pared. La mayoría de las personas se dan cuenta de que tienen que inclinar su barbilla hacia arriba para lograr que su cabeza toque la pared, lo cual indica una mala postura. Empuja tu cabeza hacia atrás tanto como puedas mientras mantienes el nivel. Mantén esa posición durante 20 segundos. Con el tiempo, tu cabeza debe llegar a la pared sin la inclinación no deseada.[21]
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6Elige una silla que te proporcione apoyo. Las sillas regulares provocan una inclinación pélvica que aplica una presión extra a tus discos. Sentarte en esa posición durante largos periodos de tiempo puede contribuir a los problemas de espalda, como una protusión discal. Muchos expertos recomiendan opciones de sillas llamadas “sillas activas”. Una silla activa está diseñada para ayudarte a mantener la integridad de tu médula, involucra el movimiento de tus músculos y trabaja en tu postura, todo mientras estás sentado.[22]
- Hay varios tipos de sillas activas disponibles. Algunos ejemplos de modelos incluyen Zenergy Ball Chair, Swopper Stool, Wobble Stool, Rockin’ Roller Desk Chair y Humanscale Freedom Saddle Seat.[23]
- A pesar de que estas sillas pueden ser beneficiosas, ten en cuenta que también es importante levantarse y moverse de vez en cuando. Lo mejor es poner un temporizador para recordarte que debes levantarte durante un par de minutos cada hora que pases sentado.
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7Rebota en una bola de terapia. Habla con tu médico o fisioterapeuta para asegurarte de que sea segura para tu condición. Una bola de terapia es similar a las bolas grandes que puedes ver en los gimnasios y una clínica de fisioterapia.[24]
- Al rebotar suavemente durante 5 minutos cada día, mejorarás el flujo sanguíneo de los discos, llevando así nutrientes y oxígeno a la zona. Esto reduce la inflamación, alivia el dolor y puede ayudar a prevenir problemas posteriores.[25]
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8Ejercítate de forma segura y regular. Los tipos específicos de ejercicios que tienen como objetivo solucionar los problemas de dolor de espalda incluyen flexiones, extensiones, estiramientos y ejercicios aeróbicos. Habla con tu médico o un fisioterapeuta acerca de desarrollar una rutina de ejercicio que sea segura y útil para tu condición.[26]
- Ten en cuenta que cada persona es diferente. Algunas personas pueden responder mejor a los ejercicios de flexión de la espalda, mientras que otras personas pueden responder mejor a los ejercicios de extensión de la espalda. Si notas que tu dolor de espalda aumenta durante cualquiera de estos ejercicios, deja de hacerlo de inmediato y consulta a tu médico o a tu terapeuta físico.
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9Participa de ejercicios de bajo impacto. Los ejemplos de ejercicio de bajo impacto incluyen caminar, nadar, andar en bicicleta, meditar o hacer yoga modificado. Dependiendo de la posición de tu protusión discal y de tu columna vertebral, edad, peso, movilidad y otras condiciones médicas que puedas tener, tu médico y tu fisioterapeuta son los expertos en el diseño de un programa de ejercicios adecuado para ti.[27]
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10Prueba la terapia de descompresión o de tracción. La tracción manual o eléctrica puede ser una excelente manera de mantener tus discos saludables. La tracción puede ayudar a reducir la presión en un disco, lo cual es beneficioso porque permite que más nutrientes entren al disco.[28]
- Puedes recibir terapia de tracción en la oficina de tu quiropráctico o de terapia física, o puedes utilizar una unidad de tracción invertida casera. Una opción económica para la terapia en el hogar es una camilla médica simple, con tres niveles de ajuste..
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11Busca un sistema de apoyo. El dolor crónico puede provocar ansiedad, estrés añadido y depresión, lo cual interfiere con la capacidad del cuerpo para sanar. Toma medidas para buscar apoyo a medida que avanzas a través de este difícil momento. Infórmate acerca de los grupos de apoyo de dolor crónico en tu área. Ten en cuenta que esto puede ser útil para ti, pero es posible que también proporciones un apoyo muy necesario para los demás.
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12Desarrolla una rutina de relajación de estrés. Realiza actividades como masajes, acupuntura, meditación, baños y caminar para ayudarte a manejar las manifestaciones físicas y mentales de lidiar con el dolor agudo y crónico. Meditar a conciencia plena podría producir mejoras cuando hay dolor de espalda crónico que es similar a los tratamientos convencionales.[29]
Parte 4
Parte 4 de 4:Ten presente cuándo buscar atención médica
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1Busca atención médica si el dolor es incapacitante. Muchas personas experimentan dolor grave con una protusión discal. Si el dolor te impide realizar actividades diarias habituales, consulta con tu médico tan pronto como sea posible para que te dé opciones de tratamiento.[30]
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2Ponte en contacto con tu médico si tu dolor es grave y persistente. Si el dolor es intenso, continúa en ese nivel durante más de 7 días, empeora o mejora un poco pero persiste durante más de 3 semanas, entonces necesitas atención médica de todas maneras.[31]
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3Ponte en contacto con tu médico de inmediato si tus síntomas cambian. Es posible que tu condición esté progresando. Esto se evidencia por un cambio en tus síntomas que pueden incluir nuevas áreas de dolor o entumecimiento, lo cual indica la implicación de las raíces nerviosas adicionales situadas a lo largo de la columna vertebral y cerca del disco dañado.[32]
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4Presta atención a los nuevos síntomas en tus piernas. Avísale a tu médico tan pronto como sea posible si comienzas a tener síntomas en las extremidades, especialmente en las piernas. Si notas sensaciones repentinas de debilidad, entumecimiento, hormigueo o dolores punzantes en las piernas al toser, estornudar o esforzarte, ponte en contacto con tu médico tan pronto como sea posible.[33]
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5Presta atención a tu vejiga y la función de tu intestino. En algunos casos, los nervios involucrados en una protusión discal pueden causar cambios en la función de tu intestino y la vejiga. Contacta a tu médico de inmediato si esto ocurre.[34]
- El dolor de espalda que se produce al orinar, el dolor grave, los espasmos musculares profundos en la espalda o la pérdida de control de tu vejiga o función intestinal requieren atención médica inmediata.[35]
Consejos
- Sanar una protusión discal lleva tiempo. Pregúntale a tu médico acerca de tu condición y la cantidad de tiempo que debes esperar antes de reanudar plenamente tus actividades normales.
- Una protusión discal es similar pero ligeramente diferente a una hernia de disco. La capa externa protectora del disco sigue intacta en una protusión discal, pero con una hernia se rompe o se raja, lo que permite que algunos de los materiales protectores en el interior se salgan. Un disco herniado o roto suele ser más grave que una protusión discal.
- Considera la posibilidad de trabajar con un fisioterapeuta que también esté entrenado en la terapia ocupacional. Los terapeutas ocupacionales te ayudan a hacer cambios en tu manera de trabajar, mover y manipular tu entorno de rutina diaria.
- Descansar es fundamental para comenzar el proceso de curación, pero demasiado descanso puede ser perjudicial. Empieza a moverte tan pronto como sea posible y trata de reanudar tus actividades normales. Hacerlo puede ayudar a acelerar el proceso de curación.
Referencias
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