Por más que no lo hagas con mala intención, interrumpir a los demás puede irritarlos, y hacerte parecer egoísta o irrespetuoso. Si tienes el hábito de interrumpir a las personas cuando hablan, enfócate en escuchar de forma consciente y esfuérzate por no hablar cuando no sea tu turno. También puedes recurrir a la ayuda de tus amigos o colegas si necesitas recordatorios ocasionales para dejar de hacerlo. Cuando estés listo para hablar, busca el momento correcto y tómate un tiempo para pensar qué quieres decir.

Parte 1
Parte 1 de 2:
Ser un buen oyente

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    Reflexiona acerca de cuándo y por qué interrumpes a los demás. Tómate unos momentos para pensar en las situaciones en que más te veas tentado a interrumpir. ¿Ocurre cuando hablas con ciertas personas o en determinados tipos de conversaciones? ¿Qué es lo que generalmente piensas, sientes o quieres lograr cuando interrumpes? Ten estos factores en mente antes de entrar en una conversación para estar preparado para controlar tu necesidad de interrumpir.[1]
    • Por ejemplo, quizás suelas hacerlo cuando discutes con tu pareja porque te sientes a la defensiva y quieres controlar la conversación.
    • En un contexto como una reunión laboral, quizás interrumpas por tu emoción por transmitir tus ideas rápidamente.
    • Repite en tu mente algo como "Sé que suelo hablar mucho por encima de mis amigos porque me emociono y quiero mantener la diversión al contar chistes e interrumpir con historias divertidas. La próxima vez, me enfocaré en escuchar y esperar hasta que sea el momento correcto para hablar".
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    Toma la decisión consciente de guardar silencio. Si tienes el hábito de interrumpir a los demás, quizás lo hagas o digas algo impulsivamente antes de siquiera notar lo que haces. Antes de comenzar una conversación, recuerda estar callado hasta que el otro termine de hablar. También puedes establecer recordatorios físicos como, por ejemplo:
    • Muérdete suavemente la lengua hasta que estés listo para hablar.
    • Apoya un dedo en tus labios mientras escuchas.
    • Respira profundo tres veces cuando sientas la necesidad de hablar.
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    Escucha con mucha atención las palabras de tu interlocutor. Cuando la otra persona hable, lleva toda tu atención a lo que diga. Si pasas toda la conversación planificando qué dirás y buscas un espacio para hablar, no absorberás las palabras del otro.[2]
    • Escuchar es mucho más que oír. Enfócate en las palabras del otro y piensa qué quiere decir realmente. Obsérvalo hablar para poder interpretar su lenguaje corporal y otras pistas no verbales.
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    Demuestra que escuchas a través del contacto visual y del lenguaje corporal. Quizás te veas tentado a demostrar que escuchas al hablar por encima del otro con "interrupciones cooperativas", como terminar la oración de tu interlocutor u ofrecer afirmaciones (por ejemplo "Ah, sí, comprendo exactamente lo que dices").[3] En cambio, demuestra tu interés al mantener el contacto visual y usar pistas silenciosas, como asentir o sacudir la cabeza. De esta forma, no interrumpirás el flujo de su discurso.
    • Está bien usar ciertas pistas verbales en voz alta, pero procura que sean breves. Por ejemplo, puedes decir "Ajá", "Sí" o "Así es".
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    Discúlpate rápido si interrumpes a alguien por accidente. Si interrumpes a pesar de esforzarte, no te castigues. Tan pronto como lo notes, di algo así como "Oh, lo siento. Continúa".[4]
    • No te disculpes más de una vez ni hagas un drama más grande que lo que es. La persona con quien hablas reconocerá y valorará que te esfuerces por escucharla mejor.
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    Pídeles recordatorios a los demás si los necesitas. Si romper el hábito de interrumpir te resulta muy difícil, no tengas miedo de pedirles ayuda a tus amigos, seres queridos o colegas. Por ejemplo, puedes decir algo así como "Oye, sé que interrumpo mucho y quiero dejar de hacerlo. Si notas que lo hago, ¿podrías decirme algo?".[5]
    • Si recibes ayuda de alguien con quien hablas uno a uno (como tu pareja o un amigo), puedes pedirle que use una pista verbal. Por ejemplo, puede decir "Discúlpame, aún no he terminado" u "Oye, ¡estás interrumpiéndome nuevamente!".
    • En un contexto como una reunión laboral, puedes pedirle a un compañero que haga una señal más discreta, como agitar su cabeza o golpear sus labios para recordarte que guardes silencio.
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Parte 2
Parte 2 de 2:
Decidir cuándo hablar

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    Toma notas para no olvidar lo que quieras decir. Si hay algo que definitivamente tienes que decir o preguntar durante una conversación, escríbelo, en vez de decirlo de forma impulsiva. Esto te ayudará a llevar un registro de lo que quieres decir sin interrumpir en flujo de la conversación.[6]
    • Lleva un cuaderno contigo a las reuniones importantes para anotar preguntas y comentarios.
    • Si usas un teléfono o una tableta en vez de un papel y un bolígrafo, puedes decir "Tomaré algunas notas aquí". De esta forma, la otra persona no pensará que envías mensajes de texto o juegas con el teléfono mientras habla.
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    Observa las pistas verbales y no verbales cuando sea tu turno. No supongas que la otra persona ha terminado de hablar solo porque ha terminado una oración o ha dejado de hablar por un momento. Quizás haga una pausa para respirar o formular su próximo pensamiento. En cambio, busca pistas como que gire para mirarte puntualmente o decir algo así como "¿Qué piensas del tema?".
    • Si deja de hablar y no sabes si ha terminado, espera 10 segundos antes de hablar. Si no dice nada o te indica que intervengas, comienza a hablar.[7]
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    Pregunta si puedes hablar en caso de dudas. Si aún no sabes si es apropiado intervenir, pregunta educadamente. Puedes decir algo así como "¿Te molesta si digo algo?" o "¿Puedo hacer una pregunta?". Incluso puedes decir "¿Has terminado o quieres agregar algo más?".
    • Usa un tono de voz educado y amable para no sonar prepotente o impaciente.
    • Si te encuentras con un grupo de personas (como en una reunión laboral o en clases), también puedes usar señales no verbales para indicar que quieres hablar, como levantar la mano.
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    Tómate un momento para pensar qué decir. No te apresures por hablar tan pronto como tu interlocutor termine. En cambio, haz una pausa por algunos segundos para pensar en sus palabras y formular una respuesta.[8] Esto también le dará la posibilidad de aclarar o agregar algo, en caso de ser necesario.
    • Piensa si lo que quieres decir es útil o relevante en función de la conversación.
    • En caso de ser necesario, pídele aclaraciones a tu interlocutor antes de responder. Una forma de hacerlo es parafrasear lo que diga con tus palabras.
    • Por ejemplo, puedes decir "Lo que dices es que no estás satisfecho con la presentación que hemos armado y que quieres rehacer algunas visuales. ¿Es correcto?".
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    Interrumpe con educación si no tienes opción. Si bien es mejor no interrumpir nunca si puedes evitarlo, existen momentos en que es necesario. Si debes hacerlo (por ejemplo, si no has escuchado bien o no has entendido algo) o tienes que acortar la conversación por algún motivo, hazlo de forma educada y con una disculpa o di "Discúlpame".[9]
    • Por ejemplo, si crees que has escuchado mal al hablante, puedes decir "Discúlpame, ¿podrías repetir eso último? No pude escucharte bien".
    • Si tienes que interrumpir porque llegas tarde a otro compromiso, puedes decir "Lamento interrumpir, pero tengo que apresurarme para llegar a una reunión. ¿Podemos hablar de esto la próxima vez?".
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