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Las otras frescas, como cualquier tipo de marisco, son mejores cuando se consumen inmediatamente. Sin embargo, si no puedes comer las ostras de inmediato, puedes guardarlas durante unos días en el refrigerador o incluso almacenarlas por más tiempo en el congelador. Aunque el proceso de almacenamiento puede parecer complicado al principio, es bastante simple y directo cuando lo haces paso a paso.
Pasos
Método 1
Método 1 de 2:Refrigerar las ostras
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1No abras ni laves las ostras. Las ostras saben mejor cuando son consumidas inmediatamente después de ser abiertas. Además, al mantenerlas en sus conchas se te hará más sencilla la tarea de guardarlas y se reducirá la posibilidad de que se echen a perder.
- Si las ostras vinieron fuera de las conchas en un recipiente de plástico, guárdalas en el congelador hasta que estés a punto de usarlas.
- No elimines la suciedad y la arena de las ostras. Esto las mantendrá húmedas y ayudará a aislar la carne.
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2Sirve hielo en un tazón pequeño u otro recipiente abierto. Toma un tazón, una hielera pequeña o un recipiente similar que puedas meter dentro del refrigerador. Asegúrate de que este recipiente tenga una tapa abierta o extraíble. Luego, agrégale una capa de hielo al fondo del recipiente.[1]
- No guardes las ostras en un recipiente sellado o con tapa. Si lo haces, las asfixiarás.
- Es posible que tengas que cambiar el hielo durante el proceso de refrigeración, por lo tanto, no sirvas hielo en el recipiente si no vas a poder revisar las ostras con regularidad.
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3Coloca las ostras sobre la capa de hielo con el lado más pronunciado hacia abajo. Al igual que los vendedores de mariscos, deberás guardar las ostras en hielo para mantenerlas lo más frescas posibles. Asegúrate de acomodar cada ostra con el lado más pronunciado hacia abajo, una técnica que ayudará a que retengan mejor sus jugos.[2]
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4Humedece una toalla con agua fría y colócala sobre las ostras. Sumerge una toalla de cocina delgada y limpia en agua fría, exprimiéndole el exceso de líquido. Luego, coloca con cuidado la toalla sobre las ostras. Esto evitará que las ostras se sequen y al mismo tiempo evitará que se contaminen con el agua dulce.
- Si lo prefieres, puedes cubrir las ostras con toallas de papel húmedas o con papel periódico.
- Las ostras son criaturas de agua salada, por lo que sumergirlas en agua dulce básicamente las envenenará y las llevará a la muerte.
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5Mete el recipiente en el refrigerador. Si es posible, ajusta el refrigerador a una temperatura entre 2 y 4 °C (35 y 40 °F). Procura guardar las ostras encima de cualquier otra carne cruda para evitar que les caigan jugos y otros líquidos encima.[3]
- De ser posible, revisa las ostras al menos una vez al día mientras estén en el refrigerador. Si la toalla se seca, humedécela de nuevo. Si el hielo en el recipiente se derrite, vacía el agua y vuelve a llenarlo con hielo.
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6Mantén las ostras en el refrigerador hasta por 2 días. Para mayor seguridad, saca y consume las ostras dentro de los dos días siguientes a su almacenamiento. Aunque algunas ostras pueden durar una semana o más, consumirlas después de tanto tiempo aumenta el riesgo de intoxicación alimentaria y otras dolencias no deseadas.
- Si las ostras vienen con una fecha de caducidad en la etiqueta, úsala como guía para el tiempo máximo de almacenamiento.
- Congela las ostras si necesitas almacenarlas durante más de dos días.
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7Abre las ostras cuando estés apunto de comerlas. Una vez que termines de guardar las ostras, pásalas por agua fría y abre las conchas. Pasa un cuchillo por debajo del lado plano de la ostra para quitarle la concha. Antes de comerla, separa cuidadosamente la ostra del resto de la concha con un cuchillo.[4]
- Antes de comer una ostra, inspecciónala para asegurarte de que todavía esté buena. Si la concha se ve dañada, si huele mal o si la carne tiene un tono turbio gris, marrón, negro o rosado, deshazte de la ostra.
Método 2
Método 2 de 2:Congelar las ostras
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1Mantén las ostras en sus conchas y enjuágalas. Almacenar las ostras dentro de sus conchas hará que sean menos propensas a dañarse y, en algunos casos, preservará mejor el sabor. A diferencia de las ostras refrigeradas, enjuagar para limpiar las conchas bajo agua fría ayudará a prevenir el desarrollo de bacterias.[5]
- Si no tienes suficiente espacio en el congelador para guardar las ostras con concha completa, puedes abrirlas antes de almacenarlas. Si lo haces, guarda el líquido interno para usarlo más adelante.
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2Mete las ostras en un recipiente apto para el congelador. Para mantener las ostras en buen estado, colócalas dentro de una bolsa para congelador resistente a la humedad. Si vas a almacenar las ostras sin concha, puedes usar un recipiente de plástico rígido como alternativa.[6]
- Para evitar las quemaduras por congelación, deja un espacio no mayor de 1,3 cm (0,5 pulgadas) en la parte superior del recipiente.
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3Vierte el líquido de las ostras en el recipiente si vas a congelarlas sin concha. Para ayudar a que las ostras sin concha retengan su jugosidad, vierte el líquido extraído durante el proceso de apertura en el recipiente apto para el congelador. Vierte hasta que las ostras queden completamente sumergidas en el líquido.[7]
- Si no tienes suficiente líquido para llenar el recipiente, complétalo con agua.
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4Sella el recipiente. Si vas a utilizar una bolsa con cierre hermético, sácale el exceso de aire presionando con los dedos. Luego, sella el recipiente justo antes de meterlo en el congelador. A diferencia de las ostras refrigeradas, sellar el recipiente ayudará a preservar mejor los mariscos durante el almacenamiento a largo plazo.
- Si vas a usar un recipiente de plástico rígido, asegúrate de que la tapa que lo cierre sea hermética.
- No olvides anotar la fecha inicial de almacenamiento en el recipiente.
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5Mantén las ostras en el congelador hasta por 3 meses. Si se congelan correctamente, las ostras frescas pueden durar entre 2 y 3 meses. Para asegurarte de que las ostras no se echen a perder, revísalos regularmente y saca las que tengan la concha rajada o la carne enturbiada de color rosado, negro, marrón o gris.[8]
- Si bien las ostras se mantendrán aptas para el consumo durante este tiempo, su sabor se irá degradando poco a poco.
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6Descongela las ostras en el refrigerador antes de consumirlas. Saca el recipiente de las ostras del congelador y colócalo en una parte despejada del refrigerador. Dependiendo de la temperatura exacta de estos equipos, el proceso de descongelamiento puede tomar hasta 20 horas para completarse.[9]
- Descongelar las ostras de esta forma les dará a las conchas una vida útil un poco más larga, lo que significa que no tendrás que usarlas inmediatamente después de descongelarlas.
- Si lo prefieres, puedes descongelar las ostras sumergiendo el recipiente en agua fría. Sin embargo, tendrás que consumirlas inmediatamente después de descongelarlas, ya que de lo contrario se echarán a perder.
Cosas que necesitarás
Refrigerar las ostras
- ostras frescas
- refrigerador
- tazón o recipiente abierto
- hielo
- agua
- toalla, toallas de papel o periódico
Congelar las ostras
- ostras
- congelador
- recipiente apto para el congelador
- líquido de las ostras
- agua
Referencias
- ↑ https://www.bonappetit.com/test-kitchen/common-mistakes/article/oyster-common-mistakes
- ↑ https://whatscookingamerica.net/Seafood/ShuckingOysters.htm
- ↑ http://www.cookthink.com/reference/4292/How_to_store_oysters
- ↑ http://www.cookthink.com/reference/4292/How_to_store_oysters
- ↑ http://nchfp.uga.edu/how/freeze/oysters.html
- ↑ http://nchfp.uga.edu/how/freeze/oysters.html
- ↑ http://nchfp.uga.edu/how/freeze/oysters.html
- ↑ http://www.stilltasty.com/fooditems/index/17855
- ↑ https://www.simplyhealthyfamily.org/freeze-oysters/
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