Marxismo y religión

El filósofo alemán del siglo XIX Karl Marx, fundador y principal teórico del marxismo, veía la religión como "el suspiro de la criatura oprimida, el corazón de un mundo sin corazón, el espíritu de una situación carente de espíritu" o el "opio del pueblo". Según Marx, la religión en este mundo de explotación es una expresión de angustia y al mismo tiempo es también una protesta contra la angustia real. En otras palabras, la religión continúa sobreviviendo debido a las opresivas condiciones sociales. Cuando se destruya esta condición de opresión y explotación, la religión se volverá innecesaria. Al mismo tiempo, Marx vio la religión como una forma de protesta de las clases trabajadoras contra sus malas condiciones económicas y su alienación.[1]

Caricatura de 1910 que muestra al murciélago vampiro del "capitalismo", la "política de partidos" y la "hipocresía religiosa" chupando la sangre del obrero con una figura angelical en el fondo representando el "socialismo".

Así, la religión siempre es una concepción de ideas políticas que tienden a reafirmar la estructura económica existente. Esto revela el porqué de la referencia a un opiáceo: la religión no se considera una forma de degradación intelectual ni tampoco una mera ilusión generada por las clases dominantes (interpretación no marxista que suprimiría la idea que este tenía de la ideología, esto es, la ilusión de universalidad dentro de cada clase), sino que la religión es, por el contrario, el anestésico necesario de la sociedad entera frente a la alienación social y de las clases oprimidas frente a sus condiciones materiales de existencia.

Desde el marxismo, la religión es vista como una realidad social e histórica y es una de las tantas formas ideológicas en cuanto, producción de ideas, conciencia, representaciones, y en este caso específico, de producción espiritual de los pueblos. Todas estas producciones obedecen a la producción que surge de lo material y las consecuentes relaciones sociales. En este sentido, como religión, el catolicismo, dependiendo las circunstancias históricas, asume un rol fundamental en la sociedad.[2][3]

En la interpretación marxista-leninista, todas las religiones e iglesias modernas son consideradas como "órganos de reacción burguesa" utilizados para "la explotación y estupefacción de la clase trabajadora". Varios gobiernos marxistas-leninistas en el siglo XX, como la Unión Soviética después de Vladimir Lenin y la República Popular de China bajo Mao Zedong, implementaron reglas que introdujeron el ateísmo estatal.

Algunos eruditos marxistas han clasificado los puntos de vista de Marx como adherentes al posteísmo, una posición filosófica que considera la adoración de deidades como una etapa eventualmente obsoleta, pero temporalmente necesaria, en el desarrollo espiritual histórico de la humanidad.[4]

Teóricos políticos marxistas y revolucionarios de la religión

Karl Marx y Friedrich Engels

Las opiniones religiosas de Karl Marx han sido objeto de muchas interpretaciones. Marx realiza la crítica religiosa de la economía a través de la doctrina del fetichismo.[5] Escribió en cuanto a la alienación religiosa en la Crítica de la filosofía del derecho de Hegel:

Pero el hombre no es algo abstracto, un ser alejado del mundo. Quien dice: "el hombre", dice el mundo del hombre: Estado, Sociedad. Este Estado, esta Sociedad produce la religión, una conciencia subvertida del mundo, porque ella es un mundo subvertido. [...] Es la realización fantástica del ser humano, porque el ser humano no tiene una verdadera realidad. La guerra contra la religión es, entonces, directamente, la lucha contra aquel mundo, cuyo aroma moral es la religión. La miseria religiosa es, por una parte la expresión de la miseria real y, por la otra, la protesta contra la miseria real. La religión es el suspiro de la criatura oprimida, el corazón de un mundo sin corazón, así como es el espíritu de una situación carente de espíritu. Es el opio del pueblo.

Siguiendo a Ludwig Feuerbach, Marx sostiene que «el fundamento de la crítica irreligiosa es: el ser humano hace la religión; la religión no hace al hombre». Por su parte, Friedrich Engels dijo lo siguiente de la religión:

Estas diversas ideas falsas acerca de la naturaleza, el carácter del hombre mismo, los espíritus, las fuerzas mágicas, etc., se basan siempre en factores económicos de aspecto negativo; el incipiente desarrollo económico del período prehistórico tiene, por complemento, y también en parte por condición, e incluso por causa, las falsas ideas acerca de la naturaleza.[6]

Para Engels la moral es una ideología para mantener a raya al pueblo, siendo la religión el recurso más importante. La moral siempre fue "una moral de clase; o bien justificaba el dominio y los intereses de la clase dominante, o bien, en cuanto que la clase oprimida se hizo lo suficientemente fuerte, representó la irritación de los oprimidos contra aquel dominio y los intereses de dichos oprimidos, orientados al futuro”.[7] En sus análisis antropológicos, Engels señala: "Es curioso ver en los llamados pueblos primitivos cómo surgió la concepción de la santidad. Lo que es originalmente sagrado es lo que hemos tomado del reino animal, lo bestial; Las "leyes humanas" son tan abominables en relación a esto como lo son en el evangelio a la ley divina."[8]

Sin embargo, me temo mucho que ni la estupidez religiosa del burgués británico ni la conversión post festum del burgués continental, consigan poner un dique a la creciente marea proletaria. La tradición es una gran fuerza de freno; es la vis inertiae de la historia. Pero es una fuerza meramente pasiva; por eso tiene necesariamente que sucumbir. De aquí que tampoco la religión pueda servir a la larga de muralla protectora de la sociedad capitalista. Si nuestras ideas jurídicas, filosóficas y religiosas no son más que los brotes más próximos o más remotos de las condiciones económicas imperantes en una sociedad dada, a la larga estas ideas no pueden mantenerse cuando han cambiado completamente aquellas condiciones. Una de dos: o creemos en una revelación sobrenatural, o tenemos que reconocer que no hay dogma religioso capaz de apuntalar una sociedad que se derrumba.[9]

Con la excepción de su tesis doctoral Diferencia entre la filosofía de la naturaleza de Demócrito y la de Epicuro, en donde adresa los argumentos tradicionales para la existencia de Dios, la crítica de la religión en Marx es, más que una defensa del ateísmo materialista, una crítica de la sociedad, la cual usa la religión para reafirmar la estructura económica existente.[10] En la metáfora del opio, la religión es, en lugar de un estupefaciente o alucinógeno, un analgésico o anestésico necesario de las clases oprimidas frente a sus condiciones materiales de existencia a la clase dominante.

Feuerbach no ve, por tanto, que el "sentimiento religioso" es también un producto social y que el individuo abstracto que él analiza pertenece, en realidad, a una determinada forma de sociedad.
Karl Marx (1845) Tesis sobre Feuerbach. Tesis VII.

Algunos estudios recientes han sugerido que el "opio del pueblo" es en sí mismo una metáfora dialéctica, una "protesta" y una "expresión" de sufrimiento.[11][12] Marx no se opuso a la vida "espiritual" y pensó que era necesaria. En el "Salario del trabajo" de los Manuscritos económicos y filosóficos de 1844, Marx escribió: "Para desarrollarse en una mayor libertad espiritual, un pueblo debe romper la esclavitud de sus necesidades corporales, debe dejar de ser esclavo del cuerpo. Deben, sobre todo, disponer de tiempo para la actividad creativa espiritual y el disfrute espiritual".[13] Según Howard Zinn, "[esto] nos ayuda a comprender el atractivo masivo de los charlatanes religiosos de la pantalla de televisión, así como el trabajo de la Teología de la Liberación para unir la conmoción de la religión a la energía de los movimientos revolucionarios en países miserablemente pobres".[14]

El comunismo empieza en seguida con el ateísmo (Owen), el ateísmo inicialmente está aún muy lejos de ser comunismo, porque aquel ateísmo es aún más bien una abstracción... La filantropía del ateísmo es, por esto, en primer lugar, solamente una filantropía filosófica abstracta, la del comunismo es inmediatamente real y directamente tendida hacia la acción. [...] El ateísmo, en cuanto negación de esta carencia de esencialidad, carece ya totalmente de sentido, pues el ateísmo es una negación de Dios y afirma, mediante esta negación, la existencia del hombre; pero el socialismo, en cuanto socialismo, no necesita ya de tal mediación; él comienza con la conciencia sensible, teórica y práctica, del hombre y la naturaleza como esencia. Es autoconciencia positiva del hombre, no mediada ya por la superación de la Religión, del mismo modo que la vida real es la realidad positiva del hombre, no mediada ya por la superación de la propiedad privada, el comunismo. El comunismo es la posición como negación de la negación, y por eso el momento real necesario, en la evolución histórica inmediata, de la emancipación y recuperación humana.
Karl Marx (1844) Manuscritos económicos y filosóficos de 1844. Tercer Manuscrito, Propiedad privada y comunismo.

Así, dado que la religión y la sociedad se relacionaron esencialmente tomando la crítica de la religión un papel central en Marx, "la crítica de la religión es el requisito previo de toda crítica".[15] Superar la quimera religiosa, sin embargo, requiere no sólo la crítica teórica, sino también el cambio material en esa vida que la religión, como "suspiro de la criatura oprimida". Mientras que la revolución francesa declaró la diosa razón como ser supremo, Marx expresó que «la crítica de la religión desemboca en la doctrina de que el ser humano es el ser supremo para el ser humano», es decir, que el ser humano mismo es "el criterio" de la crítica filosófica, al que llama su imperativo categórico de subvenir a todas las relacionas en las cuales el hombre es un ser envilecido, humillado, abandonado, despreciado".[16]

Denys Turner argumenta que los puntos de vista de Marx son adherentes al posteísmo, una posición filosófica que considera la adoración de deidades como una etapa eventualmente obsoleta, pero temporalmente necesaria, en el desarrollo espiritual histórico de la humanidad.[4] En una entrevista del Chicago Tribune en 1879, Marx declaró “que las medidas violentas contra la religión son una tontería" pero "a medida que crece el socialismo, la religión desaparecerá" mediante "el desarrollo social, en el que la educación debe jugar un papel”.[17]

Vladimir Lenin

Por su parte, Vladimir Lenin expresaba así en Actitud del partido obrero hacia la religión que «este aforismo de Marx es la piedra angular de toda la ideología marxista sobre religión. Todas las religiones e iglesias modernas y las organizaciones religiosas son consideradas por el marxismo como órganos de la burguesía reaccionaria, usados para preservar la explotación y la estupefacción de la clase trabajadora».[18] Lenin dijo «cada idea religiosa y cada idea de Dios es vileza indescriptible [...] del tipo más peligroso, 'contagio' de la clase más abominable. Millones de pecados, acciones asquerosas, actos de violencia y contagios biológicos [...] son por lejos menos peligrosos que la sutil y espiritual idea de Dios ataviado de los más inteligentes disfraces ideológicos».[19]

No obstante, Lenin permitió a los cristianos y otras personas religiosas en el Partido Bolchevique. Aunque crítico de la religión, Lenin también se propuso específicamente no incluirlo en Nuestro programa o en sus objetivos ideológicos, argumentando:

Pero bajo ninguna circunstancia debemos caer en el error de plantear la cuestión religiosa de forma abstracta, idealista, como una cuestión "intelectual" ajena a la lucha de clases, como no pocas veces hacen los demócratas radicales de la burguesía. Sería estúpido pensar que, en una sociedad basada en la opresión interminable y el endurecimiento de las masas obreras, los prejuicios religiosos podrían disiparse mediante métodos puramente propagandísticos. Sería una estrechez de miras burguesa olvidar que el yugo de la religión que pesa sobre la humanidad es meramente producto y reflejo del yugo económico dentro de la sociedad. Ningún número de panfletos y ninguna cantidad de predicación pueden iluminar al proletariado, si no es iluminado por su propia lucha contra las fuerzas oscuras del capitalismo. La unidad en esta lucha realmente revolucionaria de la clase oprimida por la creación de un paraíso en la tierra es más importante para nosotros que la unidad de opinión proletaria sobre el paraíso en el cielo.

[...]

El proletariado revolucionario logrará hacer de la religión un asunto realmente privado, en lo que respecta al Estado. Y en este sistema político, limpio de moho medieval, el proletariado librará una lucha amplia y abierta por la eliminación de la esclavitud económica, la verdadera fuente de la patraña religiosa de la humanidad.[20]

Nikolai Bukharin y Evgenii Preobrazhensky

En su influyente libro El ABC del comunismo, Nikolai Bukharin y Evgenii Preobrazhensky se pronunciaron fuertemente en contra de la religión, escribiendo que "el comunismo es incompatible con la fe religiosa".[21] Sin embargo, se le dio importancia al secularismo y la no violencia hacia los religiosos:

Pero la campaña contra el atraso de las masas en este asunto de religión, debe llevarse a cabo con paciencia y consideración, así como con energía y perseverancia. La multitud crédula es extremadamente sensible a cualquier cosa que hiera sus sentimientos. Impulsar el ateísmo sobre las masas, y en conjunción con ello interferir por la fuerza con las prácticas religiosas y burlarse de los objetos de reverencia popular, no ayudaría pero obstaculizaría la campaña contra la religión. Si la iglesia fuera perseguida, ganaría la simpatía de las masas, porque la persecución les recordaría los días casi olvidados cuando existía una asociación entre la religión y la defensa de la libertad nacional; fortalecería el movimiento antisemita; y en general movilizaría todos los vestigios de una ideología que ya empieza a extinguirse.[21]

Anatoly Lunacharsky

La construcción de Dios fue una idea propuesta por algunos de los primeros marxistas prominentes de la facción bolchevique del Partido Laborista Socialdemócrata Ruso como Anatoly Lunacharsky. Inspirado por la "religión de la humanidad" de Ludwig Feuerbach, tuvo algún precedente en la Revolución Francesa con el "culto a la razón". La idea proponía que, en lugar de la abolición de la religión, debería haber un contexto meta-religioso en el que las religiones fueran vistas principalmente en términos del efecto psicológico y social del ritual, el mito y el simbolismo en un intento de aprovechar esta fuerza para la promoción. Los objetivos comunistas, tanto creando nuevos rituales y simbolismos como reinterpretando el ritual y el simbolismo existentes en un contexto socialista. En contraste con el ateísmo de Lenin, los Constructores de Dios adoptaron una posición oficial de agnosticismo.[22]

Rosa Luxemburgo y Antonio Gramsci

Rosa Luxemburgo aunque era atea, en sus escritos, no atacó tanto a la religión como tal, sino más bien a las políticas y programas reaccionarios de la Iglesia, en nombre de su propia tradición. En su ensayo El socialismo y las iglesias (1905), insistió en que los socialistas modernos son más leales a los principios originales del cristianismo, que el clero y las jerarquías cristianas de hoy.[23] Asimismo Antonio Gramsci (1891-1937) destacó las divisiones de clase dentro de la iglesia y afirmó que hay un catolicismo para los campesinos, uno para la pequeña burguesía y trabajadores urbanos, uno para la mujer, y un catolicismo para intelectuales.[24]

Gerald A. Cohen

El marxista analítico Gerald A. Cohen, en su conferencia El opio del pueblo. Dios en Hegel, Feuerbach y Marx[25] señala que existe un malentendido comprensible ya que "se cree erróneamente que lo que [Marx] dijo es algo así como que los sacerdotes inventan la religión para acallar a las masas que sufren y, por tanto, que son potencialmente rebeldes", esta interpretación se agrava si se entiende además que son las clases gobernantes las que nombran a los sacerdotes para llevar a cabo su "misión analgésica". Para Cohen no son los sacerdotes quienes inventan la religión "es más bien la gente la que crea la religión que acaba por ser su opio. [...] La gente necesita la religión porque habita en un valle de lágrimas". Podría ser bueno para las clases dirigentes que el pueblo sea religioso pero la frase de Marx no dice eso. Según Cohen:

La religión es el sueño de un mundo mejor que vendrá cuando el pueblo se dé cuenta de lo que es la religión. Mostramos a la criatura oprimida lo que significan sus suspiros y entonces y como consecuencia de ello se producirá la revolución. La abolición de la religión trae consigo la liberación humana. La religión es la exigencia para, la promesa de y el obstáculo a esa liberación.[26]

En los Estados marxista-leninistas

Religión en la Unión soviética

La Unión Soviética era un Estado ateo[27][28][29] en el que la religión estaba en gran medida desalentada y, en ocasiones, intensamente perseguida.[30] Según varias fuentes soviéticas y occidentales, más de un tercio de la población del país todavía profesaba creencias religiosas (el cristianismo y el islam tenían la mayor cantidad de creyentes). Los cristianos pertenecían a varias iglesias: la ortodoxa, que tenía el mayor número de seguidores; Católico ; y bautistas y otras denominaciones protestantes. La mayoría de los fieles islámicos eran sunitas (con una notable minoría chií, principalmente en Azerbaiyán), mientras que el judaísmo también tenía muchos seguidores. Otras religiones, que fueron practicadas por un número relativamente pequeño de creyentes, incluyeron el budismo y el chamanismo. Después de 1941 en la era de Stalin, la persecución religiosa se redujo considerablemente. Para reunir el apoyo de las masas durante la Segunda Guerra Mundial, el gobierno de Stalin reabrió miles de templos y extinguió la Sociedad de los Sin Dios. La propaganda atea regresó en menor medida durante el gobierno de Khrushchev y continuó de una manera menos estricta durante los años de Brezhnev.[cita requerida]

El papel de la religión en la vida cotidiana de los ciudadanos soviéticos variaba enormemente, pero dos tercios de la población soviética eran irreligiosos. Aproximadamente la mitad de la población, incluidos miembros del gobernante Partido Comunista y funcionarios gubernamentales de alto nivel, profesaban el ateísmo. Para la mayoría de los ciudadanos soviéticos, la religión parecía irrelevante. Antes de su colapso a fines de 1991, las cifras oficiales sobre religión en la Unión Soviética no estaban disponibles. El ateísmo de Estado en la Unión Soviética se conocía como gosateizm.[31]

Albania fue declarada un estado ateo por Enver Hoxha.[32] La religión en Albania estaba subordinada a los intereses del nacionalismo durante los períodos de renacimiento nacional, cuando se la identificaba como una depredación extranjera de la cultura albanesa. A finales del siglo XIX y también cuando Albania se convirtió en un estado, se suprimieron las religiones para unificar mejor a los albaneses. Este nacionalismo también se utilizó para justificar la postura comunista del ateísmo estatal entre 1967 y 1991.[33] Esta política se aplicó y se sintió principalmente dentro de las fronteras del actual estado albanés, produciendo una mayoría no religiosa en la población.[cita requerida]

La República Popular de China se estableció en 1949 y durante gran parte de su historia temprana mantuvo una actitud hostil hacia la religión que se consideraba emblemática del feudalismo y el colonialismo extranjero. Las casas de culto, incluidos los templos, mezquitas e iglesias, se convirtieron en edificios no religiosos para uso secular. Sin embargo, esta actitud se relajó considerablemente a fines de la década de 1970 con el fin de la Revolución Cultural.[cita requerida] La Constitución de 1978 de la República Popular China garantizó la "libertad de religión" con una serie de restricciones.[cita requerida] Desde mediados de la década de 1990, ha habido un programa masivo para reconstruir los templos budistas y taoístas que fueron destruidos en la Revolución Cultural.[cita requerida] Sin embargo, el Partido Comunista de China sigue siendo explícitamente ateo y la religión está fuertemente regulada, con solo iglesias, mezquitas y templos operados por el estado que se permiten para el culto.[cita requerida]

Kampuchea Democrática

Pol Pot, líder del régimen de los Jemeres Rojos, suprimió la religión budista de Camboya cuando los monjes fueron destituidos; los templos y artefactos, incluidas las estatuas de Buda, fueron destruidos; y las personas que rezaban o expresaban otros sentimientos religiosos a menudo eran asesinadas. Las comunidades cristiana y musulmana también se encuentran entre las más perseguidas. La catedral católica de Phnom Penh fue arrasada. Los jemeres rojos obligaron a los musulmanes a comer carne de cerdo, que consideran una abominación. Muchos de los que se negaron fueron asesinados. El clero cristiano y los imanes musulmanes fueron ejecutados.[34][35]

Después del derrocamiento de los Jemeres Rojos, se estableció un estado socialista que reflejaba más los valores compartidos por Vietnam y los aliados de la Unión Soviética. La opresión de los grupos religiosos terminó casi por completo y las relaciones entre los grupos religiosos y la República Popular de Kampuchea fueron mucho más neutrales durante su existencia hasta la restauración de la monarquía una década más tarde.[cita requerida]

Religión en Laos

En contraste con la brutal represión de la sangha llevada a cabo en Camboya, el gobierno comunista de Laos no ha tratado de oponerse o reprimir el budismo en Laos en gran medida, sino que desde los primeros días del Pathet Lao los funcionarios comunistas han tratado de utilizar la influencia y respeto otorgado al clero budista para lograr objetivos políticos mientras se desalientan las prácticas religiosas consideradas perjudiciales para los objetivos marxistas.[36]

Desde finales de la década de 1950, los miembros del Pathet Lao buscaron fomentar el apoyo a la causa comunista alineando a los miembros de la sangha Lao con la oposición comunista.[36] Aunque resistido por el Gobierno Real de Laos, estos esfuerzos tuvieron bastante éxito y dieron como resultado un mayor apoyo para el Pathet Lao, particularmente en las comunidades rurales.[36]

Religión en la República Socialista de Rumania

Durante su era socialista, el gobierno rumano ejerció un control significativo sobre la Iglesia Ortodoxa y supervisó de cerca la actividad religiosa, además de promover el ateísmo entre la población.[37] Los sacerdotes disidentes fueron censurados, arrestados, deportados y / o destituidos, pero la Iglesia Ortodoxa en su conjunto accedió a las demandas del gobierno y recibió su apoyo. A diferencia de otros estados del bloque oriental donde el clero se vio obligado a depender de donaciones o salarios de subsistencia, el clero ortodoxo en Rumania recibió un salario equivalente al promedio recibido por la población en general y recibió importantes subsidios estatales para la reconstrucción de las iglesias destruidas en la guerra.[38] A partir de la década de 1960, el estado utilizó a funcionarios religiosos de la Iglesia Ortodoxa como embajadores en Occidente, entablando un diálogo con organizaciones religiosas en el Reino Unido.[39] Esta actitud relativamente favorable hacia la iglesia continuó hasta la muerte del patriarca Justiniano de Rumania en 1977, momento en el que el estado inició una nueva campaña anti-iglesia, comprometiéndose en proyectos de renovación urbana que implicaron la destrucción de iglesias.[40]

Religión en Corea del Norte

Religión en Corea del Norte[41]
     No creyentes (64%)      Chamanismo coreano (16%)      Cheondoísmo (13%)      Budismo (4%)      Cristianismo (1%)
No se conocen estadísticas oficiales de las religiones en Corea del Norte. Corea del Norte es un estado laico, donde la religión pública es desalentada.[42] Basados en las estimaciones desde finales de los años 1990[43] y los años 2000,[41][44] Corea del Norte es en su mayoría atea y agnóstica, con la vida religiosa por las tradiciones del chamanismo coreano y el cheondoísmo. Hay pequeñas comunidades budistas y cristianas. El cheondoísmo que está representado en la política por el Partido de los Amigos Jóvenes del Camino Celestial,[45] y es considerado por el gobierno como la “religión nacional” de Corea[46] debido a su identidad como minjung (popular)[47] y el movimiento “revolucionario antiimperialista”.[45]

Comunismo y religiones abrahámicas

Comunismo y cristianismo

 En El Manifiesto Comunista, Karl Marx y Friedrich Engels escribieron: "Nada es más fácil que darle al ascetismo cristiano un tinte socialista. ¿No ha declarado el cristianismo contra la propiedad privada, contra el matrimonio, contra el Estado? ¿No ha predicado en su lugar la caridad y la pobreza, el celibato y la mortificación de la carne, la vida monástica y la Madre Iglesia? El socialismo cristiano no es más que el agua bendita con la que el sacerdote consagra el ardor del corazón del aristócrata".[48] En Del socialismo utópico al socialismo científico, Engels trazó una cierta analogía entre el tipo de comunalismo utópico de algunas de las primeras comunidades cristianas y el movimiento comunista moderno, el movimiento científico comunista que representa al proletariado en esta era y su transformación histórica mundial de la sociedad. Engels notó tanto ciertas similitudes como ciertos contrastes.[49]

Hay quienes ven que la Iglesia cristiana primitiva, como la que se describe en los Hechos de los Apóstoles, fue una forma temprana de comunismo y socialismo religioso. La opinión es que el comunismo fue solo cristianismo en la práctica y Jesús como el primer comunista.[50] Este vínculo se destacó en uno de los primeros escritos de Marx que decía que "como Cristo es el intermediario a quien el hombre descarga toda su divinidad, todos sus lazos religiosos, así el Estado es el mediador al que transfiere toda su impiedad, todo su libertad humana".[50] Además, Thomas Müntzer dirigió un gran movimiento comunista anabautista durante la Guerra de los Campesinos Alemanes que Friedrich Engels analizó en Las guerras campesinas en Alemania. El espíritu marxista que apunta a la unidad refleja la enseñanza universalista cristiana de que la humanidad es una y que solo hay un dios que no discrimina entre las personas. [51] Tristram Hunt atribuye una convicción religiosa a Engels.[52]

El comunismo cristiano puede verse como una forma radical de socialismo cristiano. Es una teoría teológica y política basada en el punto de vista de que las enseñanzas de Jesucristo obligan a los cristianos a apoyar el comunismo como el sistema social ideal. Aunque no existe un acuerdo universal sobre la fecha exacta en que se fundó el comunismo cristiano, muchos comunistas cristianos afirman que la evidencia de la Biblia sugiere que los primeros cristianos, incluidos los Apóstoles, crearon su propia pequeña sociedad comunista en los años posteriores a la muerte y resurrección de Jesús. Los defensores del comunismo cristiano argumentan que fue enseñado por Jesús y practicado por los mismos Apóstoles.[50][53]

El comunismo contemporáneo, incluido el comunismo cristiano contemporáneo, debe mucho al pensamiento marxista, en particular a la economía marxista. Si bien no todos los comunistas están completamente de acuerdo con el marxismo, los comunistas comparten la crítica marxista del capitalismo. El marxismo incluye un conjunto complejo de puntos de vista que cubren varios campos diferentes del conocimiento humano y uno puede distinguir fácilmente entre la filosofía marxista, la sociología marxista y la economía marxista. La sociología marxista y la economía marxista no tienen conexión con cuestiones religiosas y no hacen afirmaciones sobre tales cosas. Por otro lado, la filosofía marxista es famosa por su atea, aunque algunos eruditos marxistas, tanto cristianos como no cristianos, han insistido en que la filosofía marxista y la filosofía de Marx y Engels son significativamente diferentes entre sí y que esta diferencia necesita ser reconocida. En particular, José Porfirio Miranda encontró que Marx y Engels se oponían consistentemente al materialismo determinista y simpatizaban ampliamente con el cristianismo y con el texto de la Biblia, aunque no creían en una deidad sobrenatural.[54]

Teología de la liberación

En las décadas de 1950 y 1960, la teología de la liberación fue la praxis política de teólogos latinoamericanos, como Gustavo Gutiérrez de Perú, Leonardo Boff de Brasil, Juan Luis Segundo de Uruguay y Jon Sobrino de España, quienes popularizaron la frase "Opción preferencial por los pobres". Si bien la teología de la liberación fue más influyente en América Latina, también se ha desarrollado en otras partes del mundo, como la teología negra en los Estados Unidos y Sudáfrica, la teología de la liberación palestina, la teología dalit en India y la teología Minjung en Corea del Sur. La teología de la liberación, que consiste en una síntesis de la teología cristiana y los análisis socioeconómicos marxistas, enfatiza la preocupación social por los pobres y aboga por la liberación de los pueblos oprimidos. Además de ser una cuestión teológica, la teología de la liberación a menudo estaba ligada a la práctica política concreta.[55]

Comunismo e Islam

Desde la década de 1940 hasta la de 1960, comunistas, socialistas e islamistas a veces unieron fuerzas para oponerse al colonialismo y buscar la independencia nacional. El Partido comunista Tudeh de Irán se alió con los islamistas en su rebelión finalmente exitosa contra el Shah Pahlavi en 1979, aunque después de que el Sha fue derrocado, los islamistas se volvieron contra sus antiguos aliados. El Mujahedin del Pueblo de Irán, un partido político exiliado que se opone a la República Islámica, una vez defendió los ideales comunistas, pero desde entonces los ha abandonado. [56]

El filósofo comunista Mir-Said (Mirza) Sultan-Galiev, protegido de Iósif Stalin en el Comisariado del Pueblo para las Nacionalidades (Narkomnats), escribió en The Life of Nationalities, el diario de los Narkomnats.[57]

Comunismo y judaísmo

Durante la Guerra Civil Rusa, los judíos fueron vistos como simpatizantes del comunismo y miles fueron asesinados en pogromos por el Ejército Blanco . Durante el temor rojo en los Estados Unidos en la década de 1950, un representante del Comité Judío Americano aseguró al poderoso Comité de Actividades Antiamericanas de la Cámara que "el judaísmo y el comunismo son completamente incompatibles".[58] Por otro lado, algunos judíos ortodoxos, incluidas varias figuras religiosas prominentes, apoyaron activamente las versiones anarquistas o marxistas del comunismo. Los ejemplos incluyen al rabino Yehuda Ashlag, un comunista libertario franco, el líder territorialista revolucionario ruso Isaac Steinberg y el rabino Abraham Bik, un activista comunista estadounidense. [59]

El comunismo y la fe baháʼí

El análisis revela que la Fe baháʼí como un manifiesto doctrinal y como una comunidad organizada emergente actual es de naturaleza altamente cooperativa con elementos que corresponden a varios hilos del pensamiento marxista, el pensamiento anarquista y las innovaciones más recientes del pensamiento liberador. Dichos elementos incluyen, por ejemplo, no clero y temas relacionados con el mutualismo, el socialismo libertario y el confederalismo democrático . Hay muchas similitudes y diferencias entre las escuelas de pensamiento, pero una de las cosas más comunes que comparten es el marco de tiempo dentro del cual se fundaron ambas ideologías, así como alguna perspectiva social y económica.[60] Un libro de la Association for Baháʼí Studies fue escrito como un diálogo entre las dos escuelas de pensamiento.[61]

Comunismo y budismo

Se ha dicho que el budismo es compatible con el comunismo dado que ambos pueden interpretarse como ateos y posiblemente comparten algunas similitudes con respecto a sus puntos de vista del mundo de la naturaleza y la relación entre la materia y la mente.[62] Independientemente, los budistas todavía han sido perseguidos en algunos estados comunistas,[63] notablemente China, Mongolia y Camboya bajo los Jemeres Rojos.[cita requerida]

Muchos partidarios del Viet Cong eran budistas,[cita requerida] cree firmemente en la unificación de Vietnam, y muchos se oponen a Vietnam del Sur debido a la persecución del budismo por parte del expresidente Ngo Dinh Diem durante la década de 1960. El actual Dalai Lama Tenzin Gyatso habla positivamente del marxismo a pesar de la dura persecución del pueblo tibetano por parte del gobierno chino posterior a Mao Zedong y posterior a la Revolución Cultural. El Dalai Lama afirmó además que "[de] todas las teorías económicas modernas, el sistema económico del marxismo se basa en principios morales, mientras que el capitalismo se preocupa sólo por la ganancia y la rentabilidad. [...] El fracaso del régimen en la ex Unión Soviética fue, para mí, no el fracaso del marxismo sino el fracaso del totalitarismo. Por esta razón todavía me considero mitad marxista, mitad budista".[64]

En India, B.R. Ambedkar escribió en su ensayo Buddha or Karl Marx que "[l] os rusos están orgullosos de su comunismo. Pero olvidan que la maravilla de todas las maravillas es que Buda estableció el comunismo en lo que respecta al Sangh sin dictadura. Puede ser que fuera un comunismo a muy pequeña escala, pero fue un comunismo sin dictadura, un milagro que Lenin no pudo hacer".[65]

Crítica religiosa del comunismo

Debido a la naturaleza atea percibida del comunismo, algunos han acusado al comunismo de perseguir la religión.[66] Otra crítica sugiere que el comunismo - a pesar de sus propias afirmaciones de una base científica en el materialismo dialéctico, y sin tener en cuenta el canon abierto y evolutivo de las escrituras del marxismo desde Marx hasta Mao y más allá - es en sí mismo una religión[67] - o al menos una "caricatura de la religión".[68]

"Comunismo sin Dios"

A lo largo del Segundo Susto Rojo de finales de los años cuarenta y cincuenta, el miedo al "comunista sin Dios" se arraigó como un epíteto y una advertencia para los Estados Unidos en un entorno global cambiante. A medida que crecía la amenaza percibida del "comunista ateo" y del materialismo al estilo de vida estadounidense, "la elección entre el americanismo y el comunismo era vital, sin lugar a concesiones".[69]

Véase también

Referencias

  1. Raines, John. 2002. "Introduction". Marx on Religion (Marx, Karl). Philadelphia: Temple University Press. Page 5-6.
  2. Marx, K. (1968). Das Kapital. Tomo I. Berlin: Dietz Verlag.
  3. Fajardo Pascagaza, Ernesto (1 de julio de 2018). «Crítica marxista de la religión». Cuadernos de Filosofía Latinoamericana 39 (119): 137-151. ISSN 2500-5375. doi:10.15332/25005375.5054. Consultado el 27 de septiembre de 2020.
  4. D. Turner, "Religion: Illusions and liberation", in: Terrell Carver (ed), The Cambridge Companion to Marx (1991), ISBN 978-0-521-36694-6, p. 337.
  5. Dri, Rubén R. (1985). Marxistas y cristianos. Universidad Autónoma de Puebla. p. 179. ISBN 978-968-863-008-2. Consultado el 11 de enero de 2022.
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Lectura adicional

  • Myles, Robert J. (2019). Class Struggle in the New Testament. Lanham: Fortress Academic. ISBN 978-1-9787-0209-7.
  • Smolkin, Victoria/ A Sacred Space is Never Empty: A History of Soviet Atheism (Princeton UP, 2018) online reviews

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