El jamón horneado es un platillo sencillo pero sabroso que cualquier persona puede preparar. Puedes hornear un jamón precocido o cocinar un jamón crudo. Este platillo sabe mejor con un buen glaseado y después de la comida se puede almacenar durante algunos días para comer las sobras. ¡En solo unas horas, puedes preparar una deliciosa comida que alimentará a tu familia por días!

Método 1
Método 1 de 3:
Recalentar jamón cocido

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    Precalienta el horno a 163 °C (325 °F) antes de meter el jamón. Al horno le tomará entre 10 y 15 minutos alcanzar esta temperatura, por lo que puedes hacer otras cosas mientras esperas. Consigue una bandeja para asar y un trozo de papel aluminio y colócalos a un lado.[1]
    • En la actualidad, la mayoría de los hornos vienen con un temporizador que te informa cuando ya están precalentados.
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    Marca el jamón con cortes de 0,5 cm (0,25 pulgadas) de profundidad. Toma un cuchillo afilado y haz cortes con forma de diamante en el jamón. Un cuchillo de cocina estándar mide 20 cm (8 pulgadas) de largo, así que solo necesitas introducir la parte superior en el jamón para obtener los cortes adecuados. Realiza entre 18 y 20 cortes con una separación de 0,5 cm (0,25 pulgadas).[2]
    • No uses un cuchillo para mantequilla para hacer esto. De lo contrario, la carne no quedará expuesta de forma adecuada al calor del horno.

    ¿Sabías que? Marcar el jamón permite que la carne se cocine completamente al abrir la capa externa de grasa.

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    Mete el jamón al horno hasta que su temperatura interna sea de 54 °C (130 °F). Cubre el jamón con papel aluminio y ponlo en una bandeja para asar poco profunda. Luego, pon la bandeja en el horno aproximadamente durante 2 horas o hasta que el termómetro de carne indique 54 °C (130 °F).[3]
    • En ocasiones, el jamón estará listo en 90 minutos, así que revisa el platillo después de hora y media para saber si ya está.
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    Combina azúcar moreno, mostaza y vinagre para preparar el glaseado. Mientras esperas a que el jamón se hornee, prepara el glaseado en un recipiente pequeño. Pon 1 cucharada de azúcar moreno, 1 cucharadita de mostaza y 1 cucharadita de vinagre en un recipiente y mezcla los 3 ingredientes con una cuchara.[4]
    • Revuelve durante 2 a 3 minutos para obtener una pasta espesa.
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    Unta el glaseado sobre el jamón, después de sacarlo del horno. Una vez que el jamón esté a 54 °C (130 °F), sácalo del horno y retira el papel aluminio. Luego, úntale encima una capa uniforme de glaseado de modo que se filtre por los agujeros que has cortado previamente.[5]
    • El jamón deberá estar descubierto para que el glaseado se caramelice en el horno.
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    Hornea el jamón hasta que alcance una temperatura de 60 °C (140 °F). Mantén el jamón destapado y pon la bandeja otra vez en el horno. Déjala ahí por 15 a 30 minutos o hasta que alcance una temperatura interna de 60 °C (140 °F).[6]
    • Algunas veces, esta parte toma más de 30 minutos, pero asegúrate de revisar el jamón cada 15 minutos para monitorear su progreso.
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Método 2
Método 2 de 3:
Cocinar jamón crudo

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    Precalienta el horno a 135 °C (275 °F) y pon adentro una bandeja con agua. Mientras esperas que el horno se caliente, coloca el jamón en una bandeja para asar. Llena la sartén con 5 cm (2 pulgadas) de agua y después cubre la bandeja con una tapa bien ajustada.[7]
    • El agua evitará que el jamón se seque en el horno.
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    Hornea el jamón durante 6 a 8 horas. El objetivo aquí es cocer el jamón para que esté listo para comerlo después de 8 horas. La carne adquirirá un color rosado y la capa exterior se volverá marrón. Este paso toma la mayor parte del día, así que, si piensas cocinarlo para tus invitados, asegúrate de tenerlo listo un día antes de que lleguen. Después de cerca de 8 horas, retira el jamón del horno y vierte el exceso de líquido por el desagüe.[8]
    • Puedes hornear el jamón crudo durante la noche, pero se recomienda hacerlo durante el día para que puedas vigilarlo mientras se cocina.
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    Deshuesa el jamón y retírale el exceso de grasa. Toma un cuchillo afilado y corta el hueso del centro del jamón. Haz cortes alrededor del hueso para crear espacio entre él y la carne y luego retira el hueso con las manos. Usando el mismo cuchillo, retira el exceso de grasa de la superficie del jamón y viértela por el desagüe.[9]
    • Una vez que hayas limpiado el jamón, ponlo otra vez en la bandeja para asar.
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    Mezcla miel, azúcar moreno y clavos y viértelos sobre el jamón. Vierte 1 cucharadita de miel, 1 cucharada de azúcar morena y 1 cucharada de clavos de olor en un recipiente pequeño. Revuelve la mezcla con una cuchara para obtener una pasta espesa y viértela sobre el jamón.[10]
    • Tapa otra vez la bandeja para asar y métela al horno.
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    Hornea el jamón hasta que la temperatura interna sea de 60 °C (140 °F). Este paso tomará entre 30 y 40 minutos. En esta ocasión, el glaseado cubrirá el jamón y se caramelizará, añadiéndole sabor y textura al platillo. Revisa el jamón cada 15 minutos para saber cómo va. Una vez que la temperatura interna alcance los 60 °C (140 °F), ¡el jamón estará casi listo para servirlo![11]
    • En ocasiones el jamón necesitará más de 40 minutos para alcanzar su temperatura interna óptima. Si el jamón no está listo después de 40 minutos, regrésalo al horno por otros 20 minutos.

    Consejo: deja que el jamón repose a temperatura ambiente durante 10 a 15 minutos antes de servirlo.

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Método 3
Método 3 de 3:
Servir y almacenar el jamón

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    Corta el jamón en rebanadas delgadas antes de servirlo. Toma un cuchillo afilado y corta rebanadas de 1,2 cm (0,5 pulgadas) de grosor para servirle a tu familia. Cada rebanada deberá estar cubierta con glaseado. Usa un trinche grande para colocar las rebanadas en los platos de las personas.[12]
    • Si lo prefieres, puedes cortar rebanadas más gruesas. Sin embargo, si vas a servirle a un grupo grande de personas, es mejor cortar rebanadas delgadas para asegurarte de que cada quien reciba una porción grande.
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    Almacena el jamón que sobre en el congelador para comerlo después. Si te sobra mucho jamón, lo más sensato es congelarlo para conservarlo durante semanas. Cubre todo el jamón con papel aluminio y guárdalo en el congelador por hasta 12 semanas.[13]
    • Para descongelar el jamón, puedes usar diferentes alternativas. Una opción es mover el jamón al refrigerador y guardarlo ahí durante 3 días. Si el jamón no se descongela después de 2 a 3 días, puedes dejarlo a temperatura ambiente durante 3 a 4 horas para acelerar el proceso.

    Consejo: si el jamón está bien empaquetado, puedes descongelarlo rápidamente sumergiéndolo en agua fría durante 2 a 3 horas. Asegúrate de revisarlo constantemente para saber si se descongela antes.

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    Guarda el jamón en el refrigerador, si solo queda un poco. Si no queda mucho jamón después de la comida, guárdalo en el refrigerador para comértelo durante los siguientes días. El jamón se conservará hasta por 1 semana en el refrigerador.[14]
    • Para crear una comida rápida para el almuerzo o la cena, compra una barra de pan y algunos condimentos para que puedas preparar emparedados de jamón por el resto de la semana.
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Consejos

  • Las sobras de jamón se recalientan bien y pueden usarse en muchos platillos de "segunda generación" para darle nueva vida a la cena de siempre.
  • Asegúrate de no desechar el paquete de glaseado si viene incluido con el jamón. Esta es la forma fácil de hacer el glaseado para ahorrar tiempo.
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Categorías: Salchichas y jamones
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