Para que un guiso tenga el mejor sabor y textura, debe ser espeso, pero lograr la consistencia correcta podría ser difícil. Si el guiso luce muy aguado, ¡no te preocupes! Puedes espesarlo con algunos almidones comunes, agregarle harina, triturar una parte del guiso o evaporar el exceso de líquido. Luego, ¡podrás disfrutar de un guiso sustancioso y delicioso!

Método 1
Método 1 de 2:
Agregarle almidón

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    Usa harina o almidón de maíz. Mezcla una cucharada de harina de maíz o de almidón de maíz con una cucharada de agua. Revuelve ambos ingredientes para formar una pasta y agrégala al guiso. Revuelve el guiso hasta que la pasta se haya incorporado por completo. Deja que se cocine a fuego medio durante 2 minutos para que el almidón se mezcle con la sopa.[1]
    • Revisa la consistencia del guiso y agrégale más pasta si fuera necesario. Recuerda que debes cocinar la sopa durante 2 minutos adicionales después de agregarle la pasta.
    • En lugar de la harina o el almidón de maíz puedes usar arruruz. Este tiene un sabor más neutro que el almidón de maíz y puede usarse a distintas temperaturas sin perder su capacidad de espesar los alimentos.
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    Espolvorea migas o trozos de pan si quieres una solución práctica. Incorpora el pan en el guiso y dale tiempo para que absorba el líquido. Revisa la consistencia después de unos cuantos minutos. El pan tiene un sabor suave, así que no debería alterar el sabor del guiso.[2]
    • Si el guiso aún está muy aguado, agrégale más migas o trozos de pan. Sin embargo, si le agregas demasiado, el sabor podría cambiar.
    • Puedes usar migas frescas, secas o congeladas.
    • Si usas pan fresco, será mejor que elijas pan blanco.
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    Agrégale puré de papas para crear un caldo más cremoso. Si buscas una opción fácil, saca las papas del guiso y tritúralas. Si te gusta que el guiso tenga muchas papas, hierve unas cuantas papas peladas y tritúralas para preparar una olla de puré. Agrégale una cucharada de puré al guiso. Mezcla para incorporarlo. Sigue agregando puré hasta que el caldo tenga la consistencia deseada.[3]
    • Otra opción fácil es espolvorearle al guiso copos secos de puré de papas. Agrega los copos en cantidades pequeñas. Mezcla y verifica la consistencia hasta que tenga el espesor que prefieras.
    • Las papas tienen un sabor neutro y no cambian de forma significativa el sabor del guiso.
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    Agrégale una cucharada de avena al caldo. Espera unos cuantos minutos para comprobar la cantidad de líquido que absorberá y revuelve con frecuencia. Agrégale más avena si el guiso no está lo suficientemente espeso. No le agregues demasiado porque podría alterar el sabor.
    • La avena instantánea molida es tu mejor opción.
    • La cantidad que puedes agregar sin cambiar el sabor dependerá de la cantidad de guiso.
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    Prepara un roux con harina y mantequilla. Coloca partes iguales de mantequilla y harina en una cacerola limpia. Calienta ambos ingredientes a fuego medio o medio-bajo y revuelve constantemente para evitar que se quemen. Cocina el roux durante 10 minutos. Cuando haya pasado este tiempo, tendrá un color rojo pardusco. Agrégale cantidades pequeñas de roux al guiso y mezcla para integrarlo. Sigue agregando el roux hasta que obtengas la consistencia deseada.[4]
    • Es importante que agregues el roux poco a poco para evitar que se formen grumos en el guiso.
    • El roux debe mejorar el sabor del guiso.
    • Si lo prefieres, puedes usar aceite vegetal en lugar de la mantequilla.
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    Haz un pasta de harina si quieres una opción fácil. Mezcla partes iguales de harina y agua para hacer una pasta. Luego, agrégale al guiso algunas cucharadas pequeñas de la pasta y mezcla hasta que se integre por completo. Vuelve a hervir el guiso para desvanecer el sabor de la harina.[5]
    • Si fuera necesario, agrega más pasta hasta que el guiso quede lo suficientemente espeso.
    • La harina puede cambiar el sabor del guiso, así que debes usarla con moderación. El sabor de la harina cruda podría parecerte desagradable.
    • No le agregues demasiada pasta a la sopa porque la harina podría formar grumos. Asimismo, debes agregarla poco a poco.
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Método 2
Método 2 de 2:
Triturar una parte del guiso

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    Saca una porción del guiso. Hazlo con una cuchara grande para mezclar o con un cucharón para disminuir el riesgo de quemarte. Empieza con ¼ o ½ litro (1 o 2 tazas). Luego puedes hacer más puré si fuera necesario.[6]
    • Aunque puedes triturar cualquier parte del guiso, los más fáciles son los tubérculos, como las zanahorias y las papas.
    • Esta es una opción excelente si quieres mantener el sabor de la sopa y no te preocupa disminuir un poco los ingredientes sólidos.
    • Ten cuidado cuando manipules el guiso porque estará muy caliente. Podrías quemarte, sobre todo cuando lo licúes. Trabaja despacio y usa unas toallas para manipular la licuadora o el procesador de alimentos y la tapa.
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    Coloca la porción en una licuadora o en un procesador de alimentos. Vierte con cuidado el guiso en el recipiente y llénalo únicamente hasta la mitad. Recuerda que el recipiente se calentará rápidamente, así que usa una toalla para manipularlo.[7]
    • Si quieres licuar una cantidad mayor de la que cabe en la mitad del recipiente de la licuadora o del procesador, hazlo en tandas distintas. Si llenas el recipiente en exceso, será más difícil triturar las piezas sólidas.
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    Licúa el guiso hasta que quede suave. Quizás debas apagar y encender la licuadora o el procesador de manera intermitente y mezclar para redistribuir los trozos sólidos. Sigue licuando hasta obtener un líquido espeso.[8]
    • Si la licuadora tiene distintas opciones, usa la opción para hacer puré.
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    Regresa el guiso licuado a la olla. Viértelo despacio para reducir las salpicaduras. Luego, revuelve para incorporar bien el guiso triturado en el caldo.[9]
    • Si aún no está lo suficientemente espeso, puedes sacar más trozos sólidos y repetir
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    Quita la tapa del guiso. Seguirás cocinando el guiso sin la tapa. De esta forma, el vapor saldrá de la olla en lugar de quedarse atrapado, lo cual hace que el guiso se mantenga ralo y aguado.
    • Ten en cuenta que esta técnica hará que el sabor del guiso quede más concentrado, por lo cual podría ser más fuerte. Por ejemplo, podría quedar con un sabor muy salado.[10]
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    Deja que el guiso hierva a fuego medio-alto. Debe hervir a fuego lento, así que usa el fuego más bajo que permita mantener el hervor. Vigila el guiso para asegurarte de que no empiece a quemarse.[11]
    • Baja el fuego si empieza a hervir en exceso.
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    Revuelve la sopa hasta que tenga el espesor adecuado. Hazlo con una cuchara grande de madera o de plástico. Si mezclas constantemente, evitarás que la sopa se queme. Además, podrás controlar mejor el espesor.[12]
    • Aléjate de la olla porque el vapor podría quemarte la piel.
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    Retira el guiso del fuego cuando el líquido se haya evaporado. Apaga la hornilla y mueve la olla a una parte fría de la estufa o colócala en una almohadilla para enfriar. Deja enfriar la sopa durante unos minutos, revolviendo de vez en cuando.
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Consejos

  • Evita agregarle harina directamente al guiso, ya que esto hace que se formen grumos que pueden arruinar el sabor del guiso.
  • Si no te preocupa modificar la receta, puedes agregarle pasta. Por ejemplo, puedes agregarle una pasta de coditos, de conchas o rigatoni. Sin embargo, esto modifica mucho el sabor en la mayoría de los casos.
  • Puedes hacer un roux con harina de arroz, de coco, de almendra o tapioca para las personas intolerantes al gluten que no pueden consumir harina de trigo.
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