La lavanda, encantadora y fácil de cultivar, es un gran añadido a cualquier jardín, con sus preciosas flores y cautivador aroma. Aquí aprenderás cómo cultivar y mantener tu propia planta de lavanda.

Parte 1
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Introducción

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    Escoge una ubicación bien iluminada. La lavanda es una planta mediterránea, por lo que prospera en los lugares cálidos y con mucho sol. Escoge un punto de tu jardín donde la planta vaya a recibir luz solar durante al menos 8 horas diarias. También tendrá que estar lo más protegida posible, para evitar los vientos invernales.
    • Es buena idea cultivar la lavanda junto a una roca o muro grande, ya que le darán protección y calor extra.
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    Comprueba que el suelo tenga un drenaje adecuado. La humedad es la enemiga de la lavanda, así que lo más importante es que la ubicación tenga un buen drenaje. Para que las condiciones sea óptimas para el crecimiento de la lavanda, la tierra debe ser ligera, esponjosa y bien aireada.
    • Puedes mezclar un poco de arena de construcción con la tierra para mejorar el drenaje antes de plantarla.
    • También puedes cultivar la lavanda en terreno elevado, en una pendiente o junto a un muro para aumentar el drenaje.
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    Comprueba el nivel de pH de la tierra. La lavanda crece mejor en terrenos un poco alcalinos, con un nivel de pH ideal entre 6.7 y 7.3. Puedes comprobar el nivel de pH del suelo con una sonda de pH de las que hay a la venta. Las encontrarás en tiendas de jardinería y bricolaje.
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    Compra la lavanda. Hay muchas especies de lavanda que puedes cultivar en casa. El que florezcan o no dependerá de las condiciones de la zona donde vivas. El tipo de lavanda que vendan en tu vivero será compatible con las condiciones de la zona, aunque también puedes comprobar la etiqueta de la planta o preguntar al dependiente si tienes dudas.
    • Las variedades Munstead y Hidcote son especialmente resistentes.
    • Aunque es posible cultivar lavanda con semillas, no es muy recomendable ya que necesitan escarificación y refrigeración y pueden tardar hasta un mes en germinar.
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Parte 2
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Siembra

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    Cava un hoyo en el que quepan las raíces. Usa una pala para cavar un hoyo en la ubicación elegida para la lavanda. El hoyo deberá ser lo suficientemente grande para contener las raíces. La lavanda crece mejor si está un poco hacinada.
    • Si vas a plantar la lavanda en un macetero o contenedor, escoge uno lo suficientemente grande para que quepan las raíces y solo sobren unos 3 cm a cada lado (1 pulgada).
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    Prepara el suelo. Prepara el suelo para plantar la lavanda y mejorar sus condiciones de crecimiento añadiendo dos montones de canto rodado de 3 cm (1 pulgada), junto con media taza de caliza, estiércol maduro y cal en el hoyo. Mézclalo todo bien. Cubre la mezcla con una capa fina de tierra.
    • El canto rodado mejorará el drenaje, la caliza alcalinizará el suelo, mientras que la cal y el fertilizante ayudarán a que tu lavanda empiece con buen pie.
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    Riega la lavanda en la maceta del vivero antes de plantarla. Deberías regar la planta de lavanda en el macetero en el que la compraste por lo menos una hora antes de plantarla. Así te aseguras de que las raíces estén hidratadas, pero no húmedas, antes de entrar en contacto con la tierra.
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    Poda la lavanda. Poda un poco la lavanda antes de plantarla. Así garantizas una buena circulación de aire entre los tallos, fomentas el crecimiento de nuevas hojas y evitas que el interior de los tallos se endurezca, un problema frecuente de la lavanda.
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    Prepara las raíces. Saca la planta del macetero y sacúdela suavemente para retirar el exceso de tierra de las raíces. Deberás plantar la lavanda con las raíces desnudas para que pueda crecer rápido y adaptarse a su nuevo entorno.
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    Planta la lavanda. Coloca la planta con cuidado en el lugar dispuesto y echa una capa de tierra encima de la mezcla con cantos rodados que hiciste antes. Asegúrate de que las raíces no entren en contacto directo con la mezcla. Rellena el espacio sobrante alrededor y encima de las raíces con tierra, aplanando suavemente el terreno que rodea la base de los tallos.
    • Deja unos 90 cm (36 pulgadas) de separación entre cada planta si vas a plantar más de una. Así garantizas una buena circulación de aire y le das espacio a la lavanda para que crezca.
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Parte 3
Parte 3 de 3:
Mantenimiento

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    Fertiliza el suelo. La lavanda requiere poco mantenimiento y solo necesita fertilizante una vez al año. Aplica una mezcla de estiércol y cal en la parte superior a principios de primavera. También puedes nutrir la lavanda con una emulsión líquida de pescado o extracto de alga una o dos veces durante el verano.
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    Riega con moderación. Como hemos dicho antes, la humedad es la enemiga de la lavanda, y si las raíces se humedecen demasiado, la planta morirá por ello antes que por sequía o frío extremo. De hecho, el riego excesivo de las plantas nuevas de lavanda en primavera es la causa principal de los fallos de crecimiento.
    • Para obtener el nivel de riego adecuado, asegúrate de que la tierra se quede completamente seca entre cada riego. Tampoco conviene dejar que la planta se deshidrate.
    • Si vas a cultivar la lavanda en un macetero, asegúrate de que tenga un buen drenaje para que el agua no se estanque en el fondo.
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    Evita las malas hierbas. Puedes evitar que crezcan malas hierbas alrededor de la lavanda cubriendo la tierra con una capa fina de mantillo. Escoge un mantillo de colores, como arena gruesa, grava o conchas de ostra. El mantillo también ayudará a proteger las raíces de las heladas invernales.
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    Poda la lavanda. Deberás podar la planta una vez al año, preferentemente en primavera, antes de que vuelva a crecer. Tendrás que podar aproximadamente un tercio de la planta con tijeras de podar o cortasetos para conseguir una forma regular y redondeada.
    • La poda fomenta el crecimiento y evita que la planta se expanda demasiado.
    • Simplemente ten cuidado de no podar demasiado o la planta podría dejar de crecer.
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    Recoge las flores. El mejor momento para la recolección es cuando las flores de la parte inferior del tallo empiezan a abrirse. Es entonces cuando la lavanda está más bonita y fragante. Corta las flores desde la base del tallo, junto a las hojas.
    • Para secar la lavanda, junta unas cien flores, átalas con una goma de plástico y cuélgalas de un gancho boca abajo dentro de casa, en un lugar cálido, seco y oscuro, entre 10 y 14 días.
    • Si quieres decorar tu casa con lavanda, coloca las flores en un jarrón, pero no pongas las raíces en agua. Si no, las flores se caerán más rápido y los tallos se pudrirán.
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    Seca la lavanda si lo deseas. Para secar la lavanda, haz un ramo de aproximadamente 100 flores y átalo con una banda elástica. Cuelga el ramo dentro de casa en un lugar cálido, oscuro y seco, suspendido boca debajo de un clavo por alrededor de 10 a 14 días.[1]
    • Si quieres eliminar la lavanda seca de los tallos leñosos, puedes rodar el ramo sobre una pantalla metálica colocada sobre una cubeta.
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Consejos

  • Las hojas suelen tener colores desde el verde oliva claro al gris plateado, aunque algunas especies tienen un verde amarillo brillante. No todas las especies son fáciles de encontrar, y a veces tendrás que investigar por Internet y en catálogos de semillas.
  • La lavanda florece en pleno verano, con colores que varían del gris malva a un púrpura brillante. También hay especies que florecen en otros tonos, como rosa, blanco y amarillo verdoso. Las flores son pequeñas, a veces con forma de pequeños capullos y otras abiertas, y crecen sobre los tallos puntiagudos.
  • Una lavanda perenne puede crecer entre 30 y 90 cm (1 y 3 pies), dependiendo de la variedad. Necesita por lo menos 6 horas de luz solar directa al día, pero si es más, mejor. Las plantas de lavanda crecen en zonas de rusticidad entre 5 y 10, y se plantan a unos 38 cm (15 pulgadas) de distancia.
  • Los tallos más viejos se endurecen y la planta no se divide tan fácilmente como otras especies perennes. Si fuera necesario trasplantar, hazlo en primavera, justo después del comienzo del nuevo crecimiento y vuélvela a plantar de inmediato. La planta se puede propagar por capas.
  • Algunas variedades de lavanda pueden cultivarse con semillas (especialmente la Munster), mientras que otras se pueden comprar en maceta durante la primavera. Algunas variedades populares son Grosso, Provenza, Royal Purple, Gray Lady y Hidcote.
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Advertencias

  • La lavanda es propensa a que se le pudran la raíces. Para evitarlo, no la riegues en exceso. Sobre todo en invierno, riega lo mínimo.
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Acerca de este wikiHow

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Categorías: Siembra y cultivos
Resumen del artículoX

Para cultivar lavanda, primero cava un hoyo en un lugar que tenga buen drenaje y sol pleno. Luego, cubre la base del hoyo con una mezcla de cal, estiércol y harina de huesos. Una hora antes de trasplantar la lavanda de su maceta, riégala para que las raíces estés humedecidas pero no mojadas. Justo antes de plantar la lavanda, quítala con cuidado de su maceta y quita la tierra de las raíces agitándolas. Luego, coloca la planta en el hoyo preparado y cubre las raíces con tierra. Por último, cubre la zona con mantillo para prevenir la aparición de mala hierba y riega la lavanda cada 10 días. Para aprender a cultivar las flores de la planta de lavanda, ¡sigue leyendo!

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