La mastitis es una inflamación del seno que puede ocurrir cuando se obstruye un conducto lácteo o se desarrolla una infección mamaria. Esta afección puede volverse muy dolorosa, especialmente si se deja sin tratamiento durante un largo periodo. Durante el tratamiento, el objetivo principal es aliviar el dolor.

Método 1
Método 1 de 5:
Reconocer los síntomas de la mastitis

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    Reconoce los síntomas. Estos incluyen dolor y un bulto o hinchazón en el seno. Aunque la mastitis puede desarrollarse en cualquier momento durante el periodo de lactancia, es más común que se produzca durante el primer mes. Si los síntomas no muestran una mejora luego de unos cuantos días, debes consultar con tu médico para que te recomiende un tratamiento.[1]
    • Si presentas una molestia o enrojecimiento, esto es señal de un problema potencial.
    • Una sensación de hormigueo en el pezón al inicio de una sesión de lactancia que se vuelve dolorosa a medida que el bebé succiona puede ser el principio de una mastitis.
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    Verifica tus senos para detectar algún bulto, hinchazón o áreas calientes. Si notas alguna de estas características, debes tomar precauciones especiales para asegurarte de recibir la atención adecuada.[2]
    • La mastitis suele desarrollarse durante las primeras cuatro semanas de lactancia, aunque puede ocurrir en cualquier momento durante este periodo.
    • Continúa controlando tus síntomas. Si no observas mejoras en unos cuantos días o los síntomas empeoran, debes ponerte en contacto con tu médico de inmediato.
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    Fíjate si presentas un malestar general. Los síntomas de la mastitis se asemejan a los de la gripe. Si te sientes inusualmente cansada y adolorida, experimentas escalofríos, tienes dolores de cabeza o presentas fiebres, es probable que tengas una infección.[3]
    • Si presentas estrés, fatiga y eres madre primeriza, tus posibilidades de desarrollar una mastitis aumentan.
    • Recuerda que la mastitis es una enfermedad. Por lo tanto, debes descansar lo suficiente y mantenerte bien hidratada. De esta manera, ayudarás a que tu sistema inmunológico se reponga.
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    Busca la ayuda de un profesional médico para que determine si necesitas tomar antibióticos. Si tu mastitis mejora luego de unos cuantos días, es probable que no requieras antibióticos. Sin embargo, si los síntomas empeoran, debes buscar un tratamiento de inmediato. Existen algunos antibióticos que se consideran seguros para tomarlos durante la lactancia.[4]
    • Continúa tomando todos tus medicamentos, incluso si ya te sientes mejor. Si descontinúas el uso de los antibióticos antes de que la infección se cure por completo, la mastitis puede volver a desarrollarse.
    • Si no te sientes mejor luego de 2 o 3 días de haber empezado el tratamiento con antibióticos, debes ponerte en contacto con tu médico.
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Método 2
Método 2 de 5:
Aliviar el dolor causado por la mastitis

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    Amamanta a tu bebé tan seguido como puedas pero con bastante cuidado. Si tu seno se encuentra lleno de leche, el dolor de la mastitis aumentará. Por lo tanto, debes drenar el seno para ayudar a reducir el dolor. El dolor disminuirá si tus pechos se encuentran lo más vacíos posible. Si te resulta muy doloroso amamantar a tu bebé, debes utilizar un extractor de leche.[5]
    • Comienza a amamantar con el seno adolorido. Si esta acción te resultar demasiado dolorosa, debes comenzar con el otro seno. Una vez que tu leche comience a fluir bien, debes cambiar al seno afectado hasta que lo sientas suave.
    • Si tu bebé no logra acabarse la leche del seno durante la lactancia, debes extraerla hasta que el seno se vacíe por completo.
    • Tu bebé puede mostrarse renuente a succionar el seno afectado. Esto no ocurre porque exista una diferencia en cuanto a la leche, sino que tu bebé sentirá distinta la textura del seno. Extrae un poco de leche del pezón para estimular la lactancia.
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    Utiliza compresas calientes para reducir la inflamación y aliviar el dolor. Aplícalas sobre el seno afectado durante 15 minutos antes de comenzar la sesión de lactancia. De esta manera, ayudarás a reducir la inflamación y harás que la leche fluya más libremente.[6]
    • Utiliza toallas calientes que se hayan secado recientemente en la secadora para aplicar calor.
    • Además, puedes utilizar paños calientes y húmedos.
    • Debes repetir este proceso por lo menos 3 veces al día.
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    Toma analgésicos para tratar la fiebre y el dolor. El acetaminofeno (paracetamol) o el ibuprofeno sirven para aliviar el dolor sin ocasionar complicaciones a tu bebé. Debes buscar aliviar el dolor durante la mastitis para acelerar la curación.[7]
    • No te recomendamos que utilices aspirina debido a que tiene propiedades adelgazantes de la sangre que pueden afectar negativamente a tu bebé. La aspirina puede hacer que tu bebé contraiga el síndrome de Reye (una enfermedad rara pero grave).[8]
    • Los analgésicos que tienen efectos antiinflamatorios (como el ibuprofeno) son más eficaces que los que no los tienen (como el paracetamol).
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    Alterna las compresas calientes y frías. Aunque las compresas calientes estimulan la producción de leche materna, las frías ayudan a aliviar el dolor durante la lactancia al disminuir la producción de leche. Además, las compresas frías adormecen temporalmente el dolor.[9]
    • El calor húmedo (de en un paño caliente) es más eficaz que el calor seco (de una almohadilla térmica, por ejemplo).
    • Puedes elaborar una compresa fría a partir de cubitos de hielo triturados en una bolsa de plástico y una toalla fina y suave para proteger tu piel. Además, puedes utilizar una bolsa de frutas o vegetales congelados. Sujeta la compresa congelada contra tu seno hasta que se descongele (durante aproximadamente 10 o 15 minutos).
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    Toma duchas o baños calientes con frecuencia durante el día. Masajea el seno afectado mientras te duchas con agua caliente. El calor del agua aumenta la circulación y estimula la curación, mientras que el masaje ayuda a destapar los conductos mamarios.[10]
    • Dirige el agua de la ducha hacia el seno afectado.
    • Configura la temperatura del agua hasta que se encuentre lo más caliente que puedas tolerar.
    • Debes remojar tus senos con sales de baño Epsom para acelerar la curación y aliviar el dolor.[11]
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    Masajea el seno antes de amamantar a tu bebé. De esta manera, aumentarás la circulación y estimularás el reflejo de bajada de leche (lo que permite que la leche fluya libremente). Asegúrate de masajear suavemente. Si manipulas bruscamente tus senos, puedes empeorar la inflamación.[12]
    • Utiliza dos de tus dedos para encontrar el área de tu seno que más te duela. A partir de este punto, debes frotar suavemente realizando un movimiento circular. Primero debes mover tus dedos hacia la derecha; luego, hacia la izquierda. Repite este procedimiento con regularidad durante el día y desde ángulos diferentes.
    • El masaje ayuda a drenar la leche que se acumula y que obstruye los conductos.
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    Amamanta a tu bebé con frecuencia. Trata de realizar esta operación por lo menos cada 2 horas. Debes vaciar el seno para acelerar aún más la recuperación. Además, un seno lleno produce más dolor, por lo que la lactancia ofrece un alivio natural.[13]
    • Despierta a tu bebé durante la noche y las siestas largas para aumentar sus sesiones de lactancia.
    • Evita darle el biberón. Aunque el bebé se resista a mamar, debes seguir intentando con regularidad. No te desanimes si tu bebé no quiere lactar. Debes ceñirte a esta recomendación y continuar ofreciéndole tu seno a menudo.
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    Experimenta con varias posiciones para amamantar a tu bebé. De esta manera, ejercerás presión sobre varios conductos mamarios. Puedes incorporar almohadas durante las sesiones de lactancia para que obtengas una mayor comodidad y alivio del dolor.[14]
    • Te recomendamos que te coloques por encima de tu bebé sobre tus manos y rodillas. Deja que tus senos cuelguen libremente desde tu caja torácica. Inclina tus senos sobre la boca de tu bebé hasta que se prenda de uno.[15]
    • Si estás en público, puedes probar una versión modificada. Coloca a tu bebé sobre tu regazo e inclínate un poco para que tus senos cuelguen. Esta posición drena los conductos de manera más eficiente que cualquier otra.
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Método 3
Método 3 de 5:
Utilizar remedios naturales

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    Coloca rebanadas de papa cruda sobre tu seno dentro de las 24 horas en las que se presenten los primeros síntomas. Bridget Lynch, partera registrada en la Comunidad de Parteras de Toronto (Community Midwives of Toronto), recomienda este tratamiento para reducir el dolor, la inflamación y el enrojecimiento asociado con la mastitis.[16]
    • Rebana 6 u 8 papas crudas de manera longitudinal y colócalas en un recipiente con agua fría durante 15 o 20 minutos. Retira unas cuantas rebanadas del agua y colócalas sobre el seno afectado.
    • Deja que reposen sobre el seno durante 15 o 20 minutos. Luego, retíralas y deséchelas. Repite este procedimiento utilizando rodajas nuevas.
    • Continúa el procedimiento durante 1 hora hasta que logres un total de 3 aplicaciones. Descansa durante 30 minutos. Luego, repite el procedimiento.
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    Coloca unas cuantas hojas de repollo crudas y heladas en la copa de tu sostén. Estas hojas tienen propiedades antiinflamatorias. Los herboristas recomiendan esta práctica como un remedio natural para aliviar la inflamación y descargar la infección del conducto lácteo.[17]
    • Vuelve a colocar las hojas a cada hora.
    • Algunas madres manifiestan que su producción de leche ha reducido al utilizar este método. Si el ritmo de la leche desacelera, debes dejar de utilizar este tratamiento.
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    Consume 1 diente de ajo crudo al día. Los herboristas consideran que el ajo crudo es uno de los antibióticos más fuertes de la naturaleza. Debes pelarlo antes de comértelo. Luego, puedes beber un vaso con agua fresca para ayudar a atenuar el sabor picante.[18]
    • Si lo prefieres, puedes picar el ajo y combinarlo con mantequilla. Unta la mezcla sobre un pan fresco o una verdura al vapor. El objetivo de esto es volver el ajo más apetecible. No debes preocuparte, ya que aún conservará sus propiedades antibióticas.
    • Presta atención a la reacción que el consumo de ajo puede producir en tu bebé. Es probable que no le guste el aroma o el sabor que se agrega a tu leche. Además, debes observar si el ajo parece causarle molestias en el estómago. Si es así, debes descontinuar su uso.
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    Toma tintura de raíz de equinácea. La equinácea estimula el sistema inmunológico y ayuda al cuerpo a combatir la infección. La dosis recomendada es una gota de tintura por cada kilo (2 libras) de tu peso corporal.[19]
    • Debes disolverla en agua o colocarla directamente sobre tu lengua.
    • Te recomendamos que utilices dosis de 3 a 5 aplicaciones por día. Sin embargo, algunos herboristas sugieren un máximo de 12 aplicaciones por día.
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Método 4
Método 4 de 5:
Tener una vida saludable

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    Conserva una dieta saludable e antiinflamatoria. Evita consumir azúcar y alimentos refinados. Incluye muchas frutas, verduras frescas y granos enteros (como el arroz integral y el trigo bulgur) en tu dieta.[20]
    • Opta por las proteínas magras (como el pollo y el pescado).
    • Incluye varias especias (como el jengibre, el curry y la cúrcuma). Estas especias tienen propiedades antiinflamatorias que ayudan a aliviar el dolor.
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    Incluye una buena fuente de omega 3 en tu dieta. Los ácidos grasos omega 3 tienen propiedades antiinflamatorias y además contribuyen al buen desarrollo cerebral del recién nacido.[21]
    • Los peces de agua fría (como el salmón o el bacalao) son excelentes fuentes de omega 3. Además, puedes tomar suplementos de aceite de pescado.
    • La linaza, las nueces, el aguacate y otros frutos secos (y saludables para el corazón) también constituyen buenas fuentes de omega 3.
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    Descansa lo suficiente. De esta manera, impulsarás el poder de tu cuerpo para combatir la infección. Debes pedir ayuda a otras personas si te es difícil encontrar tiempo para descansar más.[22]
    • Descansa en la cama con tu bebé. De esta manera, estimulas la lactancia frecuente (lo que contribuye al alivio del dolor). Además, este procedimiento puede servirte para formar un vínculo con tu bebé.
    • Trata de dormir boca arriba y no sobre tu estómago para evitar presionar tus senos. Puedes dormir de costado, siempre y cuando no tiendas a rodar demasiado, ya que esto puede estrechar tus senos.
    • Debes sacarte el sostén antes de irte a la cama. Te recomendamos que no utilices sostén por un tiempo.
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    No utilices ropa muy ajustada para evitar comprimir el seno. Debes utilizar ropa holgada y cómoda. Evita las camisetas o blusas demasiado ceñidas o cualquier prenda que estreche tus senos.[23]
    • Si tienes que utilizar sostén, utiliza uno de soporte. No te recomendamos los sostenes con varillas.
    • Si utilizas un traje de baño, debes escoger uno que no sea demasiado ajustado.
    • Evita las prendas que froten o irriten tus pezones.
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    Bebe más agua. Debes consumir mucho líquido para ayudar a eliminar las toxinas de tu cuerpo y acelerar la curación.
    • El agua ayuda a enfriar la temperatura del cuerpo y proporciona comodidad.
    • Además, puedes utilizarla para diluir los jugos de las frutas y las verduras.[24]
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Método 5
Método 5 de 5:
Investigar sobre el cuidado adecuado de los senos

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    Infórmate sobre las técnicas para el cuidado de los senos durante la lactancia. Si es necesario, consulta con tu médico o localiza a un especialista en lactancia.[25]
    • No utilices jabón para limpiar tus pezones, ya que el jabón tiende a secarlos. Tan solo debes utilizar agua.
    • Utiliza un detergente suave y sin aroma para lavar tus sostenes y ropa interior.
    • Cuando termines de amamantar, extrae una pequeña cantidad de leche y frótala sobre el pezón. De esta manera, ayudarás a hidratar y limpiar el pezón mejor que con una crema para senos.
    • Si necesitas utilizar esta crema (debido a que presentas pezones agrietados y secos), debes utilizar lanolina.
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    Explora algunas páginas educativas en Internet sobre el embarazo y el cuidado infantil. Estas páginas cuentan con secciones dirigidas a las madres lactantes y las enfermedades que pueden acompañar a la lactancia (incluyendo la mastitis). Recopila toda la información que necesites a partir de estas fuentes.[26]
    • La Liga de la Leche Internacional proporciona capacitaciones, apoyo y estímulo a las madres lactantes de todo el mundo.
    • Busca un nuevo grupo de madres en tu localidad. Si no logras encontrar un grupo local, puedes buscarlo en Internet. Muchas madres encuentran apoyo y estímulo a través de grupos afines.
    • Recuerda que la mastitis es una enfermedad común entre las madres lactantes, por lo que no debes sentir que estás sola.
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    Identifica las enfermedades que pueden conducir a la mastitis. Aunque a veces la mastitis puede desarrollarse en ausencia de alguna de las siguientes enfermedades, es mejor que elimines los factores de riesgo para disminuir la probabilidad de desarrollarla (además de aliviar esta afección con mayor rapidez).[27]
    • Si presentas pezones agrietados o sangrantes, ciertas bacterias pueden ingresen al seno. Esto puede ocurrir cuando el bebé no logra prenderse adecuadamente.
    • Si omites las sesiones de lactancia (o tardas más de lo habitual en amamantar a tu bebé), puedes provocar una congestión mamaria. Si esto se produce, los conductos lácteos pueden obstruirse (lo que aumenta aún más el riesgo de desarrollar mastitis).
    • El estrés, la mala alimentación y la falta de sueño pueden reducir la capacidad del cuerpo para combatir las infecciones.
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Advertencias

  • Si la enfermedad empeora en cualquier momento durante el curso del tratamiento, debes comunicarte con tu médico de inmediato. Esta situación puede requerir un procedimiento diferente (por ejemplo, la aplicación de un nuevo antibiótico, el drenaje o la extirpación quirúrgica de un absceso que se ha formado).
  • Debes comunicarte con tu médico tan pronto como sospeches que puedes tener mastitis.
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Categorías: Lactancia materna
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