Centralismo en Perú

Centralismo en Perú (también llamado centralismo limeño)[4] es un término que describe el fenómeno de un pequeño sector que produce y concentra la mayor riqueza y poder político en el Perú.[5][6][7] Este sector reúne a la élite acomodada en la costa del Océano Pacífico, particularmente en Lima (identificada como «criolla»),[8] ciudad capital y más poblada del país.[9][10]

San Isidro (izquierda), en el moderno centro financiero de Lima, departamento homónimo.
Cajamarca (derecha), cuyo departamento fue en su momento uno de los más pobres del Perú a pesar de que cuenta con la cuarta mina de oro más grande del mundo,[1][2] cuyo aporte fue menor en el desarrollo de la ciudadanía.[3]

La práctica ocurrió en la historia del Perú al formarse la República Aristocrática donde se emergió una nueva forma gobierno.[5] Esta es referida por Víctor Andrés Belaunde como la «plutocracia costeña»,[11] y conllevó a grandes niveles de desigualdad económica,[12] alienación política y otras disparidades en las regiones rurales, con Lima adquiriendo la mayoría de los beneficios socioeconómicos de la nación.[9][10] Según Francisco Durand, la concentración del sector empresarial continuó en los años 2000 con la compra de empresas y obtención de créditos por parte del Estado peruano,[13] este se suele identificarse como «grupo de poder» y se diferencia con otros sectores de poder a nivel mundial.[14]

Hasta el proceso de regionalización en los años 2000, Lima concentró a nivel nacional su población (1 de 3 habitantes), su industria (la mitad) y su economía administrativa (90 % de ingresos y 80 % de gastos del Estado).[15] Aun así con la reforma agriaría, existieron referencias sobre el reacomodo de la concentración de recursos y la formación de élites locales;[16][17] no obstante, grupos locales no tuvieron mayor impacto en las decisiones más importantes realizadas en la señalada Lima.[18]

Contexto

Historia y desarrollo político

Primeros años de república

Callao, un puerto ubicado cerca de Lima, fue uno de los centros de comercio del Imperio español.[19] Pasada la independencia de Perú —en que tuvo carácter regional (Cuzco, Arequipa y Huánuco), en contraposición del acomodado estilo de vida de Lima por el colonialismo de aquel entonces—[19] la élite económica centró su poder en las regiones costeras, mientras que las provincias rurales estaban gobernadas por las prácticas de servidumbre existentes por parte de los terratenientes de haciendas.[10][20][21][22][23] El gobierno de Perú mostró poca interferencia en el sector público y enfoque solo estuvo en su autoritarismo por corriente contra el federalismo,[24] la constitución de 1839,[25] y la Convención de 1855.[26] Durante los siguientes mandatos, Perú experimentó con frecuencia auges de materias primas que beneficiaron a las élites blancas en la costa, en lugar de pobladores de áreas rurales, con negocios enfocados en traer productos del interior de Perú para exportarlos a la costa.[20] También, para ganar su estatuto social y convertir a Lima, como el futuro centro financiero,[27] se aprovechó de sus rentas obtenidas por los recursos del guano,[26] lo que «[colocó] al resto de la nación bajo la influencia de sus centralizadoras fuerzas armadas y burocracia».[28] Desde el ámbito regional, la ciudad de Piura obtuvo un posteriormente protagonismo político asignándose el control absoluto del antiguo Cabildo, luego de establecer una de las primeras ciudades del virreinato en fundarse, como medio y espacio de perpetuación del poder regional.[19][29]

Cuando la globalización se intensificó a través del siglo XX, las brechas entre las áreas urbanas y rurales se incrementaron: las ciudades más pobladas aumentaron su capacidad para conectarse con la economía y aumentaron su riqueza, mientras las ciudades más pequeñas experimentaron una fuga de recursos y capital humano a ciudades más grandes.[30] Estuvo antecedida por la emergente aristocracia que gobernó en los últimos años 1890 (República Aristocrática),[5][31][32] y la formación de la burguesía en la costa peruana;[11] que recibió nombres varios como «plutocracia costeña» (Víctor Andrés Belaunde), «barones del azúcar y algodón» (APRA) y «oligarquía» (izquierda política).[33] El presidente Augusto Leguía consiguió que Lima ganase más edificaciones al tomar el proyecto de los Congresos Regionales solo para ganar funcionarios hacia la capital.[34] Hasta los años 1960, su modelo de desarrolló se basó en el laissez faire.[35]

El primer contacto con otras regiones en el siglo XX

Palais Concert, antiguo referente del centralismo, al referirse como «El Perú es Lima, Lima es [...] el Palais Concert [...]».

El poder rural estuvo retraído al carecer de un contacto directo con el Estado, hasta 1920, cuando se promulgaron leyes a favor de las comunidades andinas;[36] mientras que en los años 1930 ya tenían como representante de la élite provinciana a la Alianza Popular Revolucionaria Americana (posteriormente el Partido Aprista Peruano).[37] Para mediados de ese siglo, cuando Lima concentró la mitad de la economía nacional por su atractivo industrial,[38] se tuvo en consideración el Ley de Promoción Industrial (1959),[35] en que se estableció el Fondo Nacional de Desarrollo Económico durante el segundo gobierno de Manuel Prado para planificar cómo se empleará el dinero.[39] Luego, cuando Fernando Belaúnde ganó las elecciones generales peruanas de 1963, gobernó con impulsar modestamente la industrialización y construcción de carreteras a los Andes.[39][40] Belaúnde sostuvo en una doctrina, llamada La conquista del Perú por los peruanos, que promovía la explotación de los recursos de la Amazonía y otras zonas periféricas del Perú a través de la conquista y colonización.[41] En un incidente de 1964, el denominado genocidio Matsé, el gobierno de Belaúnde atacó aquella etnia después de que dos de sus madereros fueran asesinados: ocurrió cuando las fuerzas armadas peruanas y aviones de combate estadounidenses lanzaron napalm a los grupos indígenas armados con arcos y flechas, con cientos de fallecidos.[41][42] Para ese entonces, 1968, Lima emergía su rol político y económico por medio de los incentivos económicos ya concretados.[43]

Muchos peruanos en áreas rurales no pudieron votar hasta 1979, cuando la constitución de ese año permitió votar a las personas analfabetas; por lo que, entre 1919 y 2021, once de dieciocho presidentes elegidos democráticamente en Perú procedieron de Lima.[44] Además, coincidiendo con la reforma agraria de 1969 para distribuir la riqueza, existen estudios sobre el breve surgimiento de la élite rural.[45] Sin embargo, al intentar nacionalizar industrias en el gobierno de Juan Velasco Alvarado,[35] solo se buscó la monopolización y el control político a nivel general desde el ámbito militar.[46][47] Además, se buscó descentralizar los medios de comunicación fuera de Lima, debido a las dificultades geográficas y lingüísticas.[48] El campesino, hacia los años 1980, pudo desarrollar su economía por medio de créditos rurales.[36] Sin embargo, durante los años 1990, la presencia de la élite de otros departamentos fue limitada a causa de la crisis de partidos políticos y la posterior disolución de las Asambleas Regionales por el gobierno de Alberto Fujimori.[49]

El nuevo contacto con la región

Años después, con la privatización de empresas, una de las personas que buscó luchar al «centralismo limeño» fue el economista Alejandro Toledo Manrique,[50] responsable del presupuesto participativo nacional y, al ser elegido presidente, de reformar la Constitución de 1993 para fomentar las entidades subnacionales.[51] Sin embargo, la riqueza obtenida entre 1990 y 2020 no fue distribuida a nivel nacional; los niveles de vida mostraban disparidades entre Lima, que era la ciudad más desarrollada, y regiones costeras similares, mientras que las provincias rurales permanecieron empobrecidas.[44][52][53] En 2005, el diario Expreso señaló que Toledo fue uno de los menos favorecidos en la encuesta Cómo la élite de Latinoamérica ve al mundo, realizada encuestadora Zogby.[54]

Aunque el ultraconservador Rafael López Aliaga fue el candidato con mayor elección en los distritos más ricos según Ojo Público en la primera vuelta,[55] durante la siguiente parte de las elecciones generales peruanas de 2021, la candidatura de Pedro Castillo llamó la atención sobre la división del centralismo, influenciada por su rival Keiko Fujimori por recibir calificativos hacia él y sus simpatizantes de «comunista» e incluso «caviar»; la campaña de Fujimori se fortaleció en gran parte por el apoyo de las instituciones de poder en el país,[56] además de los peruanos en el extranjero.[44] Castillo posteriormente tendría mayor relevancia en zonas rurales; al igual que otras elecciones de este siglo, los candidatos favoritos de sectores rurales solieron ser distintos a que los favoritos de sectores urbanos.[57]

En mayo de 2021, Americas Quarterly señaló que «la esperanza de vida en Huancavelica, [...] la región donde Castillo recibió su participación más alta del voto en la primera ronda, es siete años menor que en Lima. En Puno, donde Castillo recibió encima 47 % de los votos, la tasa de mortalidad infantil casi triplicó a la de Lima».[44] Las disparidades existentes en Perú provocaron una «fatiga de la globalización» según el investigador Raúl Asensio, lo que resultó en una polarización entre las áreas rurales y urbanas que vieron diferentes prioridades con respecto al estilo de vida, la economía y la política.[30] Asensio describió que Castillo, ya reconocido como un «verdadero peruano» por sus partidarios, pudo capitalizar los sentimientos de «fatiga de la globalización» compartidos por la población rural y establecer apoyo diciendo que revertiría el favoritismo de Lima y defendiendo derechos regionales.[30] El resultado fue el sentimiento de temor en la zona urbana de Lima.[58]

La zona minera, mayoritariamente al sur del país con los departamentos de Apurímac, Arequipa, Cusco, Moquegua, Madre de Dios, Puno y Tacna, forman 15,6% del PBI nacional, además que obtuvieron el 30 % del PBI en minería e hidrocarburos, según el Ministerio de Energía y Minas; sin embargo, esto no llevó a superar los puestos de trabajo, requeridos para mejorar el desarrollo urbano en zonas aledañas,[59] y regiones como Puno permanecen como las más pobres del país.[60] Esta división creada por el centralismo de la élite seguida de la destitución presidencial apoyada por la propia oposición serían dos factores que contribuirían a la convulsión social de 2022-2023.[61][62] De hecho, el periodista Marcelo Rochabrun de Bloomberg señaló que los líderes empresariales «han abrazado a Dina Boluarte», mandataria sucesora de Castillo altamente criticada por sus manifestantes.[63]

Lima como el centro de riqueza comercial

Lima es conocida por su gran expansión comercial, en que opera su centro financiero para conectar con otros países.[64][65] Para inicios del nuevo milenio, con 31 mil kilómetros cuadrados y casi el 3 % del territorio nacional, generó el 44 % del PBI.[66] Además, Lima representó casi el 55 % del PBI del sector industrial,[66] cifra que superó al el 60 % en 2022.[67] En 1985, Lima ya concentraba una considerable parte de las 10 mil industrias del país.[68] Para 1988 el 70 % de la industria de la manufactura se realizó en la metrópolis de Lima/Callao.[69]

Lima cambió radicalmente el panorama urbano en el siglo XX, del 26.9 % en 1940 al 70.1 % en 1993.[70] Según el Mapa de pobreza provincial y distrital 2013, 10 de los 20 distritos con menor incidencia de pobreza están en Lima Metropolitana, zona que agrupa a 43 distritos.[71] Esto coincide con otra información de INEI, para mediados de los años 2010 tres de los cinco distritos más ricos del Perú están en Lima (San Isidro, Miraflores y San Borja) y cuentan con menos del 1 % de pobreza, además que poseen el mayor valor de terreno inmobiliario (que supera a los dos mil dólares por metro cuadrado).[72] De hecho, por ser tener distritos elitistas,[73] en los cinco más ricos sus pobladores son costeños urbanos empleados y con formación profesional universitaria.[74] Históricamente, en 1985, Lima contenía el 27 % de las viviendas construidas.[75] Para 2023 solo un distrito fuera de Lima superó a San Isidro; según el Sociedad de Comercio Exterior del Perú se trató de San Marcos en Áncash, a pesar de que no cuenta un nivel alto de desarrollo humano.[76]

La capital, especialmente en la zona centro, cuenta con dos sectores destacados para la industria inmobiliaria según la Cámara Peruana de la Construcción: «Lima Top» y «Lima Moderna».[77] También alberga empresas peruanas que opera en dicha ciudad y concentran la industria nacional para finales del siglo XX como son el Grupo Breca, el Grupo Romero y el Grupo Wiese;[78] siendo los dueños del Banco de Crédito que posee el 9.6 % del sector urbano.[79] Así como empresas emergentes como Intercorp (Rodríguez Pastor) y el Grupo Gloria (Rodríguez), que ocupan por debajo de las familias más ricas del país en 2022, los Brescia, bajo la marca Breca, y los Romero.[80] Varias familias desarrollaron sus vínculos políticos con los denominados hacedores de política después de la llegada de Velasco Alvarado al poder.[81] Según José Carlos Lumbreras de Perú Top, el despegue de las grandes empresas es único en Lima, y no necesariamente en regiones aledañas del país.[82]

Lima y su representación política

Si bien en la Constitución de 1979 se estableció el distrito múltiple, la formación en la versión de 1993 redujo la cantidad de representantes y limitó el derecho a la elección en otras regiones.[83] Lima como provincia cuenta con su distrito electoral con 35 congresistas en 2002, ocupando el 29 % de todos los escaños en el Congreso de la República, sin considerar otros distritos aledaños como Lima Región y Callao.[84] Sin embargo, la consultoría Centro Wiñaq señaló que la denominada Lima Urbana «tiene 37 congresistas para una población de 11.18 millones de habitantes, ello significa los ya conocidos 3.3 congresistas por millón» en comparación de «las siete regiones del sur [que] tienen 25 congresistas para sus 5.84 millones de habitantes, lo que significa 4.3 congresistas por millón».[85] Para 2021, salvo excepciones como Guido Bellido, la mayoría de los congresistas electos no hablan fluidamente el idioma quechua.[86]

Existen estudios sobre el fenómeno de la clase alta en la costa peruana, donde surge la oligarquía (en el cual pocas personas que sabían leer y escribir consiguieron el derecho a votar, como ocurrió en la elección del Partido Civil),[87] fue partícipe durante la República Aristocrática, en que destaca a Antero Aspíllaga su posible influencia en la política nacional.[88][89] Desde la publicación de La oligarquía en el Perú en 1968, se ha considerado los círculos sociales exclusivos para formarse con futuros influyentes nacionales como el Club de Regatas Lima, el Club Nacional, el Club de la Unión, el Country Club Villa y el Real Club de Lima.[90][91] En 2022 se filtró una serie de diapositivas de estudiantes féminas del Colegio San Silvestre, uno de los más caros en Lima, en que se establecían directrices para ingresar a círculos sociales exclusivos.[92]

En 2019, el reporte del Índice de Competitividad Regional del Instituto Peruano de Economía señaló a Lima como la región con mayor desarrollo, seguida de la provincia constitucional del Callao y otras regiones de la costa sur.[93]

Consecuencias

El centralismo atrajo la atención de empresas de otros países afines al sistema neoliberal, cuya economía de libre mercado (establecida en la Constitución de 1993) fue mal implementada en otros sectores de la sociedad nacional.[94] Una muestra de la consecuencia política en el país es la considerable destinación del presupuesto nacional hacia su centralización.[95] Producto de ello, el control político de la élite no solo limitó el desarrollo a todo el Perú, sino imposibilitó uniformizar la economía nacional.[96] La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico criticó en 2023 el dominio del mercado por «unos pocos grupos empresariales de gran tamaño, y ello se traduce en una elevada concentración y una baja percepción de competencia».[97]

En otro contexto, el control político se consolidó lejos de la izquierda política y de la participación de pobladores aledaños a la capital;[98] en donde fracasaron las formaciones de movimientos progresistas.[96] A partir del informe final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación,[99] también contribuyó al racismo sistémico en Perú al entablar una percepción que los limeños reciben educación de mayor calidad entre ellos mismos (los mejores colegios y universidades públicas y privadas están en Lima),[nota 1] a diferencia de los pobladores rurales,[23][61][100] en que se visibiliza el uso del terruqueo.[86]

Uno de los principales problemas del centralismo es su abastecimiento, historiador Eduardo Arroyo considera que podría colapsar si no camina de la mano con la descentralización para que los inmigrantes puedan vivir en sus lugares de origen.[101] Una de las muestras es la llegada de nueva población más joven y con mayor movilidad, quienes también se mudaron de las regiones rurales a Lima para buscar una mejor vida,[102] lo que contribuyó a un desarrollo más lento en la provincia periférica en una población que envejece.[10] Sin embargo, la pobre reacción de las autoridades del Estado en la formación de empleo a los primeros inmigrantes en Lima también conllevó en la informalidad en el país.[103]

Análisis

El centralismo en el país fue descrito en investigaciones como «uno de los males estructurales que acompañó a la República desde sus inicios hasta el presente», con las disparidades entre las provincias y Lima uno de los mayores ejemplos de desigualdad de ingresos en América Latina.[10] A principios del siglo XX, los intelectuales peruanos de las provincias rurales empezaron a responder al centralismo promoviendo el regionalismo, o la expansión del desarrollo desde Lima a las regiones periféricas.[9][10] El análisis minucioso del fenómeno se inició con el filósofo marxista José Carlos Mariátegui en su ensayo «Regionalismo y centralismo» de sus Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana.[10] La idea influenció al Grupo Norte en Trujillo,[104] así como en doctrinas de la literatura indigenista en contra de la oligarquía y el dominio por extranjeros.[105]

El filósofo Francisco Miró Quesada, que fue uno de los directores suplementarios de El Comercio, señaló en un foro de 1964 sobre Fernando Belaúnde Terry que «todo lo que nos habían dicho sobre el Perú, sólo era válido para una pequeña porción de nuestra Patria».[106] El empresario Roque Benavides advirtió en una entrevista de 2017 que «el centralismo le hace daño al país y la densa burocracia y corrupción no hace sino ralentizar todos los procesos. Todo esto afecta al microempresario que quiere abrir su negocio. No permite que se puedan desarrollar sus proyectos ni formalizarse».[107] En 2002 se ha propuesto cambiar la Constitución de 1993 para cambiar el canon minero hacia la población indígena por la entonces primera dama Eliane Karp.[108]

En el contexto de la crisis socioeconómica de Perú durante la pandemia de COVID-19 en Perú, donde se evidenció la poca presencia de personal de médico por miles de habitantes en las diferentes regiones,[109] Kahhat afirmó que «las reformas de mercado en Perú han arrojado resultados positivos en términos de reducción de la pobreza... Pero lo que la pandemia dejó al descubierto, particularmente en Perú, es que se dejó intacto el pobre estado de los servicios públicos  específicamente en los servicios de salud (que en casos de gravedad es necesario el traslado a Lima[110], a causa que los grandes hospitales especializados se encuentran ahí[111][nota 2])».[53] Algunos sociólogos notaron que los peruanos ven que todos los recursos naturales están en las zonas rurales pero todos los beneficios se concentran mayoritariamente en Lima.[52]

Véase también

Referencias

  1. «La paradoja cajamarquina: entre el potencial económico y la pobreza más grave». Instituto de Ingenieros de Minas del Perú. Consultado el 18 de agosto de 2023.
  2. IPE (30 de abril de 2018). «Cajamarca es la región más pobre, pero con más potencial minero». Instituto Peruano de Economía. Consultado el 18 de agosto de 2023.
  3. Vásquez, Mirtha (3 de marzo de 2020). «¿Cajamarca la pobre? Una lectura que debe sobrepasar las cifras». El Búho. Consultado el 18 de agosto de 2023. «De acuerdo a un informe de Ojo Público el monto que el fisco dejó de recaudar por estos cuatro beneficios equivale a todo el presupuesto del Seguro Integral de Salud (SIS) para los 500.000 beneficiarios del país en 10 años. Como resultado, el aporte de la minería a la recaudación peruana es ahora sólo del 3%, el más bajo desde hace 12 años; y en ningún momento, incluida la época del boom minero, los beneficios y convenios tributarios se cuestionaron ».
  4. Espinoza, Álvaro; Fort, Ricardo; Espinoza, Mauricio (2022). «Reorganizar el Perú: ciudades intermedias y desarrollo». En Balarin, María; Cueto, Santiago, eds. El Perú pendiente: ensayos para un desarrollo con bienestar (Primera edición). GRADE. p. 287. ISBN 978-612-4374-50-0. OCLC 1352259911. Consultado el 16 de marzo de 2023. «Esta concentración de recursos en una sola ciudad, comúnmente conocida como “el centralismo limeño”, suele ser señalada como un problema fundamental que afecta las oportunidades de desarrollo del resto del país. »
  5. Ludeña, Wiley (2002-05). «Lima: poder, centro y centralidad: Del centro nativo al centro neoliberal». EURE (Santiago) 28 (83): 45-65. ISSN 0250-7161. doi:10.4067/S0250-71612002008300004. Consultado el 14 de marzo de 2023. «En este marco, la conversión definitiva del espacio ocupado por la ciudad colonial en el nuevo "centro" de la ciudad de Lima, se iniciaría recién a principios del siglo XX, cuando este nuevo epicentro urbano deviene tema de discurso político como producto de la necesidad de legitimación social del emergente poder oligárquico (Ludeña, 1996:15-30) ».
  6. Valderrama, Mariano (2003). «El rol de la cooperación internacional en el proceso de descentralización en el Perú». Revista Española de Desarrollo y Cooperación 12: 55-68. ISSN 2794-0462. Consultado el 14 de marzo de 2023. «Dentro del ámbito andino y latinoamericano, el Perú se caracteriza por su alto nivel de centralismo económico y político. Este se manifiesta en la concentración de las decisiones en la capital, el manejo altamente centralizado del presupuesto público y la concentración de las actividades económicas y financieras en Lima ».
  7. Medina, Oswaldo (2000). «Del arribismo al achoramiento: medios anómicos de ascenso social». El achoramiento: una interpretación sociológica. Apuntes de estudio (Primera edición). Centro de Investigación de la Universidad del Pacifico. pp. 11-32. ISBN 978-9972-603-34-1. OCLC 927240264. Consultado el 11 de septiembre de 2023. «Alta concentración de los recursos económicos, así como de la propiedad mueble e inmueble; control del Estado por un grupo minoritario; subordinación de las capas integradas al sistema; y marginación del grueso de la población, constituyeron los caracteres típicos de la sociedad oligárquica peruana ».
  8. Nureña, Toche y Perez-Pachas, 2022, pp. 38-42. «En efecto, en toda la historia peruana republicana se observa un escasísimo involucramiento de la elite criolla limeña en formas modernas de producción manufacturera/industria. [...] El modelo sociocultural peruano de la supremacía criolla en una jerarquía étnica entró en crisis en la segunda mitad del siglo XX, debido a la expansión del mercado y las comunicaciones, las migraciones masivas hacia Lima, »
  9. De la Cadena, Marisol (Mayo de 1998). «Silent Racism and Intellectual Superiority in Peru». Bulletin of Latin American Research 17 (2): 143-164.
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  12. Flores Galindo, 1976, pp. 85-86.
  13. Patriau, Enrique. «Francisco Durand: “En el Perú hay una doble concentración del poder, en lo económico y en lo político”». larepublica.pe. Consultado el 11 de mayo de 2023.
  14. Durand, Francisco (1994). «The Economic Weakness of the National Bourgeoisie». Business And Politics In Peru: The State And The National Bourgeoisie (en inglés) (Edición digital de 2021). Routledge. ISBN 978-0-429-71546-4. Consultado el 18 de agosto de 2023. «If the power (relative control of economic resources) of the national bourgeoisie is compared to the power of both foreign capital and the state (particularly in countries where public firms are still economically significant), it can be asserted that the national bourgeoisie is economically weak.[...] The power differential between the sectoral fractions and the grupos is that the former are "strong" in one economic sector (one branch of the manufacturing industry, for example) but not in the economy as a whole. The grupos, in this sense, are the strongest fraction within the "weak" national bourgeoisie. It must be pointed out that the relative strength of the grupos, compared to foreign and public firms, is based on the fact that wealth is concentrated in a particular way. The grupos control conglomerates composed of several firms that, taken together, constitute a respectable expression of economic power ».
  15. Montoya Chávez, Víctorhugo (26 de abril de 2012). «La descentralización según el Tribunal Constitucional». IUS ET VERITAS (44): 252. ISSN 1995-2929. Consultado el 29 de abril de 2023.
  16. Diez Hurtado, 2003, p. 17. «En el Perú, los reclamos sobre la necesidad de una élite para sacar adelante las regiones son tan numerosos como escasos los trabajos sobre las mismas. Existe sin embargo, una serie de trabajos que ilustran la conformación y las transformaciones de diversas élites locales –provinciales– en algunas zonas del país. Entre ellos se cuentan los trabajos de Bourricaud (19626/1967), Fuenzalida (1970) y Alberti y Sánchez (1974), que versan sobre procesos de cambio en las sociedades regionales, estructuras de poder y poderes locales antes y durante la Reforma Agraria, así como los más recientes sobre el reacomodo de los antiguos grupos de poder (Quintín 1994), las limitaciones de las prácticas ciudadanas en espacios locales (Sulmont 1995) y los procesos de reemplazo de los antiguos poderes en los ámbitos municipales (Degregori, Coronel y Del Pino 1999). La serie abundante de trabajos sobre procesos de concertación, acompañados muchas veces de sendos diagnósticos locales, suele adolecer de un análisis político que acompañe los recuentos de eventos y procedimientos (Grompone1998; Urrutia 2002). De ahí que en su recuento sobre las alternativas en plaza en materia de descentralización, Grompone (2002) señale el olvido del análisis de las sociedades regionales en las que ésta se inscribe».
  17. Flores Galindo, 1976, pp. 72-73. «Decimos oligarquía arequipeña para precisar el carácter regional de esta clase. Su hegemonía no se ejerció en el conjunto del país [...] Los "hombres ricos de Arequipa no tuvieron todo el poder económico que lograron concentrar los "azucareros" o los "algodoneros", ni mantuvieron los estrechos lazos que estos tenían con Lima».
  18. Dargent, Eduardo; Muñoz, Paula (00/2012). «Peru 2011: Continuities and changes in politics without parties». Revista de ciencia política (Santiago) 32 (1): 245-268. ISSN 0718-090X. doi:10.4067/S0718-090X2012000100013. Consultado el 11 de agosto de 2023. «Ni siquiera el crecimiento económico de algunas regiones permite hablar de poder regional significativo en la periferia. Esta situación se explica en parte por la alta centralización en el país: las grandes decisiones de inversión se toman en Lima. Pero también, creemos, porque no se observan élites económicas con intereses contrapuestos a los del centro en la periferia, ni élites locales con poder económico comparable a las del centro. Por ahora ni los políticos ni las élites económicas regionales son actores políticos muy relevantes. »
  19. Morán, Daniel (2009). «Elite y pueblo en la independencia en el Perú: Estudios recientes de historia política, social y económica». Desde el Sur 1 (1): 193-206. ISSN 2415-0959. doi:10.21142/DES-101-2009-193-206. Consultado el 22 de abril de 2023.
  20. Orihuela, José Carlos (January–June 2020). «El consenso de Lima y sus descontentos: del restringido desarrollismo oligarca a revolucionarias reformas estructurales». Revista de historia (Concepción, Chile) 27 (1): 77-100.
  21. Levitsky, Steven (Fall 2014). «First Take: Paradoxes of Peruvian Democracy: Political Bust Amid Economic Boom?». ReVista. Archivado desde el original el 22 de noviembre de 2014.
  22. Gutiérrez Sanín, Francisco; Schönwälder, Gerd (2010). Economic Liberalization and Political Violence: Utopia Or Dystopia?. International Development Research Centre. pp. 256-284. ISBN 978-0745330631.
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  24. Perea, Natalia Sobrevilla (28 de diciembre de 2021). «Disputando el poder de la fuerza con la ley: Los liberales en la temprana república peruana y la guerra civil de 1834». Anuario de Historia de América Latina 58: 45-76. ISSN 2194-3680. doi:10.15460/jbla.58.236. Consultado el 16 de marzo de 2023. «El conflicto entre la idea de la libertad y el orden, así como el deseo de organizar un sistema federal, muestran cómo estos liberales fueron semejantes a los de otras partes de América Latina. Pero, a diferencia de México o Argentina donde la disputa entre el federalismo y el centralismo o unitarismo fue el clivaje central, en el Perú este fue la discusión sobre el orden y la libertad; a pesar de que la pugna por imponer un sistema federal al apoyar la creación de la Confederación Perú-Boliviana llevó al descalabro de este primer liberalismo ».
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  43. Durand, 2003, p. 103. «Gracias a esos procesos de cambio, en 1968 Lima no solo es la sede histórica del poder político desde 1535, sino también un área urbana de crecimiento explosivo donde se concentra el 80% de la industria manufacturera (Cotler 1978: 289). El desarrollo urbano e industrial acentúa con tonos marcados el centralismo, dándole una nueva connotación opresiva. Expresa nuevas formas de desigualdad regional al atraer los mejores elementos de provincias y ofrecer mayores y mejores oportunidades de educación, salud y empleo. La base de la pirámide, en un intento por aprovechar la modernidad, se modifica más de forma que de fondo. Hacia 1960, la industria manufacturera representa el 20%».
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  45. Diez Hurtado, 2003, p. 17. «En el Perú, los reclamos sobre la necesidad de una élite para sacar adelante las regiones son tan numerosos como escasos los trabajos sobre las mismas. Existe sin embargo, una serie de trabajos que ilustran la conformación y las transformaciones de diversas élites locales –provinciales– en algunas zonas del país. Entre ellos se cuentan los trabajos de Bourricaud (1962/1967), Fuenzalida (1970) y Alberti y Sánchez (1974), que versan sobre procesos de cambio en las sociedades regionales, estructuras de poder y poderes locales antes y durante la Reforma Agraria, así como los más recientes sobre el reacomodo de los antiguos grupos de poder (Quintín 1994), las limitaciones de las prácticas ciudadanas en espacios locales (Sulmont 1995) y los procesos de reemplazo de los antiguos poderes en los ámbitos municipales (Degregori, Coronel y Del Pino 1999). La serie abundante de trabajos sobre procesos de concertación, acompañados muchas veces de sendos diagnósticos locales, suele adolecer de un análisis político que acompañe los recuentos de eventos y procedimientos (Grompone1998; Urrutia 2002). De ahí que en su recuento sobre las alternativas en plaza en materia de descentralización, Grompone (2002) señale el olvido del análisis de las sociedades regionales en las que ésta se inscribe».
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  62. «Centralismo, desatención, desdén cultural y otros generan demanda social que Lima no entiende, explicó Eland Vera». TVPerú. 30 de diciembre de 2022. Consultado el 27 de marzo de 2023. «Cuáles son las motivaciones profundas por las cuales sectores de la sociedad lo hacen. A mi entender, es este modelo y esquema centralista y discriminador que ha desatendido a esta “nación interna” como suelo llamarla ».
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  81. Vásquez Huamán, 2000, «Estructura y dinámica de los grupos económicos», pp. 271-300. «Socializar con la élite económica y política muchas veces significó que no había necesidad de un perfil más alto en la política y el Gobierno. En algunos casos, los grupos cortejaron al Gobierno cuando este se venturaba en planes masivos de obras públicas (Wiese), pero en general los intereses del Gobierno y de la élite estaban conectados por una red de familias, amigos y firmas. Sin embargo, el gobierno de Velasco intentó romper esa comunidad de intereses con "hacedores de política" usualmente provenientes de diferentes orígenes sociales. Así, los grupos familiares necesitaron construir nuevos vasos comunicantes que les permitiesen tener acceso a la nueva estructura de decisión del Gobierno, para así obtener una mejor visión del riesgo político y del horizonte temporal detrás de sus inversiones».
  82. «"El poder económico en el Perú está representado por 12 grupos empresariales"». Ojo Público. 27 de julio de 2016. Consultado el 24 de junio de 2023. «-¿Y en provincia se repite este crecimiento? -En eso no hemos avanzado mucho. Ajegroup salió de provincia pero creció en Lima. Hay producción en el interior pero no despegan desde ahí. Aun así hay iniciativas interesantes como el grupo Zárate de Huancayo que está en crecimiento. En cambio, la meta de los grandes grupos es expandirse en América Latina. »
  83. «Resumen Semanal Nº 951». Desco. 30 de diciembre de 1997- 6 de enero de 1998. Segmento DEMOCRACIA PRECARIA. Archivado desde el original el 7 de julio de 1998. Consultado el 28 de marzo de 2023. «Hasta abril de 1992, el Parlamento bicameral tenía 240 miembros, 60 senadores y 180 diputados. Estos últimos elegidos por departamentos, proporcionalmente a la población. Los senadores eran elegidos en distrito nacional temporalmente, porque de acuerdo a la Constitución de 1979 deberían elegirse por regiones, cuando éstas se constituyeran. La obsesión por reducir el número de congresistas no es casual, según Planas, pues un mayor número de parlamentarios facilita la representación de las minorías. Además, puntualiza [el investigador Pedro Planas], la elección del Congreso actual de 120 miembros por distrito único es la negación de la representación, pues niega la participación de las circunscripciones más pequeñas y bloquea la participación de líderes provinciales ».
  84. Tuesta Soldevilla, Fernando (2002). La circunscripción electoral: Perú y la región andina (Primera edición). Oficina Nacional de Procesos Electorales, Centro de Investigación Electoral. p. 17. ISBN 9972-695-12-3. OCLC 62364459. Consultado el 17 de marzo de 2023. «La Constitución de 1993, había colocado en uno de sus artículos un número fijo de parlamentarios (120), por lo que su distribución a nivel departamental se dificultaba, debido a que el número de éstos es alto (25) y Lima concentra el tercio de la población electoral. El resultado de esta distribución fue que se crearon 22 circunscripciones pequeñas, con 72 escaños y que representaban el 60% del total; 2 circunscripciones medianas, con 13 escaños que representaban el 11% del total; y 1 circunscripción grande (Lima), con 35 escaños que representa el 29% del total de escaños. Es decir, una fuerte tendencia al tamaño pequeño que influirá en la relación de votos y escaños. »
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  87. Murakami, Yusuke (2012). Perú en la era del chino: la política no institucionalizada y el pueblo en busca de un salvador. Ideología y Política (Segunda edición revisada y actualizada). Instituto de Estudios Peruanos. pp. 99-100. ISBN 978-9972-51-345-9. Consultado el 27 de septiembre de 2023. «Este tipo de política es denominada “oligarquía”, lo que significa la dominación política de un pequeño grupo de personas. El término “oligarquía” también se usó para referirse al pequeño grupo de personas que imponían dicha dominación, es decir, a la clase dominante de la política oligárquica ».
  88. Miller, Rory (30 de agosto de 1988). «La oligarquía costera y la república aristocrática en el Perú, 1895-1919». Revista de Indias 48 (182-183): 551-566. ISSN 1988-3188. doi:10.3989/revindias.1988.i182-183.551. Consultado el 17 de marzo de 2023.
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  90. «“¿De qué colegio eres?”: Investigadores analizan a la clase alta limeña». elperuano.pe. Consultado el 17 de marzo de 2023. «La práctica del deporte del colegio [...] se refuerza en las playas y clubes exclusivos a las que estas familias privilegiadas asisten, como el Club de Regatas Lima, el Club Nacional, el Country Club Villa y el Real Club de Lima. [...] Reátegui, Grompone y Rentería explican que la clase alta del resto de la pirámide social peruana no solo se diferencia por los aspectos económicos y culturales de grupo. [...] Todo ello apunta al “posicionamiento” social de sus miembros. »
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Notas

Bibliografía

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