Hay ocasiones en las que las emociones intuitivas del corazón y los pensamientos lógicos de la mente no están en armonía. Podrías pensar que debes hacer algo y sentir que debes hacer otra cosa. Afortunadamente, puedes evitar los pensamientos y las emociones en conflicto. Con algunos cambios clave, podrás unificarlos y así solucionar los conflictos interiores.

Método 1
Método 1 de 3:
Unificar los pensamientos y las emociones

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    Reconoce los momentos en los que tienes dificultades con el conflicto interior. Antes de poder unificar los pensamientos y las emociones, reconoce que están en conflicto. Reconocer que tienes dificultades con un conflicto interior es el primer paso para solucionarlo.[1]
    • Podrías experimentar un conflicto interior si tu mente te dice que hagas algo, pero tu corazón te dice que hagas otra cosa.
    • Por ejemplo, imagina que tu familia quiere que trabajes en su negocio de autos. Tu mente te dice que lo hagas porque esperan que lo hagas. Sin embargo, tu corazón te dice que sigas una carrera musical.
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    Acepta y asimila las emociones. Cuando experimentes un conflicto entre tus pensamientos y emociones, dedica un momento a aceptar lo que sientes. Identifica toda sensación física que experimentes a partir de la emoción, como temblar o sentir calidez. Esta es la primera parte de asimilar las emociones y se conoce como percepción.[2]
    • Luego de identificar o percibir la emoción, nómbrala. Por ejemplo, podrías llamarla furia.
    • También puedes tratar de atribuirla a algo que ha ocurrido. Si sientes furia, podrías atribuir esta emoción a algo que un amigo te ha dicho o hecho recientemente.
    • Ahora puedes evaluar qué te parece tener esta emoción. Podrías determinar que te molesta sentir furia porque interfiere con tu capacidad de concentrarte en otras cosas.
    • Para terminar de asimilar las emociones, puedes buscar una manera de actuar basándote en ellas. Elige un medio saludable para expresar tus emociones. Por ejemplo, puedes dar una caminata larga, llamar a alguien para hablar de ello o practicar tu pasatiempo favorito (como pintar o tocar la batería).
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    Deja de sentirte culpable por lo que sientas. Los pensamientos suelen considerarse lógicos, mientras que las emociones a veces se perciben como inestables o irracionales porque pueden ser muy intensas. Los pensamientos pueden ser correctos en ocasiones, pero hay veces en las que las emociones también pueden serlo. Si te sientes culpable porque tus emociones no se alinean con tus pensamientos, esto solo hará que sientas un conflicto incluso mayor.[3]
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    Deja de cuestionar tus decisiones. Una manera certera de tener problemas con los pensamientos y las emociones en conflicto es cuestionar toda decisión que tomes.[4] En un momento, podrías pensar “Debí hacerle caso a mis pensamientos”; y en otro, podrías repetirte “Debí escuchar a mi corazón”.
    • Incluso si tus pensamientos y emociones no se alinean por completo, ten confianza en las decisiones que tomes.
    • Si dejas de cuestionarte, podrás experimentar un menor conflicto entre los pensamientos y las emociones.
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    No dejes que los demás influyan en ti con demasiada facilidad. Si te preocupas por lo que los demás piensen, esto puede hacer que tus pensamientos y emociones estén en conflicto. Algunas personas te darán consejos que coincidirán con tus pensamientos, mientras que otras te recomendarán algo alineado con tus emociones. Deja de preocuparte por la opinión de otras personas.[5] Hazte algunas preguntas para reorientarte hacia tu persona, como las siguientes:
    • ¿Qué pienso de ello?
    • ¿Cómo me afectará en comparación con los demás?
    • ¿Quién se verá afectado por las consecuencias de esta decisión?
    • ¿La decisión va acorde a mis valores o los de otra persona?
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    Identifica lo que en verdad valores. Si sabes con exactitud qué consideras importante, tus pensamientos y emociones empezarán a alinearse con dichos valores. Esto también significa que experimentarás un menor conflicto entre estos pensamientos y emociones. Piensa, actúa y siente de maneras que fomenten tus valores y no los de otras personas.[6] Esto te permitirá evitar los conflictos entre los pensamientos y las emociones con más facilidad.
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    Cree en ti mismo. Notarás que tus pensamientos y emociones se unifican más a medida que desarrollas confianza en tu persona y tienes una idea más clara de lo que es importante para ti. Estas son algunas medidas que puedes adoptar para confiar más en ti:
    • Usa afirmaciones. Reafirmar tu capacidad de conseguir logros podría ayudarte. Por ejemplo, puedes decir algo como “Tengo un largo día por delante, pero lo he hecho antes y puedo hacerlo de nuevo”.
    • Repítete frases positivas. Hazte un cumplido todos los días. Puedes mirarte en el espejo y hacerte un cumplido por tu apariencia, o identificar un rasgo positivo que tengas.
    • Desarolla tus habilidades para la toma de decisiones. Elaborar una estrategia para solucionar problemas también puede ayudarte a sentirte más capaz de afrontar lo que encuentres en el camino.
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    Reconoce el conflicto interior. Cuando reconozcas que tienes un conflicto interior, no lo evites ni te ocultes de él. Esto solo hará que te siga molestando. Admite que existe para dedicarte a solucionarlo.
    • Ten en cuenta que es normal experimentar estos conflictos interiores. Incluso si te tomas un tiempo para reflexionar sobre el problema y desarrollar una solución, aun así podrías notar que piensas en él.
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Método 2
Método 2 de 3:
Solucionar los conflictos interiores

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    Confrontar los pensamientos y las emociones en conflicto. La mejor manera de solucionar un conflicto interior entre tus pensamientos y emociones es afrontarlos. Rechazar los pensamientos desafiantes y las emociones abrumadoras no los eliminará. Ellos seguirán molestándote hasta que los confrontes.[7]
    • Escribe sobre los pensamientos y las emociones en conflicto que experimentes. Esto puede ayudarte a confrontarlos y encontrar una solución para el problema.
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    Cíñete a tus valores. Si vas a considerar una decisión que entra en conflicto con los valores que te has fijado, experimentarás un conflicto interior. Esta decisión podría basarse en tus pensamientos o emociones. De cualquier modo, si no se alinea con tus valores y lo que consideres importante, es probable que se desarrolle un conflicto interior.
    • Si estás totalmente seguro de tus valores, los pensamientos y las emociones deberán fomentarlos y unificarse más entre ellos.
    • Si tomas una decisión que no se alinea con tus valores, tan solo corrige el error y no vuelvas a cometerlo. Esto te ayudará a evitar los pensamientos y las emociones en conflicto en el futuro.[8]
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    Fíjate expectativas. Una parte de fijarte estas expectativas consiste en ceñirte a cierto estándar. Este estándar siempre debe incluir a la toma de decisiones basada en tus principales valores. Si vas en contra de ellos y haces lo que otros quieren o esperan, es probable que desarrolles un conflicto interior.[9]
    • Fíjate la expectativa de no ceder ni defraudarte por no cumplir tus propios estándares.
    • Tus pensamientos y emociones deben alinearse con tus valores y expectativas.
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Método 3
Método 3 de 3:
Adoptar medidas

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    Anota los valores que poseas. Elabora una lista de lo que consideras más importante para así estar más sincronizado con lo que defiendes. Una vez que identifiques estos valores con claridad, tus pensamientos y emociones podrán alinearse mejor con ellos y entre sí.
    • Los valores incluyen a la honestidad, la empatía por los demás, la compasión, la consciencia en los pensamientos y los acciones, y otros más.
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    Revisa la lista de valores siempre que experimentes un conflicto interior. Los pensamientos y las emociones se unificarán más conforme estés más seguro de tus valores personales. Revisa la lista si tienes problemas con un conflicto de vez en cuando. Si recuerdas lo que es importante para ti y el tipo de persona que quieres ser, esto puede ayudarte a entender de dónde proviene el conflicto y así poder solucionarlo.
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    Modifica tus valores a medida que crezcas y madures. Tal como los intereses y las necesidades pueden cambiar con el tiempo, puede ocurrir lo mismo con tus valores. Es una buena idea que los reevalúes de vez en cuando. Actualízalos a medida que tu vida cambie.
    • Por ejemplo, cuando seas un adulto joven e ingreses al mundo laboral, podrías valorar el arduo trabajo y ser dedicado y confiable.
    • A medida que envejezcas y tengas más experiencias en la vida, podrías empezar a adoptar valores adicionales como la empatía y la compasión por los demás.
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    Confía en ti y tus valores. Si estás seguro de tu persona y lo que defiendes, esto puede darte paz interior.[10] Desarrollar una noción de paz interior te ayudará a evitar los pensamientos y las emociones en conflicto.
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Consejos

  • Evalúa los pensamientos y las emociones en conflicto cuando surjan, en lugar de evitarlos.
  • Fíjate valores personales y cíñete a ellos.
  • Toma decisiones con seguridad.
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Referencias

  1. Liana Georgoulis, PsyD. Psicóloga licenciada. Entrevista a especialista. 6 de septiembre de 2018.
  2. http://www.willmeekphd.com/processing-emotions/
  3. Liana Georgoulis, PsyD. Psicóloga licenciada. Entrevista a especialista. 6 de septiembre de 2018.
  4. http://www.calmdownmind.com/resolving-your-inner-conflicts/
  5. http://www.calmdownmind.com/resolving-your-inner-conflicts/
  6. http://www.bbncommunity.com/win-battle-within-coping-inner-conflict/
  7. Liana Georgoulis, PsyD. Psicóloga licenciada. Entrevista a especialista. 6 de septiembre de 2018.
  8. http://www.bbncommunity.com/win-battle-within-coping-inner-conflict/
  9. http://www.bbncommunity.com/win-battle-within-coping-inner-conflict/

Acerca de este wikiHow

Liana Georgoulis, PsyD
Coescrito por:
Psicóloga licenciada
Este artículo fue coescrito por Liana Georgoulis, PsyD. La Dr. Liana Georgoulis es una psicóloga clínica licenciada con más de 10 años de experiencia. Actualmente, es directora clínica de Coast Psychological Services en Los Ángeles. Recibió su doctorado en Psicología en la Universidad de Pepperdine en 2009. Su práctica proporciona terapia cognitiva conductual y otras terapias basadas en la evidencia para adolescentes, adultos y parejas.
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