Cultivar plantas en maceta te da la ventaja de evitarte el trabajo sucio de arrancar la maleza y despejar el lecho de cultivo. En vez de eso, puedes pasar directo a la parte divertida. Primero proporciónales a las plantas condiciones de luz y tierra que prefieran según su especie. Cuando llegue el momento de plantar, colócalas en las macetas y moja la tierra para ayudarlas a establecerse en su nuevo hogar. Riégalas, fertilízalas y pódalas de forma regular y presta atención a las enfermedades y las plagas. Con un poco de esfuerzo, mantendrás tus plantas verdes a lo largo del periodo vegetativo o por muchos años, según la especie.

Parte 1
Parte 1 de 3:
Crear el ambiente adecuado

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    Elige recipientes con agujeros de drenaje. Las macetas vienen en diversos colores, formas y tamaños, pero lo esencial a considerar es el drenaje. Asegúrate de que la que compres presente agujeros pequeños en el fondo para evitar que se ahoguen las raíces.[1]
    • Si prefieres una maceta sin agujeros de drenaje, compra un recipiente de plástico algo más pequeño con agujeros de drenaje y que entre dentro de la maceta carente de agujeros.
    • Elige un platillo que se adecúe a tu maceta. Este se coloca debajo de ella, recolecta el agua drenada y evita derrames.[2]
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    Elige plantas que amen la luz si piensas colocarlas bajo el sol intenso. El mejor lugar para poner la maceta dependerá del tipo de plantas que compres. Mantén las plantas con la etiqueta de “mucho sol” en zonas exteriores bañadas de sol y zonas interiores cercanas a ventanas.[3]
    • Si tienes en mente una zona para la maceta, obsérvala antes de comprar las plantas. Debe recibir un mínimo de 6 horas de luz directa del sol. De lo contrario, opta por una planta que requiera sombra o luz solar parcial.
    • Las opciones de sol intenso son la mayor parte de las plantas florales como las petunias, los geranios, las salvias, las azucenas, las achiras y las lilas. Otras plantas que aman el sol son las que dan frutos y verduras, como el tomate, el pimiento y el pepino. La mayor parte de las hierbas (entre ellas la albahaca, la lavanda y el tomillo) también necesitan mucho sol.[4]
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    Opta por las plantas de sombra para colocarlas en zonas con poca exposición a la luz del sol. Cuando vayas al vivero o a la tienda de mejoramiento del hogar, busca plantas con la etiqueta de “tolerante a la sombra” o “sol moderado”. Esto indica que las plantas requieren máximo unas 3 horas de luz solar al día.[5]
    • Algunas buenas opciones florales son las begonias, las alegrías, los crocos, la hierba doncella, el lirio del valle y algunos tulipanes. La ajuga y los cóleos son tolerantes a la sombra y producen hojas llamativas en una variedad de colores.
    • Aunque se desarrollan mejor con un sol moderado, la cinta y la sansevieria toleran niveles bajos de luz. Son plantas de interiores muy comunes y demandan un mantenimiento mínimo.[6]
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    Utiliza tierra para macetas con los requerimientos de drenaje adecuados para tus plantas. La capa vegetal de tu jardín se seca y se compacta y la tierra de jardín comercial es muy densa para permitir un drenaje apropiado. Si no quieres gastar en tierra para macetas y tienes una bolsa de tierra para jardín, combina partes iguales de esta tierra, turba y perlita.[7]
    • La tierra para macetas comercial es la opción más adecuada para la mayor parte de las plantas. Sin embargo, algunas tienen necesidades específicas. Si vas a plantar orquídeas, necesitarás un sustrato lleno de corteza y otros trozos grandes de materia orgánica.[8]
    • Las frutas y las verduras prefieren las tierras arcillosas ricas en nutrientes o las margosas que retienen humedad.
    • Los cactus y otras suculentas prefieren tierra arenosa y bien drenada. Opta por una mezcla para cactus comercial o combina partes iguales de arena y tierra para macetas.
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    Corrige la tierra si es necesario para asegurarte de que tenga el pH adecuado. Puedes verificar el pH de la tierra y corregirla de acuerdo con las preferencias de tus plantas. Añade turba de esfagno o azufre para aumentar su acidez y caliza en polvo o cenizas de madera para disminuir su acidez.
    • Ciertas plantas, como las banksias y las grevilleas, son sensibles al fósforo y requieren una tierra baja en ácido y en fósforo. Por otro lado, las camelias y las azaleas crecen bien en la tierra ácida rica en fósforo.
    • Cuando compres una mezcla para macetas, ajusta el pH y los niveles de fósforo de la tierra a las recomendaciones de las etiquetas de las plantas.
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    Bríndales la cantidad adecuada de espacio a las plantas. Los arbustos (como el hibisco, la fucsia y la buganvilla) y las plantas que dan frutos y verduras suelen necesitar mucho espacio para crecer. Opta por recipientes de al menos 30 a 60 cm (1 a 2 pies) de profundidad y que puedan contener un mínimo de 20 a 40 litros (5 a 10 galones) de tierra.[9]
    • Por lo general, a las plantas como el árbol del caucho, el tomate, el pimiento y la zanahoria les va mejor por sí solas. Poseen sistemas radiculares grandes y consumen una gran cantidad de nutrientes.
    • Las plantas con sistemas radiculares más pequeños, como el pensamiento, la jacobaea marítima, la margarita, la ajuga, la hierba de la moneda y las suculentas, se desarrollan bien con otras plantas. Deja espacio para su crecimiento separándolas a una distancia de 10 a 15 cm (4 a 6 pulgadas) entre sí o según las instrucciones de sus etiquetas.[10]

Parte 2
Parte 2 de 3:
Preparar la maceta

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    Llena un tercio de la maceta con piedras, pedazos de macetas o bolitas de espuma. Si no vas a plantar un árbol pequeño o un arbusto con un sistema radicular extenso, forra el fondo del recipiente con piedras, restos de macetas rotas, bolitas de espuma o latas aplastadas y botellas de leche de plástico. Llena el recipiente hasta 1/4 a 1/3 de su capacidad con el material elegido.[11]
    • Este material promoverá el drenaje y disminuirá la cantidad de tierra que necesitarás, ya que puede resultar costosa. Los objetos pequeños (como las piedras y los pedazos de macetas) son perfectos para las suculentas amantes del drenaje y las hierbas plantadas en macetas pequeñas. Utiliza objetos más grandes (como las latas y las botellas de leche de plástico) para los recipientes más grandes.
    • Limita la cantidad de material de drenaje para las plantas con sistemas radiculares extensos, entre ellos los árboles cítricos pequeños, el hibisco y otros arbustos, el tomate y la fresa. Una capa de 2,5 a 5 cm (1 a 2 pulgadas) de piedras o restos de macetas rotas permitirá el drenaje sin asfixiar a las raíces.
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    Añade tierra hasta 5 cm (2 pulgadas) del borde de la maceta. Echa la bolsa de tierra para macetas en un recipiente grande o llena una maceta pequeña con una paleta de jardinería. Mantén la tierra suelta y sacude la maceta para nivelar los montículos en vez de compactarla. Los 5 cm (2 pulgadas) de espacio entre la capa superficial de tierra y el borde de la maceta permiten regarla sin derramar el agua por el borde.[12]
    • Dicho espacio también deja espacio para hacer agujeros para las plantas.
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    Riega abundantemente las plantas y luego sácalas de su recipiente de plástico. Moja las plantas como preparación para el trasplante. Elige una y coloca tu mano en la parte superior del recipiente de modo que el tallo esté entre tus dedos. Pon boca abajo el recipiente y aprieta con cuidado los costados para retirar la bola de raíces y tierra.[13]
    • No tires del tallo para sacar la planta de su recipiente e intenta molestar a las raíces lo menos posible.
    • Retira las plantas de sus recipientes una por una. Saca una planta de su recipiente, trasplántala y pasa a la siguiente.
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    Masajea con suavidad el cepellón para promover el crecimiento. Una vez que hayas sacado la planta del recipiente, afloja las raíces de la tierra masajeándolas suavemente con las puntas de los dedos. No desenredes el cepellón, ni lo frotes con fuerza o retires toda la tierra. Solo debes soltar un poco las raíces para estimularlas a extenderse en su nuevo hogar.[14]
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    Haz un agujero del mismo tamaño del cepellón de la planta. Haz un agujero en el centro del lecho de cultivo que sea lo bastante grande para meter el cepellón. Debe tener una profundidad suficiente para que la corona (punto de encuentro de las raíces con el tallo) esté al nivel de la capa superficial de la tierra. Inserta el cepellón en el agujero y luego rellénalo con tierra para nivelar la superficie.[15]
    • Si solo cultivas una planta en una sola maceta, no es necesario preocuparte por planear la disposición o por separar otras plantas.
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    Si tienes diversas plantas, coloca las más altas en el centro. Primero haz un agujero en el medio para introducir la planta más alta. Mete el sistema radicular en el agujero de modo que la corona esté al nivel de la capa superficial de la tierra y luego rellena el agujero para que la superficie quede nivelada.[16]
    • Por ejemplo, si tienes pasto alto, drácena indivisa o lino de Nueva Zelanda, plántalo en el centro de la maceta. Siempre y cuando tengas una maceta lo bastante profunda, las azaleas, el hibisco y los taros actúan bien como focos de atención altos.
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    Añade las plantas más pequeñas cerca de los bordes de la maceta. Una vez que hayas terminado con la planta más alta, avanza hacia los bordes mientras plantas flores, trepadoras u otras especies más pequeñas. Forma una capa central de plantas florales o de colores vivos y coloca las trepadoras que van a derramarse por los costados de la maceta a 5 cm (2 pulgadas) de los bordes.[17]
    • Algunas excelentes plantas llenadoras son el cóleo, la ajuga y la hosta. Las petunias, las salvias, los pensamientos y los geranios son opciones comunes que añaden una variedad de colores.
    • Algunas buenas plantas en cascada o con follaje que caen sobre los bordes de la maceta son la hierba de la moneda, la clematis, la hiedra inglesa y la cola de burro.
    • Separa las plantas a una distancia de 10 a 15 cm (4 a 6 pulgadas) entre sí o según las instrucciones de sus etiquetas. No te preocupes si la maceta luce un poco rala. Las plantas requieren espacio para crecer y llenarán los espacios vacíos en unas cuantas semanas.
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    Moja la tierra al terminar de plantar. Mojar bien la tierra evitará el trauma del trasplante. Riega la maceta hasta que empiece a drenarse y la capa superficial de tierra quede saturada. Podrías tardar varios minutos en regarla por completo, según el tamaño de la maceta. El agua se drenará desde el fondo de la maceta, por eso asegúrate de colocarla sobre un platillo.[18]
    • Detén el riego cuando notes que el agua sale por los agujeros de drenaje en el fondo.
    • Lo ideal es que el agua esté a temperatura ambiente, sobre todo para las plantas tropicales, como el taro, la buganvilla y la orquídea. Si el agua de la manguera o el grifo está helada, llena una jarra o regadera y déjala alcanzar la temperatura ambiente.[19]
    • Por lo general, está bien usar el agua del grifo, a menos que la trates con ablandadores, ya que esto provoca una acumulación de sal. El agua destilada es más conveniente para las plantas carnívoras, como la sarracenia y la venus atrapamoscas. Estas prefieren la tierra baja en nutrientes y detestan los minerales del agua del grifo.

Parte 3
Parte 3 de 3:
Cuidar de tus plantas

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    Mantén un platillo debajo de la maceta para atrapar el agua drenada. El platillo impedirá la formación de charcos de agua sucia en el piso, el marco de la ventana o el escritorio. Vacía el platillo una hora después de regar para evitar el pudrimiento de las raíces.[20]
    • Si no puedes retirar el platillo porque la maceta está muy pesada, succiona el agua con una jeringa para carnes.
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    Riega la maceta cuando la tierra esté seca o sigue las instrucciones de la etiqueta. La cantidad adecuada de agua dependerá de la planta, el tamaño de la maceta y si está se encuentra en el interior o el exterior. Como regla general, mete tu dedo en la tierra y riégala solo si está seca.[21]
    • Si la tierra está húmeda y puedes penetrarla fácilmente con el dedo, no la riegues. Si la sientes seca y no puedes penetrarla con facilidad, la planta requiere agua.
    • La mayoría de las plantas requieren un riego abundante y dejar secar la tierra por completo es mejor que mantenerla húmeda.
    • La mayor parte de las plantas florales, las frutas, las verduras y las hierbas necesitan un riego diario. En el caso de los cactus y otras plantas suculentas, solo debes regarlos máximo cada 2 a 4 días.
    • Si tienes alguna duda, revisa las etiquetas de las plantas y riégalas de acuerdo con las instrucciones.
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    Añade un fertilizante en bolitas de liberación lenta una vez al mes o según las recomendaciones de la etiqueta. Dado que la tierra pierde nutrientes cada vez que la riegas, será necesario fertilizar regularmente la planta en maceta. El fertilizante en bolitas para todo uso que libera nutrientes con el paso del tiempo es bueno para la mayoría de las plantas, pero debes consultar las instrucciones específicas de la etiqueta de la planta.[22]
    • Aplica 1/2 cucharadita de fertilizante en bolitas para 4 litros (1 galón) de tierra. Esparce los gránulos sobre la tierra y hazlos penetrar a una profundidad de 5 cm (2 pulgadas) con los dedos o una paleta de jardinería pequeña.
    • En general, las plantas florales, las frutas y verduras requieren más nutrientes que las hierbas y las plantas suculentas. Durante la temporada media o cuando ellas produzcan frutos maduros, fertiliza las plantas como el tomate y el pimiento cada 1 a 2 semanas. Presta atención a las hojas amarillas, ya que esto indica un exceso de fertilizante.
    • No es necesario ser exigente con la fertilización de las hierbas, como la albahaca, el cilantro, la lavanda y el romero. Dado que son propensas al exceso de fertilización, lo mejor es aplicar fertilizante una vez cada 3 o 4 meses.[23]
    • Los cactus y otras plantas suculentas solo requieren fertilización una o dos veces por año.
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    Poda las plantas cada vez que veas hojas muertas. Corta las flores y las hojas muertas con la ayuda de tijeras de podar. Córtalas en un ángulo de 45 grados justo por debajo de la zona marrón o muerta. Corta los brotes en un ángulo de 45 grados hasta 1,2 cm (1/2 pulgada) por encima del nodo para mantener bajo control la planta que crece rápido.[24]
    • El nodo se asemeja a un brote o bulto pequeño desde donde nace una nueva planta.
    • Si podas hierbas o una planta de rápido crecimiento, no retires más del 30 % de la planta a la vez. Si te excedes, le causarás un shock y la matarás.
    • Podar promueve el crecimiento de brotes y produce plantas más robustas y frondosas.
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    Corta las partes de la planta con pudrición u hongos. Aparte de podar regularmente, deberás eliminar las hojas enfermas apenas las detectes. Los signos de enfermedad son manchas negras o marrones, amarilleo, zonas blanquecinas y olor fétido. Si el problema continúa, compra un espray antifúngico indicado para las plantas.[25]
    • Busca un fungicida específico para tu planta en particular en un centro de jardinería. Lee las instrucciones y aplícalo según lo recomendado.
    • Las enfermedades de las plantas más comunes son los tizones bacterianos y fúngicos (negros o blancos), las royas fúngicas (cuya característica es una cubierta de color rojizo) y los cancros o las zonas con tejido muerto y exudado en los tallos leñosos.
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    Si la planta se infesta con plagas, aplica insecticida. Si debes combatir las plagas, busca un insecticida para plantas en un centro de jardinería. Si la planta se encuentra en el interior, asegúrate de que el producto esté indicado para plantas de interiores. Lee las instrucciones del producto y aplícalo según lo recomendado.[26]
    • En general, los insecticidas para plantas están recomendados para plantas específicas que se mencionan en la etiqueta. Revisa la etiqueta de tu planta o pídele ayuda a un empleado del centro de jardinería.
    • Entre las plagas más frecuentes figuran los áfidos, las hormigas, los mosquitos negros, las arañas rojas y las moscas blancas.
    • A diferencia de los áfidos, las hormigas y las moscas, las arañas rojas son difíciles de detectar. Busca zonas de finas telarañas con motitas pequeñas apenas visibles. Para localizar la infestación de estos ácaros, busca diminutas manchas de color verde claro en las hojas y los tallos, decoloración amarillenta y hojas muertas o rizadas.

Consejos

  • Elige macetas atractivas para ti y que se ajusten a tus necesidades. Si quieras flanquear la puerta principal con macetas, compra un par que complemente el exterior de la casa. Para la esquina de tu sala, opta por una maceta que combine con la decoración o añada un aspecto colorido.[27]
  • Si ya sabes el tipo y la cantidad de plantas que vas a cultivar, elige macetas del tamaño suficiente para acomodarlas. Por ejemplo, si piensas cultivar hierbas en el marco de la ventana, consigue macetas pequeñas. Si deseas plantar el árbol del caucho, opta por una de 40 litros (10 galones).

Cosas que necesitarás

  • una maceta con agujeros de drenaje
  • tierra para macetas
  • plantas
  • una paleta de jardinería
  • guantes de jardinero
  • material de relleno, como pedazos de macetas de arcilla, piedras, latas aplastadas o botellas de leche de plástico
  • tijeras de podar

Acerca de este wikiHow

Lauren Kurtz
Coescrito por:
Horticultora profesional
Este artículo fue coescrito por Lauren Kurtz. Lauren Kurtz es especialista en naturalismo y horticultura. Lauren ha trabajado para Aurora, Colorado administrando el jardín Water-Wise en el Centro Municipal de Aurora para el Departamento de Conservación del Agua. Recibió una licenciatura en estudios ambientales y de sostenibilidad en la universidad Western Michigan en 2014. Este artículo ha sido visto 43 374 veces.