El caldo es el líquido que queda después de hervir los huesos de los animales por un largo período de tiempo.[1] El caldo hecho en casa es nutritivo y delicioso. Puede estimular el sistema inmunológico y mejorar la densidad ósea.[2] Sin embargo, por lo general cuando se hace el caldo, la grasa se acumula en la superficie y puede dejarte una película de mal sabor en la boca. Por fortuna, puedes clarificar el caldo para eliminar la grasa que sube a la superficie siguiendo algunas técnicas simples.

Método 1
Método 1 de 3:
Colar el caldo

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    Deja hervir el caldo a fuego lento hasta que la grasa flote a la superficie. La grasa subirá a la superficie y se acumulará formando una espuma a medida que dejas hervir el caldo a fuego lento.
    • Si se acumula un exceso de espuma o de grasa, es posible que el fuego esté demasiado alto. Debes calentar el caldo lentamente por un largo período de tiempo, no hervirlo.
    • Normalmente, los caldos se deben hervir a fuego lento por alrededor de 4 a 6 horas.
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    Recoge las porciones grandes de grasa con una cuchara. Puedes hacerlo mientras el caldo hierve a fuego lento en múltiples intervalos para reducir la cantidad de grasa que deberás colar más adelante.[3]
    • Si revuelves la grasa con el caldo, será más difícil de sacar más adelante y quedará con una apariencia turbia.[4]
    • Puedes hacerlo con una cuchara de madera o una resistente al calor.
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    Vierte el caldo por un tamiz o un colador grande y una estopilla. Puedes comprar el tamiz o el colador y la estopilla en la mayoría de los supermercados. Cubre el tamiz con una estopilla y vierte el caldo en él. De esta manera, los pedazos grandes de hueso y vegetales se separarán del caldo claro.
    • Asegúrate de hacerlo sobre el lavabo por si se derrama.
    • También puedes usar un colador en lugar de un tamiz.
    • Nunca presiones la comida mientras cuelas el caldo.[5]
    • Puedes usar un filtro de café si no tienes una estopilla.
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    Vuelve a colar el caldo con el tamiz y la estopilla. Filtra el caldo de nuevo. La segunda vez que lo filtres, eliminarás la mayor parte de la grasa que queda en el caldo.
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Método 2
Método 2 de 3:
Clarificar el caldo con claras de huevo

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    Pasa el caldo por un colador y una estopilla. Debes asegurarte de sacar los pedazos grandes de comida antes de usar el método de la clara de huevo. Pon una estopilla sobre la superficie del colador o el tamiz y vierte el caldo.[6]
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    Mezcla 50 ml (1/4 de taza) de agua fría y claras de huevo en un tazón. Separa dos claras de huevo en un tazón y bátelas. Cuando termines, agrega 50 ml (1/4 de taza) de agua fría. Las claras de huevo se unirán a las partículas restantes, lo que dará como resultado un caldo más claro.[7]
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    Hierve el caldo y agrégale la mezcla de clara de huevo y agua. Vierte la mezcla de clara de huevo y agua en la olla cuando el caldo vuelva a hervir vigorosamente.
    • Sabrás que el caldo está hirviendo vigorosamente cuando las burbujas rompan la superficie del agua rápidamente. No debe dejar de hervir cuando revuelvas el caldo con una cuchara.[8]
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    Saca la olla del fuego y déjalo reposar por 5 minutos. Mientras dejas reposar el caldo, toda la grasa debe unirse a las claras de huevo. Déjalo reposar a temperatura ambiente.
    • Verás que las claras de huevo subirán a la superficie y se coagularán en la superficie del caldo.[9]
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    Cuela el caldo con el tamiz y la estopilla. Cuélalo una última vez con el tamiz y la estopilla cuando toda la grasa se haya acumulado en las claras de huevo. El montón de claras de huevo y grasa debe quedar atrapado en la estopilla, dando como resultado un caldo limpio y clarificado.
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Método 3
Método 3 de 3:
Enfriar el caldo para clarificarlo

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    Cuela el caldo con un tamiz cubierto con una estopilla. Es importante colar el caldo en todos los métodos de clarificación.
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    Enfría el caldo en un baño de hielo. Si metes el caldo en el refrigerador o el congelador podría crear bacterias. En su lugar, llena con cubitos de hielo un tazón o el lavabo y pon la olla con tapa sobre el baño de hielo. Revuelve el caldo cada 2 o 3 minutos hasta que se enfríe.
    • Podría ser peligroso comer algo que permanezca entre 4 ºC (40 °F) y 60 °C (140 °F) por más de dos horas.[10]
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    Ponlo en el refrigerador hasta que la grasa se endurezca. Si dejas el caldo en el refrigerador por un par de horas o toda la noche, todo el exceso de grasa podrá subir a la superficie y endurecerse.[11]
    • Debe quedar una capa gruesa de grasa en la superficie del caldo, incluso si ya lo colaste.
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    Saca la grasa de la superficie del caldo con cuidado. Puedes despegar con cuidado la capa de grasa endurecida en la superficie con una cuchara u otro utensilio. Cuando termines, tendrás como resultado un caldo claro y con mucho sabor.[12]
    • Puedes usar la grasa que queda como manteca en otras recetas.
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    Listo.
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