Utilizando una bolsita de té verde orgánico, podrás preparar una mascarilla facial y utilizarla como tratamiento de belleza.

Ingredientes

Mascarilla sencilla de té verde y harina de arroz:

  • Tetera llena de té verde
  • 3 o 4 cucharadas soperas de harina de arroz

Mascarilla de té verde, avena y huevo:

  • 3 bolsitas de té verde
  • Una pequeña cantidad de crema hidratante facial
  • Sal marina o azúcar granulada
  • 2 yemas de huevo
  • Agua
  • Una pequeña cantidad de avena arrollada

Mascarilla de té verde, miel y avena:

  • 2 cucharaditas de agua
  • Bolsita de té verde
  • 1/2 cucharadita de vitamina C en polvo
  • 2 cucharaditas de miel
  • 2 cucharaditas de avena molida

Método 1
Método 1 de 3:
Mascarilla sencilla de té verde y harina de arroz

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    Prepara una taza de té. Deja que el té se enfríe (para acelerar este proceso, déjalo en el frigorífico).
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    Mezcla 3 cucharadas soperas de té frío con 3 o 4 cucharadas soperas de harina de arroz. Añade solo la harina de arroz necesaria para que la mezcla quede homogénea y fácil de extender, pero no demasiado líquida. Añade más té si queda demasiado espesa.
    • Opcional: añade algo de fruta (por ejemplo, plátano y mango). El plátano es hidratante, y el mango purificante, lo cual hace de estas frutas dos estupendas elecciones para una mascarilla facial. Tritura la fruta junto con los demás ingredientes.
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    Lávate el rostro con tu producto limpiador habitual. Sécate el rostro con cuidado, utilizando una toalla limpia.
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    Aplícate la mascarilla sobre el rostro.
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    Deja que actúe durante 15 minutos.
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    Enjuágate con agua, frotando la mascarilla mientras la eliminas para exfoliarte el cutis.
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    Aplícate tu crema hidratante habitual cuando termines.

Método 2
Método 2 de 3:
Mascarilla de té verde, avena y huevo

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    Abre 3 bolsitas de té verde y vierte el contenido en un bol. Desecha las bolsas y las etiquetas.
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    Utiliza una pequeña cantidad de crema hidratante facial. Añádela al té en el bol.
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    Añade un poco de azúcar granulada o de sal marina. Estos ingredientes se utilizan para exfoliar la piel.
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    Añade las 2 yemas de huevo.
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    Añade una pequeña cantidad de agua.
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    Añade una pequeña cantidad de avena arrollada.
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    Mezcla bien todos los ingredientes. Añade más agua o más avena arrollada para conseguir la consistencia deseada.
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    Desmaquíllate y lávate el rostro. Utiliza agua caliente para abrir los poros.
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    Aplícate la mascarilla. Deja que actúe durante 15 minutos.
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    Enjuágate con agua para retirar la mascarilla.
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    Hidrátate el rostro. ¡Listo!

Método 3
Método 3 de 3:
Mascarilla de té verde, miel y avena

Esta mascarilla incluye una buena dosis de vitamina C, un complemento estupendo para la salud de la piel. Además, esta opción es la más adecuada para el cutis mixto, graso o con acné, y no reseca la piel.

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    Hierve una pequeña cantidad de agua en el microondas.
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    Sumerge la bolsita de té verde en el agua.
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    Estruja la bolsita para verter el líquido sobre el bol en el que vayas a preparar la mascarilla. Deja que se enfríe.
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    Utilizando la misma bolsita de té, hierve suficiente agua para darte un baño de vapor en el rostro.
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    Después de 10 minutos de baño de vapor, límpiate el rostro a fondo utilizando tu exfoliante habitual.
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    Mezcla la vitamina C en polvo, la miel y la avena molida. Puedes ir reajustando las cantidades, siempre que tengas esto en cuenta: cuanta más miel utilices, más líquido y avena molida necesitarás. Una vez mezclados los ingredientes, quedará una mezcla pastosa, pero en pocos minutos la avena molida habrá absorbido todo el líquido. Si usas demasiada vitamina C en polvo, la piel se te podría irritar; además, es más difícil disolverla en el agua, así que no te excedas con este ingrediente.
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    Aplícate la pasta sobre el cuello y sobre el rostro en el cuarto de baño. La aplicación es algo engorrosa, así que mejor hazlo sobre el lavabo.
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    Déjate la mascarilla puesta durante todo el tiempo que quieras. Se recomienda dejar que actúe durante una hora como mínimo y tres horas como máximo. Para que los tratamientos funcionen, hay que dejarles algo de tiempo. Lo puedes comprobar aplicándote miel para suavizar la piel; cuanto más tiempo te la dejes, mejor será el resultado.
    • Ponte una máscara de papel sobre la mascarilla para evitar que la avena te caiga encima cuando empiece a secarse.
    • Ten en cuenta que esta mascarilla no se secará ni aunque te la dejes puesta toda la noche, ya que lleva muy poca agua, la miel no se absorbe fácilmente y la avena molida ayuda a retener la humedad.

Consejos

  • Mezcla tu crema hidratante con unas gotas de glicerina para que tu piel quede suave y radiante.
  • El melocotón y la papaya también son frutas estupendas para el tratamiento facial.
  • Si tienes el cutis demasiado seco, aplícate una mascarilla de miel, zumo de limón y agua y déjatela toda la noche. Este método, además, es eficaz para iluminar la tez.
  • Hazte este tratamiento facial una vez a la semana para mantener tu cutis sano.

Advertencias

  • El día antes de hacerte el tratamiento facial, haz una prueba de alergia. Prepara una taza de té con el mismo té que vayas a utilizar para hacer la mascarilla. Cuando se enfríe, aplícate un poco de té con un algodón en la cara interna de la muñeca y deja que se asiente en la piel. Si te empieza a picar o sufres alguna reacción alérgica, lávate inmediatamente y no utilices este producto sobre el rostro. Si ves que la piel está bien una hora después de haberte aplicado el té (y al día siguiente sigue sin aparecer ninguna reacción), el tratamiento facial es adecuado para tu tipo de piel.
  • Si tienes la piel sensible y corres riesgo de sufrir reacciones alérgicas, es mejor no probar ningún tratamiento facial casero. Consúltalo primero con tu dermatólogo o con un médico.

Cosas que necesitarás

  • Limpiador facial corriente
  • Toalla
  • Tijeras
  • Bol

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