Los mejillones frescos son deliciosos con una sabrosa salsa o en un decadente plato de pasta, ¡y puedes disfrutarlos fácilmente desde la comodidad de tu casa! Para que se mantengan saludables y sabrosos mientras los cocinas y preparas, debes quitarles la arena y la suciedad del mar a los mejillones, así como las barbas que emergen de las conchas. Asegúrate de comprar mejillones vivos y límpialos justo antes de comerlos.

Parte 1
Parte 1 de 3:
Clasificar y almacenar los mejillones

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    Examina los mejillones tan pronto como llegues a casa de la tienda. Saca de inmediato los mejillones de cualquier envoltorio en el que te los hayan dado en la tienda; de lo contrario, los mejillones corren el riesgo de asfixiarse. Si no tienes tiempo para clasificarlos de inmediato, al menos sácalos del paquete y colócalos en un tazón en el refrigerador, y cúbrelos con hielo.[1]
    • Es mejor cocinar los mejillones el mismo día que los compras, aunque pueden durar en el refrigerador de 1 a 2 días si necesitas comprarlos de antemano.
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    Descarta los mejillones que estén rotos, aplastados o abiertos, ya que es posible que te enfermes si los comes. Examina cada mejillón individualmente. Debes tirar a la basura cualquier mejillón que tenga grietas grandes o que esté roto y abollado. Lo más probable es que ya esté muerto. Si un mejillón está abierto, también es una señal de que ha muerto y debes descartarlo.[2]
    • No es necesario descartar todos los mejillones que estén abiertos. Puedes hacer una prueba rápida para ver si todavía está vivo golpeándolo en la encimera o mesa, o contra otro mejillón. Si se cierra, eso significa que el mejillón todavía está vivo y puedes usarlo. Si no se mueve, tíralo a la basura.
    • Algunos mejillones se abren ligeramente cuando están estresados, pero no significa que están muertos, así que revísalos rápidamente antes de tirarlos.
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    Guarda los mejillones frescos en el refrigerador hasta que estés listo para usarlos. Coloca los mejillones que están en buen estado en un tazón limpio y cúbrelos con una bolsa de plástico con cierre que esté llena de hielo. Cubre la bolsa con un paño de cocina húmedo. Esto mantendrá los mejillones vivos y frescos hasta que estés listo para limpiarlos y cocinarlos.[3]
    • Si no quieres usar un paño de cocina, también puedes usar toallas de papel húmedas.
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    Utiliza los mejillones frescos dentro de 1 o 2 días de haberlos comprado. A veces, se pueden dejar en el refrigerador por más tiempo, pero 1 o 2 días es un período de tiempo seguro. Si los dejas por unos días más, asegúrate de que todavía huelan a mar (en lugar de a pescado podrido) y que no se hayan puesto viscosos.[4]
    • Si sabes que no podrás usar los mejillones a tiempo, puedes transferirlos a una bolsa de plástico con cierre y guardarlos en el congelador por hasta 2 o 3 meses.
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Parte 2
Parte 2 de 3:
Remojar y quitar la barba

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    Remoja los mejillones en un baño de agua salada durante 15 minutos. Mezcla 70 gramos (1/4 de taza) de sal kosher con 750 ml (3 tazas) de agua fría. Bate la mezcla hasta que se incorpore la sal. Agrega los mejillones al baño e inicia un temporizador para que suene en 15 minutos.[5]
    • Los mejillones “respirarán” y expulsarán la sal y la suciedad de sus conchas mientras estén sumergidos en el agua salada. Ayuda a purificarlos, y será mucho más agradable comerlos.
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    Utiliza una espumadera para trasladar los mejillones del baño a un colador. Una vez que hayan transcurrido los 15 minutos, saca los mejillones del baño de sal y colócalos en un colador puesto en el lavabo. Una vez que hayas sacado todos los mejillones, puedes drenar y lavar el tazón.[6]
    • No arrojes el agua junto a los mejillones en el colador, ya que toda la sal y la suciedad que se liberaron durante el remojo de sal terminarán de nuevo sobre los mejillones.
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    Retira la barba de cada mejillón tirando de ella hacia la bisagra. Sostén cada mejillón individualmente y verifica si hay apéndices que parecen hilos que salen de ellos (esta es la barba). Toma la barba entre el dedo índice y pulgar, y tira suavemente hacia la bisagra del mejillón para quitarla.[7]
    • Si se te hace difícil quitar la barba con los dedos, intenta agarrarla con una toalla de papel o rasparla con un cuchillo.
    • No importa si no puedes quitar toda la barba. Es comestible y no te hará daño si se cocina con la comida.
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Parte 3
Parte 3 de 3:
Limpiar arena e impurezas

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    Deja correr agua fría sobre los mejillones sin barba en el colador. Después de quitar las barbas de todos los mejillones, abre el grifo y deja que corra agua sobre ellos mientras los limpias. Usa agua a temperatura ambiente o fría, en lugar de tibia.[8]
    • Si notas alguna barba que no viste antes, tómate un momento para eliminarla ahora.
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    Frota cada mejillón para eliminar la arena y la mugre de las conchas. Usa un cepillo de fregar para limpiar suavemente cada mejillón. La arena y la suciedad deberán salir fácilmente, y no te tomará más de un par de minutos limpiarlas todas.[9]
    • La concha de los mejillones debe ser suave al tacto. Si sientes bultos o puntos ásperos, frota esa área un poco más fuerte.
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    Tira a la basura los mejillones muertos o dañados que no hayas visto inicialmente. Revisa continuamente los mejillones para asegurarte de que todos estén vivos y en buen estado. Si encuentras alguno que esté abierto o muy agrietado, tíralo a la basura.[10]
    • Con los mejillones, es mejor errar por precaución y deshacerse de los que se vean sospechosos. ¡Lo último que quieres es terminar con una intoxicación alimentaria!
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    Coloca los mejillones limpios sobre toallas de papel para que se sequen antes de cocinarlos. Después de limpiar cada mejillón, colócalo a un lado en una toalla de papel limpia y déjalos secar mientras continúas limpiando el resto. Déjalos secar una vez que estén limpios, y puedes continuar cocinándolos.[11]
    • También puedes colocarlos en un paño de cocina limpio si no usas toallas de papel.
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Consejos

  • Al comprar mejillones frescos, asegúrate de que estén almacenados y cubiertos con hielo y que las conchas se vean húmedas. Una concha seca generalmente indica que el mejillón no se ha almacenado correctamente y que podría estar muerto.[12]
  • Muchos mejillones de criadero se almacenan en soluciones de agua salada a medida que se transportan, por lo que es posible que ya hayan filtrado mucha de la sal y mugre, pero no es mala idea darles un baño adicional.[13]
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Cosas que necesitarás

  • bolsas de plástico con cierre (opcional)
  • tazón o tazones
  • taza medidora
  • sal kosher
  • batidor
  • colador
  • cepillo para fregar
  • toallas de papel
  • cuchillo (opcional)
  • espumadera

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