Muchas recetas requieren específicamente las claras o las yemas del huevo. Asimismo, muchas personas preparan comidas solo con clara de huevo para reducir su consumo de colesterol. Independientemente de la razón, puedes aplicar estos distintos consejos para facilitar el proceso de separación.

Método 1
Método 1 de 4:
Separar el huevo manualmente

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    Lávate bien las manos. Restriega tus manos con jabón sin aroma bajo un chorro de agua caliente. Luego, enjuágalas. Además de limpiar la tierra, también te desharás de los oleos de la piel que pueden evitar que obtengas un buen resultado al batir la clara.[1]
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    Enfría los huevos (opcional). Es menos probable que la yema se rompa si está fría, y también es más fácil separarla de la clara.[1] Si sueles guardar los huevos en el refrigerador, sepáralos justo después de sacarlos. Por otro lado, si los guardas a temperatura ambiente, puedes colocarlos en el refrigerador media hora antes de empezar la preparación. Este paso no es tan importante, así que no hay problema si olvidas hacerlo.
    • La mayoría de recetas requieren claras o yemas de huevo a temperatura ambiente. Si separas el huevo mientras está frío, puedes colocar la clara o la yema en un tazón y ponerlo dentro de una olla con agua tibia (no caliente) de 5 a 10 minutos.[2]
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    Dispón de tres tazones. Si solo tienes que separar un par de huevos, solo necesitarás 2 tazones. Pero si vas a separar varios, consigue un tazón más para colocar todo el contenido de un huevo (clara y yema). De esta manera, si rompes la yema por error, solo perderás un huevo en lugar de arruinar el tazón con todas las claras.[3]
    • El método más rápido consiste en romper todos los huevos y verterlos en un tazón, y luego retirar las yemas una por una. Sin embargo, será mejor que dejes esta estrategia para cuando ya tengas práctica, ya que si una sola yema se rompe, arruinarás todas las claras.[4]
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    Rompe los huevos. Quiebra cada huevo con cuidado y viértelo en el primer tazón. Ten cuidado de no romper la yema. De ser posible, puedes romperlo gentilmente y dejarlo caer en la palma de tu mano o, incluso, puedes romperlo con una sola mano.
    • Si sueles tener problemas con la cáscara del huevo, intenta quebrarlo contra un mostrador plano en lugar de hacerlo en el borde del tazón.
    • Si un pedazo de cáscara cae en el tazón, recógelo con la mano, con cuidado de no romper la yema. Es más sencillo sacarlo con una de las mitades de la cáscara, pero eso incrementa el riesgo de contaminación por salmonela.
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    Deja que la clara chorree a través de tus dedos. Introduce tu mano en el tazón, colócala bajo una de las yemas y levántala. Mueve tu mano sobre el segundo tazón y separa tus dedos ligeramente de modo que la clara caiga poco a poco. Utiliza la otra mano para terminar de separar los montones de clara que no pasen a través de tus dedos fácilmente. Si aún queda un poco de clara adherida a la yema, pásala de una mano a otra hasta que termine de caer al tazón (tanto como sea posible).
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    Coloca la yema en el tercer tazón. Coloca tu mano sobre el último tazón y deja caer la yema con cuidado. Repite el proceso con los otros huevos.
    • Por lo general, no hay problema si las yemas tienen un poco de clara adherida luego de separarlas. Siempre y cuando el tazón con las claras no tenga ninguna yema, todo estará bien.

Método 2
Método 2 de 4:
Separar el huevo con la cáscara

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    Primero, comprende los riesgos de este método. Muchos expertos de la salud de Estados Unidos y Australia recomiendan evitar esta estrategia, ya que las bacterias dañinas de la cáscara pueden entrar en contacto con el huevo.[5] [6] El riesgo de contaminación es mucho más bajo en la Unión Europea, que cuenta con un programa de prevención de la salmonela muy efectivo.[7] Si te preocupa el riesgo, puedes aplicar un método diferente.
    • Cocer las yemas o claras de huevo hasta que queden duras las hará más seguras para el consumo.[8] Si planeas servir los huevos líquidos o crudos, considera utilizar otro método de separación.
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    Enfría los huevos (opcional). Si los huevos se encuentran a temperatura ambiente, la clara es más líquida, por lo que aplicar este método es más difícil y puede crear un desastre. En este caso, es mejor que utilices huevos que hayan estado guardados en el refrigerador.
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    Imagina una línea que rodee la parte más "ancha" del huevo. La idea es quebrar el huevo de la forma más precisa posible, siguiendo la marca imaginaria. La clave de este método es romper el huevo de forma pareja, de modo que puedas transferir la yema entre ambas mitades fácilmente.
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    Empieza a romper el huevo. Golpea el centro del huevo contra un objeto duro de modo que se cree una grieta que cubra aproximadamente la mitad de la superficie. El borde del tazón es una buena opción para quebrar el huevo en partes iguales. Sin embargo, este podría hacer que pequeños pedazos de cáscara se mezclen con la clara. Por lo tanto, si los huevos tienen cáscaras delgadas, quizá sea mejor utilizar la superficie plana de un mostrador.[1]
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    Con cuidado, separa las mitades de la cáscara. Sostén el huevo sobre el tazón con ambas manos, con la parte quebrada hacia arriba y la parte ancha inclinada hacia abajo. Separa las mitades lentamente con tus pulgares hasta el huevo se rompa en dos. Dado que el huevo estará inclinado, la yema quedará en la mitad de abajo.[9]
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    Transfiere la yema de cáscara a cáscara. “Vierte” la yema intacta en una cáscara y luego en la otra. Repite este movimiento aproximadamente 3 veces, mientras la clara chorrea por los lados y cae al tazón que está debajo.
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    Coloca la yema en otro tazón. Una vez que solo quede una pequeña cantidad de clara, vierte la yema en un tazón distinto. Si tienes que separar más huevos, considera utilizar un tercer tazón de modo que si cometes un error al quebrar uno, no caigan pedazos de cáscara ni parte de la yema al tazón con las claras. Separa cada huevo sobre el tercer tazón y luego vacía el contenido en el tazón con el resto de las claras antes de continuar el proceso.

Método 3
Método 3 de 4:
Utilizar una botella de plástico

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    Con cuidado, rompe el huevo y viértelo en un tazón poco profundo. Trabaja con uno a la vez, de modo que si una yema se rompe, no arruine las otras claras. Separa un segundo tazón para colocar las yemas.
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    Aprieta una botella de plástico limpia para expulsar el aire. Sostenla en esta posición parcialmente aplastada.
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    Recoge la yema. Coloca la boca de la botella sobre la yema y, lentamente, deja de presionarla. La presión del aire hará que la yema entre a la botella. Es posible que este método requiera práctica; si quitas demasiada presión de la botella o lo haces demasiado rápido, recogerás un poco de clara también.[10]
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    Transfiere la yema a otro tazón. Con cuidado, mantén la botella comprimida de modo que la yema permanezca adentro. Colócala sobre el otro tazón y deja caer la yema.
    • Quizá sea buena idea inclinar un poco la botella.

Método 4
Método 4 de 4:
Utilizar otras herramientas de la cocina

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    Rompe los huevos y viértelos en un embudo. Coloca el embudo en la boca de la botella o pídele a una persona que lo sostenga sobre un tazón. Rompe un huevo sobre el embudo. La idea es que la clara pase a través del agujero y la yema permanezca en su lugar.
    • Si parte de la clara se atora sobre la yema, inclina ligeramente el embudo de modo que pueda pasar a través del agujero.
    • Es posible que este método no funcione con huevos frescos, ya que, en este estado, la clara tiene secciones viscosas.
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    Utiliza la parte de jebe de un gotero para marinar el pavo. Separa la parte de jebe (la que se presiona) y tendrás un aparato de succión del tamaño indicado para separar la yema. Rompe un huevo y viértelo en un plato. Luego, presiona el jebe y suéltalo para absorber la yema.[11]
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    Rompe el huevo sobre una espumadera. Sacude la espumadera con cuidado, moviéndola hacia los lados y de arriba abajo. De esta manera, la clara se escurrirá por las ranuras o agujeros.
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    Compra un separador de yema y clara. Puedes conseguir una herramienta hecha especialmente para separar huevos en tiendas de Internet o en algunas tiendas de implementos para cocina. Estos pueden ser de dos tipos:
    • El primer tipo es un pequeño contenedor redondo de plástico con ranuras alrededor. Rompe el huevo sobre el contenedor y rótalo de modo que la clara caiga a través de las ranuras.
    • El otro tipo es un artefacto para succionar. Rompe el huevo y viértelo en un plato. Presiona el artefacto, colócalo sobre la yema y libera la presión para succionarla.
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    Listo.

Consejos

  • Si cae algún pedazo de cáscara en el tazón con la clara, humedece uno de tus dedos con agua y presiona el pedazo con cuidado para sacarlo.
  • Si tienes que batir las claras, como para preparar merengue, asegúrate de que no haya ningún fragmento de yema. De lo contrario, es probable que no puedas crear la textura espumosa que necesitas.
  • Intenta planear por adelantado de modo que puedas darle uso tanto a las claras como a las yemas. Por ejemplo, la mayonesa casera es una opción sencilla que te permitirá utilizar las yemas que sobren.
  • Utiliza huevos frescos siempre que puedas. La membrana que rodea las yemas se debilita con el tiempo, así que mientras más fresco sea el huevo, más tensa estará la yema.[12] Asimismo, los huevos frescos tienen proteínas mejor plegadas, por lo que la textura de las claras batidas será más rígida.[13]

  • Los huevos frescos tienen partes viscosas y resistentes llamadas chalaza o calaza. No hay necesidad de separarlas de las otras claras, aunque si vas a utilizarlas para preparar una crema suave, es buena idea colarlas luego de cocinarlas.[14]

Advertencias

  • Lávate las manos antes y después de manipular huevos crudos para evitar una posible contaminación bacteriana. Limpia todas las superficies que tengan contacto con los huevos antes y después del proceso de separación.

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