El aceite de chile puede transformar una comida, al convertirla de insípida a picante y deliciosa con solo un vertido. Combina muy bien con cosas como pastas, risottos, frituras y docenas de otras comidas. Si bien se vende en la mayoría de las tiendas de comestibles, también es fácil de preparar en casa. Si tienes hojuelas de chiles rojos y aceituna, entonces ya tienes todo lo que necesitas. Dedica un par de minutos a crear esta receta fácil pero innovadora, y tus frituras y salteados nunca serán los mismos.

Ingredientes

  • 240 ml (1 taza) de aceite de oliva, vegetal o de maní
  • 10 ml (2 cucharaditas) de hojuelas de chile
  • 2 a 3 chiles totalmente secos

Parte 1
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Elegir los ingredientes

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    Elige los chiles. Todos los chiles no se originan de la misma manera, así que tienes opciones cuando se trata de los ingredientes para el aceite de chile. Si bien, los chiles tailandeses son muy picantes, los poblanos darán al aceite un sabor más ahumado.[1] Los chiles californianos son muy suaves y los guajillos tienen un picante con un sabor fuerte a cítrico.[2] Asegúrate de investigar un poco antes de seleccionar los chiles que usarás para el aceite de chile.
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    Elige el aceite. Antes de decidir qué aceite usar para esta receta, debes determinar para qué usarás el de chile. Si vas a cocinar con este, es bueno usar aceites más neutrales como aceites vegetales o de maní. Sin embargo, si vas a usarlo como una cobertura para los platos, probablemente debas elegir algo un poco más sabroso. En este caso, un excelente aceite de oliva o de sésamo puede agregar un sabor interesante.[3]
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    Experimenta con los sabores. Una vez que llegues a entender esta receta básica, no temas volverte creativo. Prueba con nuevos chiles y aceites para crear diferentes tipos de aceites de chile. Una vez que descubras qué combinaciones te gustan más, oficialmente puedes crear tu propio aceite de chile casero para cualquier ocasión.

Parte 2
Parte 2 de 3:
Calentar los ingredientes

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    Calienta 30 ml (dos cucharadas) de aceite. Para esta receta, tendrás que usar una olla pesada y pequeña. Coloca la estufa a fuego medio. Por ahora, solo tendrás que agregar esta pequeña porción del aceite a la olla. No necesitas esperar a que el aceite crepite; de hecho, definitivamente no querrás calentarlo tanto. Tan pronto el aceite esté en la olla y el fuego esté prendido, puedes seguir con el siguiente paso.[4]
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    Agrega el chile en hojuelas y entero. Cocínalos en el aceite y revuelve de forma constante. No te alejes de la olla, ya que los chiles no tardarán mucho en estar listos. Una vez que empiecen a crepitar un poco, estás listo para el siguiente paso.[5]
    • Si los chiles se doran, tendrás que empezar otra vez. La clave es calentarlos lo suficiente para que sus sabores penetren en el aceite, pero sin cocinarlos por completo.
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    Vierte el resto del aceite. Tendrás que dejarlo en la estufa hasta que el aceite esté tibio, pero no permitas que se caliente más que eso. Para saber si el aceite de chile está listo, tócalo con el dedo. Empieza tocando el aceite tan pronto lo viertas en la olla, mientras aún se encuentra a temperatura ambiente. Tócalo cada treinta segundos más o menos después de eso, para así evitar que se caliente. Tan pronto lo sientas tibio, sácalo del fuego.[6]
    • Si te preocupa dejar el aceite en la estufa por mucho tiempo y que pueda haberse calentado, sácalo del fuego y déjalo reposar un poco antes de tocarlo con la punta del dedo. Sin embargo, realmente debes evitar que incluso se caliente.

Parte 3
Parte 3 de 3:
Guardar el aceite de chile

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    Saca el aceite de la estufa. Tan pronto pruebes el aceite y confirmes que está completamente tibio, estás listo para sacar la olla del fuego. Deja que repose mientras se enfría hasta llegar a temperatura ambiente.[7]
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    Vierte el aceite en una botella tras haberse enfriado. Puedes comprar botellas herméticas vacías en la gran mayoría de tiendas donde se venden suministros de cocina. Sin embargo, siempre puedes limpiar una botella vacía que tengas por la casa. Reutiliza una botella de aceite de oliva después de limpiarla bien con agua y detergente para platos.
    • Agita la botella con el aceite de chile esporádicamente para asegurarte de que estos se distribuyan por todo el aceite.[8]
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    Prueba el aceite antes de usarlo. Si pruebas el aceite de chile casero justo después de prepararlo, podría tener un sabor muy suave. Sin embargo, los chiles continuarán liberando calor después de que los embotelles. En otras palabras, ¡el aceite de chile puede volverse más caliente gradualmente mientras más repose! Si lo viertes en un salteado, primero asegúrate de realizar una prueba de sabor rápida.[9] El aceite de chile se puede guardar desde 9 meses hasta un año.[10]

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