Si deseas utilizar la avena de una manera más creativa y mucho más deliciosa que la del desayuno, o sufres de celiaquía, o buscas una manera efectiva de deshacerte de algunas montañas de avena en hojuelas, la harina de avena puede ser tu mejor opción. Esta harina saludable y versátil es fácil de preparar para que no pierdas dinero comprándola en una tienda de alimentos saludables. Solo necesitas un procesador de alimentos y un ingrediente para comenzar.

Ingredientes

  • avena (cortada a la antigua o de cocción rápida)[1]
  • una licuadora o un procesador de alimentos

Parte 1
Parte 1 de 2:
Preparar la harina de avena

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    Mide una porción de avena. El tipo de avena que tradicionalmente se utiliza para preparar harina se conoce como “avena en hojuelas”, que puedes comprar a un bajo precio en muchos supermercados, pero no siempre están disponibles. Por fortuna, también puedes utilizar la de cocción instantánea o cortada (la única diferencia es el tamaño del grano que de todos modos vas a moler).
    • Evita el uso de avena que haya sido aromatizada de algún modo, ya que este sabor se hará evidente en tu plato final. Es mejor que utilices avena pura.
    • Si vas a utilizar la harina para una receta inmediata, debes medir más avena de la que indica la receta. Una vez que la conviertas en harina, se asentará y tomará un volumen más pequeño. En general, vas a terminar con aproximadamente ¾ del volumen de avena con la que comenzaste.
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    Licúa la avena en un procesador de alimentos. Cualquier licuadora estándar o dispositivo tipo “Magic Bullet” también puede servirte. Si no tienes más remedio, puedes utilizar un molinillo de café. Asegúrate de limpiarlo primero a menos que desees harina con sabor a café.[2] Debes licuar durante 30 segundos o hasta que la avena alcance una consistencia fina y polvorienta.[3] Esta harina debe parecerse mucho a la tradicional hecha de trigo.
    • Si no cuentas con una licuadora, existe una variedad de métodos manuales para preparar la harina, pero debes tener en cuenta que vas a tardar un poco. Podrías intentar lo siguiente:
    • Picar: toma tu cuchillo más afilado y muévelo de un lado a otro sobre una pequeña pila de avena para cortarla rápidamente. Los granos quedarán un poco más grandes que los de la harina real, pero seguirán siendo útiles.
    • Moler: puedes moler la avena con un mortero y un pilón hasta convertirla en polvo.
    • Triturar: como un último recurso, puedes colocar la avena en una bolsa de plástico con cierre, exprimir el aire y comenzar a triturarla como si lavaras la ropa a mano. Ten en cuenta que este procedimiento puede tomar mucho más tiempo.
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    Revuelve para mezclar toda la avena y luego licúala de nuevo. Puede resultarte difícil saber si queda avena adicional en la harina, así que abre el procesador de alimentos o la licuadora y revuelve el polvo varias veces para cerciorarte. Licúa de nuevo durante aproximadamente 10 segundos.
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    Utiliza o almacena la harina de avena de una vez. La harina estará lista para que la utilices de inmediato. Puedes utilizarla más o menos de la misma forma en que normalmente utilizas la harina común, sustituyéndola en tus recetas. Si necesitas almacenar un poco, puedes utilizar las mismas reglas que emplearías con la harina común. Debes colocarla en un recipiente hermético y almacenarla en un lugar fresco y seco. La harina de avena dura aproximadamente 3 meses en el armario de la cocina y 6 meses en el congelador.[4]
    • Estas son solo estimaciones. Además, la harina nunca dura tanto como la avena entera. Solo debes preparar la cantidad que puedas utilizar en las próximas semanas.
    • Los ambientes cálidos y húmedos reducen la vida útil de la harina. Puedes almacenarla en áreas frías y secas para que se conserve un poco más sin problemas.[5]
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Parte 2
Parte 2 de 2:
Utilizar la harina de avena

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    Utilízala por su sutil sabor a avena. No vas a notar de inmediato la diferencia del sabor entre la harina común y la de avena, pero se hará evidente. La harina de avena les da a los productos horneados un sabor a nuez y una textura gomosa, diferente de la harina común pero no de manera tan abrumadora. Este ingrediente es perfecto para preparar ciertos platos (específicamente, productos horneados dulces o salados que suelen beneficiarse de este perfil de sabor).
    • El ejemplo clásico de las galletas de avena con pasas de uva se puede mejorar con la harina de avena.
    • En la mayoría de las recetas, solo necesitas ¾ de taza de harina por cada taza de harina común. Si una receta de galletas requiere 2 tazas de harina común, debes utilizar 1,5 tazas de harina de avena.[6] , excepto en los panes fermentados con levadura que necesitan gluten para estructurarse.
    • Si no estás seguro de cómo responderá un producto horneado, puedes mezclar y combinar las harinas. En lugar de 1 taza de harina común, puedes probar con ¾ de avena y ¼ de trigo para conseguir los beneficios texturales del gluten (que da la forma de una hogaza) sin consumir una cantidad excesiva.
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    Utilízala para reducir el gluten en tus recetas. En la actualidad, una de las formas más populares en que se utiliza la harina de avena es como una alternativa sin gluten a la harina común. Dado que el gluten es una proteína que proviene naturalmente del trigo, el uso de harina de avena en lugar de harina común multiuso generalmente elimina el gluten de los productos horneados.
    • Nota: la avena en hojuelas que puedes comprar en la tienda no siempre estará 100 % libre de gluten. Pueden mezclarse cantidades pequeñas de trigo con la avena (por lo general, esto ocurre porque el equipo utilizado para procesarlas también se utiliza para procesar trigo). Este detalle puede marcar la diferencia para las personas que sufren celiaquía o intolerancia al gluten, así que asegúrate de utilizar la avena etiquetada como libre de gluten para proteger por completo a tus amigos que sufren de esta enfermedad.
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    Utilízala para darle a los productos horneados una textura más ligera. En comparación con la harina común, la harina de avena es un poco menos densa, lo que hace que los productos horneados queden un poco más esponjosos de lo normal. Puedes utilizarla para preparar magdalenas y bizcochos maravillosamente livianos, aunque también es ideal para darles una textura única a los pasteles más gruesos (como los bollitos y los panes de soda).
    • No es necesario que sustituyas toda la harina para conseguir este efecto. Para agregar ligereza sin perder el sabor o la consistencia de la harina común, debes utilizar una mezcla en cantidades iguales.
    • Intenta utilizar harina de avena para preparar bollitos y conseguir una versión más ligera de este delicioso desayuno.
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    Utilízala para cubrir o enharinar alimentos. Al igual que la harina común, la harina de avena se puede utilizar para enharinar una amplia variedad de alimentos. Por ejemplo, si vas a freír cortes de carne empanados, puedes cubrirlos con harina de avena (en lugar de harina común) antes de sumergirlos en un huevo batido y empanarlos. También puedes espolvorear la harina de avena sobre hogazas (panes que han terminado de fermentar, pero aún no se han cocinado) para crear una corteza crujiente y atractiva.
    • Otra idea excelente es utilizar harina de avena al amasar el pan para evitar que se adhiera a la superficie de trabajo. Dada su textura más ligera, la masa no se endurecerá si incorporas demasiada harina.
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    Utilízala por sus beneficios nutricionales. La harina de avena es excelente para el cuerpo, incluso si no sufres de celiaquía. La avena es naturalmente rica en proteínas y fibra. Además, ayuda a quemar grasas, presenta niveles más bajos de carbohidratos que la mayoría de los granos y es conocida por sus propiedades reductoras de colesterol,[7] lo que la vuelve una opción excelente para tus recetas (incluso si no tienes una razón especial para utilizarla).
    • La harina de avena presenta altos niveles de magnesio, por lo que es muy útil para las mujeres que atraviesan la menopausia o la menstruación. Las deficiencias de magnesio son una causa común del sangrado menstrual profuso.
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    Disfruta.
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Consejos

  • El gluten es la proteína que le brinda al pan y a sus productos derivados su calidad elástica.[8] Dado que la avena no contiene gluten de forma natural, el uso de harina de avena en lugar de harina común cambia la textura de muchos productos horneados.
  • En muchos países, la harina de trigo, la harina común y la harina blanca multiusos se denominan de la misma manera. Sin embargo, la harina común y la harina de trigo se venden como dos productos diferentes en algunos países, como la India. La diferencia es similar a la que existe entre el arroz integral y el arroz blanco, ya que ambos se derivan del mismo ingrediente.
  • Un porcentaje muy pequeño de pacientes celíacos puede experimentar una reacción negativa a la avena a pesar de que no contiene gluten. Esto se debe a que la avena podría haberse contaminado en la fábrica con harinas comunes. Asegúrate de que la avena esté certificada como libre de gluten.[9]
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