Inframundo griego

El inframundo griego o el Hades es un término general que se emplea para describir al reino del dios Hades según la mitología griega. Las primeras ideas sobre el más allá en la mitología griega indican que, en el momento del fallecimiento, la esencia de individuo (psique) se separa del cuerpo y es transportada al inframundo. Las primeras referencias mitológicas, por ejemplo, en la Ilíada y la Odisea de Homero,[1] los muertos se agrupaban indiscriminadamente y albergaban una pos-existencia sombría; sin embargo, en la mitología más tardía, por ejemplo, en la filosofía de Platón, se comenzaron a segregar a los individuos según fueran buenas o malas personas.[2] El inframundo era normalmente referido como Hades debido al dios homónimo, ubicado en la periferia del mundo, ya fuera en los confines del Océano, también asociado al dios del mismo nombre, o bajo la Tierra.[3] La mayoría de fuentes lo describen como un lugar oscuro y con ausencia de luz,[4] en contraste directo con el mundo de los vivos y con el resplandor del monte Olimpo, residencia de los dioses.[5] El inframundo se considera un reino invisible,[6] a menudo entendido como un estado permanente de oscuridad, aunque también como enlace etimológico potencial con Hades como «lugar nunca visto».[7] Aunque es un lugar exclusivo para los difuntos, algunos héroes consiguieron entrar vivos como Heracles, Teseo y Orfeo.

Hermes Psicopompos sentado en una roca, preparado para guiar al difunto hacia el inframundo. Lécito ático blanco, ca. 450 a. C., Staatliche Antikensammlungen, Múnich.

Geografía

Entrada al inframundo

Los muertos podían acceder al inframundo desde varias rutas, aunque quizás el más representado es el traslado del barquero Caronte a través de un río. Este evento se representa de manera reiterada en los lécitos (vasos funerarios) atenienses del siglo V a. C. y es difícil asociar esta figura a un periodo anterior al siglo VI antes de Cristo. Aunque Caronte no aparece en las primeras fuentes mitológicas, existía la superstición de que los difuntos no accederían al inframundo a no ser que recibieran un funeral adecuado, siendo el ejemplo más célebre el funeral de Patroclo y Héctor en la Ilíada. Alternativamente, Hermes también guiaría a los difuntos hacia el inframundo y aparece en el libro 24 de la Odisea de Homero, también recurrente en los lécitos funerarios.[8] El Hades era célebre por sus puertas, ya que uno de los epítetos del dios homónimo era el de «guardián de la puerta».[9]

Tártaro

Los titanes fueron encerrados en el Tártaro tras su derrota ante Zeus.

En algunas fuentes griegas el Tártaro es un sinónimo de inframundo, mientras que en otras referencias es un reino completamente separado del inframundo. Hesíodo describe el Tártaro como el punto más profundo del inframundo.[10] Al igual que el Hades, es tan oscuro que «la noche lo rodea tres veces como un collar al cuello, mientras que por encima crecen las raíces de la tierra y del océano sin cultivar».[11] Los habitantes más célebres del Tártaro son los titanes; Zeus expulsó a los titanes al Tártaro junto a su padre Crono tras haberlos derrotado.[12] Homero escribió que Crono se convirtió en el rey del Tártaro.[13] Según el Gorgias de Platón (c. 400 a. C.), las almas eran juzgadas tras la muerte y en el Tártaro los malvados recibían el castigo divino. El Tártaro también se consideraba una fuerza primordial o deidad junto algunas entidades como la Tierra, la Noche y el Tiempo.

Prados Asfódelos

Los Prados Asfódelos aparecen en la Odisea de Homero, cuando Odiseo realiza un estudio del inframundo. Se desconoce si los antiguos griegos entendían estos «prados» o bien como las flores del género asfódelo (Asphodelus L.), o bien como un campo de cenizas (derivado de la construcción etimológica σφοδελὸς > σποδός, «ceniza»).[14]

Campos Elíseos/Islas de los Bienaventurados

Los Campos Elíseos, también conocidos como las Islas de los Bienaventurados, era una utopía, un paraíso en el más allá reservado a los más distinguidos individuos. Los Campos Elíseos son mencionados por primera vez en el libro 4 de la Odisea de Homero, cuando Menelao promete que irá este lugar en vez de morir (distinguiéndolo, por lo tanto, de la vida después de la muerte). Se ubica en los confines del mundo, la peirata, donde la vida es «más fácil para los hombres». Sin embargo, Menelao no alcanza este destino por sus hazañas, sino por ser el yerno de Zeus al casarse con Helena de Troya.[15] En la obra Trabajo y días de Hesíodo, era un paraíso que los héroes podían alcanzar. Finalmente, como la vida de ultratumba se fue ampliando y se hizo más «democrática», las personas honestas podrían ser enviadas a los Campos Elíseos tras ser juzgados por Radamantis y Minos.[16]

Ríos

Aquiles siendo sumergido en el río Estigia. Obra de Rubens.

Los ríos son una parte fundamental de la topografía del inframundo y se describen en las fuentes más tempranas como la Ilíada de Homero, donde el fantasma de Patroclo menciona las puertas y un río sin nombre en el Hades;[17] en la Odisea de Homero, el fantasma de la madre de Odiseo, Anticlea, describe que existen «grandes ríos y espantosos arroyos» y se especifican hasta cuatro ríos.[18] En la tradición mitológica más amplia, sin embargo, existen numerosos cuerpos de agua que se asocian con el inframundo.[19]

  • El Estigia es considerado el río más prominente y conocido del inframundo. Es el único río del inframundo mencionado en la Ilíada de Homero,[20] el texto mitológico más temprano, y en tres de los Himnos homéricos.[21] El Estigia no es solo un río del inframundo, sino que en sus aguas inviolables los dioses realizaban juramentos, como la hija de Océano y Tetis.[22] En la tradición tardía también sirve como entrada al inframundo sobre el cual Caronte, el barquero de los muertos, llevaba a los difuntos hacia su interior.[23] Existen varios ríos Estigia en el mundo real, según Heródoto, Estrabón y Plinio se encontraba en Arcadia,[24] mientras que Pausanias localiza uno en Nonacris.[25]
  • El Aqueronte es el río de la miseria o río de la aflicción.[26] Es mencionado en muchas fuentes tempranas de poesía arcaica, aunque es menos prominente y anterior al Estigia. En algunas fuentes mitológicas, Caronte trasladaba a los muertos a través del Aqueronte en lugar del Estigia.[27] En otras fuentes alternativas el Aqueronte es un lago sinónimo del inframundo.[28] Pausanias describe un río llamado Aqueronte en Épiro, Tesprotia, que fluye hasta un lago y converge con el río Cocito, que Pausanias atribuye a la inspiración de Homero para la descripción del inframundo.[29]
  • El Flegetonte es un río de fuego y únicamente se le nombra en una ocasión en la Odisea de Homero, desembocando en el río Aqueronte,[30] y desaparece de las fuentes hasta Platón. Según Platón, este río conduce hasta las profundidades del Tártaro y está asociado con el castigo, en particular, con aquellos que golpean a sus padres y madres. Existía un río o campo con este nombre cerca de Cumas, manteniendo esta asociación de ardiente debido a sus aguas termales,[31] que Estrabón asoció explícitamente al inframundo de Homero.[32]
  • El Cocito es el río de los lamentos. También es descrito solo una vez en la Odisea de Homero, donde se relata que es un afluente del Estigia que fluye hasta el Aqueronte.[30] Según Platón, el Cocito es circular y desemboca en el Tártaro, por lo que está asociado al castigo de los asesinos.[33] También existe un río con este nombre en Tesprotia y Cumas que desemboca en el Aqueronte real.
  • El Lete es el río del olvido, y toma su nombre de Lete, diosa del olvido. En fuentes tardías, una rama de álamo goteando agua del Lete se convirtió en el símbolo de Hipnos, el dios del sueño.[34] Algunas fuentes lo describen como una llanura en lugar de un río.[35]
  • El Océano es el río que envuelve al mundo y, por lo tanto, marca el límite entre el mundo de los vivos y de los muertos.[36]

Habitantes

Hades

El rapto de Perséfone. Perséfone es secuestrada por Hades en su carro. Antikensammlung Berlin.

Hades (Aides, Aidoneus o Haidês), el primogénito de los titanes Crono y Rea; hermano de Zeus, Poseidón, Hera, Deméter y Hestia, es el dios griego del inframundo. Cuando los tres hermanos varones dividieron el mundo entre ellos, Zeus recibió los cielos, Poseidón el mar y Hades el inframundo. Aunque la responsabilidad de Hades era el inframundo, también podía intervenir en la tierra.[37] Sin embargo, es extraño que Hades abandone sus reinos, para los vivos sus intenciones y su personalidad son un misterio.[38] En el arte y en la literatura Hades es representado dignificado y astuto, no como un torturador ni como un demonio,[37] aunque era considerado la antítesis de la vida y era odiado tanto por los dioses como por los hombres; los sacrificios y rezos no le apaciguaban, así que los mortales rara vez lo intentaban.[39] No era considerado el tormento de los difuntos, sino el «Zeus de los muertos» porque era hospitalario con ellos.[40] Debido a su papel como señor del inframundo, era conocido como Zeus Khthonios, «Zeus infernal» o «Zeus del bajo mundo». Aquellos que recibían castigo en el Tártaro eran asignados a otros dioses que buscaban venganza. En la sociedad griega, muchos veían a Hades como el dios menos querido y muchos dioses le tenían aversión; cuando alguien realizaba sacrificios a Hades, era para buscar venganza en un enemigo o para que le ocurriera algo terrible.[41]

Perséfone

Perséfone era la hija de Deméter, la diosa de la agricultura, y de Zeus. Perséfone fue secuestrada por Hades, quien deseaba una esposa. Cuando Perséfone estaba recogiendo flores, se maravilló con un narciso plantado por Gea, para atraerla al inframundo como un favor a Hades, y cuando la recogió la tierra de abrió de pronto.[42] Hades apareció en un carro dorado y sedujo y llevó a Perséfone al inframundo. Cuando Deméter se enteró de que Zeus había permitido a Hades secuestrar a su hija y convertirla en su esposa, Deméter se enfureció con Zeus y dejó de cultivar las tierras. Para tranquilizarla, Zeus pidió a Hades que devolviera a Perséfone a la tierra con su madre. Sin embargo, Perséfone había comido seis semillas de granada en el inframundo, por lo que estaba ligada eternamente al inframundo, ya que las semillas de granada eran sagradas.[43]

Perséfone únicamente podría abandonar el inframundo cuando la tierra estuviera floreciendo o en cada estación excepto el invierno. Perséfone es considerada la mitad perfecta para Hades, ya que su nombre significa «la que atrae la muerte».[44]

Hécate

Hécate estaba asociada al cruce de caminos, entradas, perros, luz, la luna, magia, brujería, conocimiento de hierbas y plantas venenosas y necromancia.[45]

Las Erinias

Orestes perseguido por las Erinias. Obra de Bouguereau, Museo Chrysler.

Las Erinias, también conocidas como las Furias, eran tres diosas asociadas con las almas de los difuntos y los crímenes de venganza contra el orden natural del mundo. Sus nombres eran Alecto, Megera y Tisífone.[46]

Se preocupaban particularmente en los crímenes realizados por hijos contra sus padres como matricidio, parricidio o conductas poco familiares. Producían la locura en el asesino vivo, y si una nación estaba dando asilo al criminal, las Erinias causarían hambre y enfermedades a dicha nación.[46] Las Erinias eran temidas por los vivos, ya que representaban la venganza de la persona que había sido asesinada por el delincuente.[47] A menudo los griegos realizaban «libaciones apaciguadoras» a las Erinias para tranquilizarlas y que no invocaran su furia, por lo que eran las deidades que más libaciones y sacrificios recibían de todo el inframundo.[48] Las Erinias se representaban como mujeres feas y aladas con serpientes entre sus cuerpos.[46]

Hermes

Aunque Hermes no reside en el inframundo y generalmente no se le asocia con él, era el encargado de guiar el alma de los difuntos hacia el inframundo. En este sentido, era conocido como Hermes Psicopompos y con su vara dorada era capaz de guiarlos hacia su nuevo hogar. Algunos incluso lo convocaban para asistir en su camino o para tener muertes sin dolor.[49]

Jueces del inframundo

La primera región del Hades comprendía los Campos de Asfódelos, descritos en la Odisea XI, donde las almas de los héroes vagaban abatidas entre espíritus menores. Hermes conducía a los muertos ante un tribunal formado por Minos (rey de Creta), Éaco (rey de Egina) y el hermano de Minos, Radamantis.[50]

Minos, Radamantis y Éaco eran los jueces de los difuntos, juzgaban las necesidades de los muertos y promulgaban leyes que gobernasen el inframundo. Éaco era el guardián de las llaves del inframundo y juzgaba a los humanos europeos, Radamantis era señor de los Campos Elíseos y juzgaba a los humanos de Asia, mientras que Minos tenía el voto decisivo.[51] Cuando la sentencia se conocía, las almas ni virtuosas ni malvadas volvían a los Campos de Asfódelos, las impías o malas eran enviadas al camino del tenebroso Tártaro, y las heroicas o benditas iban al Elíseo.[50]

Caronte

«Caronte», ilustración de Gustave Doré para La divina comedia de Dante.

Caronte es el barquero que, tras recibir las almas de Hermes, los guiaba a través de los ríos Estigia y/o Aqueronte hacia el inframundo. En los funerales, los muertos tradicionalmente albergaba un óbolo (moneda) situada sobre su ojo o bajo su lengua para poder pagar a Caronte en su viaje. En caso contrario, se vagaba por las costas durante un siglo hasta que se les permitía atravesar el río.[52] Para los etruscos, Caronte era considerado un ser aterrador, tenía una nariz aguileña y un martillo, barbudo y grandes orejas con dientes.[53] En otras descripciones griegas tempranas, Caronte era considerado un hombre barbudo y feo con un sombrero cónico y túnica. Más tarde, en el folclore griego moderno, era considerado un ser angelical, como el arcángel Miguel. No obstante, Caronte fue considerado un ser terrible, ya que su misión era trasladar las almas al inframundo y nadie podía persuadirlo de lo contrario.[54]

Cerbero

Hades es el dios del inframundo y su perro Cerbero custodiaba su entrada. Museo Arqueológico de Heraclión.

Cerbero, también conocido como el perro del infierno, era el can de tres cabezas de Hades, incluso algunas descripciones describen su cola con cabeza de serpiente y más cabezas de serpiente en su espalda y en su melena. Nacido de la unión de Equidna y Tifón, Cerbero guardaba la puerta de entrada al inframundo. El deber de Cerbero era prevenir que los difuntos abandonaran el inframundo y, además, vigilaba que ninguna persona viva entrara al Hades.[55]. Heracles consiguió sacar a Cerbero del inframundo como parte de sus doce trabajos, mientras que Orfeo consiguió dormirlo con su música.[56] Según la Suda, los antiguos griegos emplazaban un pastel de miel (μελιτοῦττα) con los difuntos para que se la dieran a Cerbero.[57]

Tánatos

Tánatos es la personificación de la muerte. Representa la muerte no violenta en contraste con sus hermanas las Keres, espíritus de las enfermedades y asesinatos.[58]

Hipnos

Hipnos es la personificación del sueño y hermano gemelo de Tánatos. Su cueva es descrita como impenetrable por la luz tanto solar como lunar y estaba rodeada amapolas y otras flores hipnóticas. El río Lete también discurría en el interior de la cueva y su murmullo inducía al sueño.[59]

Melínoe

Melínoe es una ninfa ctónica, hija de Perséfone, invocada en uno de los Himnos órficos y causante de las pesadillas y de la locura.[60] Podría ser también la figura nombrada en algunas inscripciones de Anatolia,[61] ya que aparece en una tabla de bronce asociada a Perséfone.[62] Los himnos, de fecha incierta, probablemente compuestos en el siglo II o III, son textos litúrgicos de una religión mistérica conocida como orfismo. En el himno, Melínoe tiene características que parecen similares a Hécate y las Erinias, y su nombre a veces se la relaciona como un epíteto de Hécate. Los términos en los que Melínoe es descrita son típicos de las diosas lunares en la poesía griega.[63]

Otros seres

Algunos personajes menores también se encontraban en el inframundo como Nix, la diosa de la noche e hija de Caos; Tártaro, el dios que personificaba también el mismo lugar; Estigia, la diosa del río homónimo de la que apenas se sabe nada, aunque es aliada de Zeus y habita el inframundo; Eurínomos, uno de los demonios del inframundo que se alimenta de cadáveres, dejando únicamente los huesos; y Zagreo, considerado por algunos autores antiguos como un dios del inframundo.[64]

Mitos en que aparece

El decimosegundo y último de los doce trabajos de Heracles fue capturar a Cerbero, el guardián del Hades, y llevarlo ante Euristeo, para quien realizaba los trabajos como castigo por asesinar a su esposa e hijos.[65]

El argonauta Orfeo, un músico de renombre, perdió a su prometida, Eurídice, quien fue mordida por una serpiente durante su boda. Orfeo descendió al Inframundo y consiguió evadir a Cerbero y Caronte encantándolos con la música de su lira para implorar a Hades y Perséfone que le devolvieran a su mujer. Hades sintió lástima por él y le permitió recuperarla con la condición de volver al mundo mortal sin mirar hacia atrás; cuando Orfeo vio un destello el cual lo confundíó con la luz de la superficie y este emocionado miró hacia atrás y en ese momento su prometida se convirtió en piedra.[66]

Difuntos

En el inframundo griego, las almas de los difuntos seguían existiendo, pero eran insustanciales y vagaban sin ninguna motivación.[67] Los difuntos en el inframundo homérico carecen de menos o fuerza, y por lo tanto no influyen en los vivos. Asimismo no poseen phrenes o sentido común, por lo que ignoran todo lo que les rodea y la tierra sobre ellos.[68] Sus vidas en el inframundo son neutrales, todos los estatus sociales y cargos políticos desaparecen y nadie puede beneficiarse de su vida anterior en el inframundo.[51]

La idea de progreso no existía en el inframundo griego, en el momento del fallecimiento, la psique se congelaba, tanto en experiencia como en apariencia. Las almas del inframundo no envejecían ni cambiaban de ninguna manera, de hecho, su apariencia era la misma que en su fallecimiento,[69] si alguien moría en batalla, iría eternamente cubierto de sangre en el inframundo, mientras que si habían fallecido pacíficamente, se mantendrían de esa manera.[70]

En definitiva, los difuntos griegos eran considerados irritables y desagradables, pero no peligrosos ni malignos. Podían enojarse si sentían una presencia hostil cerca de sus tumbas y se les proporcionaban ofrendas para apaciguarlos y no enfadarlos.[71] La mayoría ofrecían ofrendas de sangre porque necesitaban la esencia de la vida para comunicarse y tener conciencia de nuevo.[51] Este hecho es mostrado en la Odisea de Homero, cuando Odiseo ofrece sangre de oveja para interactuar con las almas. En el inframundo, los difuntos pasaban el tiempo con simples juegos, ya que se han encontrado algunos dados y juegos de mesa en tumbas.[72] Asimismo, los vivos dejaban ropas, joyas y comida,[69] aunque no existía un consenso general sobre si los muertos podían consumir alimentos o no. Por ejemplo, Homero relata que los difuntos no pueden beber ni comer, a excepción de que hayan sido convocados; sin embargo, algunos relieves representan el inframundo celebrando grandes fiestas.[72] Aunque no está completamente claro, se sobreentendía que los difuntos podían tener relaciones sexuales sin procrear. Los griegos también creían que se podía contraer matrimonio en el inframundo.[73]

Luciano de Samósata describe los difuntos del inframundo como simples esqueletos, sin poder distinguirse unos de otros, por lo que es imposible conocer quien era rico o importante en el mundo de los vivos.[74] Sin embargo, esta visión del inframundo no era universal, ya que Homero representa a los difuntos con sus rostros conocidos.

El Hades carecía del concepto del tiempo, los muertos tienen conocimiento del pasado y del futuro, y en poemas que describen a los héroes griegos, los difuntos ayudan a avanzar la trama de la historia profetizando y relatando verdades desconocidas para el héroe. La única manera que tenían los humanos de comunicarse con los muertos era suspender el tiempo y sus vidas normales para alcanzar el Hades.[69]

Véase también

Referencias

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Bibliografía

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Enlaces externos

  • Odisea: XI: Odiseo en el Hades; texto español en Wikisource.
  • PLATÓN: Gorgias (Γοργίας).
    • 523a - 524a: sobre el infierno.
      • Texto inglés con índice electrónico en el Proyecto Perseus. En la parte superior derecha se encuentran los rótulos activos "focus" (para cambiar al texto griego) y "load" (para el texto bilingüe).
      • Texto francés en el sitio de Philippe Remacle: trad. de Victor Cousin; ed. de 1826, en París. Cada número en azul es rótulo activo que sirve para cambiar al griego.
        • Texto griego en el mismo sitio. Cada número en azul es rótulo activo que sirve para cambiar al francés.
          • Philippe Remacle (1944 - 2011): helenista y latinista belga de expresión francesa.
  • LAMB, Charles: The Adventures of Ulysses (Las aventuras de Ulises), Chapman & Hall, 1808; en inglés.
    • Reproducción, en facsímil electrónico, en el sitio del Internet Archive.
      • II: La casa de Circe – Hombres trocados en bestias – El viaje al Infierno o La morada de los muertos – El banquete de los muertos.
  • HARRISON, Jane Ellen: Myths of the Odyssey in Art and Literature (Mitos de la Odisea en el arte y en la literatura), 1882.
    • Reproducción, en facsímil electrónico, en el sitio del Internet Archive; en inglés.
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