Ser una persona naturalmente tranquila puede ser difícil, en especial si quieres contribuir a una conversación. Sin embargo, con algo de tiempo y esfuerzo, puedes llegar a un punto en el que te sientas cómodo hablando con grupos de personas grandes y pequeños. Deja de culparte y enfócate en todas las razones por las que tienes que confiar. Establece una meta de hablar al principio y cada pocos minutos cuando estés en un grupo y mantente firme. Sé paciente y encontrarás tu voz.

Método 1
Método 1 de 3:
Participar de manera activa en conversaciones

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    Haz preguntas. Cuando hables con otra persona, considera lo que en verdad te gustaría saber sobre ella. Escúchalos con atención y observa los momentos en que pueden ampliar lo que dicen. Bríndales esta oportunidad haciéndoles una pregunta, como, “¿Sigues involucrado en obras de caridad?”.[1]
    • Hacer que otra persona hable un poco más también te quita un poco de presión. Te permite seguir participando sin revelar demasiado sobre ti de inmediato.
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    Escucha. Si prestas mucha atención a lo que dice la otra persona, sabrás cuándo puedes intervenir o qué puedes decir para avanzar en la conversación. Estate atento a las pausas o espera hasta que te hagan preguntas sobre tu vida. También puedes encontrar puntos en común que pueden brindar un buen comentario inicial, como intereses similares en un determinado tipo de música.[2]
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    Apégate a los temas felices. En general, te invitarán a más reuniones sociales si eres una persona positiva que mantiene el ánimo alto. Si estás a punto de utilizar un tema desagradable como conversación ligera, haz una pausa y tómate un segundo para decidir si es el mejor enfoque. Incluso puede ser útil abordar algunos puntos de conversación positivos al comienzo de cada día.[3]
    • Si tratas de aumentar tu confianza, este enfoque también funciona bien porque minimizará tus posibilidades de entrar en una discusión acalorada.
    • Sin embargo, no intentes fingir optimismo sobre temas evidentemente negativos. Por ejemplo, si todos comienzan a discutir un desastre natural reciente, está bien unirse y ofrecer comentarios compasivos y empáticos.
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    Haz comentarios breves y rápidos. Comienza con pequeñas afirmaciones, ruidos o exclamaciones. Ello funciona bien en especial en conversaciones de grupos grandes donde de cualquier forma es difícil hacer afirmaciones extendidas. En cambio, considera decir "Sí" o "Tiene razón" si estás de acuerdo con alguien. Si no estás seguro o estás sorprendido, puedes comentar: "De ninguna manera" o "¿En serio?".[4]
    • En un entorno grupal, incluso la risa cuenta como participación. También le indica a los demás que eres un oyente activo.
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    Participa pronto en las conversaciones. Si esperas hasta que la conversación comience, puede ser cada vez más difícil encontrar una oportunidad. También puedes aprovechar la adrenalina en tu sistema, en lugar de dejar que te ponga nervioso, contribuyendo a una plática tarde que temprano. Incluso puedes establecer una meta para ti mismo, que dirás algo dentro de los primeros cinco minutos.[5]
    • Lo anterior es en especial importante en las conversaciones grupales, ya que les permite a los demás saber que eres es un participante activo con cosas útiles que decir. Pueden notar tu presencia e integrarte a más conversaciones.
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    Controla tu tono y volumen. Si hablas con un grupo en una habitación grande, es posible que debas levantar la voz un poco para que te escuchen. Si otras personas no pueden escucharte, entonces se desconectarán y perderás cualquier poder que tengas en la conversación. Del mismo modo, si eres demasiado ruidoso, puedes parecer demasiado confiado y desagradable.[6]
    • Del mismo modo, si discuten un tema serio, como la muerte de un pariente, asegúrate de que tu tono sea sombrío y transmita respeto.
    • Si estás nervioso, puede ser difícil mantener el control sobre tu tono de voz. Restablécelo escuchando a todos los demás e intentando imitarlos de manera sutil. Por ejemplo, si todos bromean unos con otros, entonces probablemente sea seguro mantener el tono ligero y feliz.
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    Posiciónate en el medio del grupo. Tan pronto como ingreses a una habitación, muévete hasta que estés ubicado en un lugar donde puedas escuchar a la mayoría de los conversadores y también ser escuchado por ellos. Si estás en los bordes exteriores de un círculo de conversación, es difícil hacer un seguimiento de lo que se dice y leer señales no verbales.[7]
    • No seas agresivo, ya que tratas de conseguir un buen lugar cerca de todos los demás. En cambio, solo muévete de manera lenta y haz lo mejor que puedas.
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    Mantén un lenguaje corporal abierto. Mantén los brazos sin cruzar, coloca los pies de manera firme en el suelo, empuja los hombros hacia atrás y mira hacia arriba. Ello le dice a la gente que estás listo y dispuesto a hablar. No es necesario mantener un contacto visual prolongado con quien sea que hables, pero ayuda si los miras a los ojos de vez en cuando.[8]
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Método 2
Método 2 de 3:
Mentalizarte de manera adecuada

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    Date una charla de ánimo de antemano. Antes de entrar en una situación en la que tendrás que hablar con otras personas, tómate unos minutos solo. Di a ti mismo que tienes conocimientos y habilidades para ofrecer a otras personas y que pueden aprender de ti, si se los permites. Puede ser útil recordar algunos logros clave, como ganar un premio o una competencia.[9]
    • Imagina todas las cosas positivas que pueden surgir de hablar con otras personas. Por ejemplo, puedes hacer amigos o encontrar información que te sea útil.
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    Identifica un modelo a seguir tranquilo. Piensa en alguien que conoces, o en una celebridad, que haya dejado su huella a pesar de ser introvertido. Siempre que te desanimes, recuerda que estar callado no es necesariamente algo malo, ya que las personas calladas a menudo ofrecen contribuciones sabias y reflexivas a las conversaciones.[10]
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    Deja de repetir conversaciones. Cuando termines con una conversación, pasa a la siguiente. Resiste el impulso de quedarte en la esquina en una fiesta o pasar las próximas semanas repasando en tu cabeza cada declaración que hiciste o no. Date el beneficio de un espacio sano durante cada oportunidad social.
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    Ve más allá de tu zona de confort de conversación. Si no te gusta la conversación ligera, ve a fiestas donde te animen a charlar con extraños. Si no te gusta hablar en entornos profesionales, organiza para que puedas sentarte en algunas reuniones en el trabajo. Ubicarte en entornos sociales desafiantes te ayudará a superar los miedos.
    • Sin embargo, siéntete libre de dar pequeños pasos. No te esfuerces por pasar de tímido a extrovertido en el lapso de una o dos reuniones.
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    No rehúyas los desacuerdos. Es posible que estés callado para evitar tener discusiones con otros. Si ello se ajusta a su personalidad, asegúrate de escuchar con atención mientras otras personas debaten o discuten a tu alrededor. Observa cómo algunos argumentos pueden producir resultados positivos, como lograr que las personas reconozcan otros puntos de vista.[11]
    • Toma nota de las palabras o frases que otras personas usan para estar en desacuerdo con educación. Por ejemplo, pueden decir: "Entiendo lo que dices, pero ...".
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    Acepta que te ayuden. Si estás más tranquilo, algunas personas pueden intentar conectar contigo ofreciéndote su ayuda u orientación sobre un proyecto o tarea. Reconocer su ayuda de una manera entusiasta y positiva probablemente conducirá a conversaciones más profundas. En este caso, mostrar tu vulnerabilidad te hará parecer más seguro ante los demás.
    • Por ejemplo, si alguien en un grupo de trabajo dice: "Me encantaría ayudarte a trabajar en ese caso", puedes responder: "Gracias. Me interesaría mucho escuchar sus ideas”. Esta es una forma amigable y sin compromiso de avanzar en la conversación.
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Método 3
Método 3 de 3:
Practica hablar

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    Habla con una persona nueva al día. Puede ser tan simple como una pequeña charla en la fila del supermercado o decir "gracias" a una persona de servicio que te ayudó. Es una buena manera de romper el hielo y acostumbrarse a hablar con una amplia gama de personas. También te brinda la oportunidad de establecer relaciones con personas que ahora son extrañas, pero a las que ves todo el tiempo.[12]
    • Lo anterior también puede reflejarse en el lugar de trabajo, como una excelente forma de trabajar en red.
    • Al hacerlo, ten en cuenta que no todos estarán de humor para una conversación. Eso no es tu culpa y en realidad no refleja nada sobre ti. Solo tómalo como es y sigue adelante.
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    Lee en voz alta. Cuando estés en casa, elige tu libro favorito y léelo en voz alta para ti o tu familia. Presta atención al contenido del libro, pero también al tono de tu voz y pronunciación. Aumentará tu confianza para escuchar tu propia voz y también te ayudará a aprender a moderar el nivel de volumen.
    CONSEJO DE ESPECIALISTA
    Patrick Muñoz

    Patrick Muñoz

    Coach de oratoria
    Patrick es un coach de voz y oratoria reconocido a nivel internacional. Él se enfoca en los discursos públicos, el poder vocal, el acento y los dialectos, la reducción de acento, el doblaje, la actuación y la terapia del habla. Ha trabajado con clientes como Penélope Cruz, Eva Longoria y Roselyn Sánchez. BACKSTAGE votó por él como el coach de voz y dialectos favorito de Los Ángeles, es el coach de voz y discursos de Disney y Turner Classic Movies, y es miembro de la Asociación de Coaches de Voz y Oratoria.
    Patrick Muñoz
    Patrick Muñoz
    Coach de oratoria

    Nuestro experto está de acuerdo: si eres naturalmente muy callado, es importante desarrollar tu voz. Por ejemplo, puedes trabajar en trabalenguas, leer poesía en voz alta o tomar una clase de improvisación. Si tienes dificultades para hacerlo por tu cuenta, puede ser muy útil trabajar con un entrenador del habla o un terapeuta de voz.

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    Practica con tu familia y amigos cercanos. Trabaja para hablar más y comenzar conversaciones con las personas con las que te sientes seguro, luego usa esas habilidades en público.
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    Únete a un grupo de conversadores. Considera participar en un grupo, como Toastmasters, que se reúne para discutir temas de interés. Suelen ser entornos de apoyo diseñados para aumentar la confianza de los participantes. Si no deseas dar una conferencia, muchos de estos grupos también ofrecen eventos sociales y reuniones informales que pueden perfeccionar tu conversación ligera.[13]
    • Algunas ciudades también ofrecen clubes de oratoria, como el Centro de Oratoria de Nueva York.
    • Si estás en la escuela, inscríbete en cursos de teatro o comunicación que te estimularán a hablar con otros.
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Consejos

  • Si no logras hablar durante una salida, tómate un descanso. Piensa en cómo puedes mejorar la próxima vez.[14]
  • Hazte amigo de gente platicadora. Pueden ayudar a sacarte de tu caparazón y también pueden continuar la conversación si lo necesitas.
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Advertencias

  • Si dices algo extraño o sientes que te equivocaste, no temas reírte de ti mismo. En realidad, esto te hará parecer más seguro y puede ayudarte a establecer conexiones con las personas.
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Acerca de este wikiHow

Patrick Muñoz
Coescrito por:
Coach de oratoria
Este artículo fue coescrito por Patrick Muñoz. Patrick es un coach de voz y oratoria reconocido a nivel internacional. Él se enfoca en los discursos públicos, el poder vocal, el acento y los dialectos, la reducción de acento, el doblaje, la actuación y la terapia del habla. Ha trabajado con clientes como Penélope Cruz, Eva Longoria y Roselyn Sánchez. BACKSTAGE votó por él como el coach de voz y dialectos favorito de Los Ángeles, es el coach de voz y discursos de Disney y Turner Classic Movies, y es miembro de la Asociación de Coaches de Voz y Oratoria.
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